sábado, julio 11, 2009

EL CULTO A DIOS.


ADOREMOS
III PARTE

Lectura Bíblica: Colosenses 3:16

Propósitos de la Charla: a) Conocer la importancia del Culto a Dios; b) Comprender quienes, por qué y cómo deben participar en la adoración a Dios los cristianos; c) Terminar con ciertos prejuicios acerca de la adoración en el Culto.


Hay quienes afirman que la Biblia no nos entrega un modelo de culto a Dios. Tal vez no encontremos en las Sagradas Escrituras un esquema litúrgico exacto para desarrollar en la Iglesia, pero sí muchas sugerencias y principios muy claros de cómo debemos acercarnos a Dios y adorarle. De hecho en los cielos, según lo manifiestan los libros proféticos del Antiguo y Nuevo Testamento, hay una manifestación admirable de cómo se desarrolla el culto al Señor. Ese es el principal modelo que tenemos para la adoración. Otro libro que nos presta gran ayuda en este aspecto es el Salterio o Libro de los Salmos. Allí debemos incursionar para encontrar el sentido de la adoración y cómo hacerla.

En esta oportunidad tomaremos un texto del libro de Esdras, restaurador del Templo y la vida religiosa de Israel al regreso de la cautividad. Este pasaje se refiere a los sentimientos y actitudes que tuvieron los hebreos frente a la reconstrucción del Templo. Estas expresiones nos dan una pauta de cómo adoraban ellos, y un modelo a imitar, puesto que somos tan pueblo de Dios como ellos.

“10 Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. 11 Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. 12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. 13 Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.” (Esdras 3:10-13)

EL RESTAURADOR DEL CULTO A DIOS.
Esdras "... surgió de Babilonia. Fue un maestro muy versado en la Ley de Moisés, que Jehová, el Dios de Israel, había dado. El rey le había concedido todo lo que él pidió, por la mano de Jehová su Dios estaba sobre él" (Esdras 7:6)

Los libros de Esdras, Ester y Nehemías forman un solo libro y abarcan el período histórico de la cautividad de Israel en Babilonia y el período inmediatamente posterior a su regreso a Jerusalén. Regresaron unos 150.000 judíos.

Esdras se interesa en la reconstrucción del templo, mientras que Nehemías se interesa en la reconstrucción de la ciudad y las murallas de Jerusalén. El templo fue lo último que fue destruido cuando la nación fue llevada cautiva. Fue el último baluarte del Espíritu de Dios. Es el último lugar que se destruye cuando la persona deja de comunicarse con su Dios, pero es al mismo tiempo el primer lugar donde Dios comienza su obra de restauración y, por lo tanto, el libro de Esdras, que trata acerca de la restauración del templo, ocupa el primer lugar en las Escrituras.

El libro de Esdras está dedicado a los acontecimientos que ocurren en la tierra de Israel en el momento del retorno de la cautividad babilónica y los años subsiguientes, que abarca un período de aproximadamente un siglo, a partir de 538 A.C.

Practical Application: The Book of Ezra is a chronicle of hope and restoration.Es una crónica de la esperanza y la restauración. For the Christian whose life is scarred by sin and rebellion against God, there is great hope that ours is a God of forgiveness, a God who will not turn His back on us when we seek Him in repentance and brokenness (1 John 1:9). Para los cristianos, cuya vida está marcada por el pecado y la rebelión contra Dios, hay una gran esperanza de que nuestro Dios es de perdón, un Dios que no nos da la espalda a nosotros cuando lo buscamos en arrepentimiento (1 Juan 1:9). The return of the Israelites to Jerusalem and the rebuilding of the Temple are repeated in the life of every Christian who returns from the captivity of sin and rebellion against God and finds in Him a loving welcome home. El retorno de los israelitas a Jerusalén y la reconstrucción del Templo se repiten en la vida de todo cristiano que regresa de la cautividad del pecado y la rebelión contra Dios y encuentra en él a un Padre que le da la bienvenida.

EL CULTO A DIOS.
En el culto la comunidad cristiana completa se encuentra con Dios. Es una ocasión para alabarle, darle gracias, adorarlo, hacerle peticiones, escuchar Su Palabra, pedirle perdón y recibir Su bendición. El culto, que puede llamarse reunión de la Iglesia, asamblea de la comunidad, oración comunitaria, etc. es la ocasión en que la Iglesia como Cuerpo se encuentra con su Señor.

En este texto el Espíritu Santo nos enseña que:
· En el culto a Dios todos adoran.
· En el culto a Dios lo primero es la gratitud y la alabanza.
· En el culto a Dios hay una razón para alabar.
· En el culto a Dios se aclama con júbilo.
· En el culto a Dios se exteriorizan las emociones.
· En el culto a Dios no hay expresiones repudiables.

EN EL CULTO A DIOS TODOS ADORAN.
“Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel.” (v.10)

Mientras los albañiles reconstruían el templo y sus cimientos, los sacerdotes y levitas alababan al Señor. Aquí se aprecia una consonancia entre el trabajo concreto de reconstrucción de la Casa de Dios y la adoración. No hay construcción de la obra sin adoración. Albañiles, sacerdotes y levitas desarrollan trabajos diferentes, mas todos apuntan al mismo fin: adorar al Señor. El vestuario de los sacerdotes habla de su dignidad de ministros de Dios, las trompetas de su labor anunciadora de la Palabra de Dios. Los hijos de Asaf tienen por función, en este caso, alabar al Señor con címbalos, instrumento musical muy parecido a los platillos; los músicos invitan a la alabanza y adoración al Señor. En una comunidad cristiana deben desarrollarse estas funciones de adoración: a) la función albañil, el discípulo fiel, responsable y obrero que edifica la obra, que construye de acuerdo a la Palabra; b) la función sacerdotal de los ministros de Dios o cinco ministerios; y c) la función levítica de los músicos. Estos últimos se han especializado en instrumentos y voces, pero su centro no es la música sino la adoración al Señor. Es posible que las personas se desvíen hacia propósitos más carnales, como querer figurar, sobresalir por sus habilidades y entre un espíritu de vanidad y egolatría. Nunca debemos olvidar que el propósito del culto –construir la Casa de Dios, edificar con la Palabra de Dios y alabar al Señor- tiene como único norte la adoración al Todopoderoso Señor que nos ha redimido y santifica. En el culto a Dios todos adoran: albañiles, sacerdotes y levitas.

EN EL CULTO A DIOS LO PRIMERO ES LA GRATITUD Y LA ALABANZA.
“Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová” (v.11)

Cantaban no por hacerlo simplemente, no cantaban por cantar, por entretención o disfrutar, sino como alabanza. Alabar es “Hallel”, que significa “gritar de gozo, aclamar”. El pueblo gritaba de alegría y aclamaba a Dios. Y lo hacía con un motivo: dar gracias a Dios. Cuando usted canta a Dios ¿le alaba a Él o se alaba a sí mismo por su bella voz? ¿A quién está alabando en verdad? ¿Está usted muy preocupado de cómo le resulta musicalmente o de hacerlo de corazón para Él? ¿Tiene en su corazón verdadero gozo cuando alaba al Señor? Estas son preguntas muy importantes de responder, si queremos que el Señor habite entre las alabanzas de su pueblo (Salmo 22:3).

Dar gracias a Dios y alabar al Señor son dos acciones fundamentales y primarias en el culto: gratitud y alabanza. “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre” (Salmo 100:4) Necesitamos aprender a entrar en la Presencia de Dios con acciones de gracias y alabanzas. Detengámonos por un momento para cantar al Señor este bello salmo, poniendo todo el sentimiento y la gratitud de nuestro corazón, como lo hicieron los israelitas que regresaron de la cautividad.

EN EL CULTO A DIOS HAY UNA RAZÓN PARA ALABAR.
“y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel.” (v.11)

Toda alabanza, toda gratitud se sustenta en una razón concreta. Si estamos agradecidos de alguien es porque esa persona nos hizo un verdadero favor. No agradecemos a alguien por algo que jamás nos dio, sería ilógico. Las cosas de Dios en muchos aspectos son lógicas. He aquí una de ellas, usted agradece a Dios porque le salvó, porque tuvo misericordia de usted, porque le escogió para Su Reino y le sacó de las tinieblas, porque le dio Su Espíritu Santo y porque cada día le bendice con sus dones. ¡Son tantos los motivos que tenemos para dar gracias a Dios y alabarle! Entonces ¿Por qué estamos más prestos a pedir que a dar gracias? ¿Por qué nuestros cultos se distinguen más por la larga lista de peticiones que por la lista de agradecimientos? Cuando una comunidad cristiana comienza a dedicar más tiempo a la acción de gracias demuestra que está creciendo en amor a Dios, que está valorando lo que el Padre hace por ella.

La misericordia de Dios es eterna sobre Israel, Su pueblo. Si usted se considera del Israel espiritual del Señor, sepa que Su misericordia estará eternamente sobre usted. Es promesa del Señor.

EN EL CULTO A DIOS SE ACLAMA CON JÚBILO.
“Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.” (v.11)

Con gran júbilo el pueblo aclamaba. Aclamar es cuando una multitud da voces en honor y aplauso de alguien. Aclamar es gritar, hablar en voz alta. “Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. / Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos.” (Salmo 95:1,2) La Palabra de Dios nos insta: ¡Aclamad a Dios con alegría! (Salmo 66) Júbilo es una viva alegría, especialmente la que se manifiesta con signos exteriores. “Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos. / Cantad salmos a Jehová con arpa; Con arpa y voz de cántico. / Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, Delante del rey Jehová.” (Salmo 98:4-6). Las expresiones externas, corporales, los gestos de las manos y cara, son expresiones que no debemos evitar ni mezquinar al Señor. Un rostro inexpresivo y un cuerpo quieto, no es lo que agrada más plenamente al Señor. Él nos ha dado la capacidad de expresarnos corporal y facialmente. Regalémosle también nuestra expresión. Es una forma de ser agradecidos. “Pueblos todos, batid las manos; Aclamad a Dios con voz de júbilo.” (Salmos 47:1)

EN EL CULTO A DIOS SE EXTERIORIZAN LAS EMOCIONES.
“Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.” (v.12)

Los que habían conocido la gloria del primer templo, lloraban con intensa emoción. Pensemos, por ejemplo, en algo que hemos perdido y es muy valioso para nosotros. Tal vez fue robado, incendiado u olvidado en el camino. Puede ser un objeto, un animal o una persona, puede ser un sentimiento o una idea. Pasan los años y, de pronto vemos aparecer nuevamente en nuestra vida aquello que perdimos. ¿No sentiríamos una emoción tan profunda que estallaríamos en llanto, o por lo menos rodaría alguna lágrima en nuestras mejillas? Hay personas que han recuperado su casa, después de haberla perdido por una hipoteca; otros recuperaron una pintura valiosa, que tuvieron que vender alguna vez o empeñarla; otros se reencontraron con un amor de juventud; otros volvieron a encontrarse con un ideal.

Lloraron porque con tan pocos recursos, en comparación a los de David y Salomón, ahora estaban realizando el milagro de reconstruir la Casa de Dios. Pero este templo estaría desprovisto de de la gloria del primero: el arca del pacto, el Urim y el Tummin. Las expresiones de tristeza del pueblo oriental son siempre fuertes y vehementes. Lo podemos observar en la televisión, cuando muere alguien por violencia y la madre y hermanos expresan a gritos su dolor.
En contraste, los más jóvenes daban grandes gritos de alegría. ¿Cuál es nuestra expresión frente a las maravillas de Dios?

Los cristianos, frente a las misericordias del Señor, podemos:
a) Reír (Salmo 126:2)
b) Cantar (Salmo 105:2)
c) Arrodillarnos (Salmo 95:6)
d) Inclinar el rostro (Nehemías 8:6)
e) Aplaudir (Salmo 47:1)
f) Aclamar (Salmo 98:4-6)
g) Alzar las manos (Salmo 134:2)
h) Postrarnos (1 Reyes 18:39)
i) Alzar la cabeza (Salmo 121:1)
j) Danzar (Éxodo 15:20)
k) Saltar (2 Samuel 6:14)

EN EL CULTO A DIOS NO HAY EXPRESIONES REPUDIABLES.
“Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.” (v.13)
El lloro es parte del culto. Los seres humanos lloramos de dolor pero también lo hacemos por alegría, gratitud, amor. El llanto es una efusión de lágrimas originada por una conmoción emocional. No debemos asustarnos, escandalizarnos ni evitar el llanto en el culto; tampoco criticarlo. La misma actitud debe desarrollarse hacia los gritos de alegría. “Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.” (Josué 6:20)

Los gritos no son ajenos al culto. En la visión que tuvo el profeta Isaías, en su llamamiento los serafines, seres celestiales del segundo nivel en los cielos, dan voces entre sí. “1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” (Isaías 6:1-5)

CONCLUSIÓN.
El culto a Dios es la actividad central de la Iglesia, es la ocasión en que ésta se reúne para encontrarse con Dios. En el culto todos tienen el derecho y el deber de adorar al Creador, Salvador, Seño y Santificador de sus vidas. Lo primero es la gratitud y la alabanza al Señor por todas sus bondades, misericordias y Santas características. Se alaba con el entendimiento, por eso debe haber siempre una razón para alabar. En el culto a Dios se aclama con júbilo y se exteriorizan las emociones, no habiendo expresiones repudiables, si son sinceras y conforme al orden del Espíritu Santo.


PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Qué similitud podemos encontrar entre la tarea de Esdras y la labor de los ministros de Dios de estos días?
2) ¿Cuál fue el propósito principal del ministerio de Esdras?
3) ¿Cuál es su participación en el culto del domingo?
4) ¿Reviste para usted importancia en el culto temas como: asistencia, puntualidad, presentación, atención, respeto a los hermanos y al Pastor, retención de la Palabra de Dios, participación activa en la adoración?
5) ¿Cuál debe ser, a su juicio, la medida del Culto a Dios: los cristianos, la organización eclesial, la Palabra de Dios u otras?

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua RAE, en línea; http://www.rae.es/rae.html
3) Donald E. Demaray, “Introducción a la Biblia”, Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos FLET, Editorial Unilit, 1996.
4) Ray C. Stedman, “Esdras: El Camino De Retorno”.
5) www.gotquestions.org/Book-of-Ezra.html
6) http://mb-soft.com/believe/tssm/ezranehe.htm

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