jueves, febrero 26, 2009

FORMA Y FONDO DEL TESTIMONIO.


LLAMANDO VIDAS AL REINO
II PARTE



Lectura Bíblica: Hechos 10:34-43

Propósitos de la Charla: a) Conocer los distintos tipos de testimonio cristiano; b) Profundizar el contenido del testimonio cristiano.


“34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. 36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. 40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.” (Hechos 10:34-43)

En la lección anterior vimos que todo cristiano ha sido llamado por Dios para ser testigo de Él. Para poder realizar esa misión necesitamos reunir algunas características: ser testigos confiables; unidos a una larga cadena de testigos históricos de Su presencia en la Historia; motivados a testificar al punto de no poder dejar de decir lo que hemos visto y oído acerca de Dios; y bien informados acerca del contenido de nuestro testimonio acerca del anuncio, nacimiento, muerte, resurrección, glorificación y predicación de Jesucristo.

¿CÓMO SOMOS TESTIGOS?
Un modo en que somos testigos de Jesucristo es observando y dando a conocer lo que Él efectivamente ha hecho en nuestras vidas. A algunos ha sanado de enfermedades gravísimas, a otros les ha sacado de la discapacidad, ha cambiado su situación económica o laboral, les ha salvado la vida, les ha dado hijos siendo estériles, y ha hecho todo tipo de milagros. A todos nos sacó de las tinieblas, las cuales concretamente pueden expresarse en incredulidad, ignorancia espiritual, superstición, culpabilidad, mala conciencia, legalismo, falta de perdón, egoísmo, carencia o escasez de amor al prójimo, desesperanza, materialismo. De todo ello podemos testificar al mundo y concluir cómo Dios se introdujo en nuestra existencia y resolvió aquello. Esto es dar testimonio.

Hay diversos tipos de testimonio. Si observamos el mensaje del testimonio, hay dos grandes tipos: 1) el testimonio bíblico, que habla exclusivamente de Jesucristo y Su obra; y 2) el testimonio personal, concentrado en la experiencia personal cristiana. El primero es propiamente el mensaje de la Palabra de Dios o predicación y evangelización. El segundo es el que acostumbramos a nominar “testimonio” propiamente tal.

Desde el punto de vista del receptor, hay dos clases de testimonio personal: 1) uno es el testimonio que se da al interior de la Iglesia, para edificación de los cristianos y 2) otro el testimonio fuera de la Iglesia, dirigido a incrédulos, y cuyo propósito es evangelizador. De acuerdo a su contenido, puede haber: 1) testimonio de conversión, cuando relata cómo Dios llamó a la persona al Reino de Dios; 2) testimonio de vida cristiana, que cuenta el transcurso de la vida en la fe y cómo Dios ha operado en la transformación del cristiano; y 3) testimonio de sanidades, milagros y acciones especiales del Señor, refiriéndose a algún hecho específico en que Dios actuó sobrenaturalmente en la persona.

Cuando se testifica en la Iglesia, es aconsejable que el testimonio:
· Sea breve, no más de dos minutos.
· Sea preciso y se refiera exclusivamente a los datos concretos.
· No contenga expresiones emocionales y abstractas que nada aportan a los oyentes.
· No duplique el mensaje de la Palabra.
· Incentive la fe en Dios y respalde el mensaje de la Palabra de Dios.
· Atestigüe que lo que el ministro del Señor ha dicho es verdad.

Cuando se testifica fuera de la Iglesia, es aconsejable que el testimonio:
· Tenga un sentido evangelizador.
· Puede rubricarse con algún texto bíblico, no exagerando.
· No contenga expresiones propias de cristianos e incomprensibles para no creyentes.
· Se predique a Jesucristo y no a usted ni a su Iglesia o Ministerio.
· Utilice palabras corrientes, sin caer en la vulgaridad.
· Cuente exclusivamente los hechos, para que la persona saque sus propias conclusiones.
· Permita que le guíe el Espíritu Santo.

¿DE QUÉ SOMOS TESTIGOS?
Más allá de la forma en que testificamos, está algo de mayor importancia: el tema de nuestro testimonio. ¿De qué somos testigos? En el párrafo de diez versos, contenido en el encuentro del apóstol Pedro en la casa Cornelio, con este centurión de la compañía llamada la Italiana y sus parientes y amigos más íntimos, en la ciudad de Cesarea, se nos da una respuesta acerca de esto. Allí encontramos la palabra “testimonio” y sus derivados en cuatro o cinco frases, de las que podemos inferir que somos:
· Testigos de la vida de Jesucristo.
· Testigos de la resurrección de Jesucristo.
· Testigos de Jesucristo como juez de la Humanidad.
· Testigos del testimonio de las Escrituras.
· Testigos del Evangelio.


1. TESTIGOS DE LA VIDA DE JESUCRISTO.
Los apóstoles fueron testigos de la vida de Jesucristo: “nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero.” (v.39) Los apóstoles acompañaron a Jesús durante tres años y presenciaron muchos milagros y sanidades hechos por Él, como también escucharon sus enseñanzas. Ese testimonio fue escrito por los discípulos Mateo, el publicano llamado Leví, y Juan, el discípulo amado. También lo registraron Lucas, uno de los setenta y parte de los dos que iban camino de Emaús; y Marcos, el joven que llevaba el cántaro de agua y que huyó desnudo la noche que arrestaron al Señor.

Los cristianos, por medio de la lectura del Evangelio y la fe que nos brinda el Espíritu Santo, somos testigos de estos hechos, pero también somos testigos de los milagros, sanidades y actuaciones del Espíritu de Jesucristo en nuestros días, de lo cual podemos hacer declaración fidedigna (1 Juan 1:1-4)

2. TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.
Los apóstoles y otros, fueron testigos de la resurrección de Jesucristo y de su ministerio como Maestro resucitado: “a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos.” (v.41) Durante 40 días, después de su resurrección, estuvo con los discípulos, enseñándoles y reiterándoles lo todo lo tocante al Reino de Dios. Así como les había adiestrado en la Palabra de Dios con forma visible, ahora los acostumbraba a Su presencia invisible. Que sean 40 días es muy significativo, ya que este número simboliza prueba, examen, comprobación, educación. Era muy necesario que el Maestro capacitara a los apóstoles a vivir su relación con Él en fe (Hechos 1:3)

Los cristianos, aunque hayamos visto la resurrección del Señor sólo en pinturas o en películas, somos testigos del Cristo Resucitado porque diariamente vivimos una relación de intimidad, fe, confianza y amor con Él. Jesucristo también ha soplado Su vida en nosotros y habita dentro de nosotros, tema que debe ser parte de nuestro testimonio: “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (San Juan 20:22; Gálatas 2:20)

3. TESTIGOS DE JESUCRISTO COMO JUEZ DE LA HUMANIDAD.
Los apóstoles tuvieron la misión encomendada por Jesucristo, de predicar y testificar que Él es el Juez que juzgará a vivos y muertos: “nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.” (v.42)

Jesús vino, según Mateo como un Rey, para anunciar Su Reino sobre las almas y espíritus de los seres humanos ahora, luego en Su Reino milenial y finalmente en la eternidad, en su Reino eterno. Según Marcos, vino como Siervo, como Esclavo de la Humanidad, dándonos un grande ejemplo de servicio. Según Lucas, Jesucristo vino como el Hombre perfecto, el Hijo del Hombre. Para Juan, Él se presentó como el Hijo de Dios. En este último Evangelio, Jesús se presenta con los siete Yo Soy. Todas estas características de Jesús son las del Dios Encarnado, el Dios hecho hombre, el Salvador del mundo en la tierra. Pero el Cristo Resucitado y Glorificado tiene otras connotaciones: en primer lugar “a este Jesús… Dios le ha hecho Señor y Cristo.” (Hechos 2:36) y luego, en su segunda venida y final de los tiempos, ejercerá como Juez de:

· Las naciones: “31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” (San Mateo 25:31-34)
· El pueblo de Israel: “2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. 4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.” (Apocalipsis 8:3-5)
· Los cristianos: “10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” (2 Corintios 5:10) ; “10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.” (Romanos 14:10)
· Los no creyentes en el juicio ante el gran trono blanco: “11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” (Apocalipsis 20:11-15)

Hay una enseñanza que nos deja San Pablo al respecto: “5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.” (1 Corintios 4:5)

Necesitamos testificar acerca de este juicio de Jesucristo para con todos, de modo que todos se hagan responsables de ello ante Dios y así nosotros salvamos nuestra responsabilidad como testigos.

4. TESTIGOS DEL TESTIMONIO DE LAS ESCRITURAS.
Los profetas del Antiguo Testamento anunciaron la venida del Mesías con numerosos detalles: “De éste dan testimonio todos los profetas” (v.43) Son muchos los textos que profetizan en el Antiguo Pacto, acerca de Jesús. Es bueno que estudiemos esto en nuestras Biblias, para tener argumentos contundentes acerca de la Persona del Mesías. Primero está el llamado Protoevangelio (Génesis 3:15); la profecía acerca de Belén como tierra natal del Mesías (Miqueas 5:2); una virgen concebirá (Isaías 7:14); y sería nuestro Sustituto (Isaías 53:4,5)

5. TESTIGOS DEL EVANGELIO.
El mensaje es que “todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.” (v.43) El Evangelio de San Juan es el que más textos y en forma muy clara y directa nos aporta con este contenido: como llegar a ser hijos de Dios (San Juan 1:12); Jesucristo es el Cordero de Dios que se sacrifica por nosotros (San Juan 1:29); para entrar al Reino de Dios hay que nacer de nuevo espiritualmente (San Juan 3:3)

Pero el más conocido de todos es: “16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” (San Juan 3:16-21)


PARA REFLEXIONAR:
1) Objetivar el testimonio de conversión, por escrito, entregando sólo datos objetivos.
2) Escoger sólo un texto bíblico que confirme su testimonio de conversión.

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) Witness Lee, “El Manantial”, Nº10, Living Stream Ministry, U.S.A.
3) Dr. Juan Carlos Ortiz, “Como dar un Testimonio; Catedral de Cristal, Garden Grove, California, USA., 2001.

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