domingo, enero 31, 2021

DESNUDO Y DESCALZO

 ISAÍAS, EL PROFETA MESIÁNICO

CAPÍTULO 20

 



© Pastor Iván Tapia 

“1 En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó; / 2 en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. / 3 Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, / 4 así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto. / 5 Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria. / 6 Y dirá en aquel día el morador de esta costa: Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?” (Isaías 20:1-6


El cristiano siempre debe vestirse de Cristo y calzarse el Evangelio.

“3 Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía,” (Isaías 20:3) 

Tres años caminó Isaías desnudo y descalzo frente a su pueblo, hasta que Dios declaró el significado de esa acción: “De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía,” Tal como Isaías había sido despojado de ropas, Egipto debería ser despojado de sus posesiones. No sólo había sido despojado el profeta, sino también humillado; así sería la humillación que experimentarían Egipto y Etiopía en mano de los asirios. 

Pero había otro mensaje en esta acción profética, un recado para Judá, el pueblo de Dios: que no pusieran su confianza en ayudas extranjeras, pues finalmente serían avergonzados y humillados por sus enemigos. Así es que esa acción era también una advertencia para Judá y un llamado al arrepentimiento. ¿Acaso no es el arrepentimiento quedar desnudo ante Dios? 

El cristiano debe caminar ante el mundo desnudo y descalzo; no se trata de mostrarnos muy fuertes y poderosos, somos vasijas de barro, frágiles, débiles y pecadores, pero nuestra fuerza está en Dios. Dar “testimonio” no es mostrarnos perfectos, sin mancha, impolutos, sino ser auténticos y transparentes. Nuestra fuerza y poder están en Dios, por lo tanto: 

1)      Nos vestimos de Cristo, es decir con Su Persona, de Amor, pero no amor fingido: “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.” (Romanos 13:14); “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” (Colosenses 3:14); “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.” (Romanos 12:9) 

2)      Nos calzamos con el Evangelio, donde vamos no llevamos nuestro propio calzado sino el Evangelio de Jesús: “¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:15); “y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.” (Efesios 6:15)

 

El cristiano se viste de Cristo y se calza con el Evangelio.

 (Fragmento del Capítulo 20 de "Isaías, el Profeta Mesiánico")


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