sábado, noviembre 15, 2008

SACERDOCIO UNIVERSAL DE LOS CRISTIANOS.


SIRVIENDO AL CUERPO DE CRISTO
VI PARTE


Lectura Bíblica: 1 Pedro 2:4,5

Propósitos de la Charla: a) Comprender y valorar el enfoque evangélico del sacerdocio; b) Aprender a ser buenos y auténticos sacerdotes del Reino de Dios; c) Servir a la Iglesia con nuestro fervor, dones y estilo personal.


“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” (1 Pedro 2:9)

En la Edad Media, antes de la Reforma, la Iglesia Católica se dividía en dos grandes grupos: los religiosos y los laicos. Los primeros estaban totalmente dedicados a la vida sacramental, de oración y servicio a los pobres. En cambio el resto de los cristianos, los laicos, desarrollaban su vida secular sin más participación en la Iglesia que su asistencia a los ritos de la misa y los sacramentos. La tarea de edificar la Iglesia era menester único de sacerdotes, monjes y monjas, enfoque que aún conserva la Iglesia Católica Romana y algunas iglesias protestantes tradicionales.

Cuando el sacerdote agustino Martín Lutero, el año 1517, clavó las 95 tesis en las puertas de la catedral de Wittemberg, en Alemania, comenzó una gran revolución en el Cristianismo, una vuelta atrás a los principios de la Iglesia apostólica. Estos principios son los que sostienen todas las iglesias evangélicas y protestantes: sólo Escritura, sólo fe y sólo gracia. Muchos piensan que no hay acuerdo en el protestantismo y que existe gran divergencia o discordia entre las diversas denominaciones, pero no es así. Los tres principios nombrados dan un sólido fundamento a la fe Reformada.

El principio de “sola scriptura” significa que la Palabra de Dios es el único parámetro de fe para el cristiano. La Reforma nos hizo volver a la Biblia. En 1962, pasados cuatro siglos y medio, la Iglesia Católica, en el Concilio Vaticano II declara la importancia de la traducción y difusión de la lectura bíblica en todas las comunidades cristianas. La Biblia estaba en latín y sólo los monjes la leían. Gracias a la Reforma la Biblia es para todos. Si no conocemos la Palabra de Dios no hay manera de saber si nuestra fe es correcta. Los seres humanos no estamos capacitados para conocer a Dios ni quienes somos. El mismo Creador implantó el conocimiento de Él en la Biblia. Así conocemos quien es Dios y quién es el hombre: un pecador necesitado de salvación. La Biblia es la única fuente de autoridad del creyente para la doctrina y la práctica de ella:

“y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. / Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, / a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:15-17)

Otro principio básico del cristianismo evangélico es que Dios ha convocado a todos al sacerdocio y éste no es patrimonio del clero. Esta distinción entre religiosos y laicos no debiera existir, si nos atenemos a los escritos de los apóstoles. El sacerdocio universal de los cristianos es una importante doctrina de la Iglesia. Ahora cabe preguntarnos
¿Cómo ejerce su sacerdocio el cristiano?

1. PIEDRAS DE UN EDIFICIO ESPIRITUAL.
Antes que nada, los cristianos somos “piedras vivas”. Todos y cada uno es parte de un gran edificio espiritual: la Iglesia. No somos piedras sueltas tiradas en el camino o en algún lugar del campo, sino que estamos unidos por el cemento del amor de Dios y formamos en su totalidad la Casa de Dios.
En el Antiguo Testamento el sacerdote era el que estaba en el templo y los demás no tenían más participación que llevar un animal para el sacrificio y orar. Cuando Jesucristo entregó su vida como Cordero de Dios, en sacrificio santo en el altar de la cruz, el velo del templo, que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, se rasgó y abrió un camino seguro para todos, un camino directo al Padre, en el que ya no necesitaríamos sacerdotes humanos pues nuestro Único y Sumo Sacerdote había hecho ya el sacrificio perfecto y abierto la puerta de la salvación. Hay algo muy particular en la obra de Jesucristo y es que Él fue Sacerdote oficiante y a la vez Víctima del sacrificio. Ningún sacerdote del pasado ni actual puede hacer aquello. Sólo Cristo es nuestro Sacerdote.

El sacerdocio en la Gracia, en el Nuevo Pacto, es muy distinto. Ya no consiste en hacer sacrificios de animales sino en ofrecer a Dios toda nuestra vida en adoración y alabanza, vivir para Cristo. Podríamos decir que en la nueva Alianza es cada discípulo de Jesucristo que se ofrece a Él para vivir la vida de Él. En el Nuevo Pacto todos los cristianos ejercen el sacerdocio, como dice el apóstol: “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” (1 Pedro 2:4,5)

Ser sacerdotes de Jesucristo significa ministrarlo o servirlo a Él en oración, servir a nuestros hermanos y prójimo en el servicio, y desarrollar las virtudes del Sumo Sacerdote.

2. CIUDADANOS DE UN REINO SANTO.
Ya lo anuncia el Antiguo Testamento: "Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa" (Éxodo 19: 6). Cuando nos convertimos a Jesucristo fuimos trasladados al Reino de Dios. Antes vivíamos bajo la potestad del señor de las tinieblas, sin tener conocimiento alguno de Dios, entendiendo que “conocer” es más que saber acerca de algo. El conocimiento de Dios es por medio de la experiencia. Que ahora estemos en un Reino significa que estamos bajo las órdenes del Rey de Reyes y Señor de Señores. Estos sacerdotes de los cuales habla el libro de éxodo, es el pueblo de Dios, que debe comportarse a la altura de su dignidad: un reino de sacerdotes.

Otra característica que señala el Libro Sagrado para estos sacerdotes, es su santidad. Si el Rey es Santo, sus súbditos tendrán que vivir conforme a esa autoridad. Santidad significa “separado para” porque los santos han sido sacados del mundo –aquél sistema de cosas que desagrada a Dios- y apartados para el Santo de Israel. Los cristianos debemos vivir apartados de los falsos valores mundanos del Reino de Tinieblas y dedicados a Dios. Sólo así podremos ejercer el “sacerdocio santo” al que el Señor nos convocó.

3. REYES CON AUTORIDAD ESPIRITUAL.
En el último libro de la Biblia se confirma este llamado al sacerdocio universal de los cristianos: “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, / y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 1:5,6). Por el sacrificio de Jesucristo en el monte Calvario, la Humanidad ha sido lavada de su pecado mas para hacer efectivo ese sacrificio cada persona debe arrepentirse de sus pecados, volverse a Dios y creer en Jesucristo. Un sacerdote es uno que ha sido lavado por la sangre del Cordero; ahora es cubierto por la sangre de Jesús cada vez que peca conciente o inconcientemente, pero vive una vida nueva, buscando siempre agradar la voluntad de Dios.

Cuando aceptó a Jesucristo como Salvador y Señor de su vida, el Padre envió Su Espíritu Santo a él y ese espíritu le trajo toda autoridad del cielo. Los cristianos llevamos el Espíritu Santo en nuestro interior y por lo tanto participamos de la autoridad de Dios. Recordemos la promesa de Jesucristo para los que creyeran en Él: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán" (San Marcos 16:17,28).

La autoridad espiritual está repartida entre todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Todos y cada uno pueden ejercer tal autoridad sobre las tinieblas.

4. PROCLAMADORES DE JESUCRISTO
Todos los miembros de la Iglesia son sacerdotes de Dios, sean ministros o servidores. Cada miembro tiene una función distinta en el Cuerpo. Dice la Biblia: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” (1 Pedro 2:9) Somos los cristianos del linaje de Cristo porque hemos renacido a la Familia de Dios y Su Sangre corre por nuestro ser; somos un sacerdocio con autoridad; una nación, un país o estado con leyes propias, en absoluta contradicción con el pecado que impera en este mundo; un pueblo que camina hacia la Tierra Prometida, el Paraíso de Dios, un pueblo que fue adquirido a precio de sangre. Y todo esto con el único propósito de anunciar al Salvador del mundo.

El sentido de nuestra permanencia en este mundo no es otro que continuemos proclamando el mensaje del Evangelio con nuestras palabras y con nuestra manera de vivir. Ser proclamadotes de Jesucristo es otra forma en que los cristianos ejercemos el sacerdocio universal.

CONCLUSIÓN
En definitiva el sacerdocio es de todos. Los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros son personas que ayudan a los miembros de la Iglesia a cumplir su función. Si pensamos que la Iglesia es un Cuerpo, podríamos preguntarnos ¿es nuestra iglesia un cuerpo saludable? Una iglesia saludable es aquella en que funciona perfectamente cada miembro. Una Iglesia sana es la que tiene a todos sus miembros funcionando en la misión que Jesucristo les ha dado. Si reconocemos nuestro fervor, dones y estilo personal, podremos ejercer el sacerdocio de modo óptimo y ser discípulos útiles en Su Iglesia.

PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Quiénes, a su juicio, deben dirigir la Iglesia y hacer el trabajo espiritual, social, educativo y evangelizador de ella?
2) ¿Qué opina usted del principio de “sólo Escritura”? ¿Cree usted que debe haber un grupo de personas expertas que determinen la Verdad?
3) ¿Cree usted que sea posible vivir y ser como nuestro Sumo Sacerdote?
4) ¿Está usted proclamando el Evangelio de Jesucristo? ¿Cómo?
5) ¿Cuáles son las diferencias entre el sacerdocio del Antiguo y el Nuevo Pacto?


BIBLIOGRAFIA
1) Maestra Sangsoon Kim; apuntes de clases Asignatura “Network”; Seminario Teológico Misión Internacional de la Gracia; Chile, 2008.
2) Grace Ministry Internacional; “Dones Espirituales, Network”; Seminario Teológico de la Gracia.
3) La Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.

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