domingo, septiembre 29, 2019

EL GRAN MANDAMIENTO DE JESÚS.

EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 5


© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. / 8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. / 9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. / 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. / 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.” (1 Juan 2:7-11)

Idea central: Paradoja del mandamiento antiguo y nuevo.

Objetivos: a) Comprender el significado y utilidad de la paradoja en la Biblia; b) Reflexionar sobre el gran mandamiento de Amor de Jesús; c) Comprender que el Amor es un mandamiento antiguo y nuevo a la vez; d) Comprender las razones de que el Amor sea mandamiento antiguo y nuevo; e) Comprender y experimentar el “permanecer en la luz”; y f) Aprender a ver al prójimo como un “hermano”.

Resumen: En este texto San Juan hace uso de una paradoja, señalando que el mandamiento de Amor de Jesús es antiguo y a la vez nuevo. Quien lo practique permanecerá en la luz de Dios; de lo contrario caminará en tinieblas.


E
n el lenguaje bíblico, como en cualquier área del conocimiento, la “paradoja” es ampliamente utilizada. La “paradoja” es la coexistencia de dos cosas ilógicas; es el empleo de expresiones o frases que encierran una aparente contradicción entre sí, como cuando alguien dice “Yo no soy supersticioso porque da mala suerte”. Se entiende que sí la persona es supersticiosa; cuando afirma “Yo no soy supersticioso” en verdad está diciendo lo contrario. Otro dirá: “Gracias a Dios soy ateo.” En la primera parte de la frase ya declaró que es creyente. En estas oraciones hay ambigüedad, como en la célebre “Solo sé que nada sé”. De algo está seguro y es que, después de mucho pensar e investigar la verdad, ha llegado a la conclusión que nada sabe. En los años 60 se acuñó otra paradoja: “Prohibido prohibir.” Las nuevas generaciones, en medio de una sociedad llena de prohibiciones y reglas, protestaban por una completa libertad y declaraban que aún prohibir ellos lo prohibirían.

Jesús, como buen Maestro, hizo uso de este recurso retórico cuando advirtió: “34...Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. / 35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.” (San Marcos 8:34,35)

Salvar la vida es contrario a perder la vida. En verdad juega con el significado de la palabra vida. Por un lado está la vida humana, la vida que apreciamos en este mundo, nuestra salud, nuestros placeres, nuestro agrado físico y del alma. Por otro lado está la vida del espíritu, la vida que viene de lo alto y es superior, la vida Divina. Toda persona que quiera salvar su vida natural, perderá la vida eterna o divina; en cambio quien quiera ganar la vida espiritual deberá renunciar a la vida natural y sus placeres. Hay en la frase una aparente contradicción, pero al comprender los conceptos básicos, todo se aclara.

En la enseñanza que sigue a continuación, el apóstol Juan, ya anciano, nos escribe sobre el gran mandamiento de Jesús y establece una “paradoja”.


¿Qué dice San Juan sobre el gran mandamiento de Jesús?

1.      Es un mandamiento antiguo.
“7 Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio.” (1 Juan 2:7)

San Juan aclara en este texto que no está inventando un nuevo mandamiento sino ratificando el “antiguo”. Con esto no se refiere a algún mandato del Antiguo Testamento, sino al mandamiento de Amor que dio Jesucristo. Si tenemos en cuenta que esta carta fue escrita en los últimos años del primer siglo, entre los 90 y 95 DC., habrían pasado ya más de 60 años de la partida del Maestro, por tanto Sus palabras y mandamientos eran ya “antiguos”.

Por otro lado, Jesucristo recalcó la vigencia de ciertos mandatos del Antiguo Testamento:

1.      “25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? / 26 El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? / 27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. / 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.” (San Lucas 10:25-28)

La pregunta que le hizo al Maestro el intérprete de la Ley era vital para cualquier judío, como lo es hoy para todo ser humano: Cómo “heredar” la vida eterna. Si atendemos a la palabra “heredar” comprendemos que después de muertos recibiremos una herencia, la vida eterna. Requisito para ello es el cumplimiento de tres actitudes y acciones concretas: Amar a Dios, al prójimo y a sí mismo. Quien vive por las obras de la Ley deberá cumplir estos mandamientos.

En el caso del cristiano, éste “hereda” la vida eterna no por su comportamiento sino por la fe en Jesucristo. El Señor cumplió por nosotros la Ley de Amor. La vida eterna es la herencia que Jesucristo ha dejado a todo creyente en Su sacrificio expiatorio. Sin embargo esto no nos da licencia para pasar por alto el mandamiento Divino de Amor; el Espíritu Santo nos instará una y otra vez a abandonar la incredulidad y el egoísmo, amando a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

2.      “34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. / 35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: / 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? / 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. / 38 Este es el primero y grande mandamiento. / 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. / 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” (San Mateo 22:34-40)

Amar con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente es dar amor auténtico, desde lo más profundo del ser y con todas nuestras fuerzas. Jesús sitúa este mandamiento del Antiguo Testamento como raíz de todas las enseñanzas religiosas y morales de la Torá o Ley, y de los libros de los profetas. O sea que toda la enseñanza del Antiguo Testamento se resume en una sola palabra: Amor, como lo ratificará después el apóstol Pablo:

“13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. / 14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Gálatas 5:13,14)

Dice San Juan que esta Palabra la hemos oído desde “el principio”, porque desde el inicio de Su ministerio Jesús habló del Amor del Padre, del Amor del Hijo y del Amor del Espíritu Santo:

·         “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (San Juan 3:16)

·         “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.” (San Juan 15:9)

·         “17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros / 18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” (San Juan 14:17,18).

El mandamiento de Amor dado por Jesús es un mandamiento antiguo.


2.      Es un mandamiento nuevo.
“8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.” (1 Juan 2:8)

A pesar de lo expresado anteriormente con respecto a la “antigüedad” del mandamiento de Amor dado por Jesús, ahora el apóstol Juan afirma lo contrario, que es un mandamiento “nuevo”.

El “mandamiento nuevo” aludido por San Juan es sin duda aquel que Jesús expresa en los Evangelios en dos declaraciones:

1.      “34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. / 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (San Juan 13:34,35)

En verdad este no es un mandamiento de Dios tan nuevo, pues ya aparecía en el Antiguo Testamento redactado así: “17 No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. / 18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” (Levítico 19:17,18)


2.      “12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. / 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (San Juan 15:12,13)

La novedad de este “mandamiento nuevo” de Jesús es que pone como modelo el Amor que Él ha demostrado en la cruz hacia el ser humano, por sobre aquel que dice “...Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (San Mateo 22:39) Ya no soy yo el modelo del amor que entregue, sino Jesucristo. A Él imitamos y no a nosotros mismos.

El mandamiento de Amor ha sido demostrado en la propia persona de Jesús –“es verdadero en él”– y puede encarnarse en el discípulo de Jesucristo si permite que el Espíritu Santo trabaje en su corazón, renunciando a los prejuicios, actitudes negativas, legalismos y todo lo que pueda impedir el amor al prójimo. De esta forma el Amor pasa a ser verdadero en él y en vosotros.

En los tiempos de San Juan, el mundo romano creía en una serie de virtudes ciudadanas asociadas a la Mitología y representadas por dioses. En su religión pagana lo importante no era la moral sino cumplir las formas rituales. Si la persona cumplía esos ritos exactamente, los dioses le beneficiarían, no teniendo importancia la conducta. Por ejemplo, el filósofo Marco Tulio Cicerón consideraba que lo más importante era el servicio público y exhortaba al pueblo a vivir de acuerdo a los valores del ideal republicano.

En una época de corrupción y desvarío, con emperadores como Calígula y Nerón, surge el filósofo Séneca, maestro de Nerón y quien finalmente mandaría asesinarle. Pronuncia el pensador las siguientes frases, que dan cuenta del estado moral de esa sociedad: “Al comienzo fueron vicios, hoy son costumbres”; “Amad para ser amados”.

Como puede verse era una época de profundas tinieblas, pero con la aparición del mensaje cristiano, tales tinieblas paulatinamente comienzan a disiparse. Por eso el apóstol escribe las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. Ya se empieza a ver el efecto del nuevo mandamiento, la oscuridad está retrocediendo. ¿Está sucediendo en nuestro siglo lo mismo? ¿Estamos haciendo retroceder las tinieblas o es al revés y la oscuridad nos está invadiendo?

El mandamiento de Amor dado por Jesús paradojalmente es un mandamiento antiguo y nuevo.


3.      Nos hace permanecer en la luz.
“9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. / 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. / 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.”  (1 Juan 2:9-11)

Recordemos que para San Juan conocer a Jesús es poner por obra Sus enseñanzas; guardar Sus mandamientos es practicar el amor; y permanecer en Jesús es andar como Él anduvo. En otras palabras es “estar en la luz”. Para él, quien cree en Jesucristo vive en la luz de Dios y quien no cree vive en tinieblas u oscuridad. Esta luz no se trata de un conocimiento intelectual, una gnosis o una teoría de Dios, sino de una práctica concreta del Amor de Dios. Por eso quien dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.

El mandamiento antiguo del Amor es el mandamiento nuevo de Jesús, que nos invita a amar a nuestros hermanos, es decir a tener paciencia con sus debilidades; bondadosos ante sus dificultades; humildes y no orgullosos cuando ellos nos critican o amonestan; delicados en su trato; compasivos en sus dificultades, etc. Al amar a mi hermano permanezco en la luz, estoy siendo iluminado por Jesús, estoy bajo el foco potente de Dios.

La palabra “hermano” tiene dos acepciones. Es nuestro hermano aquél que pertenece a la familia de Dios, pero como en el reino de Dios, según la enseñanza de Jesús, hay trigo y cizaña, nadie puede asegurar que un compañero de la fe sea o no sea mi hermano. La costumbre es que dentro de nuestras congregaciones llamamos “hermano” o “hermana” a todos los miembros de ellas. Alguien dirá que el Espíritu Santo nos da testimonio de quien es un verdadero hermano.

La segunda acepción de “hermano” se desprende de la idea de que Dios es Padre de todos los hombres, en el sentido que Él nos ha creado. Por eso se habla de Adán y Eva como de nuestros “primeros padres”. Dios es Padre de la Humanidad, la raza humana:

“4 Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. / 5 Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), / 6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” (1 Corintios 8:4-6)

Tal vez usted no quiera llamar “hermano” a quien no es cristiano, pero no puede negar que es un “semejante” a usted, que comparte su misma naturaleza humana y el entorno en que vive: “Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.” (San Lucas 16:8)

Aborrecer a un semejante es tan grave como aborrecer a un hermano en la fe. Tenemos hermanos de Iglesia, pero también tenemos hermanos de Humanidad. El amor al prójimo es tan importante como el amor fraternal. No permitamos que las tinieblas del desamor, el egoísmo, los prejuicios, el rechazo y la discriminación nublen nuestra vista y nos saquen de la Luz de Dios. Recuerde siempre que “5...Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. / 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:5,6)

El Señor Jesús nos demanda: “14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. / 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. / 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (San Mateo 5:14-16)

El cumplimiento del mandamiento de Amor dado por Jesús nos hará permanecer en la Luz de Dios.


CONCLUSIÓN.
La paradoja es un recurso en la literatura, la retórica y la enseñanza muy utilizado para resaltar conceptos que el hablante o el escritor desea que el lector, oyente o discípulo no olvide. En apariencia encierra una ambigüedad pero, por su complejidad, invita a la reflexión. Jesús y los apóstoles utilizaron la paradoja en sus enseñanzas. En este texto de la Primera Epístola de San Juan, el apóstol enseña sobre el gran mandamiento de Amor de Jesús, que: 1) Es un mandamiento antiguo porque aparece en los libros más antiguos de la Biblia y porque ya habían pasado más de 60 años de la partida de Jesús; 2) Es un mandamiento nuevo porque así lo señala Jesús y porque pone como Modelo a Jesús y no al yo del cristiano; y 3) Nos hace permanecer en la luz y ver a nuestro prójimo no como un desconocido sino como “hermano”.


PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Qué palabras de Jesús se pueden considerar una paradoja?
2)      ¿Qué es la “paradoja” y para qué se utiliza?
3)      ¿Qué dichos de la vida diaria son en lenguaje paradójico?
4)      ¿Qué paradoja del Evangelio se transmite en esta enseñanza?
5)      ¿Por qué el mandamiento de Amor es un mandamiento antiguo?
6)      ¿Por qué el mandamiento de Amor es un mandamiento nuevo?
7)      ¿Cómo podemos permanecer en la luz?
8)      ¿En cuántas décadas puede usted dividir su vida y qué ha aprendido en cada una?
9)      ¿Qué es lo que más le impresiona de las enseñanzas de Jesús?
10)  ¿Cómo cree usted que puede “heredar” la vida eterna?
11)  ¿Cuáles son nuestras principales faltas al amor al prójimo?
12)  ¿Qué le atrajo de Jesús para seguirlo a Él y Sus enseñanzas?
13)  ¿Cuál es la novedad del “mandamiento nuevo” de Jesús?
14)  ¿Qué aspectos de nuestra época considera luz y cuáles oscuridad?
15)  ¿Cómo podemos hacer retroceder la oscuridad espiritual en nuestro tiempo?
16)  ¿Qué significa para usted “estar en la luz”?
17)  ¿Quiénes son nuestros hermanos?


BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
· (1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
· Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
· Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”

·         https://www.biblegateway.com
·         https://es.wikipedia.org/wiki/El_nuevo_mandamiento
https://www.rumbosostenible.com/liderazgo-en-valores/antigua-roma-virtudes-romanas/



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