domingo, noviembre 07, 2021

UNA BOCA QUE HABLA SABIDURÍA

 




MAYORDOMÍA

CONSEJO 4 


© Pastor Iván Tapia

 

“La lengua de los sabios adornará la sabiduría;

Mas la boca de los necios hablará sandeces.” (Proverbios 15:2) 

 

E

l dístico que encabeza este capítulo hace una relación entre boca y sabiduría. La boca y la lengua contenida en ella, es el órgano que se usa para la comunicación humana. La sabiduría es en un sentido práctico, tal vez para la cultura hebrea, la facultad para actuar con sensatez y prudencia; pero también implica un conjunto de conocimientos amplios y profundos de la vida, basados en el estudio y la experiencia. La comunión con Dios y Su Palabra, más las experiencias y la reflexión de ellas, nos entregarán esa sabiduría de la que habla la Biblia. 

Cada dicho de una persona sabia hace más hermosa esta virtud de sabiduría,  en cambio el necio la afea hablando torpemente. Un cristiano no puede ser un necio, ya que tiene el Espíritu Santo habitando en él y uno de los dones del Espíritu es la sabiduría: 

“Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.” (Isaías 11:2) 

Parte de la mayordomía cristiana es el dominio de la lengua, el correcto hablar. En nuestro tiempo mucha comunicación se da por escrito, sea en cartas en papel o en forma virtual. En ese ámbito también debe darse esta ética del hablar, la buena conversación, aplicando los valores cristianos. A continuación veremos la relación  que hay entre boca y sabiduría. 

¿Qué relación hay entre la boca y la sabiduría? 

  1. La sabiduría viene de la boca de Dios.

 “Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.” (Proverbios 2:6) 

La sabiduría del mundo no es la sabiduría de Dios, suele ser astuta e interesada. La sabiduría de Dios es eterna. Santiago, el líder de la Iglesia de Jerusalén, define las características de la sabiduría Divina: 1) pura, 2) pacífica, 3) amable, 4) benigna, 5) llena de misericordia, 6) fructífera, y 7) verdadera. Lo expresa de este modo: 

“13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. / 14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; / 15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. / 16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. / 17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. / 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” (Santiago 3:17) 

Es conveniente acercarse a la Palabra de Dios escrita en la Biblia para adquirir la sabiduría Divina y por tanto desarrollar la inteligencia espiritual: 

“Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca (Proverbios 4:5) 

El Apóstol oraba para que los discípulos de Éfeso adquirieran esa sabiduría e inteligencia espiritual: 

“16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, / 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” (Efesios 1:16,17) 

Las palabras del ser humano, cuando está dotado de experiencia, cuando ha sufrido y reflexionado sobre la vida, cuando de alguna forma se ha acercado a Dios o a los principios Divinos, entonces esas palabras que salen de su boca son como aguas profundas que brotan limpias y refrescantes cual manantial: 

“Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; Y arroyo que rebosa, la fuente de la sabiduría.” (Proverbios 18:4) 

La mujer virtuosa, según la Biblia, habla palabras sabias y siempre es sensible a las necesidades humanas; es misericordiosa, compasiva, benevolente con su prójimo: 

“Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.” (Proverbios 31:26) 

De la boca de Dios surge Su Palabra, la que está llena de sabiduría para alimentar el alma humana. 

 

2.      La sabiduría no abunda en la boca del necio

“Los sabios guardan la sabiduría; Mas la boca del necio es calamidad cercana.” (Proverbios 10:14) 

Así como los hombres sabios atesoran sabiduría, los necios la despilfarran, no la reconocen y actúan de tal forma que cosechan sólo calamidades. Seguramente usted puede identificar a aquellas personas faltas de sabiduría y orar por ellas, pues caminan al despeñadero. 

Casi siempre el necio es soberbio. Su necedad le hace ser imprudente y orgulloso. Y su soberbia lo conduce a la necedad. Esto se expresa en sus palabras que agreden con soberbia y vanidad. Muy al contrario los sabios suelen callar, suavizar la crítica haciéndola constructiva y guardando siempre humildad: 

“En la boca del necio está la vara de la soberbia; Mas los labios de los sabios los guardarán.” (Proverbios 14:3) 

“La boca de los sabios esparce sabiduría; No así el corazón de los necios.” (Proverbios 15:7) 

Quien es inteligente y ha cultivado su alma en la sabiduría de Dios busca más conocimiento y desea crecer interiormente. En cambio el torpe reúsa la buena comida espiritual y alimenta su alma con basura: 

“El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.” (Proverbios 15:14) 

La sabiduría es como un objeto de lujo para el necio, le resulta inalcanzable y cuando se enfrenta a ella permanece callado porque la sabiduría le resulta aplastante: 

“Alta está para el insensato la sabiduría; En la puerta no abrirá él su boca.” (Proverbios 24:7) 

La persona necia carece de sabiduría y su lengua transmite palabras torpes que yerran y hieren al interlocutor. 

 

3.      La sabiduría se expresa en una boca prudente.

 “El hipócrita con la boca daña a su prójimo; Mas los justos son librados con la sabiduría.” (Proverbios 11:9) 

La Escritura relaciona la sabiduría con la boca; la sabiduría está en el interior del hombre sabio y la boca habla lo que hay en su interior, como dijo Jesús a los fariseos: 

¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (San Mateo 12:34) 

La Biblia llama hipócritas a quienes aparentan santidad pero sus corazones están llenos de pecado, por tanto lo que de sus labios son palabras de ironía, mordacidad, murmuración, odio, prejuicios, en fin expresiones que no edifican sino que destruyen al interlocutor. Hay personas que por sus labios sólo destilan veneno. Son personas muy peligrosas en la sociedad y también en la Iglesia. 

Si queremos ser cristianos sabios, necesitamos aprender a retener nuestros labios para hablar palabras prudentes y que den gracia al que las escucha: 

“El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios.” (Proverbios 16:23) 

Las groserías, las frases de doble sentido, las palabras ociosas, las burlas crueles, el chisme, la murmuración,  son palabras que corrompen el alma del que las dice y del que las escucha: 

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4:29) 

La prudencia es la virtud que consiste en la recta razón en el obrar. Dirige y gobierna todas las virtudes, puesto que sin prudencia podemos exagerar, lastimar o lastimarnos, errar en el actuar, incluso en el buen actuar. Así la prudencia es una gran virtud que debe gobernar la lengua y nuestras acciones. 

La boca del sabio es prudente en el hablar.

 

CONCLUSIÓN.

La Escritura hace una vinculación entre la boca y la sabiduría. La boca es el órgano que sirve tanto para alimentarnos, respirar, besar y también hablar. Entonces es un órgano de comunicación. La lengua y todo el aparato fonador se utilizan para hablar. Pero el contenido de lo que se habla o lenguaje es una expresión de algo que está dentro de nosotros, en nuestro cerebro y es el pensamiento. Por tanto la boca transmite el pensamiento. En éste puede haber o no haber sabiduría; su ausencia es la necedad. 

La Biblia declara que: 1) La sabiduría viene de la boca de Dios; 2) La sabiduría no abunda en la boca del necio; y 3) La sabiduría se expresa en una boca prudente.