miércoles, abril 22, 2009

EVANGELIZAR CON LA PALABRA.


LLAMANDO VIDAS AL REINO
VIII PARTE


Lectura Bíblica: 2 Timoteo 4:1-5

Propósitos de la Charla: a) Comprender la importancia de conocer la Palabra de Dios para utilizarla en la Evangelización; b) Valorar la Palabra como la Espada del Espíritu Santo; c) Conocer y experimentar el poder de la Palabra de Dios.

“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, / que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. / Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, / y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. / Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.” (2 Timoteo 4:1-5)

Muchos hablan y desean predicar con poder. (1) Recuerdo que en mis tiempos de juventud se hablaba de “predicar con poder”, refiriéndose a una actitud agresiva, un discurso de mucha vehemencia, voz golpeada y segura. Indudablemente el poder de la Palabra de Dios no reside en algo tan externo y que es nada más que la apariencia del predicador, sino que se basa en que esa Palabra no es humana sino que procede de la Divinidad. La Palabra es Sagrada y por ello, es poderosa, ya que se origina en el Todopoderoso. Es el Verbo de Dios. El predicador tan sólo la repite, la cita, la transmite y en muchas ocasiones la interpreta. En tanto esa interpretación no la distorsione y conserve su sentido original, conserva Su poder. De lo contrario oculta, desactiva y ahoga Su poder.

Algunos hermanos dudan y desprecian las Escrituras, acudiendo a “filosofías y huecas sutilezas” para tratar de “convencer” a los incrédulos. Esto es falta de fe y un gran error, que probablemente cometimos algunos cuando recién caminábamos en el Evangelio, puesto que desconocíamos el tremendo poder que hay escondido en la Palabra del Señor. En vez de utilizar los conocimientos mundanos o la filosofía, los cristianos debemos usar el método más poderoso, la predicación de la Palabra de Dios. Puesto que la Biblia es la espada del Espíritu Santo, Dios obra a través de ella.

Tres poderes nos ha dado el Señor para evangelizar eficazmente: a) la oración; b) el Espíritu Santo; y c) la Palabra de Dios. En esta lección examinaremos este último, sin el cual los apóstoles y la Iglesia no habrían podido anunciar el Evangelio en esta era de la Gracia.

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS
¿Cuánto poder tiene la Palabra de Dios? El escritor de Hebreos señala varias características importantes que tiene la Palabra de Dios, las que ha de ser útil conocer y considerar a la hora de la Evangelización (Hebreos 4:12). No es menor esta sagrada herramienta dada por Dios, una verdadera arma de defensa y ataque en la armadura del cristiano, “la espada del Espíritu” al decir de San Pablo (Efesios 6:17)

Los discípulos de Jesucristo necesitamos aprender a utilizar la espada del Espíritu en la Evangelización del mundo

La palabra de Dios es poderosa porque:
· La Palabra de Dios es viva.
· La Palabra de Dios es eficaz.
· La Palabra de Dios es la espada del Espíritu.
· La Palabra de Dios discierne los pensamientos y las intenciones.
· La Palabra de Dios quebranta el corazón.
· La Palabra de Dios hace sabio para salvación.

1. LA PALABRA DE DIOS ES VIVA.
“Porque la palabra de Dios es viva” Ya que la Palabra se origina en la mente de Dios y Éste es una Persona viva, Su Palabra se moviliza, opera milagros en el corazón del hombre, transmite vida, produce fruto. La Palabra de Dios es un ente gestor de vida.

Los alimentos para el cuerpo son de diferentes tipos: animales ya muertos, aunque no en estado de descomposición; vegetales arrancados de la planta y minerales y líquidos que no tienen vida, pero igualmente, procesados por el cuerpo humano, pasan a formar parte de éste y estimulan, ayudan y posibilitan las funciones vitales. La Palabra de Dios en cambio es un alimento vivo. Jesús dijo: “Mis palabras son espíritu y vida” (San Juan 6:63) porque transmiten los principios de lo alto, las verdades eternas, el camino para alcanzar la plenitud del ser humano, las claves para nuestra felicidad y también porque son sopladas por el Espíritu Santo en nosotros.

Dios siempre declaró Su Palabra en el Antiguo Pacto, mas llegó un día en que hizo que esa Palabra se hiciera Hombre, pudiese ser vista ejemplificada en un ser humano que, evidentemente fue un Dios-Hombre. Este fue Jesucristo, el Verbo de Dios hecho carne. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (San Juan 1:14) El mismo Verbo, Palabra o “Logos” que fue pronunciado para crear el universo, ahora venía a este mundo con vestidura humana. Jesucristo es la Palabra Viva de Dios.

Cuando usted o yo pronunciamos la Palabra de Dios estamos pronunciando a Cristo. Cuando leemos Su Palabra, la escuchamos o reflexionamos en ella, estamos alimentándonos de Cristo. Jesucristo y la Palabra de Dios son una sola cosa. Por tanto no hay nada más poderoso que evangelizar con la Palabra de Dios.

2. LA PALABRA DE DIOS ES EFICAZ.
“…y eficaz” La eficacia es la “capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera.” Una acción es eficaz cuando finalmente obtiene lo que se ha propuesto. Un medicamento que no sana o que no tiene efecto sobre el dolor, nos resulta ineficaz e inútil. La eficacia de un maestro está en su capacidad de lograr aprendizajes en sus alumnos. Un pastor será eficaz en su labor si es capaz de mantener, sustentar y animar la fe de sus feligreses. El evangelista es eficaz cuando logra el propósito por el cual fue llamado por Dios: convertir almas al Señor.

Es característica notoria de la Palabra de Dios su eficacia. El profeta afirma que la Palabra de Dios no vuelve vacía, siempre tiene un efecto sobre el que la recibe: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, / así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” (Isaías 55:10,11)

Semejante a los fenómenos naturales, los cuales están regidos por leyes físicas diseñadas por el Creador, así también la Palabra de Dios, regida por leyes sobrenaturales: a) hace germinar la fe y la visión en quien la escucha; b) produce vida en el alma y el espíritu del hombre; c) da semilla al que la siembra, es decir Palabra de Dios trae más Palabra al que la esparce; d) alimenta al hambriento espiritual; e) siempre trae una bendición de regreso; f) hace la voluntad de Dios, y g) cumple con creces el propósito de Dios, que la envió.

3. LA PALABRA DE DIOS ES UNA ESPADA.
a) La Palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos: “y más cortante que toda espada de dos filos”
¡Qué imagen tan potente es ésta! La Palabra de Dios es cual una espada de dos filos. No hay espada más cortante que una de dos filos. Se abre paso en las carnes y penetra hasta lo más profundo. ¿Ha experimentado usted alguna vez este poder de la Palabra, de llegar tan hondo, conmover su corazón, descubrir un error o pecado en usted e interpelarle a cambiar? Yo creo que todos hemos sido sorprendidos muchas veces por esta capacidad de la Palabra de Dios. Más de alguno ha culpado al predicador, ha creído que fue su intención humana decir ese sermón que estaba dirigido a usted; otros se han marchado molestos de la iglesia, porque no supieron aceptar o discernir que era el mismo Dios hablándoles. Sí, la Palabra que sale de la boca de Dios por boca de sus mensajeros, es penetrante y poderosa.

La Palabra de Dios, según el salmista, entre otras virtudes:
- Vivifica el alma “Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.” (Salmo 119:25)
- Sustenta y quita la ansiedad “Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra." (Salmo 119:28)
- Es verdadera y justa “No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, Porque en tus juicios espero.” (Salmo 119: 43)
- Trae consuelo “Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.” (Salmo 119: 50)
- Enseña la sabiduría y a ser juiciosos “Enséñame buen sentido y sabiduría, Porque tus mandamientos he creído.” (Salmo 119: 66)
- Es más valiosa que las riquezas materiales “Mejor me es la ley de tu boca Que millares de oro y plata.” (Salmo 119: 72)
- Es eterna “Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos.” (Salmo 119: 89)
- Es digna de amarse y meditarla “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.” (Salmo 119: 97)
- Es dulce como la miel “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.” (Salmo 119: 103)
- Es inteligente y conduce al camino verdadero “De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.” (Salmo 119: 104)
- Ilumina el camino del ser humano “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119: 105)

b) La Palabra de Dios penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos: “y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos”
Comúnmente hacemos sinónimos de las palabras “alma” y “espíritu”, sin embargo la poderosa Palabra de Dios hace una diferencia grande entre ellas. El alma o psique es la sede de la personalidad humana, está formada por el intelecto y las emociones, posee el poder de la libre voluntad. Es la parte que tiene consciencia de si misma. En cambio el espíritu nos comunica con Dios, tiene consciencia de la Divinidad. Dios vive en el espíritu, el yo vive en el alma, mientras que los sentidos viven en el cuerpo. “Coyunturas” y “tuétanos” representan al cuerpo que se articula y moviliza de acuerdo a las órdenes del alma.

La Palabra de Dios llega a nuestro oído en el caso de ser escuchada y a nuestros ojos cuando es leída, es procesada en nuestra alma como vida, alimento, verdad, consuelo, juicio, riqueza, luz. Enseña, redarguye, corrige e instruye en justicia, “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16,17)

c) La Palabra de Dios actúa en coordinación con el Espíritu Santo
El Espíritu Santo que vive en el espíritu del cristiano toma la Palabra de Dios y:
1) revela que esta es la Verdad “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (San Juan 16:13)
2) guía (San Juan 16:13)
3) convence de pecado a la conciencia “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. / De pecado, por cuanto no creen en mí” (San Juan 16:8,9)
4) enseña la Palabra al alma, una y otra vez, como nuestro Maestro interior “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (San Juan 14:26)
5) la archiva en nuestra memoria y nos la recordará cuando la necesitemos “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (San Juan 14:26)

4. LA PALABRA DE DIOS DISCIERNE LOS PENSAMIENTOS Y LAS INTENCIONES DEL CORAZÓN.
“y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Puesto que la Palabra de Dios toca el alma del cristiano, conmueve aquello que la Biblia nombra “corazón” y que no es otra cosa que el asiento de nuestras motivaciones. ¿Qué pensamientos, ambiciones, deseos frustrados, aspiraciones, deseos inconfesables, guardamos en nuestro interior? ¿Cuáles son las verdaderas intenciones que se esconden tras las “buenas” acciones humanas? Pues bien, como la Palabra de Dios procede de un Ser Omnisciente y Santo, tiene la virtud de discernir, saber, conocer y aún distinguir entre pensamientos e intenciones. Nadie está cubierto ante Dios. Adán y Eva se encontraban desnudos en el Paraíso, habían desobedecido a Dios e intentaron esconder su pecado con algunas hojas de higuera, intentando vanamente engañar a Dios. Los seres humanos estamos desnudos ante el Creador y es así como debemos presentarnos a Él en conciencia. Recibamos la Palabra de Dios con un corazón sincero, humilde y desnudo de toda vanidad.

Dos últimas ideas debemos considerar en esto de evangelizar con la Palabra de Dios.

5. LA PALABRA DE DIOS QUEBRANTA EL CORAZÓN.
“A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y delante de sus santas palabras.” (Jeremías 23:9)

Por causa de escuchar la Voz de Dios en boca de los mensajeros de Dios, hemos creído, hemos cambiado malos hábitos, confesado pecados, creído que Él es nuestro Salvador, Señor, Sanador y mucho más. Su Palabra quebranta el corazón, toca emociones, razones y conciencias, mueve voluntades, es inevitable. El ser entero tiembla ante Su magnífica sabiduría. El Espíritu Santo nos hace actuar como borrachos, llenos de Su amor y de Sus visiones, por cierto de fe, optimismo, positivas para nuestras vidas y familias. Sus Palabras son santas y penetrantes, nadioe puede huir de ellas. Conducen a una permanente y cada vez más profunda conversión.

6. LA PALABRA DE DIOS HACE SABIO PARA SALVACIÓN.
“y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” (2 Timoteo 3:15)
Si alguien desea saber el camino de la salvación eterna, tendrá que leer o escuchar el plan de salvación para la humanidad, manifestado en la Palabra de Dios. No hay otra forma, hacerlo diferente es caer en fábulas e interpretaciones humanas, de algo que está claramente expresado en la Escritura.

Todo discípulo debe saber manifestar ese plan tan sencillo y real:
1) Dios nos ama. Dios creó al ser humano para ser feliz, Dios entregó leyes naturales y espirituales para que las cumplamos. “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3)
2) Todos somos pecadores. El ser humano no cumplió la voluntad de Dios (es lo que llamamos pecado), estamos condenados a la infelicidad lejos de Dios. “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
1) Cristo murió por nosotros. Dios proveyó una solución extraordinaria para el hombre: Jesucristo, el Hijo de Dios que dio Su vida en la cruz por la Humanidad, es el camino, la Verdad y la Vida. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (San Juan 3:16)
2) Usted puede ser salvado ahora. Sólo creyendo en Él y aceptando su maravilloso regalo podemos recuperar la felicidad. El hombre no es feliz porque no tiene fe. La palabra felicidad comienza con una sílaba que es clave: fe. ¿Quiere usted ser feliz junto a Dios eternamente? Decida creer y aceptar a Jesucristo como su Salvador y Señor. Pero antes reconozca que ha pecado desobedeciendo a Sus Leyes o Mandamientos. Él le espera. “…Esta es la palabra de fe que predicamos: / que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. / Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10:8-10)

PARA REFLEXIONAR:
1) Lea y analice los siguientes textos: 2 Corintios 2:17; 1 Corintios 2:13.
2) ¿Qué actitudes adoptaría usted, cuando predica la Palabra de Dios, a partir de la reflexión anterior?
3) ¿Qué entiende usted por “acomodar lo espiritual a lo espiritual” en la evangelización?
4) Desarrolle con sus propias palabras, en forma escrita, el “Plan de Salvación”.

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
2) Pastora Ida Kim, “Discipulado”, Seminario Teológico de la Gracia Para América Latina, 2009.
3) Watchman Nee, “El Hombre Espiritual”, Editorial CLIE, España, 2005.


(1) San Mateo 7:28,29. Jesucristo predicaba con autoridad a la gente, la que se admiraba de su doctrina y autenticidad.
Hechos 18:24, 25. Apolos era un converso judío al mensaje de Juan el Bautista "elocuente, poderoso en las Escrituras" que fue orientado hacia el Evangelio de Jesucristo, por Priscila y Aquila.

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