domingo, junio 06, 2021

LA TIERRA SERÁ QUEBRANTADA


ISAÍAS, EL PROFETA MESIÁNICO

CAPÍTULO 24 (SEGUNDA PARTE)

LA HORA DE LA PRUEBA



© Pastor Iván Tapia


“Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.” (Isaías 24:20) 


La gran tribulación será un tiempo de juicio y prueba para la Humanidad de los últimos tiempos. De acuerdo a la profecía de Isaías, en aquel tiempo: 1) Los santos se regocijarán, aquellos cristianos que no fueron arrebatados o se convirtieron durante ese periodo, a pesar del sufrimiento general ellos se gozarán en Cristo; 2) Los pecadores serán cazados, esto es que serán de una u otra forma alcanzados, sea por el miedo, la muerte o el engaño diabólico; y 3) La Tierra será quebrantada, como efecto del pecado de los impenitentes seres humanos, quienes serán probados pero no pasarán la prueba.


La Tierra será quebrantada.

“19 Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. / 20 Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.” (Isaías 24:19,20) 

Durante la gran tribulación será quebrantada no sólo la Humanidad sino también su hábitat, la Tierra. Ésta no es culpable del comportamiento nuestro, pero será alcanzada por el juicio de Dios para golpear al mundo pecador impenitente. El libro de Apocalipsis ratifica los juicios anunciados por los profetas del Antiguo Testamento, específicamente Isaías, cuando los describe así:    

“12 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; / 13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. / 14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.” (Apocalipsis 6:12-14) 

“17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.  / 18 Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.” (Apocalipsis 16:17,18) 

La Palabra de Dios anuncia un gran terremoto, “un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”. No dice si será en uno o más continentes pero especifica que será grande y por tanto muchos serán aplastados o morirán a causa de él. Destaca la oscuridad del cielo que no permitirá ver el sol ni la luna en forma normal, como una consecuencia climática del gran sismo. Dice que “las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra” lo que puede significar que habrá lluvias de meteoritos. Además señala movimientos de islas en el océano. 

Literalmente, entonces, “Temblará la tierra como un ebrio”. El Señor zarandeará al Hombre por su pecado y su propia casa, la Tierra, será afectada por él. 

Si nos preguntamos por qué permitirá Dios la gran tribulación, la respuesta ya la entregó la profecía de Isaías cuando dice: “5 Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. / 6 Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.” (Isaías 24:5,6) Y esto se corrobora en la última profecía de la Biblia: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.” (Apocalipsis 3:10) 

Anota el profeta: “la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados”. Morada y moradores, la Tierra y los moradores de la Tierra serán asolados, como consecuencia de su propio pecado. No es responsabilidad de Dios, sino efecto de su comportamiento impío. No es que Dios los maldiga, sino que ellos traerán la maldición sobre sí mismos. 

La palabra “prueba” utilizada en Apocalipsis está aludiendo a las difíciles circunstancias que Dios permitirá que experimente la Humanidad, de modo que esta pruebe su fe en Él y la obediencia a Su Palabra. Por supuesto la Humanidad impenitente no aprobará, no pasará la prueba. 

Los cristianos frecuentemente estamos sometidos a “pruebas” en el sentido que vivimos circunstancias en las que debemos probar ante Dios, el prójimo y nosotros mismos las virtudes cristianas. Es decir que son sometidas a prueba nuestra fe, amor, esperanza, prudencia, justicia, fortaleza, templanza y todas las cualidades derivadas de éstas: 

·         “2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, / 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. / 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” (Santiago 1:2-4) 

·         “12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, / 13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.” (1 Pedro 4:12,13) 

·         “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:7)


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