domingo, mayo 26, 2019

CRISTO CREÍDO EN EL MUNDO.


 

 
EL MISTERIO DE LA PIEDAD
LECCIÓN 5

 


© Pastor Iván Tapia 

Lectura bíblica: “6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? / 7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; / 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. / 9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.” (Hechos 1:6-9) 

Idea central: El Evangelio de Jesucristo llegó a ser creído en todo el planeta. 

Objetivos: a) Conocer las razones por las que el Evangelio ha sido creído en el mundo; b) Comprender que el Evangelio debe ser creído por judíos y gentiles; c) Comprender los aspectos que implican el anuncio a judíos y gentiles; d) Valorar la religión como una forma de acercamiento del hombre a Dios; e) Incentivar la conversión de religiosos, facilitándoles el paso de su forma de fe al Evangelio; f) Valorar las familias como receptoras del Evangelio y promover su conversión a Jesucristo; g) Adquirir un concepto de Iglesia abierto hacia la aceptación de las diferencias y centrado en Jesucristo; y h) Valorar y promover la comunicación del Evangelio en sus distintas formas. 

Resumen: Jesús y Su Evangelio llegó a ser “creído en el mundo” porque la Iglesia supo abordar a judíos y gentiles por medio de dos apostolados distintos: el petrino y el paulino; hubo religiosos de los judíos y de la tradición que creyeron y se entregaron a la fe cristiana; el oikos o familia de la época romana fue alcanzado por Jesús; y porque las iglesias vivieron la fe y crecieron en convicción y cantidad.
 

L
a quinta frase del pequeño credo de la Primera Carta a Timoteo dice que Cristo fue  creído en el mundo”. Otros lo traducen “creído por el mundo”. En verdad el mundo experimentó un cambio profundo con la predicación del Evangelio de Jesucristo. Paulatinamente, como la levadura que leuda toda la masa, los conceptos de amor misericordioso y de perdón fueron introduciéndose en los esquemas de pensamiento de la sociedad. Las actitudes hacia los pobres, los desvalidos, las personas con discapacidad, etc. fueron cambiando, desde el rechazo y menosprecio hacia la caridad y luego el respeto y la inclusión. Las profesiones de servicio, la diplomacia, los valores democráticos, la búsqueda de justicia social en gran parte han sido producto del pensamiento cristiano. 

El plan de Jesús fue trazado en la orden profética que les da a los discípulos antes de partir al cielo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8) 

Así llegó a ser Jesús y Su Evangelio “creído en el mundo”. 

¿Por qué se asegura que Jesús fue “creído en el mundo”? 

1.      Porque fue creído por judíos y gentiles.

“7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión / 8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), / 9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.” (Gálatas 2:7-9) 

Los apóstoles y hermanos judíos fueron al principio reticentes a anunciar el Evangelio a los gentiles. El Señor tuvo que convencer a Pedro en una visión para decidirse a evangelizar a los que no fueran judíos: “13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. / 14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. / 15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. / 16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.” (Hechos 10:13-16 

Pero fue San Pablo el apóstol que fue comisionado por el Señor para ir a los gentiles, tal como le habló Jesús a Ananías. “El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15)

El mensaje de Jesucristo debería ser llevado tanto al pueblo de Israel como a todas las naciones. Dios organizó esa misión asignando tareas específicas: Pablo y sus discípulos a los gentiles, Pedro a los judíos. Se sabe, aunque no con certeza pues son noticias transmitidas por tradición oral, que cada apóstol tuvo una comisión especial: Santiago evangelizó en Jerusalén y Judea; Andrés en Grecia; Bartolomé en Armenia e India; Santiago el Menor en Palestina y Egipto; Juan en Asia Menor; Judas Tadeo en Asiria y Persia; Mateo en Etiopía; Felipe en Turquía, Moldavia, Ucrania, Hungría y Rusia; Simón en Samaria, norte de África y hasta Gran Bretaña; y Tomás en la India. Todos, excepto San Juan habrían muerto en el martirio. 

Estos grandes apóstoles, incluido Pablo en reemplazo del traidor, llenaron el mundo conocido en su época, con el Evangelio de Jesucristo. Así lo comenta el Apóstol: “18 Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, / 19 con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.” (Romanos 15:18,19) 

Gracias al trabajo comprometido, valiente y continuo de los apóstoles, a través de veintiún siglos hasta ahora, es que el Evangelio de Jesucristo ha sido creído por judíos y gentiles.
 

2.      Porque fue creído por los religiosos.

“Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” (Hechos 6:7)

“Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.” (Hechos 18:8) 

Personas que escogen profesionalmente el servicio a Dios, sacerdotes llamados “curas” porque entre sus acciones deben curar almas, pastores también dedicados al cuidado de las almas, monjes y monjas que escogen por vocación la vida monástica apartados del mundo para orar por él, otros con la opción de servir a los desamparados, son llamados todos “religiosos” pues han hecho de la Religión su trabajo. La religión no debe ser mal mirada, es la acción de “religar” o volver a unir al ser humano con Dios. Santiago dice que “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” (Santiago 1:27 

En la época de los apóstoles también había religiosos, los sacerdotes que servían en el Templo, los maestros de la ley. Nicodemo y José de Arimatea eran principales entre los judíos, miembros del sanedrín, consejo de rabinos que ejercía la ley en base a la Torá, sin embargo estos dos religiosos llegaron a ser discípulos ocultos de Jesús. El libro de los Hechos de los apóstoles dice que muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. Un rabino de la sinagoga judía de Corinto, llamado Crispo y toda su familia se convirtió a Jesucristo. 

Estos hombres religiosos ya creían en Dios, Jehová, sólo que no sabían que Jesucristo era el Mesías prometido por los profetas. Al seguir a Jesús o a los apóstoles, no dejaron de creer en su Dios sino que profundizaron su fe. Un religioso no tiene que renegar de su anterior fe, sino abrir su corazón a Jesucristo el Hijo de Dios, Dios encarnado, Salvador y Señor. Cuando Cristo es creído por los religiosos se rompen esquemas rígidos, se derriban estructuras y se expresa otra vez la libertad y la Gracia de Jesucristo. Es el caso de Martín Lutero, Juan Wesley y tanto más hombres de Iglesia que se encontraron una vez con Jesucristo Resucitado.  

Jesucristo también puede ser creído por religiosos y religiosas. 

3.      Porque fue creído por las familias.

“26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. / 27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. / 28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. / 29 El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; / 30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? / 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. / 32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. / 33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.” (Hechos 16:26-33) 

La familia es el núcleo básico de la sociedad; en ella se forman los valores de una nación, se desarrollan las vidas de aquellos que son el futuro del mundo. Jesús nació y se crió en el seno de una familia judía que le brindó amor y las enseñanzas de la Torá; Él respetó a Sus padres “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.” (San Lucas 2:52) El Maestro valoró la familia, lo que se denota en la amistad que tenía con la familia de Lázaro, sus hermanas Marta y María. En los milagros de resurrección del hijo de la viuda de Nain y de la hija de Jairo hay una preocupación por la tranquilidad familiar. Muchas veces no entregó Sus enseñanzas en el templo sino en el hogar de una familia y cuando envió el Espíritu Santo lo hizo en el aposento alto de una casa. La Iglesia nació en un hogar y quiere expandirse por todas las casas del mundo. 

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” es la extraordinaria promesa que hace el Señor, por boca de Pablo y Silas en la prisión de Filipos. Dios desea convertir familias completas, levantar iglesias y transformar los corazones de toda una ciudad por obra del Evangelio. es necesario que el Señor Jesucristo sea creído por familias, razón por la que permanentemente oramos por la conversión de familias.
 

4.      Porque fue creído por las iglesias.

“El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.”  (Apocalipsis 1:20) 

Se puede hablar de “las iglesias” y también de “la Iglesia”. Cuando se dice las iglesias nos estamos refiriendo a las distintas comunidades cristianas que hay en el mundo; en cada ciudad del planeta hay muchas iglesias, una o más en cada barrio. A su vez ellas se agrupan de acuerdo a su concepción del mensaje de Dios y tienen una dirección administrativa y teológica. Así podemos referirnos a la iglesia bautista, la iglesia católica, la iglesia pentecostal, la iglesia anglicana, etc. como “las iglesias”.  

En los tiempos de los apóstoles aún no se habían disgregado los cristianos en diversas “sectas” (uso el término en relación a sector y separación, no en forma peyorativa) y “las iglesias” eran los grupos cristianos que se reunían en una localidad, no se separaban aún por doctrina sino nada más que geográficamente. De tal modo se podía uno referir a la Iglesia de Éfeso, la Iglesia de Roma, la Iglesia de Filipos, etc. o también hablar de la Iglesia que se reúne en casa de cierto matrimonio: “3 Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, / 4 que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. / 5 Saludad también a la iglesia de su casa.” (Romanos 16:3-5) 

Pero cuando se dice “la Iglesia” nos estamos refiriendo a esa otra dimensión del Cuerpo de Jesucristo, la Iglesia Universal, la que reúne Su Cuerpo Místico, a todos los creyentes en Él, los que han entregado sus vidas y caminan guiados por Su Evangelio y Espíritu. La Iglesia es más grande que las iglesias y las contiene a todas. Dios es más grande que los hombres, Su corazón es más comprensivo y misericordioso que nosotros, acogiendo amorosamente la diversidad de pensamientos, costumbres y modos de sentir a Cristo. Es imperativo hoy día que ensanchemos nuestro corazón para recibir a aquellos hermanos que difieren de nosotros, pero que son para Dios nuestros amados hermanos, porque son Sus hijos. 

El siete es número de perfección, la Palabra utiliza este símbolo para referirse a las iglesias. Sabemos que la Iglesia es una sola, pero Dios la secciona aquí en siete, partes de un mismo todo, expresiones de una misma entidad. Cada una vive circunstancias distintas y a cada una el Señor le hace una observación, le da un consejo y hace una promesa.  

Apocalipsis representa a las iglesias como candeleros, elementos para iluminar el ambiente; en el tabernáculo la menorah ocupa un lugar muy importante en el ritual judío, esta lámpara de siete brazos, símbolo de los siete espíritus de Dios, una especie de árbol ardiente, como el que vio Moisés en Tierras de Madián cuando le habló Jehová. Cada Iglesia está puesta en la Tierra para iluminar el camino de los extraviados, es un candelero que puede a las personas conducirlas a un encuentro con Dios. Entre todos los candeleros se mueve Jesucristo: “12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, / 13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.” (Apocalipsis 1:12,13) 

San Juan vio al Señor Jesucristo sosteniendo en Sus manos siete estrellas: “Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.” (Apocalipsis 1:16) Estas estrellas son los ángeles de las iglesias, los mensajeros de ellas, los instrumentos que Dios ocupa para cuidar, dirigir y pastorear cada iglesia. Dios necesita ejercer plena autoridad en cada iglesia y para ello se vale de hombres comprometidos con Él y Su causa, pero a éstos los acompaña con el poder sobrenatural de un ángel. Cada iglesia tiene un pastor, pero también un ser celestial que la protege e inspira.  

Jesucristo vive en la Iglesia, en el corazón de sus miembros. Es creído por las iglesias y por toda la Iglesia.
 

CONCLUSIÓN.

Jesús y Su Evangelio llegó a ser “creído en el mundo” porque:

1) Fue creído por judíos y gentiles. Las buenas nuevas de la salvación, obra de Jesucristo en Su muerte expiatoria, alcanzaron a judíos y gentiles. Quien debería llevar el mensaje a los judíos sería el apóstol Pedro y a los gentiles el apóstol Pablo. Así lo hicieron estos valientes y llenaron el mundo con el Evangelio de Jesucristo.

2) Fue creído por los religiosos. Aumentaban los discípulos día a día, convirtiéndose aún los sacerdotes y rabinos de sinagogas.

3) Fue creído por las familias. Los gentiles fueron muy bendecidos con el mensaje de Jesús y eran convertidas familias completas.

4) Fue creído por las iglesias. El avance de la Iglesia que se ve reflejado en el mensaje a las siete iglesias del Asia, en el libro de Apocalipsis. A través de los tiempos creció el número de cristianos en el mundo, llegando a ser el Cristianismo la fe con mayor cantidad de creyentes, la tercera parte del planeta con 2.100 millones de fieles. Hoy día son muchas las iglesias que predican la Palabra de Dios y existen numerosas mega-iglesias.
 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1)      ¿Qué pensaba usted del Evangelio, Dios y Jesús antes de creer en él?

2)      ¿Le hablaría de Jesucristo si conociera a un judío y qué le diría?

3)      ¿Qué cualidades valora en el apóstol Pablo?

4)      ¿Cuál es el principal problema de los religiosos para convertirse a Jesucristo?

5)      ¿Cómo podemos llevar el Evangelio a familias completas?

6)      ¿Qué mensaje le daría usted a la Iglesia de hoy?

7)      ¿Ora su Iglesia por la conversión de familias?

8)      ¿Qué cambios experimentó el mundo con la predicación del Evangelio?

9)      ¿Qué deben cambiar los cristianos para tener mayor influencia en la sociedad?

10)  ¿Qué podemos nosotros como Iglesia hacer por los pobres?

11)  ¿Siente que hay personas a las cuales no ha perdonado?

12)  ¿Cómo ha aplicado los valores cristianos en su profesión u oficio?

 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.

·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 

·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.

·         (1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/

·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.

·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/

·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php

·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd

·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/

·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”


·         https://www.muyhistoria.es/curiosidades/preguntas-respuestas/icuantos-tipos-de-cristianos-hay

·         https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Religiones_del_mundo_porcentajes_act_2018.jpg

·         https://opusdei.org/es-cl/article/42-quien-fue-jose-de-arimatea/

·         https://es.churchpop.com/2017/05/30/este-fue-destino-los-12-apostoles-despues-jesucristo/

·         https://es.wikipedia.org/wiki/Secta

·         https://steemit.com/spanish/@virtud/jesucristo-fue-creido-en-el-mundo

domingo, mayo 19, 2019

CRISTO PREDICADO A LOS GENTILES.

EL MISTERIO DE LA PIEDAD
LECCIÓN 4

 
© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (San Marcos 16:15) 

Idea central: La proclamación del Evangelio es tarea principal de la Iglesia. 

Objetivos: a) Conocer y apreciar las cuatro primeras verdades del misterio de la piedad; b) Comprender y practicar la proclamación del Evangelio como la principal misión de la Iglesia; c) Esforzarse en la tarea de hacer discípulos; d) Procurar la salvación de los pecadores; e) Predicar el Evangelio en obras y palabras; f) Provocar la adoración de Dios; y g) Sanar a las almas heridas que encontremos en nuestro paso. 

Resumen: La proclamación del Evangelio a las naciones es la orden de Jesús a toda la Iglesia. Para ello debemos esforzarnos en hacer discípulos; salvar las almas; predicar con el ejemplo; animar a la adoración de Dios y sanar la sociedad.
 

E
l “credo” de la primera carta a Timoteo 3:16, asevera que es muy grande el misterio de nuestra fe: Primeramente Dios fue manifestado en carne, es decir se hizo humano y habitó entre nosotros como Jesucristo; segundo, fue respaldado por el Espíritu Santo en todas Sus acciones; tercero, los ángeles estuvieron siempre con Él como testigos y participantes en Su misión. La cuarta línea de esta profesión de fe dice que fue “Predicado a los gentiles”, anunciado a todas las gentes, proclamado no sólo a los judíos sino a todos los pecadores.  

Algunas traducciones dicen que fue “proclamado entre las naciones” y esa proclamación sería con gran gozo. Significa que fue anunciado y sigue siendo anunciado entre todas las “etnias”, es decir entre las personas que pertenecen a distintas razas, comunidades lingüísticas y culturales. Se ve en esta aseveración una clara alusión a la tarea misionera o apostólica encomendada a la Iglesia por Jesucristo, tarea conocida como la Gran Comisión. 

Proclamar a Jesucristo en todas las naciones es una de las más importantes misiones de la Iglesia de Jesucristo. En ello ha de ocupar la mayor cantidad de tiempo, energía, capacidades, dinero y pasión, pues significa la salvación de muchas almas.  

¿Qué es proclamar a Jesucristo en las naciones? 

1.      Hacer discípulos.

“19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; / 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (San Mateo 28:19,20) 

Un discípulo es en términos actuales un alumno, un aprendiz, alguien que sigue a un maestro. Cuando Jesús encargó a los apóstoles que fueran por el mundo e hicieran discípulos, es que tenía la intención de que muchos se volvieran a Él y siguieran Su doctrina, el Evangelio.  

El proyecto de Dios ocupa todo el planeta, incluye todas las naciones, sin distinción de tipo de gobierno, cultura, raza y hasta religión. Él quiere alcanzar con Su buena nueva a todo el orbe. No debemos limitarnos en esto, ya que es el deseo de Dios entregar Su mensaje de Amor. 

El bautismo es la señal concreta de que una persona se ha arrepentido de sus ofensas a Dios, ha reconocido a Jesucristo como su Salvador y Señor, y ha recibido el perdón de sus pecados. El bautismo es la inmersión del nuevo creyente en agua, como símbolo de su muerte a la antigua vida y su resurrección a una nueva vida. Es un sacramento instituido por Jesucristo. 

Este sacramento lo aplica un ministro de Dios o un discípulo maduro al cual éste delega esa función. Se realiza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, o sea de la Trinidad. Tres son los Testigos divinos que respaldan este acto sagrado. En sí mismo el bautismo no salva pero sí es una demostración ante Dios, la Iglesia y el mundo, de que el bautizado ha “nacido de nuevo”. 

El “discipulado”, o sea la formación como discípulo de Jesús, comienza con el bautismo pero continúa en forma permanente con la enseñanza del Evangelio. Lo que se enseña es la vida de Jesús y esta es más que una teoría, es más que una teología o doctrina, es el ejemplo de fe, paz, amor y esperanza que transmite Dios a través de un tutor al discípulo. El discipulado es transmisión de vida. La sana doctrina siempre es acción, el ejercicio práctico de las enseñanzas de Jesús, el Maestro: 

“1 Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. / 2 Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. / 3 Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; / 4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, / 5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. / 6 Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; / 7 presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, / 8 palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros. / 9 Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; / 10 no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.” (Tito 2:1-10) 

Al cumplir esta misión somos acompañados siempre por el Espíritu Santo de Dios, Cristo en nosotros. Fue la promesa de Él y la ha cumplido. En esta tarea tendremos penas, alegrías, decepciones, haremos amigos y enemigos, a veces tendremos éxito y otras lograremos muy poco, pero siempre el Consolador nos animará, porque el Maestro lo prometió: “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. 

Proclamar a Jesucristo en las naciones es hacer discípulos. 

2.      Salvar a los pecadores.

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” (1 Timoteo 1:15) 

Recuerdo que al inicio de mi carrera cristiana gritábamos por las calles de mi ciudad esta frase, llenos de amor, fe y sano orgullo, porque proclamábamos una verdad. Si somos fieles al Señor trabajaremos en la evangelización, procurando la salvación de las almas. Tal vez algunos lo harán tímidamente, mientras otros serán más agresivos en su exposición del Evangelio de Jesucristo; lo importante es que ambos lo hacen en obediencia al mandato de Jesús. La fidelidad al Señor y a la Iglesia es una de las primeras enseñanzas para el discípulo aprendiz, quien debe llegar a ser un fiel seguidor de Cristo.  

La Palabra de Dios es para todos, no sólo para algunos escogidos o para personas con inclinaciones místicas o religiosas, sino para toda alma pues todos necesitamos encontrarnos con Jesucristo, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23) Aún los ateos, los incrédulos, los desconfiados de la fe cristiana, los de otras religiones, necesitan escuchar el Evangelio. No deberíamos temer el rechazo, la burla ni la respuesta agresiva a la prédica o exposición de la Verdad de Dios. 

¿Y cuál es el mensaje? Que Jesucristo vino para salvar a los pecadores. Ninguna duda queda para nadie en este mundo de que el Maestro era un Hombre de paz, que actuó con sinceridad, nobleza y absoluta entrega. El Amor se transmitía en Sus palabras y actos. Un Hombre bueno que murió por Amor a la Humanidad, que dio Su vida en la cruz, que no pronunció palabras de venganza ni manifestó odio hacia Sus torturadores, fue Jesús de Nazaret. Su Persona es la que producirá esa atracción; Su Espíritu en nosotros dando testimonio de Amor; el Espíritu Santo obrando en el pecador operará la conversión. 

El reconocimiento de que, aún siendo cristianos, somos pecadores, es crucial. No debe haber orgullo ni vanidad en el corazón, ningún aire de superioridad, falsa santidad ni hipocresía. El cristiano ha de ser normal, sincero, honesto, sencillo, como Jesús advirtió: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.” (San Mateo 10:16) Pablo dijo que él era el primer pecador y todos los cristianos somos eso. La única diferencia entre nosotros y los pecadores del mundo, es que nosotros somos pecadores arrepentidos.   

Salvar a los pecadores es nuestra misión, proclamar la salvación que hay en Cristo. Proclamar a Jesucristo en las naciones es salvar a los pecadores. 

3.      Predicar el Evangelio.

“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”  (San Mateo 24:14) 

La profecía de Jesús sobre los últimos tiempos dice que antes del fin, es decir antes que Él vuelva, será predicado el Evangelio en todo el planeta. De muchas formas está siendo dado a conocer: Por radio, televisión, periódicos, revistas, libros, eventos masivos, música, internet, etc. También es dado a conocer por medio de obras sociales que sirven a los pobres, enfermos, presos, niños abandonados, matrimonios, drogadictos, etc. Si bien es cierto todas estas maneras de dar a conocer a Cristo son importantes, hay una más sutil y profundamente necesaria: Vivir a Cristo en la vida diaria como discípulos del Señor.  

No pasemos por alto el apellido que da este texto a la palabra “evangelio”, dice “evangelio del reino”. ¿Estamos predicando el Evangelio del Reino u otro evangelio? Algunos anuncian el evangelio del terror que atemoriza con el infierno y el castigo Divino; otros el evangelio de la Ley que sólo da órdenes, mandamientos y obligaciones al cristiano, so pena de perder la salvación; o el evangelio de las ofertas que promete salud, dinero, éxito, prosperidad material y felicidad gratis, un evangelio liviano que olvida que “El reino de Dios es gratuito, pero no barato”[1]; otros un evangelio emocional de llanto y risas, aplausos y sensaciones, pero muy alejado de la realidad diaria; por el contrario está el evangelio racional y teológico, que es teórico y austero pero se olvida de la humanidad del Cristo... ¿Qué Evangelio predicaremos? La Biblia nos dice “el Evangelio del Reino”, aquel que tiene a Jesucristo como Señor, que se somete a Él y se sujeta a la Iglesia, aunque humana también divina, depositaria de la fe. 

La predicación del Evangelio del Reino es con hechos más que con palabras. Los hechos hablan más fuertemente que las razones. La práctica del Evangelio importa más que la Teología. La praxis de la Verdad es el verdadero testimonio. Muchos piensan que testificar es hablar, contar lo que Cristo ha hecho en sus vidas, comunicar verbalmente, pero en verdad testificar es ser testigo de Cristo, es vivir y morir por Él, es representar, experimentar, mostrar a Jesús en nuestros actos. Puede que un cristiano nunca hable de Cristo, nunca predique de Él con palabras, pero ayuda al desvalido, ruega por el que sufre, actúa con honestidad, ora con sinceridad, es agradecido, tiene contentamiento, en fin ama y sabe perdonar; aquél testifica a Cristo con su vida y así siembra la fe.  

Antes de que venga el fin de los tiempos, es preciso que el Evangelio sea predicado a todas las naciones: “Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones.” (San Marcos 13:10) Proclamar a Jesucristo en las naciones es predicar el Evangelio del Reino con hechos y palabras. 

4.      Provocar la adoración.

“¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.” (Apocalipsis 15:4) 

Temer a Dios no es tenerle miedo; Él no es un Padre que quiera atemorizarnos o gobernarnos por medio del terror, sino un Dios amoroso al cual debemos respetar como nuestro Creador, Dueño y Padre Celestial. Los cristianos lo respetamos y le damos gloria por la importancia capital que tiene para nosotros, es el Primero en nuestras vidas. 

Sólo Dios es Santo, todos los seres humanos somos una raza caída, inclinada al mal, sujeta a las debilidades de la carne, de nuestras mentes corruptas, necesitados de Él para poder levantarnos por sobre nuestra condición de pecadores. No hay otro Santo fuera de Dios y si la Biblia nos llama “santos” es porque Jesucristo, por Su sacrificio, ha limpiado nuestras culpas y ahora Dios nos considera justos. 

Cuando los juicios de Dios se manifiesten al final de los tiempos y la Humanidad sufra el castigo por sus muchas desobediencias; cuando regrese el Señor y se instale en Jerusalén para gobernar el planeta, entonces todas las naciones reconocerán a Jesucristo como Señor y representantes de todas ellas irán a la Ciudad Santa para adorarle. Pero no necesitamos esperar Su regreso para adorarle. Él ya ha expuesto en el libro de la Revelación Su victoria, por tanto debemos adorarle ya. Quien ha nacido de nuevo, quien se ha convertido a Jesucristo, le adora cada día del resto de su vida. 

Cuando proclamamos el Evangelio, de algún modo estamos conduciendo a las personas al reconocimiento y la adoración del Hijo de Dios. Proclamar a Jesucristo en las naciones es provocar a la adoración. 

5.      Sanar a las naciones.

“En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.” (Apocalipsis 22:2) 

Esta es una imagen de lo que debe ser y es la Iglesia de Jesucristo. Es una ciudad en el sentido que ella conforma una gran comunidad de comunidades; son muchas las comunidades cristianas, con distintos ritos, costumbres, liturgias, tradiciones, enfoques, formas de alabanza, ministerios especiales, etc. Mas todas forman la única Iglesia del Señor, son como una gran ciudad con muchos barrios.  

Un río maravilloso da vida a la ciudad, el río del Espíritu Santo riega, da crecimiento, alimenta, purifica y empodera a la Iglesia. Sin el Espíritu la Iglesia es nada, sólo una institución humana más, quizás con buenas intenciones pero sin la bendición de Dios. El Espíritu Santo que sale del trono de Dios es el que entrega autoridad a la Iglesia. 

En ambas riberas de este río crece el árbol de la vida, el mismo árbol que estaba en el Edén: “Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.” (Génesis 2:9) No es el árbol del cual comieron en rebeldía Adán y Eva; tampoco alguno de esos árboles deliciosos que les alimentaban; sino el árbol de la vida. Nosotros somos ese Árbol de Vida, somos ramas del Árbol de la Vida. Podemos serlo si estamos unidos a Jesucristo, “la raíz de David” (Apocalipsis 5:5) Jesús es la Raíz del Árbol de la Vida. También se le representa como la vid: “1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. / 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” (San Juan 15:1,2) Cristo y Su Iglesia estamos íntimamente unidos en un solo cuerpo u organismo. 

Este árbol es sumamente productivo y da continuamente fruto. Dice que cada mes da un fruto nuevo. ¡Quiera Dios que sea la Iglesia así de fructífera y de todo tipo de buenos frutos: Virtudes cristianas, buenas obras, nuevas almas convertidas! Por el fruto puede reconocerse al buen árbol: “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.” (San Mateo 7:17) 

El efecto que tiene una Iglesia que es Árbol de Vida, que da buenos frutos, es que produce sanidad. ¿Estamos sanando a nuestra sociedad o la enfermamos más aún? ¿Qué ejemplo de amor y perdón estamos dando a la sociedad en que nos ha tocado vivir? ¿Ayuda nuestra comunidad cristiana a la sanidad del alma de las personas que la rodean? Las hojas de algunos árboles, arbustos y hierbas son utilizadas en distintas culturas para sanar de enfermedades y heridas. En este caso, la Biblia plantea que las hojas del Árbol de la Vida son para sanar a las naciones. Es función de la Iglesia sanar la sociedad con el mensaje del Evangelio. 

Proclamar a Jesucristo en las naciones es sanar a las naciones. 

CONCLUSIÓN.

Las cuatro primeras verdades del misterio de la piedad son que Dios fue manifestado en carne, fue justificado en el Espíritu, visto de los ángeles y predicado a los gentiles. Proclamar a Jesucristo en las naciones es tarea fundamental de la Iglesia y consiste en: 1) Hacer discípulos; 2) Salvar a los pecadores; 3) Predicar el Evangelio; 4) Provocar la adoración; y 5) Sanar a las naciones.

 

 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1)      ¿Qué importancia tiene que Dios fuese manifestado en carne?

2)      ¿Cómo entiende usted que Cristo haya sido justificado en el Espíritu?

3)      ¿Cuál fue el papel de los ángeles en el ministerio de Jesucristo?

4)      ¿Qué habría pasado si el Evangelio no hubiese sido predicado a los gentiles?

5)      ¿Cómo está usted ayudando a la proclamación de Jesucristo?

6)      ¿Cómo podría nuestra nación convertirse a Jesucristo?

7)      ¿Cuál ha sido su mayor dificultad para “hacer discípulos”?

8)      ¿De qué tienen que salvarse los pecadores?

9)      ¿Cómo entiende usted que es “predicar el Evangelio”?

10)  ¿Cómo puede la Iglesia provocar a la adoración de Dios?

11)  ¿Cuáles son las principales enfermedades espirituales de nuestra sociedad?

12)  ¿Es posible predicar el Evangelio del Reino sólo con hechos?

13)  ¿Estamos predicando el Evangelio del Reino u otro evangelio?

14)  ¿Estamos los cristianos sanando a nuestra sociedad o la enfermamos más aún?

15)  ¿Qué ejemplo de amor y perdón estamos dando a la sociedad en que nos ha tocado vivir?

16)  ¿Ayuda nuestra comunidad cristiana a la sanidad del alma de las personas que la rodean?

17)  ¿Cuál debe ser la actitud de las distintas religiones (cristianismo, Islam, budismo, etc.) hacia las “etnias”?

18)  ¿Cómo podemos llevar el Evangelio a la diversidad de razas, comunidades lingüísticas y culturales?

19)  ¿Cuál es, a su juicio, la tarea más importante de la Iglesia?

20)  ¿Es la Iglesia una institución humana o divina?

21)  ¿Por qué se compara la Iglesia con una gran ciudad con muchos barrios?

 

 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.

·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 

·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.

·         (1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/

·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.

·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/

·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php

·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd

·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/

·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”




[1] D. Bonhoeffer