sábado, abril 01, 2006

EL DON DE LA SALVACIÓN




Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: Efesios 2:4-10

Propósitos de la charla: Comprender y apreciar el don de la salvación dado por Dios y aplicar en la lectura de la Biblia los conceptos de don y galardón.

Es costumbre hacer un regalo al familiar querido o al amigo cuando cumple un año más. Este obsequio, cuyo valor económico no importa, es una expresión de amor, de puro afecto. Una madre regalará a su hijo lo mejor de sí, pues le ama por el sólo hecho de ser carne de su carne, sangre de su sangre. Aún el hijo más malo obtendrá el cariño y los regalos de su madre. La conducta de la persona que recibe el regalo no tiene importancia si ésta es amada. Una dádiva es nada más que eso: un obsequio, a veces hasta un favor inmerecido. Regalo, obsequio, presente, dádiva, son palabras sinónimas y se refieren todas a una entrega gratuita a alguien amado. Los regalos son para los hijos y los amados, nunca para los desconocidos.

LA SALVACIÓN ES UN DON
La Biblia llama a esto "don" o "gracia". Dios nos colma de sus beneneficios (Salmo 68:18); el alimento y todo lo que reporta nuestro trabajo es un don o regalo del Señor (Eclesiastés 3:14); mas también Él nos da dones espirituales (Romanos 12:6-8) que pueden ser ministrados por sus siervos (Romanos 1:11). Un don no es algo que ganemos por nuestro esfuerzo personal, sino un obsequio de Dios, un favor inmerecido. Es muy importante entender esto para comprender y aquilatar el don de la salvación.

No hay más hermoso y grande don que el que hemos recibido en Cristo. Cuando nosotros vivíamos en pecado, sin creer en Él ni obedecerle; cuando vivíamos en nuestras culpas y juzgábamos a nuestros prójimos sin misericordia; cuando sólo nos amábamos a nosotros mismos y vivíamos en el egoísmo y la indiferencia; cuando éramos ignorantes de la esperanza de Jesucristo, Él se apareció a nosotros y nos trajo el regalo de Su salvación, no por obras que nosotros hubiésemos hecho, sino por Su obra redentora en la cruz (Efesios 2:4-10). "Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe".

CONDICIÓN DE LA SALVACIÓN
La salvación es el más maravilloso don de Dios dado al ser humano. Pertenece a Dios y Él nos la regala con gran amor (Apocalipsis 7:10).

Cuando nosotros damos un regalo, si somos sinceros, no lo lamentamos. A veces los padres se "arrepienten" de haber dado mucho a sus hijos, cuando éstos no dan el fruto esperado. Pero, en verdad, jamás debemos lamentarnos de dar. El dar siempre tiene su recompensa. Ciertamente que debemos aprender a dar y en eso el Señor tiene mucho por enseñarnos. Él es un Padre generoso y misericordioso, da a todos, sin importar su condición.

Sin embargo la salvación, estando preparada para todo el mundo, tiene una condición. Él quiere que todos le conozcan y reciban el don de la salvación (1 Timoteo 2:4) pero con la condición que crean en Su Hijo Jesucristo. El justo por su fe vivirá si cree en su corazón que Cristo murió y resucitó para salvación de la humanidad (Romanos 1:17; Romanos 10:9-11). "Para que todo aquél que en Él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna".

PERPETUIDAD DE LA SALVACIÓN
Regalo que se da no se quita, es una norma social. Quien hace esto recibe desaprobación. Tampoco se estila devolver un regalo. Ambas actitudes son signos de muy mala educación en nuestra sociedad. Ni se mira el precio del regalo y quien lo hace oculta el valor económico. Todo esto puede ilustrarnos acerca del gran regalo que Dios nos ha dado. ¿Podrá quitar Dios este regalo a alguien? Hay quienes interpretan que la salvación puede perderse por una mala conducta. Otros pensamos que ésta es un regalo inmerecido y como tal, jamás se pierde, puesto que nunca seremos aptos para recibirla, nunca lo mereceremos ¿o acaso algún ser humano, por su vida intachable, merezca la salvación? No hay persona, por más buena y santa que nos parezca, merecedora de la salvación, porque de seguro, por su naturaleza humana, algún pecado comete. La salvación es un regalo, un obsequio, un don, una gracia, una dádiva. Nadie trabaja para obtenerla. Sólo Uno lo hizo: Jesucristo. Él sufrió la muerte de cruz para pagar este regalo de Dios.

La salvación no es un préstamo sino un don de Dios (Romanos 6:23). Esto no sólo es posible por la lógica humana sino que lo asegura el Evangelio (San Juan 13:1). Si Dios no escatimó darnos a Su propio Hijo para nuestra salvación, tampoco nos quitará ese regalo hasta llevarnos a la eternidad. Según la gracia es imposible que Dios nos quite algo que ya nos regaló (Romanos 8:32). La salvación no es un accidente, algo que hoy puede ganarse y mañana perderse, sino que es una cadena de hechos planeados por Dios en la eternidad. Nada podrá cambiar su decisión (Romanos 8:28-30). La salvación es una obra de Dios perfecta, Él signa al alma que la recibe, la tenía preparada desde antes de la fundación del mundo y la da definitivamente. Él se asegura de que esto tenga éxito poniendo Su Espíritu Santo en aquellos que ha predestinado, llamado y justificado, para finalmente glorificarlos. Podemos decir, junto con San Pablo, que "el que comenzó en vosotros una buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús" (Filipenses 1:6; Judas 24,25a).

GRATUIDAD DE LA SALVACIÓN
Otro aspecto de un regalo es que éste no es comprado por el que lo recibe, sino por el que lo da. Cuando recibimos un regalo no damos nada a cambio. De lo contrario sería una compra. Asímismo nada exige Dios de nosotros para la salvación aparte de "estirar la mano", esto es creer, tener fe. Los salvados nada deben a Dios en paga de la salvación que les fue dada como un regalo; pero deben a Dios una vida de devoción fiel, y para esta vida de devoción se ha prometido una recompensa en los cielos. Sería una ofensa para Dios que nosotros tratáramos de pagar la salvación. Además es algo imposible puesto que ninguna obra humana puede pagar la deuda de pecado que tenemos. Sólo Jesús pudo hacer esa obra perfecta.

DIFERENCIAS ENTRE DON Y RECOMPENSA
Tal vez el problema de los cristianos esté en una confusión. Estamos tan pendientes de la salvación de nuestra alma que reducimos todo a este concepto. Confundimos regalo con premio, dádiva con corona, obsequio con meta, don con galardón, gracia con recompensa. Una cosa es recibir algo de regalo y otra recibir algo como premio. En Navidad recibimos un regalo porque somos amados; en cambio cuando, después de un esforzado y fatigoso año de trabajo, recibimos un diploma, éste es un premio a nuestro esfuerzo, a nuestra obra. En las olimpíadas de la Antigüedad los atletas corrían para obtener una corona de laurel. Ese era el premio, el galardón, la recompensa que recibían por su lucha (Filipenses 3:12,13; 2Timoteo 2:5). Hoy día los deportistas y artistas reciben un trofeo o una estatuilla por el fruto de sus esfuerzos.

En un acto solemne los cristianos seremos sometidos a juicios por nuestras obras o comportamiento; será el Tribunal de Cristo, donde daremos cuenta de nuestra conducta en relación a nuestra vida cotidiana y de servicio a Dios (Romanos 14:10; 2 Corintios 5:10; Efesios 6:8); juicio que se celebrará a la venida de Cristo para recibir a los suyos (1 Corintios 4:5; 2 Timoteo 4:8; Apocalipsis 22:12; Mateo 16:27; Lucas 14:14).

Cuando los salvados nos presentemos ante el Tribunal de Cristo, en su venida, seremos juzgados por nuestras obras no para determinar si nos salvamos o perdemos, sino para determinar la recompensa o pérdida por el servicio que se esperaba de cada creyente. Los que se presenten ante el tribunal de Cristo no solamente serán salvos y estarán seguros, sino que ya habrán sido llevados al cielo, no sobre la base de méritos u obras, sino por la gracia divina hecha posible por la gracia salvadora de Cristo.

Bajo la gracia, la salvación no es de ningún modo condicionada por el servicio o el carácter de la vida del creyente; la vida y el servicio del creyente llegan a ser un caso separado que ha de ser juzgado por Cristo, pues a Él pertenecemos y a Él servimos.

¿Cuáles serán las recompensas y castigos o pérdidas que recibiremos, según La Biblia, después del Tribunal de Cristo? Esto es algo que veremos en una próxima oportunidad.

CONCLUSIÓN:
Hoy el Señor nos invita a valorar en toda su dimensión la salvación tan grande que Él nos regala. Esta es el punto de partida para emprender un camino de permanente perfeccionamiento espiritual, guiados por Su Espíritu Santo. No perderemos la salvación porque ya pertenecemos a Su pueblo, somos hijos y no esclavos. Por lo tanto Él, como cualquier buen padre, jamás nos expulsará de Su familia. Así como todos los hombres pueden recibir el don de la salvación si tienen fe; los que ya hemos creído podremos recibir recompensa por nuestras obras, si actuamos conforme a Su voluntad.

BIBLIOGRAFÍA
1) Watchman Nee, "El Evangelio de Dios", Tomo II, Living Strream Ministry, California, USA., 1994.
2) http://www.adventistbiblicalresearch.org/preguntasbiblicas/recibimosalgo.htm
3) http://www.sedin.org/propesp/Bema.htm
4) http://adorador.com/temasdoctrinales/40_la_iglesia_el_cuerpo_de_cristo.htm

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