jueves, febrero 19, 2009

VOSOTROS SOIS MIS TESTIGOS.


LLAMANDO VIDAS AL REINO
I PARTE

Lectura Bíblica: Isaías 43:8-13

Propósitos de la Charla: a) Aprender a dar testimonio de la obra de Jesucristo en la historia y en nuestras vidas; b) Compartir el mensaje del Evangelio del Reino.

“8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. 9 Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es. 10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. 11 Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. 12 Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. 13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?” (Isaías 43:8-13)

El mensaje del Evangelio del Reino es capital en estos últimos tiempos. Los discípulos de este siglo hemos sido llamados especialmente a manifestar que Dios desea establecer Su gobierno sobre las vidas de los hombres y las naciones, que Jesucristo ha entregado Su vida por ello y ha sido entronizado como Señor. Es necesario que toda persona en el mundo comprenda la misión del Salvador y qué significa que Jesús sea el Señor. Sin embargo, el Señorío de Cristo, no es sólo una teoría teológica sino una teología práctica, algo que debe vivir cada cristiano que le ha recibido como Salvador y Señor. La praxis del Evangelio del Reino es hoy por hoy imperativa; de lo contrario estaremos cayendo en espiritualismo e hipocresía. El Evangelio no es sólo para memorizarlo, sino sobre todo para vivirlo. De ese modo, por el testimonio vivo de Cristo en nuestras vidas, muchos inconversos se volverán a Jesucristo. Existe en la Iglesia una imperiosa necesidad de capacitación y motivación para llamar vidas al Reino de Dios. Uno de los aspectos interesantes de este trabajo de Evangelismo es aprender acerca del testimonio, cosa que abordaremos en esta y otras lecciones.

La palabra testimonio se usa con frecuencia en el mundo cristiano. Acostumbramos decir en las iglesias “esa hermana tiene muy buen testimonio” o “aquél que está diciendo groserías está dando un mal testimonio”. En ambas aseveraciones nos referimos a la conducta de la persona, que no se condice con la fe cristiana. Pero muchas veces el llamado “testimonio” abarca solamente aspectos externos y muchos que sólo corresponden a costumbres. Así, la palabra “testimonio” ha venido a ser, en algunos lugares, una muletilla para calificar la actuación y el mayor o menor cristianismo de alguien.

También usamos la palabra “testimonio” cuando narramos la forma en que el Señor nos llamó a convertirnos, o cuando contamos las maravillas y milagros que Él hace en nuestras vidas. En determinadas reuniones cristianas se solicita: “dénos su testimonio hermano” o “si alguien tiene un testimonio del Señor, puede hacerlo ahora”. Suele distorsionarse este concepto de “testimonio” con la comunicación de una gran cantidad de sentimientos y subjetividades que, si bien son respetables como humanas, no aportan mucho a la conversión o edificación espiritual de otros.

El testimonio en la Biblia está ligado al testigo. No puede haber testimonio sin testigo y todo testigo tiene un testimonio que entregar. Cuál es el propósito, el contenido y el contexto del testimonio es algo que trataremos de dilucidar en estas lecciones.

Es preciso aclarar que todo cristiano tiene un testimonio que proclamar, lo cual lo transforma en un testigo de Jesucristo. Para que ese testimonio sea adecuado, los discípulos necesitamos capacitarnos como:
· Testigos confiables
· Testigos históricos
· Testigos motivados
· Testigos informados

1. TESTIGOS CONFIABLES.
Un testigo es una persona que da testimonio de algo, o lo atestigua, en una investigación policial o periodística, o ante el juez. Es la persona que presencia o adquiere directo y verdadero conocimiento de algo. No puede llamarse testigo a quien dice haber presenciado o escuchado algo, sin haber estado allí; en tal caso sería un testigo falso. A veces en nuestras cortes se usan testigos falsos para obtener juicios favorables.

En el texto que motiva nuestra enseñanza de hoy, Dios nos dice a los cristianos: “Vosotros sois mis testigos”. Esto es muy real, ya que como hijos suyos hemos experimentado grandes y preciosas promesas cumplidas. Podemos testificar que Él es real porque ha respondido numerosas veces a nuestras súplicas; que Él salva puesto que ha perdonado nuestros pecados y salvado nuestra alma, dándonos la vida eterna; que Él sana ya que muchas veces oramos por salud física y Él concedió esas peticiones, y así tantos hermosos testimonios.

Dice Su Palabra que Él nos escogió para que le conociéramos y creyéramos. Sólo de ese modo pudimos llegar a ser Sus testigos. ¿No es un rol de gran importancia? Él es el Único Dios verdadero y nos ha llamado para dar testimonio de ello. Los incrédulos, los ateos y agnósticos, los que se burlan de la fe, no pueden ser Sus testigos. Sólo nosotros, los que le recibieron, los que creen en Su nombre, aquellos a quienes dio potestad de ser hechos hijos de Dios (San Juan 1:12).

2. TESTIGOS HISTÓRICOS.
Jesucristo ha tenido diversos testigos a través de la Historia. Las mismas Sagradas Escrituras dan testimonio de Él: “39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.” (San Juan 5:38,39). Los profetas del Antiguo Testamento las escudriñaron y estudiaron para descubrir cuáles serían las señales y tiempos del Mesías: “10 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.” (1 Pedro 1:10,11). Las gentes que vivieron en el tiempo de Jesús y los apóstoles también son testigos confiables de Su realidad y enseñanzas: “27 Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.” (San Juan 15:27)

Pero no sólo ha tenido testigos humanos, sino también divinos: “17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.” (San Juan 8:17,18) El Padre y el Espíritu Santo dan testimonio de Jesús: “26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. 27 Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.” (San Juan 15:26,27)

3. TESTIGOS MOTIVADOS.
Los cristianos hemos creído al testimonio del Espíritu Santo y al de apóstoles y profetas en las Sagradas Escrituras. Para nosotros la Biblia es la Palabra de Dios y damos testimonio de su veracidad. Además hemos experimentado la verdad de sus enseñanzas en nuestra vida, por tanto hemos llegado a ser también testigos confiables. Otro epíteto para los cristianos es el de “testigos”.

La labor del testigo es “testificar” o “dar testimonio”. Si los cristianos somos testigos de Jesucristo, entonces estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe en Él. Testificar es afirmar o probar algo, con referencia a testigos o documentos auténticos; es declarar, explicar y denotar con seguridad y verdad algo, en lo físico y en lo moral. En este caso declarar que Jesucristo murió por la humanidad y resucitó de la muerte, explicar la importancia que ello tiene para la salvación eterna y denotar con seguridad y verdad la importancia que esto tiene para todo ser humano. El testimonio de Cristo va entrelazado con las obras que Él ha hecho en la vida del cristiano. No es sólo testificar o repetir lo que dicen las Escrituras, sino el efecto que estas tienen en la vida del ser humano ahora.

Dar testimonio es un imperativo cristiano, que nace más allá de la orden de Jesucristo de anunciar Su Reino, en el gran gozo que se experimenta por haber conocido al Salvador y en la carga de amor por las almas inconversas: “19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” (Hechos 4:19,20)

4. TESTIGOS INFORMADOS.
Cuando Juan el Bautista envió a sus discípulos a preguntar a Jesús si era Él el Mesías, Éste les respondió de manera directa: “4 … Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; 6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.” (San Mateo 11:4-6) Todas las acciones de Jesucristo daban testimonio de qué El era el Mesías prometido y quienes le viesen u oyesen serían Sus testigos.

Las maravillosas obras del Señor en la vida de los cristianos es parte del contenido de sus testimonios. “Las cosas que oís y veis” es el tema del testimonio.

El Apóstol Pedro, en su primera prédica evangelizadora, lleno del Espíritu Santo, convirtió a 3.000 almas. Testificó que Jesús era el Salvador por la demostración contundente de maravillas, prodigios y milagros: “22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;” (Hechos 2:22) El testimonio de San Pedro se puede resumir en tres puntos:
· Ustedes le prendieron y mataron. (Hechos 2:23)
· Jesús resucitó, de lo cual nosotros somos testigos. (Hechos 2:32)
· Lo que ustedes ven es el cumplimiento de la promesa del Espíritu Santo, lo cual prueba que Jesucristo ha sido exaltado. (Hechos 2:33)
Al término de su discurso les pidió que se arrepintieran y bautizaran para recibir el Espíritu Santo.

Nuestro testimonio se basa en el mismo testimonio de Pedro y el resto de los apóstoles. ¿Qué aspectos debe contener obligadamente todo testimonio de Jesucristo? Dejemos que Él mismo nos lo enseñe:

“44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” (San Lucas 24:44-49)

En su ministerio a los apóstoles, en resurrección, Jesús les recuerda que ellos ahora son testigos de Él. Por medio de ello nos dice también a nosotros que seamos testigos de estas cosas:
1. Todos los hechos de la vida de Jesús habían sido anunciados en las Escrituras.
2. La pasión y muerte de Jesucristo.
3. Resucitó al tercer día.
4. Predicar en Su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones.

Otro aspecto del cual la Biblia nos pide testificar, es la esperanza de gloria a la que es llamado todo cristiano y el lugar que ocupa Jesucristo en nuestra vida: “15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;” (1 Pedro 3:15); “5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús” (2 Corintios 4:5)

PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Se considera usted, un testigo confiable, histórico, motivado e informado?
2) ¿Qué testigos celestiales ha tenido Jesucristo?
3) Nombre los testigos humanos y divinos que hubo en el bautismo de Jesucristo.
4) Analice el testimonio de Pedro en su prédica de Hechos 2:22-40.
5) ¿De qué aspectos, resultados de la vida y resurrección de Jesucristo, ha sido testigo usted?

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) Pastora Ida Kim, “Discipulado”, Seminario Teológico de la Gracia Para América Latina, 2009.

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