domingo, octubre 17, 2021

LOS CAMINOS DE LA HORMIGA

 



MAYORDOMÍA

CONSEJO 2

 LOS CAMINOS DE LA HORMIGA 

 

“6 Ve a la hormiga, oh perezoso,

Mira sus caminos, y sé sabio;

7 La cual no teniendo capitán,

Ni gobernador, ni señor,

8 Prepara en el verano su comida,

Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.

9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?

¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10 Un poco de sueño, un poco de dormitar,

Y cruzar por un poco las manos para reposo;

11 Así vendrá tu necesidad como caminante,

Y tu pobreza como hombre armado.”

(Proverbios 6:6-11) 

 

N

ada más negativo para el progreso de una persona, familia o grupo humano, que la pereza, ese defecto que la Biblia trata como pecado porque Dios es laborioso y creativo y ha hecho de las criaturas seres activos y productivos. La Palabra de Dios se vale del ejemplo de la hormiga y nos invita a observar su conducta.

Ve en ese insecto o en su comportamiento gran sabiduría, autonomía, decisión, dedicación y previsión. ¿Hasta cuándo has de dormir? Nos interpela el Señor y nos invita a levantarnos de nuestro sueño para ponernos en acción, a realizar la obra que Él nos indica. Los resultados de no seguir este consejo de Dios pueden ser catastróficos. 

¿Qué debemos hacer para remediar la pereza? 

  1. Frente a la pereza, diligencia.

“6 Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; / 7 La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, / 8 Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.” (Proverbios 6:6-8) 

Este proverbio es un llamado de atención a las personas perezosas, pero también a cada uno de nosotros, pues todos estamos a veces en situación de caer en el desánimo y la pereza. 

La pereza es uno de los siete pecados llamados “capitales” porque generan otros pecados y vicios, como:

·         Desaliento,

·         pusilanimidad (poco ánimo y valor para emprender acciones, enfrentar dificultades y soportar desgracias),

·         descuido de las prescripciones molestas,

·         ligereza,

·         locuacidad (hablar más de la cuenta),

·         aversión a quienes amonestan al bien,

·         holgazanería (poca disposición al trabajo, el esfuerzo y la obligación),

·         excesiva actividad (descuidando la vida espiritual),

·         odio al bien. 

El escritor nos está invitando con esta Palabra a ser más sabios en nuestro actuar evitando la pereza, o sea siendo diligentes, activos, aplicados: “6 Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio” Al mirar las cualidades que tiene este insecto, podremos comprender lo que Dios desea de nosotros en este aspecto. 

El Texto pone como ejemplo de laboriosidad a la hormiga. Esta es un insecto eusocial que, junto a las avispas y las abejas, forma parte del orden de los himenópteros (alas membranosas). Este es el dato científico, pero la Biblia quiere destacar tres cosas: 

a)      “no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor” Es obvio que el hormiguero tiene un orden, pero cada insecto hace lo que le corresponde. El proverbio quiere destacar que no se necesita que alguien nos esté ordenando permanentemente, dirigiendo nuestra vida o señalando lo que debemos realizar. El obrero sabe cuál es su función y trabajo. Tenemos una labor que hacer como padres y como cónyuges en la familia; como jefes o subalternos en un trabajo; como vecinos y prójimos; como ciudadanos; en fin como discípulos de Jesucristo. Lo sabemos y no requerimos que se nos ordene hacerlo puesto que el Espíritu Santo nos lo recuerda. 

b)      “Prepara en el verano su comida” Previsores, como las hormigas, debemos ser, tanto en la vida material como en la espiritual. Prepararnos para los tiempos difíciles, ahorrando dinero, teniendo la despensa aprovisionada y aprovechando las oportunidades de trabajo remunerado que se nos dan. También prepararnos para la ancianidad. El Apóstol enseña a equiparnos espiritualmente con una armadura espiritual para enfrentar el día malo, cuando las cosas se ponen difíciles: “10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. / 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” (Efesios 6:10,11) En el “verano”, cuando vivimos sin mayores problemas, es cuando debemos preocuparnos del “invierno” que indudablemente llegará. 

c)      “recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.” El perezoso no se ocupa, quizás se preocupa pero no se ocupa en prepararse para el futuro. Es cierto que debemos confiar en la provisión de Dios y ocuparnos en los afanes del día, pero observemos a las hormigas ¡qué sabiduría hay allí! Si no nos ponemos ahora a trabajar por nuestro futuro, Dios no respaldará nuestra falta de previsión. De modo que ser diligentes está unido a una conducta que se proyecta y previene situaciones futuras. ¿Está usted preocupándose por su futuro o sólo vive pensando en resolver las necesidades actuales de su vida y la de su familia? El que no es perezoso puede disfrutar de una linda cosecha pasado un tiempo. Si el estudiante fue aplicado durante el año, al término podrá cosechar un diploma de reconocimiento y el acceso a un curso superior; si el trabajador realizó bien su cargo, será recompensado por la jefatura; si el padre brindó tiempo a sus hijos durante su infancia, cuando ellos sean mayores tendrán una hermosa relación con él, será su cosecha; si el discípulo cristiano se ha esmerado en servir al Señor con toda dedicación, un día cosechará en el tribunal de Cristo una recompensa del Señor: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.” (Santiago 1:12) 

Se puede decir que “los caminos de la hormiga” son la autodisciplina, la previsión y la buena cosecha, en una sola palabra: Diligencia. 

 

  1. Frente a la pereza, reconocimiento.

 “9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?” (Proverbios 6:9) 

La Palabra de Dios increpa al perezoso a despertar de su flojera. El perezoso duerme literalmente durante el tiempo que debería estar en acción. Como hay pereza física, la hay también para pensar, razonar, reflexionar; es una pereza psicológica que arrastra a muchas personas a una vida vacía, sólo entregada a lo material y carnal. Quizás esta pereza es más nociva para el ser humano porque es una flojera del alma. Así como la pereza puede ser del cuerpo o del alma, también se da la pereza espiritual o “acedia”, que es un estado espiritual de apatía y tedio, similar a la depresión; es una fuga o huida de las cosas espirituales. Las tres manifestaciones de pereza son negativas para nuestro desarrollo cristiano y se debe luchar contra ellas, ¿cómo? El versículo lo dice claramente: 

a)      Dándonos cuenta que estamos “dormidos” para Dios ¿hasta cuándo has de dormir? Sea cual sea el tipo de pereza que tenemos, necesitamos reconocer que la tenemos, ojalá ante nuestros hermanos para que nos avergüence y podamos ser ayudados (no criticados) con oración y buenos consejos. 

b)      Tomando la decisión de “levantarnos” del sueño ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?” Reconocida la pereza, debemos enfrentarla, confesarla, decirle al Señor que queremos cambiar y que necesitamos de Su poder para vencerla. Y cada vez que se presente un síntoma de pereza física, psicológica o espiritual, reprenderla y superarla con acción. Recuerde que lo contrario de la pereza es diligencia, acción, aplicación, y esto es lo que hay que hacer: comenzar a ser diligente en nuestras responsabilidades, comenzar a actuar conforme a la voluntad de Dios, aplicarnos a la misión que Dios nos ha dado. Y a propósito: ¿Qué misión le ha dado Dios a usted? 

Entonces el remedio para la pereza física, mental o espiritual es confesarla y actuar. Si no hay un reconocimiento del problema no se podrá mejorar. 


  1. Frente a la pereza, reacción.

 “10 Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; / 11 Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.”

(Proverbios 6:10,11) 

Termina por advertir el proverbio sobre las consecuencias de este flagelo que es la pereza, sea del cuerpo, el alma o el espíritu. ¿Habrá en la Iglesia pereza espiritual? ¿Pereza para orar, pereza para leer y estudiar la Palabra de Dios, pereza para amar al que sufre, pereza para evangelizar, pereza para comprometerse económicamente con la obra de Dios? Parece que al haber pereza espiritual inmediatamente se desencadena la pereza mental y la sigue la física, entonces obtenemos cristianos carnales, tienen a Cristo en sus corazones pero viven en la carne. 

Un poco de sueño, un poco de dormitar

Basta sólo un poco de flojera y ya el resultado no es óptimo, como cuando alguien cumple una orden a medias, no se esfuerza por lograr la excelencia, se conforma con poco, entonces hace las cosas en forma mediocre, es un mal siervo. En la parábola de los talentos el amo responde así a dos de sus siervos: “22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. / 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. / 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; / 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. / 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. / 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. / 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.” (San Mateo 25:22-28) El siervo fiel es diligente, el infiel perezoso y pusilánime. 

Y cruzar por un poco las manos para reposo

No podemos los cristianos cruzarnos de manos y esperar que la obra la hagan los pastores, la ayuda a los necesitados los diáconos y la adoración el equipo de música, sin comprometernos diligentemente cada uno en la obra del Señor. Somos un Cuerpo en el que cada miembro está destinado por Dios a cumplir una función. Si un órgano del cuerpo humano deja de funcionar se produce una enfermedad en el cuerpo y se corre el riesgo incluso de la muerte. Si somos holgazanes en la Viña del Señor jamás obtendremos el vino exquisito que el Dueño de la Viña espera. 

El resultado de la pereza es que llegará a nuestra vida la pobreza –material, mental y/o espiritual– con  resultados catastróficos para la vida personal, familiar o eclesial. Por perezosas las personas pierden bienes materiales, se van a la ruina, quedan en banca rota; trabajan poco y ganan poco pero comen, visten y gastan mucho; no hay un equilibrio entre sus entradas y sus gastos. Por perezosos en sus estudios no logran un nivel mejor en lo laboral; aún dentro del camino profesional, los perezosos no se esfuerzan en mejorar. A veces las personas revisten estas actitudes de una mal llamada “humildad” y no ambicionar. Por pereza espiritual los cristianos no crecen y le han dejado a otros “ese ministerio”; no se dan cuenta que el ministerio es de todos los miembros del Cuerpo de Cristo y que el trabajo de los ministros es “…perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12) 

Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.

La consecuencia final de la holgazanería son la necesidad y la pobreza. Son un enemigo que ataca sin piedad. No podemos culpar a Dios de esto ni a la esposa o esposo, ni a los hijos y el resto de la familia; tampoco al jefe o dirigente; menos a las autoridades. Sólo nosotros, perezosos, somos los responsables de este resultado nefasto. Ante esta tan grave amenaza sólo nos queda reaccionar.  

 

CONCLUSIÓN

La pereza es un grave pecado capital que genera otros pecados y vicios, de consecuencias nefastas. Necesitamos enfrentarlo con: 1) Diligencia, como la hormiga, ejemplo de laboriosidad, autodisciplina y previsión, para obtener una buena cosecha; 2) Reconocimiento del problema, confesando la pereza y actuando, y así poder “mejorar”; y 3) Reacción ante este enemigo que nos hará caer a la postre en la necesidad y la pobreza.


No hay comentarios.: