sábado, abril 22, 2006

EL PENSAR DEL DISCÍPULO.


Lectura bíblica: Isaías 32:8.
Propósitos de la charla: Alcanzar la renovación de la mente y aprender a pensar conforme a la mente de Cristo.


Una de las más importantes capacidades que Dios ha concedido a la raza humana, junto con la de creer y sentir, es la de razonar o pensar. Es un don que reside en lo que llamamos mente y nos lleva a discernir la realidad y a tomar decisiones frente a ella. Hay personas que hacen del pensar una verdadera profesión, tales como los filósofos, teólogos, matemáticos y quienes practican las ciencias y las artes.

El gran filósofo Martin Heidegger, investigando «¿qué significa pensar?» y refiriéndose a otro pensador, Nietzsche, afirma "Cada pensador piensa solamente un único pensamiento"

SIGNIFICADO DE LA PALABRA PENSAR.
Para comprender mejor esta capacidad dada por Dios al ser humano, vamos a analizar la etimología de la palabra, la cual tiene mucho que decirnos sobre el significado de esta palabra. Pensar es una de las funciones de la mente. La palabra deriva del verbo pendere / pensum, que significa pender, colgar. Hace referencia a la "romana", ese instrumento de pesar que usaban los romanos y que consistía en una barra horizontal de uno de cuyos extremos pendía aquello que se quería pesar.

Del verbo péndere deriva pondus, que significa "peso", nombre a partir del cual se forma otro verbo, ponderare, que tiene que ver con péndere, pero a través de su derivado pondus, con un significado especializado ya en el peso y el pesaje, pero sin que pierda el primero su capacidad de expresar también relaciones de peso. De este último derivamos los términos "ponderar", "ponderación" y "ponderado" que han sido sustraídos totalmente del área del pesaje de que proceden, para emplearse exclusivamente para designar operaciones y cualidades de la mente. Una persona ponderada es aquella que sopesa cuidadosamente las cosas antes de decidirse.

Volviendo atrás, al pensum, que en rigor significaría "aquello que ha sido colgado para ser pesado", tenemos un par de derivados que aunque cueste creerlo son primos hermanos. Tanto, que en muchos momentos coinciden ambos en la misma palabra: son pienso y pensamiento. Recordemos la expresión "ni por pienso", que significa "ni lo pienses". El pienso, además primera persona del presente del verbo pensar –yo pienso- es la comida "pesada" que se da a los animales. Entonces este término hace referencia al pesaje, en el que incidirá con más fuerza la palabra "ración", de la que deriva "razón".

De ahí se deduce que el significado original estricto de pensar es "pesar" y que los pensamientos son una sucesión de "pesajes" indispensables para tomar una decisión. A partir de ahí una cosa impensable sería aquella que por su excesivo peso no cabe en nuestro sistema de pesaje, e imponderable, palabra más refinada, aquella que por su ligereza tampoco puede ser pesada, porque nuestro sistema de pesaje no alcanza a tanta sutileza.

EL PENSAR DEL MUNDO.
El modo de pensar del mundo es prescindiendo de la fe: "Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño" (San Juan 11:13). O reemplazar ésta por la superstición: "Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron" (San Marcos 6:49).

El pensamiento del mundo deja afuera a Dios o le culpa de todos los males del hombre: "Y aunque yo los enseñé y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal" (Oseas 7:15). La máxima expresión de ello será el anticristo, cuyo espíritu ya se siente en el ambiente: "Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo" (Daniel 7:25).

El mundo tiene su propio concepto de justicia, en la cual no cabe la misericordia ni la generosidad: "Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario" (San Mateo 20:10).

El mundo ocupa su mente en pensar el mal: "Cierra sus ojos para pensar perversidades; Mueve sus labios, efectúa el mal" (Proverbios 16:30)

Pero el pensar del Reino de Dios es todo lo contrario: "Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado" (Isaías 32:8).

UNA RENOVACIÓN DEL MODO DE PENSAR.
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2). Conformarse a este siglo significa amoldarse a la manera de ser del mundo; tomar los mismos principios de la sociedad corrupta. El apóstol nos invita en este texto a una "metamorfosis", un cambio de forma o transformación. El cristianismo es una completa transformación de la persona, lo cual se puede llevar a cabo si nuestro entendimiento es renovado. Renovarse es volverse nuevo, ser de nuevo; ya no somos los antiguos hombres y mujeres que éramos, sino que ahora somos pequeños Cristos, con una mente y modo de pensar nuevos, a imagen de Jesús, nuestro Maestro. Al cambiar nuestra comprensión de las cosas, comenzamos a sentir y actuar de un modo distinto, la persona comienza a ser transformada, metamorfoseada en Cristo. La transformación y la renovación son ejecutadas por el Espíritu Santo que fue depositado o vino a morar en nosotros el día que aceptamos el Señorío de Cristo.

COMO PENSAR SOBRE SI MISMO.
El acto de pensar puede darse sobre asuntos externos como la naturaleza, los demás, Dios, alguna idea abstracta, etc. Pero también nos pensamos a nosotros mismos; cada persona dedica gran tiempo de su vida a reflexionar y pensar sobre sí, y así construye una autoimagen y una ponderación de quien es. Tener un autoconcepto equilibrado es una tarea no fácil que cada cristiano debe enfrentar. En pesarnos a nosotros mismos podemos equivocarnos y ser demasiado exigentes o bien condescendientes: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí mismo que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno" (Romanos 12:3).

CONSEJOS DIVINOS ACERCA DEL PENSAR.
Dios nos ha dado libertad en el pensamiento. Podemos imaginar, fantasear, construir ideas, relacionar pensamientos, crear, inventar, diseñar con nuestra mente, viajar, etc. pero todo esto tiene unos límites dados por la Ética cristiana. ¿Qué es correcto pensar? ¿Qué sería incorrecto? La Biblia aconseja ocupar nuestra capacidad de pensar para todo aquello que sea constructivo para otros y nosotros mismos. No es conveniente pensar en el mal de otros, en como vengarse, en asuntos deprimentes, en lo banal burdo o grosero, en el fracaso, sino en todo lo que edifica el Reino de Dios en la tierra. "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).

1) Estar preparados para las consecuencias de nuestro pensar
Hay pensamientos equivocados que generan persecución. Jesucristo advirtió a sus apóstoles que serían perseguidos hasta por sus hermanos. Esta advertencia es para todos los cristianos; encontramos la persecución entre los de nuestra propia familia o pueblo. Ellos pensarán equivocadamente de nosotros. El mundo piensa diferente a los cristianos. A veces hay quienes creen que sirven a Dios y la verdad, matando creyentes: "Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios" (San Juan 16:2)

2) Aprender a pensar a Dios.
Como criaturas pensantes, también imaginamos a Dios. El pensamiento se vale de la imaginación para explicarse el mundo, sobre todo aquellos aspectos de la vida que son más desconocidos, como Dios, la muerte, la vida ultraterrena, etc.. En este imaginar a Dios, muchas veces damos a Él características humanas. La Escritura nos recomienda que "Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres" (Hechos 17:29).

3) Ser medidos en el pensar.
A veces vamos más allá de las palabras y escritos de otros, lo cual nos lleva a juicios inapropiados. Nos dejamos llevar por nuestros pensamientos no siendo justos. Esto produce daño tanto a otros como a nosotros mismos. Es necesario que aprendamos la prudencia y sobriedad en el pensar: "Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros" (1 Corintios 4:6).

4) Pensar en forma madura.
El Señor nos invita a volvernos tan puros, inocentes y sumisos como lo son los niños; Él nos llama a aceptar el reino de Dios con un modo de pensar abierto a la voluntad de Dios. Ser como niños no significa ser infantiles. Todo lo contrario, Dios desea que alcancemos madurez espiritual: "Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar" (1 Corintios 14:20).

5) Adjudicar la competencia de la Iglesia a Dios.
Los cristianos no debemos pensar que la enseñanza es nuestra, puesto que todo el contenido de la fe ha sido revelado por Dios y esa revelación continúa siendo entregada a la Iglesia por acción del Espíritu Santo, a través de los ministros de Dios. Como lo declara el apóstol al referirse al ministerio del Nuevo Pacto: "no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios" (2 Corintios 3:5).

La palabra "ministerio" significa servicio; en el mundo político-administrativo designa un departamento de gobierno dedicado a algo específico; en el mundo eclesial se nomina así una organización interdenominacional dedicada a una misión particular. En el contexto se refiere a la tarea de los ministros de Dios.

6) Evitar doctrinas nocivas.
"Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea" (Gálatas 5:9-11). El apóstol está preocupado porque entre los hermanos de Galacia hay judaizantes que están predicando que la salvación no es completa si no se cumple también la Ley; para esto los cristianos deben, además de los ritos del bautismo y la Cena del Señor, cumplir las ordenanzas del Antiguo Testamento. Hacerlo es invalidar la gracia de Dios, es volver atrás negando la salvación dada por medio de Jesús. Pablo les recuerda como deben pensar ellos respecto a este asunto. El que perturba tendrá su propia sentencia de parte de Dios y los demás no debemos dejar arrastrarnos por tales pensamientos. Hay doctrinas que son nocivas para nuestra fe.

7) No dejarse convencer fácilmente por cualquier pensamiento.
"que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca." (2 Tesalonicenses 2:2). El contexto está referido a un asunto específico, la segunda venida del Señor Jesucristo a la tierra –la doctrina de la "Parusía" (1 Corintios 15:23)- pero es útil para cualquier asunto de creencias; tratemos de no conturbarnos, extraviarnos, confundirnos con otro tipo de pensamientos. Sobre todo cuidarnos de aquellas ideas que nos apartan de la fe. Esta es el tesoro más precioso de los cristianos. Conturbar es alterar, inquietar, intranquilizar el ánimo.

Finalmente, es preciso decir que hay un razonamiento que a todos los cristianos nos embarga; algo que nos lleva hacia delante y emana de la fe en Jesucristo, pero más aún, es una fuerza que proviene del Espíritu Santo que vive en cada cristiano. Esta fuerza se abre paso en nuestro ser, en medio de todas las asperezas y defectos que hay en nosotros. Paulatinamente se va instalando un modo de pensar, sentir y actuar que es el de nuestro Señor. La obligación nuestra es orar para que este proceso continúe y se agilice en nosotros, como también cambiar toda actitud mental negativa que impide Su Reino es nuestra vida. La Escritura es tajante en afirmar que los cristianos "tenemos la mente de Cristo" (1 Corintios 2:16). Apuremos Su trabajo en nosotros disponiendo también toda la mente a Él.

PARA REFLEXIONAR.
Analice los siguientes textos bíblicos, a la luz de lo que significa pensar conforme a la mente de Cristo:
1) "No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste" (Nehemías 9:17).
2) "Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes" (Salmos 40:17).
3) "Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas" (Isaías 10:7).
4) "Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa" (San Lucas 21:14)
BIBLIOGRAFÍA
1) «¿Qué significa pensar?», Martin Heidegger, Traducción de H. Kahmemam, Buenos Aires, Nova.
2) http://www.elalmanaque.com/diciembre/21-12-eti.htm

No hay comentarios.: