domingo, mayo 31, 2020

¿CUÁL ES TU TESTIMONIO?


 EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 27



© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “9 Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. / 10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia. / 11 Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. / 12 Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero. / 13 Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y pluma, / 14 porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara. / 15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno en particular.” (3 Juan 1:9-15)

Idea central: Testimonio positivo y negativo de cristianos.

Objetivos: a) Conocer, apreciar y practicar las actitudes de sencillez, sumisión, humildad y comprensión; b) Identificar y evitar en sí mismo actitudes de egolatría, rebeldía, altanería y autoritarismo; c) Comprender el concepto de testimonio cristiano, practicando la vivencia de la Verdad; d) Conocer el testimonio que tuvieron Diótrefes y Demetrio en la primera Iglesia.

Resumen: San Juan nos muestra por medio del testimonio de dos personajes lo que un cristiano debe ser y lo que no deber ser. No tener una actitud ególatra, rebelde, altanera ni autoritaria, sino que el buen testimonio del entorno, practicar la verdad y el reconocimiento de los ministros de Dios.


S
e podría decir que esta tercera epístola de San Juan está dedicada a poner de relieve la importancia que tiene el testimonio cristiano. Testimonio se define como la declaración que hace una persona para demostrar o asegurar la veracidad de un hecho por haber sido testigo de él. También es la prueba que sirve para confirmar la verdad o la existencia de una cosa. En el ámbito cristiano testimonio es la expresión de la fe en Jesucristo que un creyente da a conocer a otros, tanto en hechos como en palabras. El testimonio de vida confirma su calidad de convertido a Jesucristo.

En la enseñanza anterior vimos el ejemplo de Gayo, un testimonio vivo de lo que debe ser un buen cristiano. En la presente lección Juan nos muestra lo que no debe ser y lo que debe ser un discípulo de Jesucristo como testigo del Evangelio.


¿Qué debe ser y no debe ser un discípulo de Jesucristo?

1.      El ejemplo de Diótrefes, lo que no debe ser un discípulo.
“9 Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. / 10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.” (3 Juan 1:9,10)

Aquí tenemos a un “hermano” que no valora ni respeta al propio apóstol Juan. Este cristiano no considera autoridad a quien estuvo con el señor Jesucristo. ¿Será porque es ya un hombre anciano? ¿Creerá que ahora es él quien tiene una mejor visión del Evangelio? La Biblia no nos entrega mayores antecedentes de este creyente con autoridad en la iglesia local, pero a través de las palabras de san Juan y del conocimiento que tenemos del alma humana, podemos inferir la base de su mala actitud.

a)      Una actitud ególatra.
Al pastor Diótrefes “le gusta tener el primer lugar entre ellos”, quiere que todos los hermanos de su iglesia lo respeten, amen y escuchen sólo a él y a ningún otro, aún siendo un apóstol el que venga a hablarles. Quiere que en el corazón de ellos esté primero él. ¿Querrá también ocupar el lugar del Señor en sus corazones? ¿O querrá ser él una especie de mediador o representante único de Cristo? Es un hombre ególatra que se ama a sí mismo y pide que los demás lo amen y admiren. Por lo tanto es también un egocéntrico, el centro de su vida en verdad no es Cristo sino su propio yo. Desconoce la enseñanza de Jesús que dice:

“24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. / 25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.”
(San Mateo 16:24,25)

Tampoco ha escuchado decir a San Pablo:

“3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. / 4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, / 5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.” (Romanos 12:3-5)

b)      Una actitud rebelde.
San Juan escribe: “no nos recibe”. Diótrefes no quiere recibir al apóstol y sus ayudantes, no reconoce la autoridad de ellos. Por lo tanto no reconoce el orden en el Cuerpo de Cristo:

“27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. / 28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.” (1 Corintios 12:27,28)

Primeramente apóstoles, dice la Palabra, y Diótrefes no los respeta. Quizás siente envidia del apostolado y su corazón está en guerra contra la autoridad. En el fondo, como Lucifer, quiere robar la autoridad de Dios y hacerse él mismo un dios:

“12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. / 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; / 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.” (Isaías 14:12-14)

c)      Una actitud altanera.
El tal hermano Diótrefes habla mal del apóstol y sus compañeros de misión, murmurando de ellos; probablemente lo hace de tal forma que despierta sospechas de su autoridad, testimonio y enseñanzas; puede que invente y mienta con palabras maliciosas. ¡Tanto daño puede producir la lengua contra nuestro prójimo! Algunos cristianos tienen la mala costumbre de hablar mal de sus hermanos en la fe, suelen hacerlo con más soltura si esos hermanos son de otra congregación o denominación, incluso hablan mal de los siervos de Dios, sea por su teología o por su vida. Tal cosa es lamentable, no edifica y es un pésimo testimonio del cristianismo en medio de una sociedad no creyente. Más grave es cuando esa costumbre es de ministros del Señor; no tenemos derecho a criticar ni juzgar a nuestros hermanos, tal tarea dejémosla al Señor. No podemos crecer espiritualmente parloteando con palabras malignas contra nuestros hermanos. La Palabra de Dios nos advierte:

“Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; No sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.” (Salmo 101:5)

d)      Una actitud autoritaria.
Dice la carta: “a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.” El mal pastor se molestaba con quien quería recibir en su casa al apóstol y misioneros, se lo prohibía autoritariamente y si ellos lo hacían los expulsaba de la iglesia. El autoritarismo es el sometimiento absoluto a una autoridad humana. Es cierto que Dios nos ordena sujetarnos a las autoridades, en especial de la Iglesia, pero también a estas les dice que no deben gobernar como si fuesen dueños de las personas, sino con respeto y sirviéndolas con amor:

“1 Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: / 2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;  / 3 no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.  / 4 Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” (1 Pedro 5:1-4)  

La labor de los ministros de Dios es enseñar, aconsejar, orientar, advertir en base a la Palabra de Dios y no exigir más allá de lo que es respeto y buen comportamiento en las relaciones eclesiales, pero cada uno tiene su vida y deberá dar cuenta al Señor en su momento. Los ministros de Dios no deben sobrepasarse en la autoridad que les ha sido dada para servir a la comunidad cristiana.

Diótrefes, perfil de un mal cristiano.

He aquí el perfil de un mal cristiano que lamentablemente ha llegado al liderazgo, Diótrefes es un mal modelo a seguir, ególatra, rebelde, altanero y autoritario. Líbrenos el Señor de tener tales actitudes y de que nuestros líderes las ostenten. Al contrario, el buen ministro de Dios y el buen discípulo deben ser sencillos, sumisos, humildes y comprensivos, como lo aconseja San Pablo:

“22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. / 23 Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. / 24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; / 25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, / 26 y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.” (2 Timoteo 2:22-26)


2.      El ejemplo de Demetrio, lo que debe ser un discípulo.
“11 Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. / 12 Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.”  (3 Juan 1:11,12)

Dios nos invita a imitar todo lo bueno y lo que es de buen nombre. Muchos ejemplos hay en la Escritura para ello. Hemos visto el mal ejemplo de Diótrefes, mas también está el positivo ejemplo del hermano Demetrio. El nombre griego Diótrefes significa “alimentado por Zeus”, lo cual retrata muy bien a este hermano alimentado por su vanidoso ego. En cambio el nombre Demetrio proviene de la diosa griega Deméter, de la agricultura y la tierra; alguien consagrado al cultivo de su alma.

Si imitamos a aquellos que han hecho lo bueno, estaremos en el camino de Dios, más si imitamos o nos dejamos guiar por aquellos que hacen lo malo, caminaremos con el diablo. “El que hace lo malo, no ha visto a Dios” dice San Juan. Huyamos, entonces, de las malas actitudes de Diótrefes y sigamos el buen ejemplo de Demetrio. Estas eran sus cualidades:

a)      Tenía un buen testimonio.
Las personas hablaban bien de él, lo cual significa que era un hombre bueno, un cristiano que vivía el Evangelio de Jesucristo. Dice la carta: “Todos dan testimonio de Demetrio”. Nuestro testimonio es lo que se ve y se oye de Cristo en nosotros. Las personas observan nuestra conducta y llegan a tener una opinión de nosotros. Un creyente puede hablar mucho de Dios, estar continuamente recitando textos bíblicos y exponer su fe ante los demás, pero no ser respetado porque sus hechos no coinciden con sus palabras. A veces es mejor hablar menos y actuar más. El Evangelio es acción, es vida, es vivencia de Jesucristo. De lo contrario es pura religiosidad farisea. Jesús a esa religiosidad la consideraba una hipocresía y la llamaba “la levadura de los fariseos” porque impregnaba a la persona y a la sociedad de algo falso.

b)      Practicaba la verdad.
Otra vez recordemos que para San Juan la Verdad es el Amor, de modo que practicar la Verdad es actuar con el amor de Dios. El mandamiento dejado por Jesús fue amarnos los unos a los otros. Si lo practicamos estamos en la Verdad, si no lo practicamos no caminamos en la verdad y somos mentirosos y ciegos. La carta dice  “Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma”. Si un cristiano es o procura ser siempre paciente, bondadoso, humilde, delicado, altruista, sereno, jovial, compasivo, magnánimo, es un cristiano que está amando como Jesús nos pide, es un cristiano que está caminando en la Verdad. Demetrio practicaba la Verdad, por eso la Verdad misma daba testimonio de que él era un buen hijo de Dios.

c)      Los ministros del Señor lo reconocían.
San Juan escribió de Demetrio: y también nosotros damos testimonio”. Los ministros del Señor tenemos discernimiento de Sus ovejas y sabemos distinguir cuáles son corderos, ovejas, cabritos o lobos con piel de oveja. El apóstol y sus compañeros conocían espiritualmente a Demetrio y percibían que era un auténtico hijo del Señor, daban testimonio de él.

Al Espíritu Santo no se le puede engañar. Él da testimonio de quienes son verdaderos y quienes falsos. La enseñanza de Jesús es muy práctica al respecto:

“15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. / 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? / 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. / 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. / 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. / 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.” (San Mateo 7:15-20)

Como San Juan dice, “vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero”, un ministro puede dar testimonio de un hermano si el propio testimonio es verdadero. Por eso todo líder de la Iglesia debe guardarse del mal:

“11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. / 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” (1 Timoteo 6:12)

Demetrio, perfil de un buen cristiano.

Así como Diótrefes nos muestra el perfil de un mal cristiano, Demetrio nos da el del buen discípulo de Jesucristo, el cual tiene un buen testimonio de todos, practica la verdad del Evangelio que es el Amor y cuenta con el reconocimiento de los siervos del Señor.

CONCLUSIÓN.
De acuerdo a esta epístola de San Juan, el buen cristiano no debe tener una actitud ególatra, rebelde, altanera ni autoritaria, como la presentó el líder Diótrefes, sino que debe ser sencillo, sumiso, humilde y comprensivo. El buen cristiano debe tener un buen testimonio del entorno, practicar la verdad del Evangelio de Jesucristo; tener el reconocimiento de los ministros del Señor, como lo tuvo Demetrio.


PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Qué conductas evidencian en un cristiano una actitud ególatra?
2)      ¿Cómo se expresa la rebeldía de los cristianos en la Iglesia?
3)      ¿Por qué la altanería no es compatible con el Evangelio?
4)      ¿Puede un ministro de Dios ser autoritario y qué consecuencias podría tener ello?
5)      ¿Se considera usted un/a cristiano/a sencillo/a?
6)      ¿Cómo podemos desarrollar una actitud comprensiva hacia los hermanos en la fe?
7)      ¿Conoce usted el testimonio que proyecta en su entorno?
8)      ¿Cómo puede esta iglesia practicar la verdad del Evangelio?
9)      ¿Cuenta usted con el reconocimiento de algunos ministros del Señor?
10)  ¿Qué similitudes hay entre Gayo y Demetrio?
11)  ¿Cómo puede dañar la murmuración y la mentira a una congregación?
12)  ¿Es correcto criticar a otros cristianos por su doctrina?
13)  ¿Qué riesgos se corre al hablar mal de un siervo de Dios?
14)  ¿Cuál es el motivo central de esta epístola?
15)  ¿Cómo define usted “testimonio” y “testimonio cristiano”?
16)  ¿Qué define a un verdadero discípulo de Jesucristo?
17)  ¿Qué espera usted de un líder cristiano?
18)  ¿Confronta su pastor en la prédica los hechos con las palabras?


BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
·         (1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”

·         https://www.biblegateway.com
·         https://www.youtube.com/watch?v=wQtMnuBzb4c

domingo, mayo 24, 2020

ASÍ COMO PROSPERA TU ALMA


 EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 26



© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “1 El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. / 2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. / 3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. / 4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. / 5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, / 6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. / 7 Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. / 8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.”  (3 Juan 1:1-8)

Idea central: Las cualidades de Gayo.

Objetivos: a) Conocer y apreciar la figura de Gayo, discípulo de San Juan; b) Identificar las cualidades de Gayo e imitarlas; c) Buscar la prosperidad integral (espiritual, física y material); d) Andar en la Verdad, teniendo comunión con Jesús y amando a nuestros hermanos; e) Servir a los hermanos en la fe con compasión, bondad, buena disposición y generosidad; f) Practicar la hospitalidad acogiendo a los hermanos en la fe; y g) Recibir a los misioneros apoyándolos y acompañándolos para servir al Evangelio.

Resumen: Hay personajes en la Biblia, como Gayo discípulo de San Juan, que presentan virtudes que todo cristiano debiera desarrollar en estos tiempos, como desarrollar la espiritualidad,  amar a Dios y al prójimo, servir a los hermanos, practicar la hospitalidad y apoyar a los que siembran el Evangelio.



N
uevamente San Juan se identifica como “el anciano” escribiendo a Gayo, un “hijo en la fe” del apóstol, un discípulo suyo. Inicia su pequeña pero valiosa carta con las siguientes palabras: “1 El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad.” (3 Juan 1:1) No hay que confundir a este Gayo con otros creyentes del mismo nombre que registra la Escritura:

·         Gayo, cristiano de Macedonia, y compañero de Pablo. Juntamente con Aristarco, fue arrestado y llevado al teatro durante el tumulto en Éfeso: “28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!  / 29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.”  (Hechos 19:28,29)
·         Gayo, converso de Derbe de Licaonia y compañero de Pablo, un gálata: “3 Después de haber estado allí [Grecia] tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia. / 4 Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.”  (Hechos 20:3,4) Derbe era una ciudad de Galacia, al sureste de Licaonia, visitada por Pablo en sus tres viajes.

·         Gayo, cristiano de Corinto a quien Pablo había bautizado, y que no sólo le había ofrecido hospitalidad a él, sino a toda la Iglesia, como queda expresado en sus cartas: “23 Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.”  (Romanos 16:23). También lo nombra como uno de los bautizados por él en la Iglesia de Corinto: “13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? / 14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, / 15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre. / 16 También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro.” (1 Corintios 1:13-16)

Este Gayo nombrado por San Juan también ostenta bellas virtudes cristianas que el apóstol alaba. Sería  muy conveniente que todos los cristianos imitásemos aquellas cualidades. Este es el motivo de que el Espíritu Santo las registrara y conservara en el canon hasta nuestros días.


¿Cuáles eran las cualidades de Gayo, dignas de imitar?

1.      Prosperaba su alma
“2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2)

El buen deseo o bendición de San Juan para el discípulo Gayo es que sea prosperado en todo y que tenga salud. El concepto de prosperidad es el de un desarrollo favorable, especialmente en el aspecto económico y social. Gayo prosperaba en el alma, esto es en conocimiento del Señor, vida devocional y de servicio al Señor y a la Iglesia, pero el apóstol quiere que también disfrute de prosperidad en todos los aspectos de la vida; se refiere a lo familiar y a lo laboral. Y además desea que tenga buena salud para que pueda seguir sirviendo al Señor.

El alma prospera cuando nos alimentamos con la Palabra de Dios, tenemos una vida de oración permanente, nos sometemos a Jesucristo y sujetamos a la Iglesia, participando regularmente y en forma activa y comprometida. Como dice Jesús: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (San Juan 15:5) La prosperidad del alma es vida de Dios.

El deseo de Dios es nuestra prosperidad integral: espiritual, física y material. Pero esta prosperidad es dentro de un equilibrio y según Su voluntad; no ególatra, idólatra ni avara: “1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; / 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. / 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” (Salmo 1:1-3)

2.      Andaba en la Verdad
“3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. / 4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.” (3 Juan 1:3,4)

Recordemos que para San Juan “andar en la verdad” es andar en el amor. La Verdad es Jesucristo, la Verdad es Su mandamiento de amor: “12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. / 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (San Juan 15:12,13)

Cuando Juan escuchó de los discípulos el testimonio de Gayo, se alegró profundamente pues esto significaba que su trabajo de formación espiritual no había sido en vano y que este hermano había comprendido qué es seguir a Jesucristo. ¿Hemos comprendido nosotros qué es verdaderamente seguir a Jesús y ser cristiano? No es saber mucho de la Biblia y recitarla de memoria; no es cumplir con diezmos y ofrendas; no es cantar lindo en el culto; no es saber predicar en el púlpito… Si bien todo eso es necesario, lo más importante es sentir y dar el amor de Jesús a nuestro prójimo. Gran parte de los cristianos viven haciendo obras de caridad pero no tienen un verdadero conocimiento y relación con Cristo; y otra gran parte de los cristianos tiene muchos conocimientos bíblicos pero no obra en amor. Necesitamos conocer a Jesús, aprender Su Evangelio y practicarlo, es decir amar en verdad. Sólo así, como Gayo, andaremos en la verdad.

3.      Servía a los hermanos en la fe
 “5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos” (3 Juan 1:5)

La fidelidad es una característica del cristiano que ha avanzado en el conocimiento del Señor, es la firmeza y constancia en el amor a Él y sus hermanos, en las enseñanzas del Evangelio y en el cumplimiento de ellas y de los compromisos con la Iglesia. Cuando servimos a los hermanos estamos siendo fieles al Señor y a Sus enseñanzas:

“25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. / 26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, / 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; / 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”  (San Mateo 20:25-28)

“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.” (Gálatas 5:13)

En el caso de Gayo, prestaba un servicio a hermanos en la fe que él veía por primera vez. Con esta actitud demostraba tener un corazón abierto al Señor, confiando en Él, además del discernimiento para darse cuenta que se trataba de buenos hermanos que cumplían una labor para la Iglesia. Nosotros debiéramos cultivar ese espíritu cristiano abierto a todo hermano en la fe y no ser tan desconfiados y prejuiciosos con respecto a hermanos que sirven al Señor de un modo distinto a nosotros pero que igualmente le aman.

Pero el Señor nos ha encargado que además amemos a todo prójimo. En primer lugar amamos a nuestros familiares, sean o no sean cristianos convertidos, son de nuestra sangre; luego están los amigos, por quienes sentimos gran aprecio, hasta que por algún motivo nos distanciamos. Tal vez debiéramos revisar esas razones y orar al Señor para que nos oriente hacia la reconciliación. Y luego están el resto de los prójimos: los que sufren enfermedades, discapacidades, soledad, abandono, pobreza y todo tipo de calamidades y necesidades. No esperemos “sentir” para amar, sino que sencillamente obremos, actuemos.

El servicio es una actitud. Quien sirve a su prójimo actúa con:
a)      Compasión, consolando al afligido.
b)      Bondad, ayudando en todo lo que sea necesario.
c)      Buena disposición y alegría.
d)     Generosidad.

4.      Practicaba la hospitalidad
“6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.”  (3 Juan 1:6)

Esos hermanos que en un principio eran desconocidos para Gayo y que él recibió y atendió muy bien, dieron testimonio del amor del discípulo de San Juan. Entonces el apóstol le pide que los acompañe en el servicio que prestan al Señor llevando Su mensaje. Seguramente ellos deberían, después de entregar algún mensaje del apóstol y ministrar la Palabra del Señor y su testimonio de fe, continuar hacia otra comunidad cristiana en otra ciudad. San Juan le pide a Gayo que los encamine, es decir que les indique el camino que deben seguir para llegar a ella sin riesgo. En aquellos tiempos, como sucede aún hoy día, había caminos y lugares peligrosos.

Gayo atendía bien a sus hermanos y prójimos, era un discípulo que practicaba la hospitalidad enseñada por Jesús:

1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, / 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. / 3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo”  (San Lucas 15:1-3) Jesús muchas veces predicaba en un contexto familiar de hospitalidad.

12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. / 13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;  / 14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.”  (San Lucas 14:12-14) La hospitalidad era para Jesús una estrategia para dar amor y evangelizar.

No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.”  (Hebreos 13:2) La hospitalidad es un mandato del Señor y debemos ser obedientes a Él. Es la amabilidad y atención con que un cristiano recibe y acoge a los visitantes o extranjeros en su casa, en su iglesia y en su tierra. El dar posada al peregrino es una obra de misericordia:

“35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; / 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. / 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? / 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? / 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? / 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” (San Mateo 25:35-40)

5.      Apoyaba a los misioneros
“7 Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. / 8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.” (3 Juan 1:7,8)

Aquellos hermanos forasteros habían salido de sus casas y ciudades por amor a Jesucristo para llevar el mensaje del Evangelio a otros lugares. Eran verdaderos misioneros, predicadores itinerantes. No aceptaban trabajos ni limosnas de gentiles, sino que se dirigían sólo a las Iglesias para anunciar a Jesucristo. Eran vehículos de la vida de Dios en la Iglesia, algo así como el aparato circulatorio del Cuerpo de Cristo. Dios permitía que estos misioneros llevaran cartas de los apóstoles y obispos de la época.

A través de la historia de la Iglesia se ha visto predicadores itinerantes como a partir del siglo XVIII los metodistas lo hicieron para difundir el mensaje de Dios y los llamaban pastores itinerantes. Fue el llamado “primer despertar”, movimiento de revitalización cristiana con la predicación de un cristianismo de revelación personal, introspectiva y de compromiso espiritual y moral. Este llamado tuvo impacto en Europa y la América británica. Se renovaron los presbiterianos, holandeses y alemanes reformados y fortalecieron bautistas y metodistas. En el siglo XIX ocurrió el “segundo despertar” que alcanzó a los no creyentes añadiendo la efusión del Espíritu Santo y las conversiones incentivadas por grandes evangelistas.

San Juan dice que “Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad” o sea apoyar a los predicadores itinerantes, pastores misioneros, pequeños y grandes evangelistas que llevan el mensaje de iglesia en iglesia, de ciudad en ciudad. En la actualidad se nomina “misioneros” a todos aquellos hombres y mujeres cristianas que marchan hacia otras latitudes para servir a pueblos de ultramar con el Evangelio en palabras y obras. Esos misioneros también llegan a nuestras tierras. Nuestro deber, como lo hizo Gayo y encomienda Juan, es recibirlos, apoyarlos y encaminarlos. No todos los cristianos tienen esta actitud abierta y cariñosa hacia los extranjeros; es algo que necesitan revisar y replantear en sus vidas. El llamado a la misión es un llamado de Dios, no es un capricho juvenil ni un sueño adolescente, es un fuerte sentir por la evangelización y el servicio de aquellos que están muy lejos de Dios, es el ministerio evangelístico.

Hay diversas formas de apoyar a los misioneros, evangelistas y apóstoles de hoy:
1.      Orar regularmente por ellos.
2.      Orar específicamente por ellos, con nombres, países y misión.
3.      Ofrendar generosamente a misioneros específicos.
4.      Ofrendar generosamente a organizaciones misioneras.
5.      Comunicarse con misioneros por redes sociales.
6.      Recibirles en la comunidad cristiana y los hogares, ser hospitalarios.
7.      Acompañar en la misión alguna vez.

CONCLUSIÓN
Gayo, discípulo de la época de San Juan, presentaba unas cualidades dignas de ser imitadas por los cristianos de estos tiempos: 1) Prosperaba su alma, en conocimiento, vida devocional y de servicio al Señor y a la Iglesia; 2) Andaba en la Verdad, es decir conocía a Jesús, tenía una comunión profunda con Él y practicaba Su Evangelio; 3) Servía a los hermanos en la fe con compasión, bondad, buena disposición y generosidad; 4) Practicaba la hospitalidad acogiendo en su casa, iglesia y ciudad a los visitantes con amabilidad y atención, en obediencia al Evangelio; y 5) Recibía a los misioneros, apoyándolos y encaminándolos, cooperando con la Verdad.

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Qué cualidad de Gayo le gustaría desarrollar?
2)      ¿Qué cualidades de los primeros cristianos son las más notorias?
3)      ¿Es mala la prosperidad material?
4)      ¿Qué significa que prospere el alma?
5)      ¿Cuál de estos tres aspectos debe procurar mayormente la Iglesia de hoy: conocimiento, vida devocional, servicio al prójimo?
6)      ¿Cómo puede nuestra iglesia una comunión profunda con el Señor?
7)      ¿Cuándo debemos aplicar compasión en el servicio?
8)      ¿Está usted pidiendo a Dios más bondad?
9)      ¿Se considera un/a cristiano/a con buena disposición?
10)  ¿Reconoce usted la generosidad en otras personas?
11)  ¿Cómo puede la Iglesia practicar hoy día la hospitalidad?
12)  ¿Qué importancia tiene la hospitalidad en la evangelización?
13)  ¿Cómo puede nuestra iglesia colaborar con los misioneros?
14)  ¿Se considera usted anciano/a para otros hermanos?
15)  ¿Qué es verdaderamente seguir a Jesús y ser cristiano?


BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
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·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”

·         https://www.biblegateway.com
·         https://www.youtube.com/watch?v=wQtMnuBzb4c


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