martes, febrero 10, 2009

ENCUENTRO DE TUTOR Y DISCÍPULO.


SOSTENIENDO VIDAS
V PARTE

Lectura Bíblica: 1 Reyes 19:1-21

Propósitos de la Charla: a) Aprender y aplicar algunas claves básicas de Hermenéutica; b) Descubrir las conductas necesarias para un buen Discipulado, tanto en el tutor como en el discípulo; c) Acercarnos al perfil de Elías y Eliseo, como tutor y discípulo.

“Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. / Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? / Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.” (1 Reyes 19:19-21)

El tema que tratamos hasta ahora intenta motivarnos, prepararnos y capacitarnos para sostener otras vidas en el Discipulado. Hemos analizado las principales funciones del discipulador, las convicciones necesarias para iniciar el oficio, una gran cantidad de consejos prácticos para hacer un buen Discipulado y cuáles son los rasgos o virtudes que caracterizan el Perfil del Discípulo.

A continuación veremos ejemplificado todo esto en dos hombres extraordinarios del Antiguo Testamento: el Profeta Elías y su discípulo, también profeta, Eliseo.

CLAVES HERMENÉUTICAS.
Pero lo haremos utilizando una técnica de interpretación bíblica muy sencilla y que les servirá a todos para entrenarse en esto de la interpretación del texto bíblico. He aquí algunas claves para extraer mejor enseñanza de lo que leemos en la Biblia y para que nos sea de mayor provecho espiritual su lectura:
1. Leer completo el texto y el contexto, los versículos que nos interesan –dos o tres- y el capítulo completo en el cual se encuentra inserto.
2. Desmenuzar los versículos que nos interesan, en sus más pequeñas unidades o ítems. Ejemplo: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (San Mateo 4:4); se descompone en las siguientes partes: a) “No sólo de pan vive el hombre”; b) “sino de toda palabra”; c) “toda palabra que sale de la boca”; d) “toda palabra que sale de la boca de Dios”.
3. Interrogar al texto: ¿Qué quiere decir este versículo?
4. Extraer siempre una enseñanza personal del pasaje, preguntándonos: ¿Qué nos enseña esto?

EL TUTOR ENVIADO POR DIOS.
“Partiendo él” (v.19)
¿Quién partió? Elías fue el que partió en busca de Eliseo, para ungirlo, según la orden del Señor.
¿Qué nos enseña esto? Que debemos orar para que el Señor ponga en nuestra mente y en nuestro camino a los que serán mis discípulos.
¿Quién era Elías? Un gran profeta cuya misión fue tratar de convencer a los israelitas de que sólo hay un Dios y que ese Dios es Jehová, el Creador de los cielos y la tierra. Toda la vida de Elías es un ejemplo para nosotros. Es el prototipo del tutor en el Antiguo Testamento.

“Partiendo él de allí” (v.19)
¿De dónde partió Elías? De una cueva en Horeb, el monte de Dios.
¿Por qué estaba Elías en esa cueva? Porque huía asustado de sus enemigos.
Cuando la reina Jezabel supo que Elías había acabado con los sacerdotes Baal, dio orden de matar al profeta y éste tuvo que salir huyendo por el desierto para salvar la vida. Entonces tuvo una gran depresión de ánimo y deseó morirse. Pero Dios le envió un ángel que le trajo un pan y una jarra de agua, y con este alimento tuvo fuerzas para andar 40 días por el desierto hasta llegar al Monte Horeb o Sinaí y esconderse allí. (1 Reyes 19:1-8)

¿Por qué partió Elías de Horeb?
Porque Jehová le habló y lo envió. Estando en el Monte Santo, sintió que Dios se le iba a aparecer. Y llegó un violento huracán, pero allí no iba Dios. Y sucedió un espantoso terremoto, pero ahí no estaba Dios. Y vino un fuego devorador, y allí tampoco llegaba Dios. En seguida sintió una suave brisa, y ahí sí venía Dios. El Señor mandó a Elías que volviera otra vez a Israel y que consagrara a Eliseo como su sucesor, y a Jehú como nuevo rey. (1 Reyes 19:9,15-18)
¿Qué nos enseña esto? Que debemos esperar en oración –nuestra cueva en el monte santo- para que el Señor nos indique lo que debemos hacer, y no actuar por cuenta propia, aunque pensemos que es muy bueno lo que hacemos.

EL DISCÍPULO LLAMADO POR DIOS.
“halló a Eliseo hijo de Safat,” (v.19)
¿Quién era Eliseo? Un campesino, el que Dios había escogido para que fuese discípulo de Elías y que sería también profeta de Israel. ¿Cómo se comprueba que Eliseo era un campesino? En el mismo versículo dice “que araba con doce yuntas delante de sí”
¿Qué nos enseña esto? Que Dios en Su llamado no discrimina entre ricos y pobres, sabios o ignorantes, sino que Él mira el corazón.

“que araba” (v.19)
¿Qué significa que arara el campo? Sabía lo que es preparar la tierra para antes de sembrarla. Era un hombre que conocía los procesos naturales y sabía enfrentar las inclemencias del tiempo, como agricultor.
¿Qué nos enseña esto? Que el Señor utiliza nuestros conocimientos y experiencias anteriores para hacernos caminar por la senda espiritual. Así utilizó los conocimientos de pesca de Pedro, los de construcción de tiendas de Pablo, la amplia cultura de Moisés, etc. No debemos desechar ligeramente la preparación secular que Dios nos ha permitido adquirir.

“con doce yuntas delante de sí” (v.19)
Doce es el número de las tribus de Israel; hubo doce patriarcas desde Set hasta Noé y su familia, y doce desde Sem hasta Jacob. Es un número perfecto, significando perfección de gobierno o perfección gubernamental. Se encuentra como múltiplo en todo lo que tiene que ver con gobierno. Significa que Eliseo –“Dios es mi salvación”- gobernaba perfectamente su campo, su vida natural; por tanto estaba preparado para ahora gobernar la vida espiritual.

¿Qué nos enseña esto? Que en la vida cristiana siempre es primero lo natural y luego lo sobrenatural, tenemos que superar los escollos de la vida natural para después poder enfrentar la vida espiritual. No pretenda usted gobernar la Iglesia, sin antes no ha aprendido a gobernar su casa: “que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Timoteo 3:4). No quiera tener revelaciones del Señor si primero no ha practicado las revelaciones de Él para su vida diaria. En el Reino de Dios todo es gradual y va desde lo terrenal hacia lo espiritual. “Pero lo espiritual no es primero, sino lo natural; luego lo espiritual.” (1 Corintios 15:46) En conclusión, el discípulo procure vivir correctamente su vida diaria como padre, madre, hijo/a, esposo/a, trabajador, jefe, ciudadano, etc. y luego Dios premiará esa fidelidad: "Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." (San Mateo 25:21)

“y él tenía la última.” (v.19)
¿Qué quiere decirnos el Espíritu Santo con esto? Tenía en total 24 bueyes, pero él estaba con la última. Las otras yuntas las usaban sus compañeros. Él iba a la retaguardia, último; era un hombre humilde de corazón.
¿Qué nos enseña esto? La importancia de la humildad. La humildad es base para la fe, sin mansedumbre no hay crecimiento de la fe. Todos los discípulos necesitamos practicar la humildad, el Discipulado en sí mismo es un ejercicio de humildad. ¿Hay mayor humildad que sujetarse a otro ser humano imperfecto, como al Señor, y obedecerle? Eliseo tenía la última yunta y era feliz en esa posición, cuando casi siempre queremos tener los lugares más destacados.

“Y pasando Elías por delante de él,” (v.19)
Elías ya había sido advertido por Dios que debía ungir a Eliseo como su discípulo profeta.
¿Qué nos enseña esto? Que ante nosotros pasará aquél o aquélla que será nuestro discípulo, por tanto debemos estar atentos a ese hecho. Para ello requerimos vivir despiertos con la mente puesta en las cosas del Reino más que en las del mundo y en lo personal. Urge que tengamos corazón de tutores, corazón de padres.

“echó sobre él su manto.” (v.19)
El manto era considerado como parte de la persona, representando su rango, autoridad y gobierno. Cuando Elías echó su manto sobre Eliseo, le cubrió con su autoridad y su unción, por lo tanto lo cubrió con la autoridad del Espíritu Santo y con la unción del Espíritu Santo. Este acto fue equivalente al llamado y unción del maestro. En la Biblia encontramos diferentes tipos de mantos, el que echó Elías sobre Eliseo fue de:

a) Llamamiento al Ministerio. Elías echó sobre Eliseo su manto, como un acto simbólico de que el poder y la autoridad de Elías, el profeta a punto de retirarse, iban a descansar sobre Eliseo y su vida cambiaría inmediatamente y para siempre.

b) Transferencia de Gobierno y Autoridad. Como lo hizo Moisés con Josué: “Y dijo Jehová a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu manto sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. Pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca.” (Números 27:18-20)

¿Qué nos enseña esto? Que nosotros llamaremos a otros y transferiremos la vida de Dios o vida zoé que hay en nosotros, a los discípulos.

“Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías” (v.20)
Su respuesta fue inmediata, como si lo hubiese estado esperando.
¿Qué nos enseña esto? Este es el tipo de hombres y mujeres que necesitamos: dispuestos a obedecer el llamado de Dios a través nuestro.

El llamado de Eliseo fue un llamamiento sorprendente, e inesperado. Elías lo halló en el campo trabajando. No leía, ni oraba, ni ofrecía sacrificios, sino que estaba arando. Este pasaje nos hace recordar de inmediato las palabras de Jesús: “el que pone la mano en el arado y mira para atrás, éste no es apto para el reino de Dios” (San Lucas 9:62). Aunque era hombre rico, dueño del terreno, de doce yuntas de bueyes y de muchos siervos, no desdeñaba poner las manos en el arado.
¿Qué nos enseña esto? Un oficio honrado en este mundo no nos desvía del llamamiento celestial.

“y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré.” (v.20)
Era un hombre soltero, con sentimientos nobles de gran aprecio a sus padres. ¿Es el mismo caso de algunos que quieran seguir a Jesús en el Nuevo Testamento y ponen excusas para no seguirle de inmediato?: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” (San Lucas 9.57-62) “Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.” (San Mateo 8.18-22) No es el mismo caso, él sólo pide que lo deje besar a sus padres y luego le seguirá.
¿Qué nos enseña esto? A poner en primer lugar las cosas del Reino, a renunciar al mundo y a negarnos a nosotros mismos.

“Y él le dijo: Ve, vuelve” (v.20)
Elías comprende perfectamente los sentimientos de su futuro discípulo y no le prohíbe volver a despedirse de sus amados padres.
¿Qué nos enseña esto? Un tutor es alguien que tiene a su haber muchas experiencias personales de dolores, alegrías, éxitos y caídas, por tanto puede y debe ponerse en el lugar del otro. No es bueno ser inflexible como tutor.

“Y él le dijo: Ve, vuelve ¿qué te he hecho yo?” (v.20)
La respuesta de Elías aparece un tanto enigmática para nosotros, pero no lo fue para Eliseo. El profeta le dice que haga lo que se proponía pero a la vez le aclara que si ha sentido un llamado, éste no procede de él, de Elías, sino de Otro, de Dios. Este ¿qué te he hecho yo? Significa ¿acaso te estoy obligando? Por más que el profeta Elías haya sido el medio utilizado por Dios, Eliseo debía tener la clara convicción de que el llamado no provenía del profeta sino de Dios mismo. Elías no presionó a Eliseo, sencillamente le llamó.
¿Qué nos enseña esto? Nunca presionar ni amenazar a las personas para acercarlas a Jesús, sino que conquistarlas por medio del amor. Y en el caso de los que ya son discípulos, siempre procurar atraerlos al Señor por medio del amor, la persuasión, el convencimiento a través de la enseñanza de la Palabra de Dios.

“Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen.” (v.21)
Tomó sus dos bueyes, aquellos con que trabajaba, sus compañeros de labor, y los sacrificó. Tomó el arado, instrumento también de trabajo para abrir surco en la tierra e hizo fuego con éste, y en esa hoguera coció la carne de los animales y la repartió al pueblo para que comiera. Recuerda el pasaje en que Jesús dice al joven rico: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.” (San Mateo 19:21) Eliseo procedió correctamente: renunció a su vida pasada, celebró ese cambio con una comida, dio de comer a su pueblo y besó a sus padres. Ahora podía ir en pos del profeta Elías con toda libertad, había quemado la vida pasada.
¿Qué nos enseña esto? Es imperativo que abandonemos ciertas costumbres, amores, hábitos, pensamientos, prácticas, lenguajes, que nos estorban en la tarea espiritual que tenemos por delante. Urge que matemos los bueyes y quememos el arado. ¿Cuáles son tus bueyes y tu arado que te estorba? Tú lo sabes, quítalo ya de tu vida.

“Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.” (v.21)
Era un verdadero siervo. Para Eliseo, su maestro Elías era “el Profeta de Dios”, no era cualquier hombre, era el representante de Jehová, la boca del Señor. Por eso le servía, no servía al hombre sino al Dios que representaba ese hombre. ¿Cuál es nuestra actitud hacia el tutor? ¿Cuál es su actitud hacia el pastor? ¿Cómo se comporta usted con los ministros del Señor? ¿Los critica, los desprecia, los rechaza, habla mal de ellos… o usted los respeta y sirve como lo hizo Eliseo?

¿QUÉ HAREMOS NOSOTROS?
La vida de Eliseo nos deja algunas enseñanzas, entre otras: 1) Que estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir el llamado de Dios; 2) Que procuremos encarnar el doble espíritu: oración y servicio; 3) Que seamos fieles a nuestro Maestro; y 4) Que procuremos el bien de todos nuestros hermanos.

En el encuentro de Elías y Eliseo, asistimos al acercamiento admirable de dos hombres de Dios. Por un lado un enviado de Dios temeroso de Jehová, lleno de fe, alerta, comprensivo con el ser humano, poseedor de una autoridad Divina que administra con seguridad, prudente, delicado y seductor. Por otro lado el creyente llamado por Dios, trabajador, esforzado, generoso, amoroso con su familia y comunidad, dispuesto a obedecer la voz del Señor, Su llamado, sumiso a Dios y sujeto a Su Profeta. Ambos son un modelo de tutor y discípulo.

Todos los cristianos vivimos la doble dimensión de ser discípulos y tutores a la vez. He aquí una guía para que podamos vivir de una forma más efectiva estos roles.

Para los tutores:
1. Debemos buscar a gente idónea para ser discípulos nuestros.
2. Un discípulo debe aprender de nosotros, pero también debemos enseñarles a desarrollarse.
3. Déjeles pensar y sacar sus propias conclusiones.
4. La aspiración de todo buen tutor es que, en el futuro, sus discípulos cumplan la tarea que Dios le ha encomendado.

Para los discípulos:
1. Un discípulo debe abandonar cualquier obstáculo que le impida aprender de su tutor.
2. Debe aprender la forma de ser de su tutor, su carácter y conocimientos.
3. Aspirar a desarrollarse por si solo.
4. Esperar que cuando su maestro no esté, pueda desempeñar la tarea de su tutor.

PARA REFLEXIONAR:
1) Investigue las biografías de los dos personajes del texto estudiado.
2) Evalúe su comportamiento en relación a la guía para tutores y discípulos entregada al final de la charla.
3) ¿Cómo fue su llamado al Reino de Dios?
4) Aplique las claves hermenéuticas aprendidas, a algún texto bíblico que sea de su preferencia.
5) Analice 2 Reyes 2:2-14 a la luz de los siguientes conceptos: sujeción, demostración del tutor, transmisión de vida y delegación de autoridad.

BIBLIOGRAFÍA
1) “Los Santos Carmelitas”, P. Rafael María López-Melús
2) http://www.churchforum.org.mx/santoral/Junio/1606.htm
3) Josep Maria Rambla, Editorial Sal-Terrae, 1997.
4) “Sosteniendo Otras Vidas”, Retiro domingo 27 de Mayo de 2007, Avenida Francia 739, Valparaíso
5) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
6) Carlos Decaer, “Tú eres mi Pueblo”; Instituto Arquidiocesano de Catequesis; Santiago de Chile, 1973.
7) Roberto Jamieson & otros; “Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia”; Tomo I, El Antiguo Testamento; Casa Bautista de Publicaciones, 1958.
8) http://www.mesianicos.com/parasha/pinjas/h5765.htm

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