sábado, abril 08, 2006

EL SENTIR HUMANO Y CRISTIANO




Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: San Juan 11:35; San Lucas 10:21; San Lucas 9:37-41

Propósitos de la charla: Comprender la diferencia entre emociones y sentimientos, valorarlos como parte de nuestra persona creada por Dios; aprender a controlarlos y expresarlos; y conocer los sentimientos que el Señor desea desarrollar en los cristianos.

Todos los seres vivos tienen emociones. El ser humano ha sido creado con emociones y también con sentimientos. Jesús, como humano, tuvo emociones y sentimientos: lloró en la tumba de su amigo Lázaro, porque le amaba; se alegró al compartir con sus discípulos; se enojó con la incredulidad de la gente, con los mercaderes del templo y con la torpeza de Pedro. No somos sólo racionalidad. En una charla anterior vimos la capacidad de "creer" dada por Dios a nosotros. Ahora estudiaremos esta capacidad de "sentir".

Una persona "sin sentimientos" es un juicio negativo acerca de alguien que no procede con misericordia, que es malvado y daña a personas y a animales.

"Es un sentimental", se comenta de un hombre o mujer demasiado sensibles. Se le llama así y se tipifica como alguien de "poco carácter", en quien no se puede confiar, porque no tiene fuerza para soportar y enfrentar las dificultades de la vida; no se le puede hablar con franqueza o ser muy rudo con él o ella, pues se emociona con facilidad. También se llama "sentimental" al que se aferra al pasado, es melancólico o romántico.

Generalmente se espera en la escuela, el trabajo, la iglesia y la sociedad en general, que las personas controlen sus emociones.

Quienes valoran más la razón que los sentimientos, llaman sentimentales e ingenuos a los que dejan fluir sus emociones. Los que prefieren el sentir a la razón, llaman fríos a los que dan más relevancia a las razones, a los controlados. Pero ambos grupos poseen razón, emociones y sentimientos. Los llamados "fríos" no es que no tengan emociones, sino que no las dejan fluir, las controlan. Los llamados "emocionales" también pueden ser razonables.

En la vida de fe, en especial en el culto o liturgia, hay distintas maneras de vivir estos fenómenos como también diferentes grados de emocionalidad. Una es la fe con expresión de la emocionalidad y los sentimientos; otra es aquella más "racional" –si es que la fe puede serlo- con un mayor control de las emociones. Pero siempre habrá sentimientos. Ambas maneras tienen plena validez.

EMOCIONES Y SENTIMIENTOS
Revisemos algunas definiciones para aclarar mejor este punto tan importante en la vida humana y cristiana.

Las emociones son agitaciones del ánimo producidas por ideas, recuerdos, apetitos, deseos, sentimientos o pasiones; son estados afectivos de mayor o menor intensidad y de corta duración; "se manifiestan por una conmoción orgánica más o menos visible ". Una emoción se puede definir también como una conmoción afectiva de carácter intenso o agitación del ánimo acompañada de fuerte conmoción somática.

Los sentimientos son tendencias o impulsos, estados anímicos orgánicos. Un sentimiento es un estado afectivo de baja intensidad y larga duración. Los sentimientos son impresiones que causan el ánimo. Son también estados de ánimo. Vienen de los sentidos.

Una pasión es un estado afectivo muy intenso y de larga duración. En cambio el schock emocional es un estado afectivo intenso de muy corta duración.

El sentimentalismo es el carácter o cualidad del que muestra demasiada sensibilidad o sensiblería, es decir sensibilidad exagerada o hiperestesia.

La sensibilidad es aquella capacidad propia de los seres vivos de percibir sensaciones y de responder a muy pequeñas excitaciones, estímulos o causas; es la capacidad de responder a estímulos externos.

LAS EMOCIONES
Las emociones ejercen una influencia enorme en nuestro modo de pensar y actuar, a tal grado que llegan a convertirse en motor de nuestra conducta. A veces nos abruman las emociones. Es parte del proceso de madurar aprender a refrenar las emociones. Hay actualmente especialistas que consideran la capacidad de controlarse y de tratar con la gente, más útil que lo que tradicionalmente se ha llamado inteligencia. Hoy por hoy hasta se habla de una "inteligencia emocional". La Escritura Sagrada da un gran valor al autodominio, autocontrol, dominio propio o templanza. Por ejemplo, a "quien no sabe dominar sus impulsos" lo compara a una "ciudad sin muralla y expuesta al peligro" (Proverbios 25:28).

Son emociones muy fuertes en nosotros las siguientes:
Duelo
Depresión
Confusión
Decepción
Indignación
Irritabilidad
Hostilidad
Cólera.
Miedo
Pánico
Melancolía
Decepción
Nerviosismo
Consternación
Terror
Fobia
Pesimismo
Satisfacción
Euforia
Éxtasis
Placer
Gratificación
Felicidad
Rabia
Furia
Resentimiento
Desesperación
Temor
Aprehensión
Ansiedad

Pero no vamos a detenernos en las emociones y la forma de refrenarlas, sino que nos referiremos a aquellos sentimientos positivos que Dios desea desarrollar y afianzar en nosotros como Su pueblo.

SENTIMIENTOS CRISTIANOS
La Biblia aconseja ciertos sentimientos en el cristiano, animados por la fe en Jesús y el amor que ha sido derramado en nuestro espíritu. Estos son sentimientos positivos que ayudan al crecimiento personal y de la Iglesia.

La primera ocasión en que aparece la palabra "sentir" en la Biblia, está referida a unos gusanos que degustarán del malvado. Los hombres que no tienen buenos sentimientos de amor, misericordia, dulzura, hacia sus prójimos cosecharán daño para sí mismos. Sólo los gusanos sentirán dulzura hacia ellos. Es lo que el libro de Job nos señala en uno de sus capítulos (Job 24): "Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; Nunca más habrá de ellos memoria, Y como un árbol los impíos serán quebrantados" (Job 14:20).

La vergüenza es una emoción y un sentimiento que se tiene cuando uno se percata de que ha actuado mal ante Dios y ante los hombres. También nos ocurre al darnos cuenta de una debilidad nuestra. A veces nos identificamos tanto con otra persona que sentimos vergüenza de sus actos y decimos "sentí vergüenza ajena". Dice la Palabra de Dios, refiriéndose a los desobedientes: "Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no haya quien los espante" (Ezequiel 39:26)

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo espera que todos los cristianos sintamos de una misma forma, con respecto a Dios, nosotros mismos, la vida y el prójimo: "Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 15:5,6). Todo el capítulo quince nos habla de: soportar a los débiles en la fe, no agradarnos a nosotros mismos sino al prójimo, la unanimidad en el sentir, tener una fe con alegría y esperanza, y ayudarse en el aspecto material.

En los saludos y doxología final de la segundas carta a los corintios, el Apóstol recalca: "Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros" (2 Corintios 13:11)

En otra oportunidad escribe: "como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. (Filipenses 1:7). En su propia vida demuestra como deber sentir un cristiano por sus hermanos: rogar con alegría por todos (Filipenses 1:3,4), tener confianza en que Dios terminará Su obra en cada uno (Filipenses 1:6) y amor entrañable (Filipenses 1:8).

Más adelante agrega "completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa" (Filipenses 2:2). Esta es una carta plena de sentimientos positivos hacia los hermanos, hacia los líderes y hacia Dios, entre todos, como algo necesario en la Iglesia. Ésta no debe estar exenta de buenos sentimientos.

Uno de los sentimientos y actitudes que se recalca es la humildad, en imitación del Maestro: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús" (Filipenses 2:5-11).

La unanimidad en el sentir es deseable para el progreso de la obra de Dios: "Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor" (Filipenses 4:2). El regocijo, la alegría en el servicio, debe ser un signo de nuestro caminar como iglesia (Filipenses 4:4).

El apóstol Pedro también recalca la importancia de tener todos un mismo sentimiento, caracterizado por la compasión, el afecto fraternal, la misericordia, la amistad, la mutua bendición y la convivencia pacífica: "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables" (1 Pedro 3:8-11).

CONCLUSIÓN
Hay una diferencia entre emociones y sentimientos. Como humanos tenemos ambos. El Señor desea que aprendamos a controlar nuestras emociones, pero que a la vez desarrollemos sentimientos positivos de amor y unidad.

BIBLIOGRAFÍA
1) http://www.watchtower.org/languages/espanol/library/g/2005/2/22/article_01.htm
2) http://www.monografias.com/trabajos15/inteligencia-emocional/inteligencia-emocional.shtml#diferenc

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