lunes, marzo 30, 2009

UN TESTIMONIO EJEMPLAR.


LLAMANDO VIDAS AL REINO
IV PARTE



Lectura Bíblica: 1 Timoteo 1:11-14

Propósitos de la Charla: a) Aprender del testimonio paulino los principios que deben guiarlo; b) Aplicar estos principios en el testimonio personal.

“según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado. / Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, / habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. / Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.” (1 Timoteo 1:11-14)

Todo cristiano tiene un testimonio que proclamar, lo cual lo transforma en un testigo de Jesucristo. Para que ese testimonio sea adecuado, los discípulos necesitamos capacitarnos como: a) Testigos confiables; b) Testigos históricos; c) Testigos motivados; y d) Testigos informados.

Según su forma, hay dos grandes tipos de testimonio: 1) el testimonio bíblico; y 2) el testimonio personal. Desde el punto de vista del receptor, hay dos clases de testimonio personal: a) el testimonio que se da al interior de la Iglesia, para edificación de los cristianos; y b) el testimonio fuera de la Iglesia, dirigido a incrédulos, y cuyo propósito es evangelizador.

De acuerdo a su contenido, puede haber: a) testimonio de conversión, cuando relata cómo Dios llamó a la persona al Reino de Dios; b) testimonio de vida cristiana, que cuenta el transcurso de la vida en la fe y cómo Dios ha operado en la transformación del cristiano; y c) testimonio de sanidades, milagros y acciones especiales del Señor, refiriéndose a algún hecho específico en que Dios actuó sobrenaturalmente en la persona.

En cuanto al fondo del testimonio, somos: a) Testigos de la vida de Jesucristo; b) Testigos de la resurrección de Jesucristo; c) Testigos de Jesucristo como juez de la Humanidad; d) Testigos del testimonio de las Escrituras; y e) Testigos del Evangelio.

La Biblia nos muestra diferentes tipos de testigos: a) El testigo concreto; b) El testigo humano; y c) El testigo Divino.

Para finalizar con el tema, veremos un ejemplo clásico de testimonio cristiano, en el testimonio que San Pablo dio en Jerusalén.

Pablo andaba en su cuarto viaje misionero por Jerusalén. Este viaje (Hechos 21, 30-28, 31). Está fechado hacia el año 58 y las ciudades visitadas fueron: Cesarea, Sidón, Mira (Asia Menor), Creta, Fénica (Cauda), Malta, Siracusa (Sicilia), Regio, Putéoli, Foro de Apio, Tres Tabernas y Roma. Este viaje respondió al profundo deseo por parte de San Pablo de fundar una comunidad cristiana en Roma. En su recorrido escribe las cartas a los Colosenses, a los Efesios y a Filemón.

Los hermanos de Jerusalén “glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. / Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.” (Hechos 21:20,21). Pablo iba a asistir a la fiesta en el templo “Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, / dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.” (Hechos 21:27,28). Tal fue el alboroto que se formó que “Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. / Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza.” (Hechos 21:33,34). Entonces Pablo le explicó a los soldados: “Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. / Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:” (Hechos 21:39,40).

Esta es parte del discurso de Pablo ante los jerosolomitanos, el que encierra su testimonio de conversión. Este relato emblemático, representativo, lo encontramos relatado tres veces en el Nuevo Testamento y nos da una excelente pauta de cómo debe ser un testimonio de fe:

“1 Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. 2 Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo: 3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. 4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. 6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.” (Hechos 22:1-11)

La Palabra de Dios nos enseña como hacer un correcto testimonio.

Todo testimonio, sea de conversión, vida o milagros, debiera considerar los siguientes principios:
· El testigo hace una defensa de la fe.
· El testigo habla en la lengua del oyente.
· El testigo se acerca al oyente.
· El testigo narra quien era antes de conocer a Cristo.
· El testigo narra el hecho sobrenatural.


1. EL TESTIGO HACE UNA DEFENSA DE LA FE.
“Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros.” (Hechos 22:1)
En este caso, San Pablo va a iniciar su defensa ante quienes le acusan.
El testimonio siempre es una “defensa” de nuestra fe.
El testigo de Jesucristo se defiende de:
· El ateísmo, que dice que Dios no existe.
· El agnosticismo, que plantea la imposibilidad de saber qué o quien es Dios.
· El materialismo, que estimula el consumismo y el hedonismo.
· Las otras religiones, que no reconocen a Jesucristo como Salvador y Señor.
· La ignorancia espiritual, que se opone a la fe cristiana.
· La inmoralidad y corrupción, que permite el pecado y lo niega.
· El humanismo, que se desentiende de Dios.

2. EL TESTIGO HABLA EN LA LENGUA DEL OYENTE.
“Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio.” (Hechos 22:2)
Escuchar hablar a Pablo en su propio idioma, dio a los judíos más confianza. ¿Qué nos enseña esto? La importancia de acercarnos al lenguaje de la gente. Todo testimonio debe ser contado en el idioma propio de los oyentes. Si habla con personas cultas, su lenguaje debe ser culto; si habla con científicos, su lenguaje debe ser científico; si habla con jóvenes, su lenguaje deberá ser juvenil, etc. Cuando damos testimonio es necesario utilizar un lenguaje:
· Común a todos, evitando palabras que son propias del mundo eclesial, como aleluya, justificación, redención, etc.
· Sencillo, sin caer en la vulgaridad ni las groserías.
· Claro, refiriéndose exclusivamente a los hechos, sin complicar el relato con reflexiones personales.
· Comprensible por todos, no complicándose con textos bíblicos textuales, ya que éstos suelen contener palabras que no son de fácil comprensión. Si va a leer un texto bíblico, hágalo de una versión popular o parafraseada.

3. EL TESTIGO SE ACERCA AL OYENTE.
“… Y él les dijo: / Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.” (Hechos 22:3)
Quien da testimonio necesita acercarse lo más posible a su interlocutor. Pablo dio a conocer su procedencia geográfica, donde fue educado, quien le formó en la religión –el gran Gamaliel- y la principal característica de esa formación. En su caso fue “estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios…” ¿Por qué señaló esto? Le interesaba demostrarles que él era un judío como todos, que no era un pagano ni un gentil ignorante de la religión hebrea, que no era un aparecido, un predicador de última hora, sino alguien en quien podían confiar. Luego agrega lo más importante: “… como hoy lo sois todos vosotros.” Con ello se puso al mismo nivel y tocó sus personas.

La mejor forma de acercarnos a la experiencia de los oyentes es comunicar que:
· Somos seres humanos sujetos a las mismas pasiones que todos.
· No somos mejores ni peores que ellos.
· Tenemos algunas experiencias en común con ellos, por lo cual podemos comprenderlos y ellos pueden comprendernos a nosotros.
· Compartimos una familia, una ciudad, un país, una cultura, una religión o un planeta.
· No somos personas ignorantes en temas de fe, que leemos la Biblia y estamos siendo enseñados en nuestra Iglesia.
· Nadie nos ha convencido de esta fe ni estamos engañados, sino que por experiencia personal hemos comprobado que Jesucristo es la Verdad.

4. EL TESTIGO NARRA QUIEN ERA ANTES DE CONOCER A CRISTO.
“Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; / como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.” (Hechos 22:4,5)
Pablo cuenta que él antes perseguía a “los del Camino”, sin tener empacho hasta en darles muerte, los prendía y entregaba a las autoridades, para que les metieran en la cárcel; trataba como delincuentes a los cristianos. Recibía cartas de los ancianos judíos, para los hermanos y autorización para perseguirlos. Estos son los hechos reales, directos, escuetos y dramáticos, que dan cuenta de la condición en que el hombre Saulo se encontraba.

La primera parte de nuestro testimonio, siempre ha de ser una narración:
· De los hechos reales, sin quitarle ni agregarle.
· Directa, exenta de adornos.
· Escueta, sin detalles innecesarios.
· Realista, sin dramatismo, considerando que la vida de un pecador siempre es dramática.
· Sin interpretaciones personales ni bíblicas.

5. EL TESTIGO NARRA EL HECHO SOBRENATURAL.
“Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; / y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? / Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. / Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. / Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. / Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.” (Hechos 22:6-11)

Cuenta San Pablo que él iba camino a Damasco, como a mediodía, y de repente le rodeó una gran luz del cielo. Tal era su resplandor que cayó al suelo, al momento que escuchaba la voz del Señor Jesucristo que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él inmediatamente preguntó: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Los testigos de ese acontecimiento sólo vieron la luz, pero no escucharon la voz. Luego Pablo preguntó a Jesús: ¿Qué haré, Señor? Y Él le respondió: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. Fue tal el resplandor y la potencia de ese encuentro, que Pablo quedó ciego y así fue conducido a la ciudad de Damasco.

El hecho sobrenatural o de intervención Divina, puede ser nuestra conversión, un sueño, una profecía recibida, un milagro o una sanidad. Cuando hay que contar necesariamente hechos sobrenaturales, necesitamos separar lo emocional de lo racional, tenemos que transmitir los hechos que concretamente vivimos. Estos hechos pueden aparecer como muy subjetivos, pero es preciso que seamos claros al relatarlos, sin agregar ni quitar nada. Debiéramos seguir el modelo de Pablo en este aspecto:
· Contar los hechos ordenadamente, es decir por orden cronológico.
· No agolparnos en las palabras.
· Describir exactamente lo que vimos y oímos.
· No temer a la incredulidad de los oyentes.
· No dar explicaciones del hecho.

PARA REFLEXIONAR:
1) Lea y compare los tres relatos de la conversión de San Pablo.
2) Escriba un párrafo sobre cada uno de estos principios del testimonio: 1. defensa, 2. lengua, 3. acercamiento, 4. pasado y 5. hecho.
3) Analice los siguientes textos: Gálatas 1:1, 11-17; 1 Corintios 9:1; 1 Corintios 15:8-11; 2 Corintios 4:6; 2 Corintios 11:32,33; Filipenses 3:5-8,12
4) Investigue qué dice el Catecismo Católico Romano acerca de este tema en sus artículos 2471 al 2474. Escriba un comentario sobre ello.

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) “La Biblia on Line”, Dar Testimonio de la Verdad.
3) Pedro García Misionero Claretiano “En la temida Jerusalén. Lo que tenía que suceder…”
4) Santos Sabugal, “La conversión de San Pablo”; Editorial Herder; Barcelona, España, 1976.

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