miércoles, septiembre 19, 2007

LOS SIETE YO SOY DE JESÚS.




Serie: LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO, I PARTE
Pastor Iván Tapia


Lectura bíblica: San Lucas 11:1-4
Propósitos de la charla: a) Desarrollar una vida devocional y comunión personal con el Señor más rica, vital y dinámica; b) Aprender formas creativas de oración para relacionarse mejor con Dios.


Los discípulos de Jesús le preguntaron al Maestro cómo debían orar. Él les entregó un modelo, el llamado Padre Nuestro, del cual podemos aprender mucho sobre cómo orientar nuestra oración personal. En el capítulo 11 del Evangelio según San Lucas podemos encontrar varios principios para nuestra vida devocional, como también en el Sermón del Monte. En toda la Biblia hay mucho material para aprender a orar, desde oraciones hechas por diversos personajes, oraciones respondidas, consejos sapienciales, hasta las más bellas e inspiradas oraciones en forma de Salmos.

En resumen podemos decir que hay a lo menos cinco formas básicas de oración:
Oración de alabanza, acción de gracias y adoración.
Oración de petición e intercesión.
Oración de perdón y sanación.
Oración de reflexión y lectura de la Palabra de Dios
Oración contemplativa y silencio.
Estas cinco instancias se dan en el culto u oración comunitaria, dentro de la liturgia propia de la iglesia en que participemos.

En esta serie estudiaremos sólo la oración personal, aquella que hacemos en nuestra intimidad con Dios, sin presencia de otras personas. El propósito es que desarrollemos una vida devocional y comunión con el Señor más rica, vital y dinámica. De la profundidad, sinceridad, perseverancia, intensidad y tiempo de oración dependerá en gran manera la eficacia y éxito de nuestro servicio a Dios, como el crecimiento espiritual del discípulo. Oración personal y comunitaria, estudio y práctica de la Palabra de Dios, participación en el sacramento de la Santa Cena, sujeción al Cuerpo en el discipulado, testimonio y evangelización, son factores que propician el desarrollo cristiano. La oración, unida a la alabanza, el ayuno y la meditación de la Palabra de Dios, conforman lo que llamamos "vida devocional" y es el factor primordial para el buen crecimiento del discípulo.

Partiremos por decir que necesitamos separar o dedicar tiempo para la oración personal. Esto implica disciplina, tendremos que renunciar a ciertas horas de sueño o ajustar la distribución diaria de nuestro tiempo.

ALGUNOS CONSEJOS PREVIOS.
Conózcase a sí mismo. Cada persona es diferente en cuanto a sus gustos, Dios nos ha hecho distintos y esto es importante para enfrentar la oración. No se trata de que todos oremos en una misma posición corporal; tampoco se trata de hacer un "sacrificio". La oración es comunión con un Amigo, no es martirio. Habrá hermanos que prefieran orar de rodillas, de pie, sentados o acostados; otros preferirán hacerlo caminando e incluso haciendo alguna actividad. Todas estas formas son válidas, siempre y cuando permitan la concentración en Dios. Piense que la oración es un encuentro con una Persona muy importante, la más importante del universo, y Él querrá toda su atención. Busque la posición que a usted más le acomoda para permanecer en oración con Él.

Encuentre el clima personal. La intimidad con Dios cada uno la encuentra en un clima diferente. Para ciertas personas lo ideal es el retiro a un lugar natural o de campo, allí se sienten en plena comunión con el Creador y en libertad de hablar con Él, alabarle y aún gritar, lo que la Biblia llama "clamar". Otros requieren de un clima místico más eclesial y encienden velas, queman incienso y escuchan música adecuada. A otros les basta con encerrarse en su dormitorio y arrodillarse a la orilla de su cama. No importa como usted lo haga... ¡pero hágalo! Dios se agradará si usted conversa con Él, no importando como lo haga. No hay reglas para esto.

Lleve registros de oración. Personalmente, como soy escritor, gusto de reflexionar en forma escrita. Llevo un diario de meditaciones personales donde además registro mis peticiones y los textos bíblicos que el Espíritu Santo me muestra en la oración. Creo que es muy conveniente que todos tengamos por lo menos un registro de lo que hemos pedido al Señor y cuando y cómo lo ha respondido, constituyendo un testimonio de Su fidelidad y poder.

Defina qué tipo de oración hará. Al proponerse orar decida si su oración será de alabanza, acción de gracias y adoración; de petición e intercesión, de perdón y sanación; de reflexión y lectura de la Palabra de Dios o simplemente oración contemplativa y silencio. Al concentrarse en uno de estos cinco tipos, usted se sentirá más relajado y libre, no presionado a hacer todo como una obligación. En la vida actual no disponemos de tanto tiempo para hacer todas las formas de oración de una sola vez, salvo que hagamos un retiro personal de una mañana o un día, o hagamos vigilia. La eficacia de una oración así será mayor que la de improvisar con todo lo que se nos viene a la mente.

RUTAS DE ORACIÓN.
En esta primera parte quiero compartir con ustedes una oración de alabanza, acción de gracias y adoración a Dios, específicamente a Jesucristo, nuestro Amado Señor y Salvador. En la Biblia podemos encontrar numerosas "rutas de oración".

¿Qué es una "ruta de oración"? Es un camino prefijado que nos servirá para comunicarnos con Dios, es un tema o una serie de textos que podemos leer en la Biblia, tenerlos escritos en una tarjeta o bien saber de memoria. Estos textos, que pueden ser: los nombres de Dios y sus significados en el Antiguo Testamento; las siete palabras de Jesucristo en la cruz; los cuarenta nombres dados a Jesús en el Apocalipsis; las características de Jehová como Pastor de nuestras almas en el salmo 23; y tantos más que cada uno puede descubrir en las Sagradas Escrituras; constituyen caminos o rutas a seguir ante la presencia de Dios, son como un protocolo de conversación.

Como ejemplo tomaremos en esta oportunidad los siete nombres con que Jesucristo se presenta a sus seguidores en el Evangelio según San Juan. De aquí en adelante esto ya no es prédica sino una oración a Jesucristo. ¡Acompáñenme!

YO SOY EL PAN DE VIDA
"Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." (San Juan 6:35)
Gracias Señor porque Tú eres el Pan de Vida
Eres mi alimento diario. Más que Tu Palabra, más que la Santa Cena, Tu vida misma dentro de mí, me alimenta. Tu Presencia dentro de mi espíritu es el alimento diario para mí.
Te agradezco porque desde que entraste en mi vida, nunca me has dejado con hambre, como lo prometiste "el que a mí viene, nunca tendrá hambre".
Tus Palabras son espíritu y vida para mi alma y todo mi ser. De Ti viene la vida.
Como mi cuerpo necesita alimento, mi espíritu tiene hambre de Ti y sólo Tú puedes saciar el hambre de Dios que hay dentro de mí. Por eso te alabo, porque eres mi Pan de cada día. Amén.
Así como tu cuerpo sacia mi hambre, tu preciosa sangre calma mi sed, "el que en mí cree, no tendrá sed jamás."

YO SOY LA LUZ DEL MUNDO
"Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." (San Juan 8:12)
Tú dijiste, Señor,: "Yo soy la luz del mundo" porque iluminas todo con Tu amor. Tu amor es nuestra luz, más que el conocimiento intelectual.
Tú eres Señor la luz de mi vida ¿Qué haría yo sin la luz de Tu Presencia? Gracias por darme la luz que viene del cielo, esa luz sobrenatural de tu vida. Te alabo, Jesucristo, porque me has iluminado, porque me has vestido de luz, porque ya no camino en la oscuridad de las tinieblas, sino en la cálida luz del amor Divino.
Aseguras: "el que me sigue, no andará en tinieblas" y así es. Cuando hay algo que no comprendo, cuando tengo un sufrimiento por falta de amor en este mundo, cuando peco, Tu luz da claridad a mi mente, a mi corazón o a mi conciencia y soy liberado de toda oscuridad. Los cristianos no caminamos más en tinieblas.
Tenemos "la luz de la vida" en nuestro interior. Cristo es algo más que una lámpara, un faro o una antorcha encendida, es la Luz misma habitando dentro de nosotros. Una lámpara se apaga cuando se termina el combustible, un faro cesa de dar luz si se corta la energía, tampoco una tea puede encenderse e iluminar sin aceite. Nunca más se apagará nuestra alma porque lleva la Luz del mundo. "Ego sum Lux mundi" se lee en un antiguo templo al Cristo Pantocrator de Cataluña. Porque Tú eres la única Luz que puede iluminar este mundo en tinieblas.

YO SOY LA PUERTA DE LAS OVEJAS
"Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos." (San Juan 10:9)
Amado Jesús: Tú eres la puerta de entrada al Reino del Padre. No hay otra Puerta de acceso. Hay tantas bellas puertas en la arquitectura de este mundo, de las más humildes a las más artísticas y lujosas, todas dan entrada y resguardan bienes de distinto nivel, pero ninguna hay tan preciosa e importante como la que nos permite la entrada al Reino de los Cielos. Y tú eres esa Puerta maravillosa. Te doy gracias por haberte abierto para mí, pecador.
Como entré por ti fui salvo. Pero primero entraste Tú a través de la cruz. La madera de tu puerta es la madera de la cruz, tu propia carne y tu sangre son la puerta, rasgaste el velo del templo y permitiste la entrada, por medio de la fe en Ti, a ese Reino eterno. Gracias por morir por nosotros y constituirte en Puerta de entrada a la fe. Sin Ti no habría puerta y aunque rogáramos y gritáramos nadie nos escucharía desde el cielo. Dios Padre te envió para ser nuestra Puerta de acceso a Él, nuestra salvación y comunicación.
Por medio Tuyo podemos entrar en una vida nueva.
Por medio de Ti, podemos sentirnos libres y encontrar alimento para nuestro desarrollo espiritual. ¡Te alabamos por eso!

YO SOY EL BUEN PASTOR
"Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas." (San Juan 10:11)
Tú eres nuestro Pastor, el buen Pastor que nos conduce, como un rebaño de ovejas sumisas y obedientes, hasta la casa del Padre. Eres nuestro amado guía, que nos lleva por las colinas, montañas y valles del mundo, en busca de buenos pastos; que nos protege y nos busca si estamos perdidos, que nos espera con paciencia y cura nuestras heridas cuando nos accidentamos. Tú eres mi buen Pastor. ¡No hay Pastor más excelente que Tú, Señor Jesús!
Haz dado Tu vida humana por nosotros y aún más, renunciaste en parte a Tu vida Divina, al dejar los cielos para hacerte ser humano. "El buen pastor su vida da por las ovejas" dices en el Evangelio, porque así es un buen pastor de ovejas, es capaz de arriesgarse por ellas y hasta dar su vida por amor a éstas. ¡Te alabamos, Jesús Pastor!

YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá." (San Juan 11:25)
Cuando yo estaba muerto espiritualmente, aunque pensaba que vivía, viniste Tú, Señor, a mi existencia y me diste la vida eterna, porque eres "la resurrección y la vida". En la Biblia hubo quienes murieron y resucitaron, pero sólo Tú resucitaste para vida eterna. Yo era como Lázaro, quien volvió a morir, estaba tan muerto y podrido como él, pero viniste Tú y me resucitaste. Ahora ya no soy un muerto en vida sino uno resucitado por Tu amor. Por eso te alabo, Cristo Resucitado.
Tú eres "la vida". Me diste la vida biológica al nacer, me diste la vida bios; mas ahora me has otorgado la vida sobrenatural, la vida que entró en mí desde el día de mi conversión, cuando me otorgaste tu Espíritu Santo. Gracias por esa vida que viene de lo alto, por la vida zoé.
Haz dicho en Tu Evangelio: "el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá." Y eso es lo que hiciste conmigo, Señor, estaba muerto, me resucitaste para siempre y me has dado la vida eterna.

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." (San Juan 14:6)
Cuando mi vida no tenía sentido, cuando buscaba una respuesta a las interrogantes trascendentales "¿Qué somos, de dónde somos y hacia dónde vamos?", apareciste y te revelaste a mi vida: "Yo soy el camino". No sabía qué camino tomar y cuando lo hacía sólo cometía errores. Era una persona insatisfecha de la vida, hasta que llegaste Tú, Camino, Verdad y Vida, con todas Tus respuestas. Gracias, Dios, por mostrarme el Camino.
Tú eres la Verdad, no eres Alguien que me muestra otra verdad sino que eres Tú mismo la Verdad personificada. Por ello te alabo. Cristo, Tú eres mi Verdad eterna y camino en ella.
Tú eres la Vida verdadera, fuera de Tu Persona nada hay. Por eso puedo decir, además, que eres mi Todo, porque respondes todas las interrogantes, contestas todas las dudas, completas todos mis vacíos. Nada puede dañarme si estás Tú en mi vida; nada puede faltarme si Tú me llenas completamente. Tú eres mi Camino, mi Verdad y mi Vida. Amén.

YO SOY LA VID VERDADERA
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. / Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. / Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado." (San Juan 15:1-3)
Amado Salvador y Señor, lo dijiste claramente aquella noche de Pascua: "Yo soy la vid verdadera." Es como si estuvieras mostrando a Tus discípulos una parra cargada de racimos de uvas y les dijeses: Esa es una vid pero la verdadera Vid soy Yo. Sí, te revelaste a todos nosotros como una planta, un organismo vivo, una completa unidad formada por raíz, tronco, sarmientos, hojas y pámpanos. Tú y nosotros somos una completa unidad. Tú la planta labrada por el Padre, nosotros los pámpanos sujetos a Ti; nosotros el Cuerpo y Tú la Cabeza de ese Cuerpo. Gracias por el privilegio de pertenecer a Ti. No lo merezco mas Tú, en tu sabiduría y misericordia, me limpias, me alimentas y me capacitas para ser parte de Ti. ¡Alabado seas!
Gracias doy a mi Padre Celestial que es el Labrador de Su viña. Gracias doy a Él porque no nos encontró dignos pero sí nos hizo dignos, en Cristo, para formar parte de la Vid Verdadera.
Labrador Todopoderoso y Omnisapiente, respetamos Tu autoridad para quitar todo pámpano que no lleva fruto. Te presentamos nuestras vidas y te rogamos que nos hagas fructificar en virtudes, buenas obras y nuevos discípulos para Tu Reino, de modo que Tu planta crezca y de mucho fruto.
Si es Tu voluntad, Señor, límpiame para que lleve más fruto. Saca de mí todo aquello que estorba a Tu gloria, todos esos defectos y pecados que impiden que Tú te transparentes en mi vida. Quita la soberbia de mi corazón, que no sea una persona orgullosa sino humilde para Contigo. Quita toda envidia por el éxito de mis hermanos y prójimos, que aprenda a aceptar lo que soy y a descubrir lo maravilloso que es el camino personal que me has dado, sin desear los dones de otros. Te pido que saques de mí toda ira y enojo descontrolado, para no herir, para no amargarme y matar. Saca la avaricia de mi corazón, el deseo de acumular sin compartir, la inseguridad y falta de fe en Ti que eres Jehová Jireh, "Dios proveerá", Proveedor para nuestra tranquilidad. Que no sea objeto de la lujuria sino que viva equilibradamente mi sexualidad, líbrame de las tentaciones de la carne, del adulterio y la fornicación. Que la gula no me gobierne, sino que sea capaz de dominar mi apetito por medio del ayuno y la disciplina. Que no esté la pereza física ni espiritual en mi vida, sino que sea laborioso, activo y controlado, que sepa tener momentos de quietud y no caiga en la acedia, tedio o tristeza profunda. Límpiame, Señor, de todos los pecados capitales.
Gracias porque, como lo declaraste a los apóstoles, "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado", ya hemos sido limpiados por Tu Palabra. Que ésta tenga el poder en mi de mostrarme mis errores y vencer el mal. Te alabo, Jesús Maestro, por esta bella forma de darte a conocer a mi vida.

Te bendigo y te exalto porque eres mi Pan, mi Luz, mi Puerta, mi Buen Pastor, mi Resurrección, mi Camino, mi Verdad, mi Vida y la verdadera Vid a la que estoy sujeto. ¡Gloria a Jesucristo por siempre, a Su Padre que es mi Padre y al Espíritu Santo! Amén

TAREA PARA LA SEMANA:
1) Hacer la ruta de oración que he aprendido hoy.
2) Tomar nota de la experiencia.
3) Descubrir cuál es el clima más apropiado para mi oración personal.
4) Dedicar cada día más tiempo a la oración de alabanza, acción de gracias y adoración.

BIBLIOGRAFÍA.
- David Yonggi Cho, "Modelos para orar", Editorial Vida, 1995.
- Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
- "La Santa Biblia", © Sociedades Bíblicas Unidas 1960, http://www.gentle.org/biblia/

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