miércoles, julio 29, 2009

UN MODELO DE ADORACIÓN.


ADOREMOS
IV PARTE


Lectura Bíblica: Apocalipsis 4:1-11

Propósitos de la Charla: a) Conocer la adoración que brinda a Dios la multitud del cielo; b) Identificar un modelo de adorador en la multitud del cielo.


“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. 4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. 6 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. 8 Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. 9 Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” (Apocalipsis 4:1-11)

Siempre el hombre requiere de modelos para aprender. El niño necesita del modelo de comportamiento de ambos padres para aprender a comportarse en sociedad. Un buen modelo en la escuela es el profesor. La conducta de los políticos y gobernantes hace ciudadanos de acuerdo a un ejemplo. Las figuras artísticas, deportivas y científicas también son modelos para los jóvenes y hasta para los adultos. Si usted desea aprender una técnica específica como costura, pintura o música, necesita un modelo a imitar. Básicamente esto es un modelo: un patrón u original a imitar. En el campo de la fe tenemos el Modelo perfecto: Jesucristo. En cualquier aspecto de nuestra doctrina que queramos avanzar, ya tenemos el Modelo. Por supuesto muchos hombres y mujeres de la Biblia nos pueden servir de modelo para aprender cierto aspecto de la vida cristiana, aún grandes héroes del cristianismo de veinte siglos. Pero el Modelo perfecto será nuestro Señor Jesucristo.

Cuando hablamos de vida devocional o piedad, y específicamente de adoración, también Él es un Modelo ideal. Él sabe adorar a su Padre y lo demuestra en los Evangelios. El resto de la Escritura nos presenta en este aspecto un modelo diseminado en los Salmos, los libros poéticos y Apocalipsis. Ahora estudiaremos un texto de este último libro, que da nuevas luces sobre el tema.

En el libro de Apocalipsis, se nos muestra a cuatro ángeles del clima: “Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.” (Apocalipsis 7:1). El número 4 representa los 4 puntos cardinales: norte, sur, este y oeste. A cada punto corresponde un ángel de Dios, encargado de administrar el clima. Dios es Señor sobre todo lo que sucede en el planeta. Al detenerse los vientos sobre la tierra, no habrá posibilidad de movimiento de nubes, de oleaje, ni de molinos, ni de barcos. Será un momento en que toda actividad se detendrá.

Luego se presenta un ángel que tiene el sello de Dios: “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar” (Apocalipsis 7:2) Este quinto ángel viene de donde sale el sol, es decir del oriente. Para el pueblo hebreo todo lo divino y bueno viene desde oriente: la entrada del Templo miraba hacia el oriente, los sabios que vieron la estrella de Cristo venían del oriente. La idea que quiere transmitirse es que este ángel viene de Dios, nuestro Sol de justicia (Malaquías 4:2)

¿Cuál es el sello del Dios viviente? Sello es algo que nos identifica. Los animales son sellados con el nombre del hacendado al que pertenece. Los libros de una biblioteca son timbrados con los datos de la Biblioteca. El sello es señal de propiedad. Los cristianos somos sellados por el Espíritu Santo como propiedad de Jesucristo. El ángel que subía de donde sale el sol será fácil de identificar como enviado de Dios, porque traerá en su mano el sello de Dios.

El quinto ángel gritó a los 4 ángeles. Nos informa el texto que esos 4 ángeles tenían una misión de muerte: “el poder de hacer daño a la tierra y al mar” Los ángeles de Dios no son esas figuras dulces que nos muestran los pintores y cineastas. Pueden parecernos crueles cuando ejecutan las órdenes divinas. “Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo a la voz de su precepto.” (Salmo 103:20) Dios los emplea, como instrumentos para llevar a cabo Sus planes. Los ángeles realizan juicios sobre los enemigos de Dios. “Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. / Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! / Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.” (Hechos 12:21-23) Jesús enseñó que los ángeles oficiarán en los acontecimientos finales. “El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.” (San Mateo 13:39) El enemigo de Dios ha sembrado el mal y el pecado en esta tierra; los ángeles segarán las almas y separarán las buenas de las malas: “Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, / y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (San Mateo 13:49,50). En Su orden Dios ha entregado diferentes funciones a los ángeles.

La misión del quinto ángel es poner un sello en la frente de cada cristiano sobreviviente: “diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.” (Apocalipsis 7:3). Trae una orden, un decreto del Señor: no dañar la creación hasta que se halla sellado a los siervos de Dios. El sello lo pondrán los ángeles en las frentes de Sus hijos, sello que será visible a los ángeles destructores, como fue puesta la sangre del cordero en los dinteles de las puertas de los israelitas cuando pasaría el ángel de la muerte en Egipto. Así como el Anticristo ha sellado a los suyos con la marca de la bestia en sus frentes; Jesucristo sellará a sus siervos con Su sello. ¿Cuál es este sello? El sello de los judíos como pueblo del Señor era la circuncisión; el sello de los cristianos es el Espíritu Santo. La primera marca es visible aunque íntima; la segunda es invisible y se expresa en el fruto del Espíritu.

Que las personas reciban la marca en la frente significa en su modo de pensar. Los cristianos tenemos la mente de Cristo y se nos enseña a cambiar o renovarnos en nuestro modo de pensar, para cambiar la forma de vivir. La marca en la frente es tanto: a) el Espíritu de Cristo; b) la mente de Cristo, como c) la sangre de Cristo.

Los sellados de Israel serán 144.000: “Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. / De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. / De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. / De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. / De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.” (Apocalipsis 7:4-8)

El número144.000 es una potencia de 12. Si multiplicamos 12.000 por 12 obtenemos como resultado 144.000. El 12 es número de gobierno. Israel tiene 12 tribus, Jesucristo en su ministerio en la Tierra tuvo 12 apóstoles. Mil simbólicamente significa muchos, gran número, multitud, los mil años, período extenso, larga duración. Podemos pensar que cada tribu tendrá muchos sellados y el 12.000 se trataría de la plenitud dentro del pueblo de Dios. Los 144.000 serán los judíos convertidos al Señor Jesucristo. Esto ya está sucediendo con los judíos mesiánicos.

LA MULTITUD QUE ADORA A DIOS.
La siguiente visión de San Juan nos señala una multitud que adora a Dios: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Apocalipsis 7:9)

Juan ve luego una gran multitud, formada por todos aquellos que se han vestido de Cristo y le adoran. Todos ellos están ante el trono de Dios. ¿Son los que ya han muerto en el Señor y le adoran? ¿Son personas salvas en el futuro, en la eternidad adorando a Dios? ¿Son todos los cristianos que le adoramos en espíritu? Como sea lo importante es que todos ellos adoran a Dios.

Son una gran multitud, en la cual también se incluye el pueblo hebreo convertido a Jesucristo, puesto que dice de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas.

En relación a esta multitud que adora a Dios y que es ejemplo para nosotros en el cielo, caben dos preguntas muy importantes:
A. ¿Cómo adora a Dios la multitud del cielo? y
B. ¿Qué tipo de adoradores forman la multitud del cielo?

La Palabra de Dios nos responde a ambas cuestiones.

A. ¿CÓMO ADORA A DIOS LA MULTITUD DEL CIELO?
1. CLAMA POR LA SALVACIÓN.
El contenido de su adoración se puede leer en este versículo: “y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Apocalipsis 7:10). La multitud grita a viva voz que la salvación proviene de Dios y de Jesucristo. Que nombre a Éste como el Cordero, implica que enfatiza su sacrificio de sangre. Recordemos la marca que cada cristiano lleva en su frente: la sangre de Jesucristo.

2. SE POSTRA EN ADORACIÓN.
“Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios” (Apocalipsis 7:11)

Los seres angélicos son millares, pues habla de “todos”, y están alrededor del trono de Dios. Junto al trono están los 24 ancianos que pueden significar las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles, el Antiguo y Nuevo Pacto. Los cuatro seres vivientes son serafines, una orden muy alta de seres celestiales que están cerca de Dios y de su trono; ven su santidad y por lo tanto lo glorifican: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. / Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. / Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isaías 6:1-3)

Todos ellos, ángeles, ancianos y seres vivientes, se postraron sobre sus rostros. Postrarse es arrodillarse o ponerse a los pies de alguien, humillándose o en señal de respeto, veneración o ruego. Es lo que hacen los buenos adoradores.

3. DICE LAS SIETE PALABRAS DE ADORACIÓN.
“diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 7:12)

Siete es un número que indica perfección. Por eso son siete las palabras de adoración que pronuncian las criaturas celestiales:
1. La bendición
2. la gloria
3. la sabiduría
4. la acción de gracias
5. la honra
6. el poder
7. la fortaleza

Una perfecta adoración implica cada uno de estos aspectos: bendecir a Dios, glorificar a Dios Trino, reconocer Su sabiduría, dar gracias a Dios, honrar al Señor con palabras y actos, reconocer que Él es Todopoderoso, e invocar Su fortaleza. Este canto, este reconocimiento, esta oración, esta alabanza, en fin esta adoración será a nuestro Dios por todos los siglos.

Queda claro que la multitud del cielo adora a Dios: 1) Clamando por la salvación; 2) Postrándose en adoración; y 3) Diciendo las siete palabras de adoración. Sobre esta multitud vestida de ropas blancas, al igual que Juan el Teólogo, nosotros tenemos otra pregunta:

B. ¿QUIÉNES FORMAN LA MULTITUD DEL CIELO?
1. ADORADORES RESUCITADOS Y ARREBATADOS.
“Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?” (Apocalipsis 7:13)
Uno de los ancianos habla al vidente y le pregunta quienes son y de dónde vienen aquellos vestidos de blanco. Hace esta pregunta, no porque no lo sepa sino para probar la comprensión que tiene San Juan de la visión. Pero éste está perplejo. Si pregunta de dónde vienen, es porque ya no están en el lugar donde se encontraban. Esto nos habla de un pasado que ya sucedió. Los que visten de ropas blancas vienen de alguna parte y ahora están en la presencia de Dios. Por lo tanto no pueden ser los espíritus de los cristianos que oran en la tierra, sino que los cristianos que ya estuvieron en la tierra. Son cristianos muertos y resucitados, y cristianos arrebatados.

2. ADORADORES PURIFICADOS.
“Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Apocalipsis 7:14)

El anciano, que no es otro que Jesucristo, ya que San Juan lo trata de Señor, responde: Estos vienen de la gran tribulación, han creído en Jesucristo y han muerto por Él. Son una multitud de cristianos que pasaron por el período de la gran tribulación y testificaron de su fe con el martirio. Entre ellos los habrá judíos y también gentiles, que se convertirán a última hora, durante los siete años de tribulación.

El blanco es el color de la pureza, del mundo divino, la alegría, la victoria, la dignidad. Limpiamos nuestra conciencia con la sangre de Jesucristo y de ese modo vestimos ropas albas. Estas son emblanquecidas con el martirio.

3. ADORADORES EN TODO TIEMPO.
“Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.” (Apocalipsis 7:15)

Estos testigos de la fe ocuparán un lugar importante en el tabernáculo de Dios. Estarán sirviéndole día y noche.

4. ADORADORES SATISFECHOS.
“Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno” (Apocalipsis 7:16)

Nunca más tendrán hambre ni sed espiritual, pues serán saciados con la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, serán alimentados con Cristo. Sobre ellos no caerá sol ni calor que los dañe. Dato interesante éste, dada la condición en que cada día se deteriora más la capa que protege al planeta. En otras palabras, nada los dañará física ni espiritualmente.

5. ADORADORES QUE SIGUEN A SU PASTOR.
“porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Apocalipsis 7:17)

Jesucristo será el Pastor de los creyentes, les guiará a la vida eterna y quitará todo sufrimiento de ellos.

En conclusión, forman la multitud del cielo: 1) Adoradores resucitados y arrebatados; 2) Adoradores purificados; 3) Adoradores de todo tiempo; 4) Adoradores satisfechos; 5) Adoradores que siguen a su Pastor, Jesucristo.

CONCLUSIÓN.
La Palabra de Dios nos entrega, a través de las visiones de San Juan, un modelo de adoración “así como es hecha en los cielos, también en la tierra”. Tal como adora a Dios la multitud del cielo, debemos hacerlo en la Tierra. ¿Por qué nuestra adoración habría de ser de una menor calidad? ¿Acaso no hemos sido salvados de las tinieblas y perdición eterna como ellos? Porque estamos agradecidos y amamos a nuestro Salvador, debemos clamar por la salvación. Postrémonos en adoración, no por ostentación litúrgica, sino por un genuino deseo de adorar al Señor y Salvador. Humillémonos en señal de respeto, veneración y ruego como buenos adoradores. Es necesario que aprendamos a utilizar las siete palabras de adoración bendiciendo a Dios, glorificándole, reconociendo Su sabiduría, dando gracias a Dios, honrándole con palabras y actos, reconociendo que Él es Todopoderoso e invocando Su fortaleza.

De acuerdo a mi adoración hoy: ¿Formaré en el futuro, parte de la multitud del cielo? ¿Seré un adorador resucitado o arrebatado? ¿Soy un cristiano lavado por la sangre de Jesucristo? ¿Estoy dispuesto a morir cada día por el Señor? ¿Soy un adorador purificado? ¿Le adoro día y noche, siendo adorador en todo tiempo? Cuando servimos al Señor de esta manera llegamos a ser adoradores satisfechos, saciados con la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, llenos de Cristo. ¿Soy un adorador satisfecho que sigo a mi Pastor?

PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Qué aspectos de su adoración cree usted que debe mejorar?
2) ¿Se considera usted un adorador purificado, adorador en todo tiempo, y un adorador satisfecho?
3) ¿Cuál es su modelo bíblico de adoración? ¿Tiene modelos extra bíblicos de adoración?


BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua RAE, en línea; http://www.rae.es/rae.html

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