domingo, septiembre 08, 2019

DOS AYUDAS SOBRENATURALES.

EPÍSTOLAS DE SAN JUAN 
LECCIÓN 3



© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. / 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” (1 Juan 2:1,2)

Idea central: Dios nos da un Abogado y un Apaciguador.

Objetivos: a) Conocer, valorar y confiar en los medios que Dios provee al cristiano cuando peca; b) Valorar la defensa sobrenatural con que contamos ante Dios; c) Conocer y valorar la más grande demostración del Amor Divino; d) Conocer, reconocer y apreciar a Jesucristo como el Abogado Defensor sobrenatural de los cristianos ante el Padre; e) Conocer, reconocer y apreciar a Jesucristo como el Propiciatorio, Apaciguador sobrenatural de los cristianos; y f) Comprender el significado de la propiciación por nuestros pecados.

Resumen: El cristiano cuando peca consta de dos ayudas sobrenaturales: La defensa de Jesucristo como Abogado ante el Padre y la más grande demostración del amor de Dios, el sacrificio del Hijo de Dios en propiciación por los pecados.


S
i ya nos dijo el apóstol Juan que un propósito de esta carta es “... para que vuestro gozo sea cumplido” (1 Juan 1:4), ahora agrega un segundo propósito: “estas cosas os escribo para que no pequéis”, más en caso de que lo hiciéramos, nos da la salida. Dios nunca nos deja indefensos. Es un Padre bueno que quiere protegernos y fortalecernos en lo espiritual, para que prosperemos y lleguemos un día a Su Presencia, para vivir eternamente con Él.

En el Texto escogido nos presenta dos medios para lograr caminar en este mundo, pese a nuestra naturaleza pecadora e inclinación al pecado, aún siendo cristianos. Uno es la defensa sobrenatural con que contamos ante Dios y el otro la más grande demostración de Su amor.


¿Qué ayudas otorga Dios al cristiano que peca?

1.      Un defensor sobrenatural.
“1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” (1 Juan 2:1)

Aquí se nos presenta a Jesucristo bajo la figura de un abogado, un defensor nuestro ante el tribunal de la Ley de Dios. ¿Cuál es la defensa que Jesús hace ante el Juez? No es la que hace por el pueblo judío que lo crucificó: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.” (San Lucas 23:34) Los cristianos conocemos la voluntad de Dios, declarada en Su Palabra; no somos inocentes en cuanto a ella, por tanto somos responsables de “pecado” si hacemos lo que nuestra carne quiere y desobedecemos a Dios. ¿Cuál será, entonces, la base de Su defensa? ¿Con qué razones nos defenderá Jesús ante la insobornable Ley de Dios?

Jesús podría argumentar:
1)      El cristiano pecador está en un proceso de crecimiento, aún es presa de las tentaciones del mundo y las debilidades de la carne.
2)      El cristiano pecador ha sido tentado por las tinieblas y éstas han sido más poderosas que él, no pudiendo controlarse.
3)      El cristiano pecador estaba en desconocimiento de que aquella acción o inacción era pecado.

Pero en verdad todas estas serían débiles razones, puesto que:
1)      El cristiano está provisto del Espíritu Santo que le capacita para tener autocontrol “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7)

2)      El cristiano dispone de una armadura espiritual que le capacita para vencer al enemigo, como lo señala el Apóstol: “16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. / 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:16,17)

3)      El cristiano tiene la Biblia y la Persona del Espíritu Santo morando en su interior, los que le indican qué es lo bueno y lo malo: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (San Juan 16:13)

En verdad nuestro abogado no utiliza otra razón que el Amor de Dios. Apela al Amor del Padre que nos amó de tan grande manera que entregó a Su propio Hijo para nuestra liberación. Hemos sido librados de la culpa al recibir el perdón de los pecados; hemos sido librados del dominio de las tinieblas al pasar a ser propiedad de Dios; hemos sido librados de la eterna condenación al ser perdonados por Dios.

No es que cada vez que pecamos y nos arrepentimos, el Abogado tenga que presentar defensa ante el Juez Eterno y convencerlo de nuestra inocencia o bien levantar la condena. No es así. Jesucristo al morir en la cruz pagó para siempre por todos nuestros pecados (pasados, presentes y futuros). El Juez ya nos perdonó en Cristo “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” (Colosenses 3:3)

Dios no necesita que le recordemos que Cristo murió por nosotros y fuimos limpiados de todos los pecados; más bien somos nosotros quienes requerimos recordar que Jesús fue azotado, clavado y martirizado por nuestra culpa; y que ya fuimos perdonados para siempre por Dios. Él sencillamente borró y olvidó para eternidad nuestros pecados. El oficio de nuestro Abogado lo ejerce Jesucristo en forma permanente ante el Padre. Tampoco es necesario que Cristo vuelva a ser sacrificado cada vez que pecamos: “pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios” (Hebreos 10:12)

Si observamos más atentamente el versículo, veremos que aquí se da una situación familiar, un hijo que ha ofendido al Padre y un Hermano mayor que ayuda a reconciliarlos: “abogado tenemos para con el Padre”. Desde el día que nos convertimos pasamos a formar parte de la familia de Dios y cada vez que pecamos ofendemos al Padre y ensuciamos nuestra relación con Él. Esto requiere de nuestro arrepentimiento y Su perdón. Entonces interviene Jesucristo como un “abogado”.

La palabra “abogado” es la traducción al castellano de la palabra griega “parakletos”. Etimológicamente esta palabra está formada por el prefijo “para” que significa cerca y “kalein” que significa llamar. El parakletos o paráclito es uno que es llamado o invocado en nuestra ayuda, uno que consuela, conforta, alienta, reanima. Intercede como un defensor. Cristo, como nuestro Defensor, intercede ante Dios por nuestro caso: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8:34)

Dios otorga al cristiano que peca un defensor sobrenatural, un “Abogado” o “Parakletos”, que es Jesucristo.


2.      Un apaciguador sobrenatural.
“2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” (1 Juan 2:2)

Jesucristo es nuestro “Abogado” pero también es la “propiciación” por nuestros pecados. “Propiciación” es la traducción a nuestro idioma de la palabra griega “ilásmos”, que significa “aquello que propicia”. Propiciar es ayudar a que sea posible la realización de una acción o la existencia de una cosa; por ejemplo un millonario que aporta con dinero para la construcción de un hospital, propicia la salud y atención médica de muchas personas. El sacrificio de Jesucristo en la cruz propició nuestra salvación. Él fue una víctima propiciatoria.

En el Tabernáculo de Moisés, sobre el arca del pacto había una pieza de oro llamada “propiciatorio”: “17 Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. / 18 Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. / 19 Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. / 20 Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. / 21 Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. / 22 Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.” (Éxodo 25:17-22)

En el Antiguo Pacto, sobre el propiciatorio, el sumo sacerdote derramaba sangre del animal sacrificado: “Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio.” (Levítico 16:15)

Jesucristo no sólo propició nuestra salvación, nuestro perdón y reconciliación con el Padre, sino que Él mismo fue la propiciación por nuestros pecados. No necesitamos de una pieza de oro como propiciatorio, no tenemos un objeto sino una Persona Divina, quien derramó Su preciosa sangre por nosotros, para hacernos propicios al Padre. La palabra “propiciatorio” en griego es “ilastérion”, por tanto Jesús es nuestro Ilastérion.

Hacer propiciación es en griego “iláskomai”, que significa apaciguar, reconciliar a uno al satisfacer las exigencias del otro, es decir propiciar. Es la palabra que emplea la Escritura cuando dice: “Por lo cual debía ser en todo hecho semejante a Sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Sumo Sacerdote en lo que a Dios se refiere, para hacer propiciación por los pecados del pueblo.” (Hebreos 2:17/ Versión Recobro) Esto significa que por medio del sacrificio de Cristo se apaciguó el Padre y hubo paz entre Dios y el hombre.

La propiciación es otra demostración del Amor de Dios para con nosotros: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” (1 Juan 4:10)

Cristo mismo es el Propiciatorio, demostración del gran Amor de Dios, un apaciguador o pacificador de la ira de Dios. La Ley nos condena pero la Gracia nos perdona.

Dios otorga al cristiano que peca un apaciguador sobrenatural, un “Propiciatorio” o “Ilastérion”, que es Jesucristo.

CONCLUSIÓN.
En la vida cristiana Dios nos provee de dos medios para lograr caminar en este mundo en que no estamos exentos de pecar. Uno es la defensa sobrenatural con que contamos ante Dios y el otro la más grande demostración de Su amor. El Señor otorga al cristiano que peca: 1) Un defensor sobrenatural, un Abogado; y 2) Un apaciguador sobrenatural, un Propiciatorio. Ambos en la Persona del Hijo de Dios, Jesucristo.


PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Estamos exentos de pecar los creyentes?
2)      ¿Qué defensa sobrenatural podemos tener los creyentes?
3)      ¿Por qué Cristo es nuestro Abogado?
4)      ¿Qué quiere significar la palabra “abogado” en la Escritura?
5)      ¿Qué par de propósitos ha nombrado hasta ahora el apóstol Juan en su carta?
6)      ¿Para qué desea Dios salvarnos?
7)      ¿Qué ayudas otorga Dios al cristiano que peca?
8)      ¿Es Cristo nuestro Defensor ante de la Ley de Dios o ante el Amor del Padre?
9)      ¿Cuál es la defensa que Jesucristo hace ante el Juez?
10)  ¿Cómo defendió Jesús ante el Padre al pueblo judío que lo crucificó?
11)  ¿Somos los cristianos responsables de “pecado” o somos víctimas de otra entidad?
12)  ¿Cuál es la base de la defensa que hace Jesucristo de nosotros cuando pecamos?
13)  ¿Es un atenuante ante Dios que, si pecamos, es porque estamos en un proceso de crecimiento?
14)  ¿Son las tinieblas más poderosas que el creyente?
15)  ¿En qué áreas necesita usted mayor autocontrol?
16)  ¿Está usted utilizando en forma consciente la armadura espiritual?
17)  ¿Cómo llegamos a saber lo que es bueno y lo que es malo?
18)  ¿Cómo puede una persona ser librada de la culpa que produce el pecado?
19)  ¿Cómo puede alguien vivir bajo el completo dominio de Dios?
20)  ¿Es necesario que cada vez que un cristiano peca, vuelva a morir Jesús por él?
21)  ¿Qué diferencia hay entre el pecar de un cristiano y el pecar de un incrédulo?
22)  Si somos hijos de Dios y ofendemos al Padre con nuestros pecados ¿Cómo podrá restaurarse nuestra relación con Él?
23)  ¿Qué propició Jesucristo con Su sacrificio en la cruz?
24)  ¿Cómo era el “propiciatorio”  del Tabernáculo de Moisés y para qué se utilizaba?
25)  ¿Por qué se dice que Jesucristo es la propiciación por nuestros pecados?
26)  ¿Cómo se apacigua la ira de Dios por el incumplimiento de Su Ley?


BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
·         (1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”

·         Nee, Watchman y Witness Lee “El Manantial nº7” Living Stream Ministry.
Nee, Watchman y Witness Lee “El Manantial nº20” Living Stream Ministry.




No hay comentarios.: