domingo, octubre 27, 2019

PRECURSORES DEL ANTICRISTO.



EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 8



© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. / 19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.” (1 Juan 2:18,19)

Idea central: Características de los “anticristos”.

Objetivos: a) Entender que los “anticristos” se oponen al Evangelio y a la Persona de Jesús; b) Identificar y rechazar a los anticristos; c) Conocer las características de los anticristos: d) Valorar el Espíritu Santo como la unción que nos diferencia de los que no conocen a Cristo; e) Comprender la importancia de reconocer a Jesucristo como Hijo del Padre; f) Comprender y practicar el concepto de justicia bíblica; g) Conocer el contexto histórico de las cartas de San Juan y sus similitudes con la actualidad; y h) Estar preparados para no caer en los engaños de los anticristos, identificarlos y advertir al pueblo de Dios.

Resumen: Aunque aún no se manifieste el Anticristo, su espíritu está presente en falsos maestros que niegan la profunda verdad del Evangelio, la Encarnación del Verbo y la filiación de Jesucristo, Hijo de Dios, con el Padre, Dios de Amor. Destacan en este pasaje de la primera epístola de Juan, las características básicas de los “anticristos”.


E
n estos últimos tiempos se ha manifestado que vendrá un gobernante atractivo para las masas pero un engañador, animado por el diablo, quien se pondrá a la cabeza de las naciones; será el Anticristo. Este malvado se opondrá a Dios y a Su Iglesia. Como anticipo de él, ha habido siempre “anticristos” que niegan a Jesucristo en todo Su esplendor y con ello niegan al Padre; son mentirosos que espiritualizan y desvirtúan el Evangelio, que no respetan la Encarnación del Verbo y se levantan como seres más espirituales. Los ha habido desde tempranos tiempos en la historia de la Iglesia. Debemos estar preparados para no caer en sus engaños, para identificarlos y advertir al pueblo de Dios.


¿Cómo son los anticristos?

1.      No tienen la unción.
 “18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. / 19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. / 20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. / 21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.” (1 Juan 2:18-21)

El viejo apóstol plantea que “ya es el último tiempo”. Desde su perspectiva humana ha pasado ya más de medio siglo y el regreso del Señor tendría que estar pronto. Esta sensación la hemos tenido la mayoría de los cristianos a través de los veintiún siglos de la Iglesia. En verdad debiéramos concluir que desde que Jesús fue alzado a los cielos hasta su segunda venida, son los “últimos tiempos”.

El apóstol Pablo manifestó en su carta a los tesalonicenses que vendría un gobernante inicuo, al que llamó “el hombre de pecado”. Juan escribe: “vosotros oísteis que el anticristo viene”. La historiografía moderna postula que Pablo fue muerto entre los años 58 y 64 DC. Se piensa que la segunda epístola a los tesalonicenses fue escrita entre los años 51 y 52 DC. Esta primera carta de San Juan data de los años 85 y 95 DC. Por tanto San Pablo ya había fallecido y la Iglesia hablaba acerca del “anticristo”. Así había escrito el “apóstol de los gentiles”:

“1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, / 2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. / 3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, / 4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” (2 Tesalonicenses 2:1-4)

Pero San Juan en esta carta hace extensivo el espíritu del anticristo a muchos que piensan, sienten y actúan como aquél malvado; los llama “anticristos”: “ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.” Es señal de que estamos en el último tiempo, la presencia de “anticristos”. ¿Quiénes son estos “anticristos”? ¿Están dentro o fuera de la Iglesia?

El Espíritu Santo revela por medio de San Juan que los anticristos:
1)       “Salieron de nosotros” o sea estaban dentro del pueblo cristiano, le llamábamos hermanos, escuchaban la Palabra de Dios y orábamos junto a ellos.
2)      “pero no eran de nosotros”, no eran verdaderos cristianos convertidos a Jesucristo; parecían ser del pueblo de Dios pero en realidad eran falsos hermanos.
3)      “si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros” Se apartaron de los creyentes, quizás volviendo al mundo algunos, pero los más formando una “iglesia” paralela, con creencias diferentes. Por eso se les llama “anticristos”, porque siguen teniendo apariencia de Cristos, pero en verdad es tan sólo un disfraz.
4)      “salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.” Con todo, Dios tiene un propósito en esta situación: Manifestar que no todo el que se dice “cristiano” lo es. Recordemos la parábola en la que en un campo de trigo sembrado con buena semilla, también crece la cizaña sembrada por el enemigo del granjero:

“24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; / 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. / 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. / 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? / 28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? / 29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. / 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.”  (San Mateo 13:24-30)

En la Iglesia hay trigo y cizaña, cristianos verdaderos y cristianos falsos, pequeños Cristos y anticristos.

Los que tienen “la unción del Santo” que es el Espíritu de Dios, son los verdaderos creyentes. Los anticristos no lo tienen, pues si en ellos habitara los conduciría a actuar bien, de acuerdo al Evangelio. Tener la unción significa tener la iluminación de Dios, conocer Su voluntad y propósito, estar en comunión y armonía con Dios: “Pero vosotros tenéis, y conocéis todas las cosas.” El que no tiene la unción, el que no tiene el Espíritu, es ignorante en lo espiritual y camina a ciegas, fácilmente marcha hacia el precipicio.

El apóstol Juan sabe que sus lectores conocen la Verdad y a Jesucristo, quien es la Verdad encarnada. Esa Verdad no puede engendrar ni producir mentira: “No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.” Por lo tanto los “anticristos” jamás conocieron la Verdad ni tuvieron la unción del Espíritu. Pueden formar parte del campo, la iglesia a nivel humano, la congregación o denominación, pero no son parte de la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo.

Los “anticristos” no tienen la unción del Santo, es decir el Espíritu de Dios.


2.      Niegan al Hijo de Dios.
“22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. / 23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. / 24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. / 25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.” (1 Juan 2:22-25)

Para San Juan quien niega que Jesús sea el Mesías prometido en el Antiguo Testamento, es un mentiroso porque no acepta a Cristo como la Verdad: “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo?” Si lo traemos a la actualidad, vemos que muchos no creen en Jesucristo como Dios o Hijo de Dios, menos como Cristo, Mesías o Salvador. Ellos piensan de distintas formas acerca de Jesús: Que fue un maestro judío, un idealista, un personaje creado, un mito, un loco, un hombre como todos, etc. Para reconocer a Jesucristo como un hombre y Dios real se precisa la fe, la que es predicada por la Iglesia, pues “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10:17)

En el vocabulario secular “mentiroso” es quien tiene costumbre de mentir; en el vocabulario bíblico mentiroso es el que desconoce la Verdad Divina revelada en Jesucristo. El anticristo niega que Jesús sea Dios. Más que un pecado de orden moral o legal, es un pecado espiritual: “Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.”

Destaca que no se puede tener al Padre Dios si no se tiene al Hijo; quien confiesa a Jesucristo tiene al Padre. No existe cristianismo sin Cristo; no hay una fe completa y verdadera sin el Hijo. Es preciso que el cristiano crea que Jesucristo es Dios y no lo niegue como tal o lo empequeñezca: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.” Enfatiza este aspecto de nuestra fe, algo primordial expresado por el mismo Jesús: “6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.  / 7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.”  (San Juan 14:6,7)

Esto era muy necesario para combatir las creencias gnósticas, para quienes la idea de un Dios encarnado y muerto por los humanos era repugnante, ya que el hombre habría sido creado por el Demiurgo, un dios perverso. Pensaban que Jesús no era Dios sino un ser luminoso que habría venido a anunciar un camino de liberación de las almas mediante el conocimiento o “gnosis”. Los gnósticos y su filosofía espiritualista, estaban infiltrados tanto en el judaísmo como en el cristianismo. Por eso el apóstol insta a los cristianos a no apartarse de la fe que aprendieron de Jesús: “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros.”

Si no abandonamos la doctrina primigenia, las llamadas “sendas antiguas”, tenemos la promesa de permanecer en el Hijo y en el Padre: “Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.” Juan tiene por ministerio la restauración de la fe verdadera, ya que ésta es amenazada por doctrinas extrañas al Evangelio. Un punto crucial es la unidad del Padre con el Hijo, un Dios de amor, salvación y reconciliación, totalmente opuesto al pensamiento gnóstico.

La única vez que San Juan habla de “promesa” es en este texto: “Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.” La vida que viene de lo alto, de Dios, esa es la gran promesa, el don de Jesucristo para todos los que creen en Él.

Los “anticristos” niegan al Hijo de Dios y dan preponderancia a sus propias personas.


3.      No hacen justicia.
“26 Os he escrito esto sobre los que os engañan. / 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. / 28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. / 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.” (1 Juan 2:26-29)

Había en aquel entonces, finales del siglo primero DC., creyentes con ideas extrañas a la doctrina que Jesús y los apóstoles predicaron. Lo llamamos “gnosticismo”, palabra que deriva del griego “gnosis” o “conocimiento”. Es un pretendido saber superior al saber común de la fe, destinado sólo a iniciados. Supuestamente libera al creyente de un error ancestral. Se cree que tiene una raíz mesopotámica y alcanzó al judaísmo. Como éste lo rechazó, migraron hacia el movimiento cristiano autodenominándose “verdaderos cristianos”, “elegidos”, “perfectos”, etc. Entre ellos hubo predicadores y escritores que tomaron e instrumentalizaron la atractiva persona de Jesús a su amaño. Interpretaban las Escrituras a su conveniencia y producían confusión en los hermanos. Su concepción de la divinidad y naturaleza de Cristo, su concepción de la salvación, eran totalmente distinta a la enseñanza apostólica. San Juan rechaza a estos falsos hermanos: “Os he escrito esto sobre los que os engañan.”

Hoy en día existen organizaciones y corrientes que se hacen llamar “gnósticas”, que enseñan ese conocimiento supuestamente antiguo y verdadero. Pero hay un tipo de gnosticismo que no se declara como tal y es la corriente de la “nueva era” o New Age, un conjunto de creencias y prácticas místicas y esotéricas que se presenta como salvación para todos los insatisfechos y desilusionados de esta sociedad. Tales conceptos y prácticas están permeando parte del pueblo cristiano, razón por la cual es necesario el ministerio de restauración de la fe cristiana prístina, como el que ejerció el apóstol Juan.

Jesús había enseñado a Sus discípulos: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (San Juan 14:26). Por eso Juan les dice: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.” El Espíritu Santo enseña a través de la Biblia, la prédica de los ministros de Dios y la inspiración espiritual directa.

La invitación del anciano visionario es a permanecer en Cristo, no desviarse del Camino, volver a las enseñanzas originales: “Y ahora, hijitos, permaneced en él” Juan está mirando el regreso del Señor, Su manifestación: “para que cuando se manifieste, tengamos confianza” Si no nos desviamos de la sana doctrina tendremos completa seguridad de nuestra fe, que no se ha alejado del Fundamento. De lo contrario podría suceder que no nos reconozca y “nos alejemos de él avergonzados”:

“21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. / 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? / 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (San Mateo 7:21-23)

Es muy antiguo el llamado del Señor a recuperar el Camino, a volver a lo que en principio Él señaló para el ser humano: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma...” (Jeremías 6:16)

Dios es Justo, da a cada uno su recompensa según su obra. La obra del cristiano es creer en Jesucristo y atenerse a Su mandamiento de Amor. Si Él nos ha perdonado, lo justo es que nosotros también perdonemos; si Él ha tenido compasión de nosotros, lo justo es que nosotros también tengamos compasión de nuestro prójimo; si Él nos ha alcanzado para salvación, lo justo es que nosotros también procuremos alcanzar las almas que están sin Dios: “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.” Hacer justicia es actuar como Jesús, lo que demuestra que somos nacidos de nuevo, nacidos de Él.

Los “anticristos” no hacen justicia, no actúan en Cristo, aunque podrían imitar algunas de sus virtudes.

APLICACIÓN.
Los cristianos necesitamos reconocer en nosotros la presencia del Espíritu Santo y ser obedientes a Sus impulsos. Tenemos “la unción del Santo” para actuar en consonancia con la Palabra de Dios. No podemos ser indiferentes a esa Voz interior, sino que respetuosos y sumisos a Su dirección. El Espíritu se siente, es más que un conocimiento de que lo tenemos por ser cristianos; es conciencia de que nos habita. Si esto no fuere así y usted no tiene completa seguridad de poseerlo, debe orar y ayunar por su plena conversión, examinarse y pedir la ayuda de un hermano mayor o ministro de Dios, para obtenerlo.

Jesucristo es el Hijo de Dios Padre; hay una profunda ligazón entre ambos. El Padre ama al Hijo y Éste ama al Padre y cumple Su voluntad. Respetar y amar a ambos, que en verdad son Uno, es lo correcto en cada cristiano. No nos dejemos embaucar por aquellos que pretenden enseñarnos algo distinto. Dios no es una energía; Dios no está separado en dos o tres dioses, sino unido en tres Personas; Dios no es el universo ni ninguna cosa creada; Dios es el Creador Todopoderoso, Omnisciente y Omnipresente.

Quien tiene a Cristo ha sido justificado por Él en la cruz ante el Padre; es considerado justo por Dios, es decir limpio de todo pecado y correcto en su actuar. Por esto es que debemos comportarnos en justicia con todo prójimo, actuando como lo haría Jesús.


CONCLUSIONES.
Precursores del Anticristo, los anticristos se oponen a la Verdad expresada en el Evangelio y a la Persona de Jesús como Camino al Padre. Estas son las principales características de los anticristos: 1) No tienen la unción del Santo; 2) Niegan al Hijo de Dios, Jesucristo; y 3) No hacen justicia, no viven como Él.


PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Cómo sabe usted que tiene el Espíritu de Dios?
2)      ¿Cómo se sabe que alguien niega al Hijo de Dios?
3)      ¿Qué significa que un cristiano actúe en justicia?
4)      ¿Cómo se da cuenta usted que es el Espíritu Santo quien le impulsa a hacer, no hacer o decir algo?
5)      ¿Para qué Dios nos dio “la unción del Santo”?
6)      ¿Qué debe hacer un cristiano si se percata que no tiene el Espíritu Santo?
7)      ¿Qué importancia tiene creer que Jesucristo es Dios?
8)      ¿Por qué el universo no es Dios?
9)      ¿Es la Trinidad tres dioses?
10)  ¿Cuáles son las principales características de los “anticristos”?
11)  ¿Cómo actúan los actuales “anticristos”?
12)  ¿Los anticristos están dentro o fuera de la Iglesia?
13)  ¿Cómo se perfila actualmente el gobierno del Anticristo?
14)  ¿Cuál será la actitud del Anticristo ante la Iglesia?
15)  ¿De qué maneras hoy día no se respeta la Encarnación del Verbo?
16)  ¿Cómo podemos precavernos de los engaños de falsos maestros?
17)  ¿Qué canales usa el Espíritu Santo para enseñar la voluntad de Dios?
18)  ¿Qué le ha ayudado a usted a permanecer en Cristo?
19)  ¿Cuál es el Fundamento del cristiano y cómo se establece en él?
20)  ¿Qué es tener una filosofía espiritualista?
21)  ¿Cómo puede una iglesia cuidarse de no desviar el Camino?


BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
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·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”

·         https://www.biblegateway.com
·         “El mal en el mundo y la respuesta gnóstica” Disponible en: http://www.kendo-andorra.org/csn/12gnostic.htm
·         “Vocabulario bíblico / Mentira” Disponible en: http://hjg.com.ar/vocbib/art/mentira.html




domingo, octubre 20, 2019

EL PERFIL DEL DISCÍPULO APRENDIZ.


EL DISCÍPULO APRENDIZ
CAPÍTULO 1




© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; / 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. / 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, / 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:14-17)

Idea central: El discípulo aprendiz.

Objetivos: a) Comprender qué es un “discípulo aprendiz” y cuáles son sus características y necesidades; b) Motivarse a acompañar mediante la tutoría o discipulado a cristianos recientes; c) Capacitar nuevos discípulos para servir al Señor, la Iglesia y al prójimo; d) Conocer los requisitos básicos para el discípulo aprendiz; e) Conocer y valorar la Puerta del Reino con sus distintos elementos; f) Enseñar, valorar y experimentar la actitud de aprendiz en el Camino de Cristo; g) Desarrollar en el aprendiz las virtudes de Fe, Paz, Amor y Esperanza, en fidelidad, perdón, devoción y conocimientos básicos; h) Aprender a discernir la voluntad de Dios y enseñanzas en las distintas circunstancias de la vida.

Resumen: El primer peldaño en la escala de crecimiento del discípulo es el de “aprendiz”. Este capítulo define al aprendiz, precisa cuáles son sus requisitos y las enseñanzas que requiere.


Q
ue una persona sea una nueva criatura en Cristo no implica que todo su carácter y sus pensamientos ya estén cambiados y moldeados en la nueva vida. Un aprendiz de albañil no es profesional al primer día. En el creyente nuevo vemos un gran impulso y deseo para obrar. Pero no tiene el conocimiento ni ha aprendido de la Biblia todas las cosas necesarias. Por eso el crecimiento de los nuevos discípulos debe ser bien encaminado. Necesitamos confiar en el Espíritu Santo que afirmará, controlará y protegerá a la persona para que no se pierda.

Si tenemos dos árboles y a uno nos acercamos y le insistimos, le hablamos para que se apure, lo abonamos y lo regamos; en cambio al otro, simplemente le regamos como usualmente se hace con los árboles; el resultado para ambos, salvo alguna excepción, será el mismo: los dos darán su fruto en su tiempo normal. Como dice el refrán “no por mucho madrugar, amanece más temprano”. Y la Palabra de Dios nos recuerda que:

“Si Jehová no edifica la casa en vano trabajan los edificadores(Salmos 127: 1).

Tengamos siempre en cuenta que el proceso de discipulado de un hermano o hermana, lo guía el Espíritu. El discípulo aprendiz debe ser guiado, acompañado, ayudado en su camino cristiano para que comprenda las lecciones que las mismas circunstancias de la vida le van entregando, además de la Palabra de Dios, y así crezca en sabiduría y en toda buena obra.

¿Cuáles son la definición, requisitos y enseñanzas para un aprendiz?

1.      Un aprendiz es uno que es enseñado.
¿Qué es un discípulo aprendiz?
“1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: / 2 Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; / 3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, / 4 para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, / 5 y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor. / 6 Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado” (Éxodo 31:1-6)

El primer peldaño en el crecimiento cristiano, de alguien que se ha convertido y bautizado, es comenzar a recibir instrucción y apoyo en su crecimiento espiritual, es decir ser un “aprendiz” de cristiano. El diccionario define aprendiz como “alguien que aprende algo, especialmente un oficio manual, practicándolo con alguien que ya lo domina”. Ser cristiano es algo más que un oficio manual, es una práctica de la fe de Jesús, un estilo de vida, un modo de pensar, sentir y actuar. Para que ese aprendizaje sea efectivo se requiere de un buen maestro, alguien que lo guíe y le dé ejemplo de ese Camino:

“24 El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. / 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?” (San Mateo 10:24,25)

Sinónimos de aprendiz son las palabras: Principiante, neófito, novato, novicio, iniciado. Revisemos el significado de cada una para extraer más claridad sobre lo que será un “aprendiz” de discípulo.

Principiante es aquél “que empieza o se inicia en una actividad determinada”. Un principiante de discípulo poco y nada sabe del Señor, y su experiencia es mínima. Sabe que ha sido perdonado por Dios, que el Señor le ama infinitamente, se siente profundamente agradecido de Cristo y siente la presencia del Espíritu Santo en su interior, ama y admira a los hermanos de la Iglesia.

Neófito es una “persona que se ha convertido recientemente a una religión, especialmente la que acaba de ser bautizada.” Lidia de Tiatira es un buen ejemplo de ello. Tiene el entusiasmo e interés en el Reino de Dios, aparte de ser una mujer emprendedora:

“13 Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. / 14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. / 15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.” (Hechos 16:13-15)

Novato designa al “que es nuevo en una situación o una actividad determinada, por lo que carece de experiencia.” Cuando se es nuevo en algo se cometen muchos errores, a veces el entusiasmo lo lleva a ser imprudente, juzgar livianamente circunstancias y personas. Como novato o neófito puede fácilmente ser engañado por el diablo, por un falso cristiano o por cualquier persona inescrupulosa. Tampoco es adecuado que un neófito sea asignado a cargos importantes en la Iglesia:

2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible,.../ 6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.” (1 Timoteo 3:6)

Novicio es el término utilizado para el “religioso que se prepara para la profesión en una orden o institución religiosa”. El término se aplica mayormente en el ámbito de la Iglesia Católica. El discípulo “aprendiz” es en cierto modo un novicio que está siendo preparado para profesar la fe cristiana en forma seria.

Iniciado es quien “participa en el conocimiento de un secreto, especialmente si está relacionado con un estilo artístico o movimiento intelectual minoritario”. También es usada esta palabra en el ambiente esotérico. Si ser discípulo de Jesucristo es participar del secreto de Dios y Sus misterios revelados en Su Palabra, sí podemos considerar al bautizado como un “iniciado”. Inicio es comienzo de algo, en este caso comienzo de un camino, el Camino de Cristo.

Revisados los significados del concepto “aprendiz”, podemos decir que un “Discípulo aprendiz” es un cristiano recién convertido y bautizado, que está empezando el Camino de Cristo, que carece de mayores conocimientos y experiencias cristianas; que se está preparando para servir al Señor, la Iglesia y su prójimo, guiado por un maestro en los misterios revelados de Dios.


2.      Un aprendiz requiere actitud.
¿Qué se requiere para ser un discípulo aprendiz?
“17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. / 18 Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. / 19 Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.”  (San Juan 5:17-19)

Tres cosas son fundamentales para ser un “aprendiz”.

a)      Haber cruzado la Puerta del Reino, es decir haber tenido un genuino encuentro con Jesucristo, arrepintiéndose de sus pecados, haberse bautizado y recibido el Espíritu Santo:

“37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? / 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. / 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hechos 2:37-39)

Un ejemplo es la conversión y bautismo del etíope, eunuco, funcionario de la reina Candace, que había ido a Jerusalén para adorar:

“35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. / 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? / 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” (Hechos 8:35-37)

b)      Tener un tutor, un hermano mayor que nos acompañe y guíe en nuestro desarrollo espiritual. Aún el apóstol Pablo requirió de otro que le ayudara en sus primeros pasos:

“10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. / 11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, / 12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. / 13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; / 14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. / 15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; / 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. / 17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. / 18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. / 19 Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.” (Hechos 9:10-19)

Necesitamos del Cuerpo de Cristo, de pastores y hermanos que se hagan cargo nuestro, para capacitarnos y llegar a ser lo que el Señor se ha propuesto con nuestras vidas:

“16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. / 17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. / 18 Y dejando luego sus redes, le siguieron. / 19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes. / 20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.” (San Marcos 1:16-20)

c)      Presentar una actitud de aprendiz, humilde, obediente, dispuesto a aprender de las enseñanzas bíblicas y de las experiencias que el Señor va poniendo en el camino. El aprendiz imita a su tutor, como a un padre en la fe. El primero que nos enseña a ser “aprendices” es el mismo Señor.

Es importante que el discípulo respete y considere la autoridad de los que han vivido más tiempo en el Camino de Cristo. La sujeción al tutor es una demostración de la sumisión que el discípulo tiene para con el Señor:

“9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. / 10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.” (Éxodo 17:9,10)

El aprendiz se esfuerza en la Gracia, o sea que procura hacer la voluntad de Dios no por obligación sino por amor al Padre; no por temor al castigo sino para agradar a Cristo y no ofenderle:

“1 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.”  (2 Timoteo 2:1)

Un buen aprendiz, luego de cruzar la “Puerta”, perseverará en aprender la doctrina, congregándose periódicamente, participando en la Cena del Señor y en la oración comunitaria e individual:

41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. / 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” (Hechos 2:41,42)

En resumen, para ser un discípulo aprendiz se requiere: a) Haber cruzado la Puerta del Reino, o sea haberse arrepentido, bautizado y recibido el Espíritu Santo; b) Tener un tutor que lo capacite en el Camino de Cristo; y c) Presentar una actitud de aprendiz, humilde, obediente, dispuesto a aprender, sumiso y sujeto, esforzado en la Gracia y perseverante en la Iglesia del Señor.


3.      Un aprendiz recibe los rudimentos.
¿Cuál es la enseñanza para el discípulo aprendiz?
“4 Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: / 5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. / ... / 9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? / 10 Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.” (San Lucas 8:4,5,9,10)

Si entendemos que aprendiz es el discípulo que está aprendiendo a ser seguidor del Maestro Jesucristo, y lo hace bajo la guía de un tutor, que es el ayo que le conduce al Maestro, entonces toda enseñanza para el aprendiz debe estar dirigida a adquirir el desarrollo de las virtudes básicas que ha recibido del Espíritu Santo al convertirse a Jesucristo, a saber: Fe, Paz, Amor y Esperanza.

La persona sin Cristo no tiene fe en Él, es incrédula. Puede que alguno tenga algún tipo de fe o creencia humana, pero no la fe de Jesús. Ésta sólo es dada por Dios, ya que es un don, así como la salvación:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8)

Si el incrédulo no tiene fe, tampoco hay paz en su conciencia, sólo tiene juicio y culpabilidad, ya que la Ley le acusa continuamente de pecado. Aún si negare la Ley de Dios, hay una Ley en su conciencia que le hace sentir culpable:

“14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, / 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,” (Romanos 2:14,15)

Si no tengo el Espíritu Santo no puedo tener el Amor de Dios, que sólo es dado por Su Espíritu. El no creyente está dominado por el egoísmo y no por el amor. Puedo tener todo tipo de amor humano pero no aquél que proviene de lo alto y es fruto de la acción Divina en el interior del convertido:

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.” (Ezequiel 36:26)

El no creyente se explica la vida de distintas formas, basado en supersticiones, mitos o dudas científicas, pero jamás en la Escritura. No tiene la esperanza de la vida eterna. Es un ignorante de las cosas espirituales. Sólo al creer en Jesús adquiere esa esperanza verdadera. El siguiente versículo resume todo lo dicho anteriormente:

“1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; / 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. / 3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; / 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; / 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:1-5)

Estos maravillosos dones del cielo, que son la FE, la PAZ, el AMOR y la ESPERANZA, son la base sobre la cual actuarán el Espíritu Santo y la Iglesia sobre el discípulo aprendiz, desarrollando en él las siguientes virtudes:

1.      Sumisión al Señor, producto de la fe y la humildad.
2.      Sujeción al Cuerpo de Cristo, expresada en obediencia y fidelidad.
3.      Liberación del pecado y reconciliación con Dios, consecuencia del perdón de Dios.
4.      Sanidad interior de culpas, traumas, heridas, complejos.
5.      Devoción a Dios o piedad: oración, alabanza, adoración, ayuno, meditación y ofrenda.
6.      Conocimientos básicos del Reino.

Para el desarrollo de esas virtudes y conductas, tutor y discípulo se reúnen periódicamente y trabajan en cuatro áreas:

·         Orientación personal
·         Sanidad interior
·         Vida devocional
·         Enseñanza cristiana

En relación a la enseñanza cristiana, la Biblia nos enseña que hay niveles de aprendizaje, así establece enseñanzas que son fundamentales:

“1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, / 2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.” (Hebreos 6:1,2)

Por ello se aplican al aprendiz lecciones que le conduzcan a:

-          Identificar los reinos espirituales que gobiernan al ser humano
-          Comprender las distintas instancias de la puerta del Reino
-          Conocer a grandes rasgos las etapas de la vida cristiana
-          Comprender y vivir el Discipulado enseñado por Jesús
-          Conocer y desarrollar las virtudes básicas del discípulo
-          Entender el concepto y método de la sanidad interior
-          Aprender las distintas prácticas de vida devocional
-          Conocer, valorar y vivir el Nuevo Pacto
-          Conocer el fundamento sobre el que se edifica la vida cristiana

Estas lecciones son los primeros rudimentos de la Palabra de Dios:

“11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.  / 12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.  / 13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;  / 14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” (Hebreos 5:11-14)

Las lecciones que se entregan al discípulo aprendiz dicen relación con los siguientes temas:

1.      El Reino de Dios y el Reino de Tinieblas.
2.      La Puerta del Reino.
3.      Puerta, Camino y Meta de la vida cristiana.
4.      El Discipulado.
5.      Virtudes básicas del Discípulo Aprendiz.
6.      Sanidad Interior.
7.      La Vida Devocional.
8.      El Nuevo Pacto.
9.      El Fundamento del Cristiano.

Finalmente, la enseñanza para el discípulo aprendiz está dirigida a adquirir el desarrollo de las virtudes de Fe, Paz, Amor y Esperanza, en fidelidad, perdón, devoción y conocimientos básicos, por medio del discipulado y el discernimiento de las circunstancias de la vida.


APLICACIÓN.
Si usted ha entregado su vida a Jesucristo y se ha bautizado recientemente, necesita de un tutor, un hermano con experiencia en Cristo que le discipule, acompañe y ayude en su crecimiento espiritual. Hay enseñanzas básicas que debe recibir, situaciones emocionales que necesita resolver y sanar bajo la mirada del Señor, prácticas devocionales que aprender y un oído amigo al cual manifestar sus inquietudes para recibir orientación cristiana. Es imprescindible que aprenda con humildad a sujetarse al Cuerpo de Cristo, en la persona de un tutor o pastor: “5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. / 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; / 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1 Pedro 5:5-7)

Si usted es un cristiano que ha crecido en el Señor, es hora que ofrezca a hermanos nuevos el apoyo y la tutoría que su experiencia cristiana le capacita para dar. “...de gracia recibisteis, dad de gracia.” (San Mateo 10:8) Lo que el Señor nos ha dado es para compartirlo con nuestro prójimo, en especial con aquellos hermanos que están iniciándose en el Camino de Cristo.


CONCLUSIÓN.
Esta lección responde a la definición, requisitos y enseñanzas de un discípulo aprendiz:

1) “Discípulo aprendiz” es un cristiano recién convertido y bautizado, que está empezando el Camino de Cristo, carece de mayores conocimientos y experiencias cristianas; que se está preparando para servir al Señor, la Iglesia y su prójimo, y que es guiado por un tutor.

2) Para ser un discípulo aprendiz se requiere: a) Haber cruzado la Puerta del Reino, o sea haberse arrepentido, bautizado y recibido el Espíritu Santo; b) Tener un tutor que lo capacite en el Camino de Cristo; y c) Presentar una actitud de aprendiz, humilde, obediente, dispuesto a aprender, sumiso y sujeto, esforzado en la Gracia y perseverante en la Iglesia del Señor.

3) La enseñanza para el discípulo aprendiz está dirigida a adquirir el desarrollo de las virtudes de Fe, Paz, Amor y Esperanza, en fidelidad, perdón, devoción y conocimientos básicos, por medio de la tutoría y el discernimiento de las circunstancias de la vida.


PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Qué diferencia habrá entre un cristiano que ha tenido un tutor y uno que ha procurado avanzar por sí solo?
2)      ¿Cuál ha sido su experiencia con un tutor, discipulador, director espiritual u otro tipo de apoyo en la vivencia de la fe?
3)      ¿Por qué se aconseja la humildad en la relación con el Cuerpo de Cristo?
4)      ¿Se siente capacitado/a para apoyar o discipular a un cristiano aprendiz?
5)      ¿Qué puede hacer la Iglesia para no perder a los cristianos principiantes?
6)      ¿Cuáles son, de acuerdo a su experiencia, las características positivas y negativas de los cristianos recientes?
7)      ¿Tienen todos los discípulos el mismo ritmo y tiempo de crecimiento?
8)      ¿Podemos apurar el desarrollo de un discípulo?
9)      ¿Qué es un discípulo aprendiz?
10)  ¿Qué se requiere para ser un discípulo aprendiz?
11)  ¿Cuál es la enseñanza para el discípulo aprendiz?
12)  ¿Qué propósitos tienen las acciones de Orientación personal, Sanidad interior, Vida devocional y Enseñanza cristiana en el proceso de Discipulado?
13)  ¿Sobre qué fundamento se edifica la vida cristiana?
14)  ¿Qué significa para un discípulo discernir las circunstancias de la vida?
15)  ¿Qué prácticas de vida devocional conoce usted?
16)  ¿Cómo se relacionan las virtudes teologales de Fe, Amor y Esperanza con las de Fidelidad, Devoción y Conocimiento?
17)  ¿Qué haría usted si recibiera a un cristiano no bautizado?
18)  ¿Qué significa concretamente que el discípulo sea perseverante en la Iglesia del Señor?
19)  ¿Qué frutos o resultados esperaría usted de un aprendiz?
20)  ¿Cuál ha sido su experiencia como tutor/a?
21)  ¿Qué expresión bíblica es similar al refrán “no por mucho madrugar, amanece más temprano”?
22)  ¿Cuál es la importancia de la sumisión y sujeción en la vida discipular?
23)  ¿Conoce y comprende usted las tres instancias de la puerta del Reino?
24)  ¿Cuáles son los temas más básicos en la enseñanza a los discípulos aprendices?


BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”

·         https://www.biblegateway.com