domingo, octubre 11, 2020

DIOS NOS REDUCE A SILENCIO

 ISAÍAS, EL PROFETA MESIÁNICO

CAPÍTULO 15

 



© Pastor Iván Tapia

“1 Profecía sobre Moab. Cierto, de noche fue destruida Ar de Moab, puesta en silencio. Cierto, de noche fue destruida Kir de Moab, reducida a silencio. / 2 Subió a Bayit y a Dibón, lugares altos, a llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab; toda cabeza de ella será rapada, y toda barba rasurada. / 3 Se ceñirán de cilicio en sus calles; en sus terrados y en sus plazas aullarán todos, deshaciéndose en llanto. (Isaías 15:1-3)

Moab se extendía desde el extremo norte del Mar Muerto hasta el río Arnón, unos 40 kilómetros al sur, como se deja ver en el relato bíblico que se hace sobre el juez de Israel, Jefté de la tribu de Gad: 18 Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, acampó al otro lado de Arnón, y no entró en territorio de Moab; porque Arnón es territorio de Moab.” (Jueces 11:18). 

Moab era una meseta con bastante agua, factible de mantener una gran cantidad de ganado. Limitaba al este con Amón y el desierto. Sus límites lo marcaban pequeños cerros, cubiertos de hierba en primavera. Las lluvias eran abundantes y los veranos fríos, más que en la región de Judea. A veces nevaba en invierno y primavera. 

Ar de Moab no se sabe si era una ciudad o una región de este reino y estaba probablemente al norte sobre la ribera del río Arnón. 

Kir de Moab o Kir-Hareset se ubicaba a 16.000 kilómetros al sureste del Mar Muerto. 

Tras la conquista de Canaán por los hebreos, el territorio de Moab correspondió a la tribu de Rubén, sometiéndose a su control. Sin embargo éstos consiguieron independizarse y controlar a su vez zonas de Judá e Israel temporalmente.

 

Moab, hermano de Amón, fue el primer hijo que Lot tuvo incestuosamente con sus propias hijas. Ellas, después de la destrucción de Sodoma y Gomorra, lo emborracharon para poder tener relaciones sexuales con su padre, ya que se creían obligadas a tener hijos y así perpetuar su descendencia: “29 Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba. / 30 Pero Lot subió de Zoar y moró en el monte, y sus dos hijas con él; porque tuvo miedo de quedarse en Zoar, y habitó en una cueva él y sus dos hijas. / 31 Entonces la mayor dijo a la menor: Nuestro padre es viejo, y no queda varón en la tierra que entre a nosotras conforme a la costumbre de toda la tierra. / 32 Ven, demos a beber vino a nuestro padre, y durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre descendencia. / 33 Y dieron a beber vino a su padre aquella noche, y entró la mayor, y durmió con su padre; mas él no sintió cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó. / 34 El día siguiente, dijo la mayor a la menor: He aquí, yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y duerme con él, para que conservemos de nuestro padre descendencia. / 35 Y dieron a beber vino a su padre también aquella noche, y se levantó la menor, y durmió con él; pero él no echó de ver cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó.  / 36 Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre. / 37 Y dio a luz la mayor un hijo, y llamó su nombre Moab, el cual es padre de los moabitas hasta hoy.  / 38 La menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben- ammi, el cual es padre de los amonitas hasta hoy.” (Génesis 19:29-38)

 

En el texto que analizamos, tanto Ar como Kir de Moab serían asoladas en una noche, exterminada su población y destruidas, según se puede entender por las palabras “reducida a silencio”. Ambas ciudades eran, al parecer, muy importantes ya que su destrucción generó la caída completa del reino de Moab.

 

Dios nos reduce a silencio. Cuando el Señor está harto del mal comportamiento de una persona o grupo puede tomar la decisión de eliminarlo de la faz de la tierra y lo hará con eficacia. Nos agrada ver a Dios como un Ser amoroso y perdonador, pero cuando no hay arrepentimiento y sólo rebelión e idolatría, Él no puede perdonar. Dios perdona al que pide perdón y no al que se niega a arrepentirse. El Señor también es “fuego consumidor” pues es un Dios que disciplina: “28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; / 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.” (Hebreos 12:28,29)

 

Ser reducidos a silencio significa que cuando Dios habla, el hombre debe callar y calla porque Dios es la Autoridad sobre el ser humano. Cuando somos tratados por el Señor, Él nos reduce a silencio.


(Fragmento del capítulo 15 de "Isaías, el Profeta Mesiánico")

 

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