domingo, febrero 17, 2019

DIOS JURÓ POR SUS PROMESAS.

HEBREOS COMENTADO
LECCIÓN 19
 

© Pastor Iván Tapia Contardo 

Lectura bíblica: “13 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, / 14 diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. / 15 Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.” (Hebreos 6:13-15) 

Palabra clave del capítulo: PROMESAS. 

Idea central: Las promesas de Dios a Abraham. 

Objetivos: a) Comprender y valorar las promesas que Dios hizo a Abraham; b) Discernir las  repercusiones que tienen para los cristianos las promesas dadas al padre de la fe; c) Comprender la importancia de la formación de Israel como nación; e) Comprender el concepto de prosperidad y  riqueza desde el punto de vista espiritual; f) Valorar la multiplicación en el Reino de Dios. 

Resumen: El Señor nos ha hecho promesas maravillosas, como lo hizo con Abraham, las que tienen importantes repercusiones para los cristianos: nos inserta en Su pueblo, nos entrega un territorio espiritual, nos lleva a la verdadera prosperidad, nos hace padres y madres de muchedumbres y multiplica en hijos espirituales.
 

E
studiando el libro de Hebreos podemos entender quién es Jesucristo. Él el HIJO de Dios, AUTOR de nuestra salvación y desea que HOY entremos en Su REPOSO. Él es el Sumo SACERDOTE que dio su vida por nosotros.  

Pero dejemos las enseñanzas básicas del Evangelio y avancemos en el conocimiento de Cristo. Es imposible que quienes se convirtieron a Jesucristo y conocieron los poderes del Espíritu Santo y del Reino de Dios, vuelvan atrás y tengan la necesidad de pasar otra vez por la Puerta del Reino, crucificando de nuevo a Jesucristo. Esto es como la tierra que es regada por la lluvia y produce una buena cosecha, distinto a la tierra que sólo produce espinos, la que probablemente será quemada. En otras palabras: a) Necesitamos tener un crecimiento espiritual continuo; b) No es posible en el Reino de Dios retroceder, sino siempre avanzar; y c) Si nuestra vida espiritual no da frutos, sencillamente será cortada.  

Esto no sucede con ustedes, le dice a los hebreos, que han demostrado su amor a Dios sirviendo a la Iglesia. Pero es necesario que esta actitud esté en todos ustedes, que perseveren en el amor y la fe hasta el fin, que jamás sean flojos en su vida cristiana sino imitadores de los que por su fe y paciencia han heredado las promesas de Dios. 

Cuando Dios hizo la promesa a Abraham juró en nombre de Sí mismo, puesto que no hay uno mayor que Él. Sus palabras fueron estas: “De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.” Dos cosas le prometió el Señor a Abraham: 1) Una bendición abundante, material y espiritual; y 2) Darle mucha descendencia, es decir multiplicarlo en muchos descendientes. 

Abraham aprendió a esperar con paciencia y así alcanzó la promesa de Dios. El Señor hizo como los humanos que para resolver una controversia juramos ante otro, hoy día un notario o un juez. Para demostrar a los herederos de Su promesa, que lo que Él prometía sería cumplido totalmente por Él, quiso hacerlo como los humanos y juró por Sí mismo, como Notario o Juez.  

Hay dos cosas que no cambian la voluntad de Dios: 1) Su promesa; y 2) El juramento que hizo sobre la promesa. Él no miente. En estas dos cosas ponemos toda nuestra esperanza y son el consuelo permanente en nuestro peregrinar por esta vida. Para nosotros es como el ancla de un navío, que estando bien agarrada a la roca del fondo del mar, permite que éste no sea arrastrado por cualquier corriente. La fe en Jesucristo es nuestra ancla agarrada a la Roca eterna que es Él. Como el libro de Hebreos está dirigido a judíos, les dice que esa ancla penetra más allá del velo o cortinaje que separa el Lugar Santo del Lugar Santísimo donde está la Presencia de Dios. Los cristianos sabemos que el velo se rasgó al momento de la muerte de Cristo, pudiendo ahora cualquiera que tenga fe en él, penetrar a la Presencia Divina.  

Jesús entró en el Lugar Santísimo, como lo hacían los Sumo Sacerdotes del Antiguo Testamento. Fue el Precursor, he aquí otro nombre para Jesús. Precursor es uno que inicia algo o va delante de otros. Jesús nos precede en la resurrección de los muertos; nos precede en la ascensión y glorificación; y también nos precede en el sacerdocio, siendo nombrado Sumo Sacerdote eterno, en el orden de Melquisedec. Dios juró por Sus PROMESAS. 

¿Qué promesas hizo Dios a Abraham y qué repercusiones tiene para los cristianos?
 

  1. Dios prometió a Abraham hacerle una gran nación.
 “1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. / 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. / 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:1-3) 

De Israel, el pueblo de Abraham, desciende el Mesías, Jesucristo, nuestro Salvador. Gracias a que Dios formó este pueblo con una fe en Él como Único Dios, en medio de un mundo politeísta y pagano, es que pudo llegar a nosotros el mensaje del Evangelio. El Antiguo Testamento es todo un proceso de redención de la Humanidad y ese proceso está relatado en la Biblia, culminando en el Nuevo Testamento. El Antiguo nos muestra la Ley de Dios y cómo el ser humano no puede cumplirla; el Nuevo nos revela la Gracia de Dios en la obra expiatoria de Jesucristo. Si no hubiese Dios formado una gran nación para Él, no conoceríamos la Revelación, pues a Israel le encargó esa tarea:  

“1 ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? / 2 Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. / 3 ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? / 4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado.” (Romanos 3:1-4) 

Ahora los cristianos formamos parte de ese pueblo de Dios, pertenecemos a una gran nación:  

22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, / 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, / 24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? / 25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. / 26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.” (Romanos 9:22-26
 

  1. Dios prometió a Abraham darle un territorio.
 “14 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. / 15 Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. / 16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. / 17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.” (Génesis 13:14-17) 

Esta es la dolorosa y esforzada historia de un pueblo: 

·         En los tiempos de Abraham Dios prometió dar a Israel un territorio y cumplió Su promesa después de muchos años, cuando Josué conquistó la Tierra Prometida aproximadamente el año 1.450 AC. Israel se transformó en reino aproximadamente el año 1.030 AC.  

·         El rey de Babilonia, Nabucodonosor, conquistó y quemó Jerusalén, destruyendo el Templo y exiliando a los israelitas.  

·         Cuando el rey persa Ciro conquistó Babilonia, permitió el retorno de los hebreos a su tierra, convirtiéndose en una provincia del imperio.  

·         Al ser conquistado el imperio persa por Alejandro Magno, pasaron a ser una provincia de los griegos. 

·         Luego el Imperio Romano tomó dominio y los judíos se volvieron en una provincia romana. Fue la época en que vivió Jesucristo.  

·         Resentidos, los judíos se rebelaron contra el gobierno romano, entonces éstos destruyeron Jerusalén el año 70 DC y deportaron a los judíos como esclavos en todo el imperio.  

·         Después de muchas persecuciones y del holocausto bajo Hitler, cientos de años sin patria, en 1948 DC las Naciones Unidas permitieron el renacimiento de Israel como Estado moderno, tal como Moisés lo escribió hace 3.500 años: 

“3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. / 4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; / 5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.” (Deuteronomio 30:3-5)
 

  1. Dios prometió a Abraham prosperidad.
“1 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. / 2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? / 3 Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. / 4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. / 5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. / 6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. / ... / 13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. / 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. / 15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. / 16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. / ... / 18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; / 19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los admoneos, / 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas, / 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.” (Génesis 15:1-6/13-16 / 18-21) 

Hay varios aspectos importantes en estas palabras de Jehová para con Su siervo Abraham, pero quiero resaltar las que pronuncia con respecto a la futura salida de Su pueblo de Egipto: “y después de esto saldrán con gran riqueza.” El Señor le promete un galardón sobremanera grande, un hijo que lo heredará, una enorme descendencia, alcanzar una buena vejez, un territorio extenso donde morar. Riqueza no es sólo posesiones y dinero, riqueza es tener una familia, una buena vida que concluya en una vejez feliz; la riqueza abarca no sólo el cuerpo, lo material, también el alma, la salud psíquica, las buenas relaciones humanas y por supuesto el desarrollo espiritual. Podemos ser ricos en lo material pero miserables en espíritu.  

El pueblo judío se distingue en el mundo por su prosperidad, riqueza, habilidad para los negocios, las empresas, inteligentes y estudiosos. Ellos han sabido desarrollar sus capacidades, desde sus dificultades extremas que han tenido a través de la Historia. Son en ese aspecto un ejemplo para los cristianos. Dios desea nuestra prosperidad integral, como lo expresa esta breve carta de San Juan: 

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2)

 

  1. Dios prometió a Abraham hacerlo padre de muchedumbre.
“1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. / 2 Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. / 3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: / 4 He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. / 5 Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. / 6 Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. / 7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. / 8 Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos. / ... / 15 Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. / 16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. / 17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? / 18 Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. / 19 Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. / 20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. / 21 Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. / 22 Y acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham.” (Génesis 17:1-8/ 15-22) 

Indudablemente Abraham sería “padre de muchedumbres”. Él salió de su ciudad, al llamado de Dios, para no volver jamás a esa tierra que no consideraba suya. Salió tras el llamado de un Dios invisible y único; esa fue su gran visión y tras la cual anduvo siempre, la que dirigió toda su vida.  

Fue sacado de Ur para formar un nuevo pueblo, una nación, una cultura con una fe distinta. He ahí la grandeza de Abraham. Si uno piensa, de cualquier ser humano puede decirse que tendrá una multitud de descendientes si se une a una mujer y procrea. Pero aquí el sentido es distinto. Abraham sería padre de una multitud de creyentes. Salió de Ur con su padre y su sobrino. Hoy en día los judíos son casi 14 millones. Pero no se debe considerar sólo al pueblo judío como su descendiente, también está aquel pueblo que desciende de su hijo Ismael, los Islámicos, que son en la actualidad 1.500 millones. Tendríamos que agregar a esta “multitud” los que profesamos la fe en Jesucristo, judío de la tribu de Judá, Hijo de Dios, somos en el mundo 2.100 millones. Estas tres religiones, llamadas “del Libro”, tienen por padre de la fe a Abraham. 

Los cristianos nos sentimos parte de la familia de Dios y consideramos a los judíos nuestros hermanos en la promesa:  

“25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; / 26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad.” (Romanos 11:25,26 

Los cristianos estamos llamados a compartir nuestra fe con la mayor cantidad de personas posibles, pues Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” Por eso Jesucristo enfatizó tanto el predicar y hacer discípulos, guiados por el Espíritu Santo: 

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8)

 

  1. Dios prometió a Abraham y Sara un hijo en su ancianidad.
“9 Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. / 10 Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. / 11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. / 12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? / 13 Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? / 14 ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. / 15 Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.” (Génesis 18:9-15) 

Nada es difícil para Dios, Él es el Todopoderoso. Perfectamente podía hacer fértil a la que ya era estéril y dar vigor al anciano. Dios lo hacía para glorificarse a Sí mismo y demostrar que la paternidad y maternidad de Abraham y Sara era un milagro Divino.  

El Señor desea hacernos fértiles y que Su creación, Su amor y toda Su familia redimida se multiplique. Ese es el mayor sentido del “fructificad y multiplicaos” de Génesis. Dios es vida, tanto material como espiritual, y quiere que esa vida se extienda. En Su creación podemos observar ese principio multiplicador en la gran diversidad de formas de generación que tienen las plantas y los seres vivos en general. 

Cuando nace un cristiano, siempre lo hace de una semilla que es la Palabra de Dios. Esa Palabra viene de los labios de alguien; una vida está dando a luz otra vida. El nuevo cristiano se desarrollará y el Espíritu Santo siempre pondrá en él un anhelo profundo de comunicar el mensaje de salvación y la Vida de Dios a otros. Es más que un mandamiento, una necesidad del espíritu, un impulso o fuerza puesto por Dios en nuestro corazón. La multiplicación en nuevas vidas es un principio cristiano; el Señor dice a Sus discípulos lo que relata el Evangelio:

“16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. / 17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. / 18 Y dejando luego sus redes, le siguieron.” (San Marcos 1:16-18) 

Jesús mismo, por medio del Espíritu Santo, nos capacita para multiplicarnos en nuevas vidas. Él produce el milagro y, como a Sara, nos hace fértiles.
 

CONCLUSIÓN.

Jesucristo es el HIJO de Dios, AUTOR de nuestra salvación y desea que HOY entremos en Su REPOSO. Es el Sumo SACERDOTE que dio su vida por nosotros. Más también nos ha dado unas PROMESAS maravillosas como lo hizo con Abraham. Aquellas promesas tienen importantes repercusiones para los cristianos. Dios prometió a Abraham: 1) Hacerle una gran nación; 2) Darle un territorio; 3) Hacerlo próspero; 4) Hacerlo padre de muchedumbres; y 5) Un hijo de Sara en su ancianidad.

 

 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1)      ¿Qué relevancia tienen para usted el Antiguo y Nuevo Testamento?

2)      ¿Se considera usted parte del pueblo de Dios?

3)      ¿A qué promesas de Dios se aferra?

4)      ¿Cuáles son sus mayores riquezas?

5)      ¿Qué podemos aprender de los judíos?

6)      ¿Cuál es, a su modo de ver, la grandeza de Abraham?

7)      ¿Es comparable una promesa de Dios a una promesa de hombre?

8)      ¿Cuáles son las enseñanzas básicas del Evangelio?

9)      ¿Cuál es la lección principal que nos deja Abraham?

10)   ¿Por qué se dice que Jesús fue el Precursor?

11)  ¿Por qué Dios, además de prometer a Abraham, hizo un juramento?

12)  ¿Cuál es nuestra ancla espiritual?

13)  ¿Cómo se puede lograr un crecimiento espiritual continuo?

14)  ¿Quiénes son los “hijos de Abraham”?

15)  ¿Por qué Dios ama la multiplicación?

16)  ¿Cómo se puede multiplicar esta Iglesia?

17)  ¿Los cristianos vivimos por mandamientos o por promesas?

 

 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.

·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 

·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.

·         (1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/

·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.

·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/

·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php

·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd

·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/

·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”


·         https://embassies.gov.il/san-salvador/AboutIsrael/history/Pages/HISTORIA-Cronologia.aspx

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