domingo, enero 10, 2021

DIOS SALVARÁ A EGIPTO

 ISAÍAS, EL PROFETA MESIÁNICO

CAPÍTULO 19

(SEGUNDA PARTE)

Marcha de cristianos en Egipto, en defensa de hermanos 
cuyas casas fueron incendiadas y saqueadas por musulmanes violentos.

© Pastor Iván Tapia

“18 En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos; una será llamada la ciudad de Herez. / 19 En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto, y monumento a Jehová junto a su frontera.  / 20 Y será por señal y por testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a Jehová a causa de sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre.  / 21 Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán.  / 22 Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará.” (Isaías 19:18-22) 

(Verso 18) La profecía asegura que en aquel tiempo habrá cinco ciudades que hablarán el idioma de Canaán en Egipto, las que jurarán por Jehová, el Señor de los ejércitos. Una de ellas se nombrará como “ciudad de destrucción”, la ciudad de Herez, tal vez la Ciudad del Sol o Hielópolis. Se dice que en el tiempo de los macabeos, debiendo el sumo sacerdote Onías IV escapar a Egipto, construyó en esa ciudad un templo similar al de Jerusalén. 

(Verso 19) Se anuncia que habrá enquistado en medio de Egipto un altar a Jehová y un monumento en la frontera. Hay quienes interpretan estas obras arquitectónicas como las pirámides, mas ellas son monumentos funerarios. 

(Verso 20) Tal cosa –el altar y el monumento al Señor– serán  una señal, un clamor de los oprimidos. Entonces Él enviará a un libertador y defensor. Al respecto el gran predicador inglés del siglo XIX que fue Spurgeon, exclamó: “El texto dice que el salvador es un príncipe. ¡Oh! Yo deseaba un gran Salvador. Un pequeño salvador no hubiera cubierto mi parte, pues un gran pecado necesita de una gran expiación, y mi duro corazón requiere de una gran Gracia para suavizarlo.” 

Lo más probable es que aquellas construcciones de las que habla el versículo sean un templo cristiano y una gran cruz en la frontera, en un país cuya religión oficial es el Islam. Actualmente alrededor del 82% son musulmanes, en mayoría suníes; un 17% es copto y copto-católico; y una minoría repartida entre ortodoxos, cristianos armenios, católicos caldeos, maronitas y baha’is. 

(Verso 21) La profecía es maravillosa en este punto; hay esperanza de salvación para Egipto. El Señor se dará a conocer a ese país y muchos egipcios le conocerán. Entonces harán sacrificio; esto lo entendemos como “sacrificios de alabanza”, adoración a Dios: 

  • “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” (Hebreos 13:15) 
  • “16 Oh Jehová, ciertamente yo soy tu siervo, Siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; Tú has roto mis prisiones. / 17 Te ofreceré sacrificio de alabanza, E invocaré el nombre de Jehová. / 18 A Jehová pagaré ahora mis votos Delante de todo su pueblo, / 19 En los atrios de la casa de Jehová, En medio de ti, oh Jerusalén. Aleluya.”  (Salmos 116:16-19) 

En parte esta profecía ya ha sido cumplida pues en el tiempo de Jesús más de un millón de judíos vivían en Egipto y en el tiempo de la predicación apostólica se levantó una Iglesia cristiana fuerte en Egipto, la que tuvo una continuidad de hasta seis siglos, lo que atestiguan los escritos de Atanasio de Alejandría, obispo cristiano del siglo IV DC. 

(Verso 22) Los egipcios, dice la profecía, se entregarán al Señor y prometerán servirle. Llegará el momento, entonces, en que Dios “herirá” a Egipto en su orgullo, pero lo sanará. El profeta es explícito al decir: “se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará.” El futuro de esta nación será magnífico al disfrutar de la salvación y el Reino de Dios, junto a Israel. Hoy día no parece creíble, mas la Biblia así lo anuncia. 

En resumen, el lado positivo de la profecía: En aquel tiempo, en este país musulmán, habrá cinco ciudades de habla y fe judía. En una de ellas será construido un templo y una gran cruz en la frontera. El Señor se dará a conocer a Egipto y los egipcios se entregarán y le servirán. Egipto disfrutará de la salvación y el Reino de Dios, junto a Israel. 

La lección que nos deja este pasaje es que donde estemos, en la época que vivamos, debemos levantar altar a Jehová Dios para rendirle culto y ser ejemplo a nuestro prójimo; como también erigir la cruz y transmitir el mensaje del Evangelio como sea posible a nuestras capacidades. Todo cristiano puede y debe desarrollar su vida devocional y procurar que su entorno familiar se sume a ello, sea instándolos a la oración, compartiendo la Biblia o haciendo de su hogar un cenáculo donde asistan semanalmente personas a orar, alabar y reflexionar la Palabra de Dios. Todo cristiano puede y debe evangelizar a su manera; podrá no ser un predicador o teólogo, pero sabe lo suficiente de Jesús como para comunicarlo a familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo o estudio.    

Para el futuro de Egipto, Dios profetizó que lo salvará por medio del testimonio y la Palabra del Evangelio.

(Fragmento del capítulo 19 de "Isaías, el Profeta Mesiánico")

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