viernes, diciembre 15, 2006

LA SOBERANIA DE DIOS






Lectura bíblica: San Mateo 20: 15



Propósitos de la charla: Comprender la doctrina acerca de la soberanía de Dios.


El Reino de Dios conlleva exigencias, las cuales fueron planteadas en el Sermón del Monte, exigencias como: pobreza, persecución, pequeñez, grandeza, disciplina, pasión por el reino, integridad, prioridad por el reino y coherencia (ver charla "Exigencias del Reino"). Sin embargo nuestra vida religiosa no se basa sobre la obediencia ciega a una ley que exija ciertas conductas, sino que es una relación espiritual con una Persona con conciencia propia, determinación propia, inteligencia y conciencia moral (ver "Eres Persona"). Esta comunicación es netamente espiritual, ya que Él es Espíritu, es invisible, racional y moral, comunicativo y se ha revelado y encarnado en Jesucristo, como figura palpable de Su Palabra y Persona (ver "Dios es Espíritu"). Como Persona y Espíritu, Él ejerce Su Reino sobre todo lo creado, sobre la Humanidad y Su Iglesia, en otras palabras ejerce Su soberanía. Podemos decir que Él es Dueño de todo.



La palabra "soberano, na" es un adjetivo que significa grande, excelente o difícil de superar. Por ejemplo alguien puede recibir una "soberana" paliza, un "soberano" premio o haber tenido una "soberana" experiencia. Una segunda acepción es la que dice relación con gobierno, se refiere al que ejerce o que posee autoridad suprema o independiente; en las democracias el pueblo es "soberano" y elige libremente a sus gobernantes. En este último sentido Dios es soberano ya que tiene toda autoridad sobre la creación.



TRASFONDO HISTÓRICO
En la Edad Media el príncipe era considerado el soberano ya que sus súbditos no podían apelar a una autoridad más alta. Es hasta el siglo XVI cuando se construye sistemáticamente el concepto de soberanía con base en la presencia del Estado moderno, centralizado y burocrático, en el cual tal fenómeno constituyó una característica esencial. El Estado nacional nació con un concepto antes no conocido, la idea de la soberanía. Esta es el fruto de las luchas sostenidas por el rey francés contra el imperio, la Iglesia y los señores feudales. Este nacimiento del "estado soberano" ocurrió a finales de la alta Edad Media. En efecto, la presencia del Estado moderno dio nacimiento a una concepción nueva de ese poder, la cual surge con Jean Bodin en Les Six Libres de la République, París, 1576, en el siglo XVI.



La Iglesia cristiana, que arranca desde la Antigüedad y se forma en la Edad Media, obviamente transfiere esa visión política del mundo a su concepción eclesial y teológica. Jesucristo como Rey es el soberano y la más alta autoridad. La Iglesia de la Edad Media es altamente jerárquica, en cambio la Iglesia que surge en el Renacimiento, tanto la de la Reforma como la de la Contra Reforma, es un organismo más pluralista y diversificado. Hoy se ejerce la fe cristiana de múltiples maneras y, aún cuando ello implica una pulverización de la autoridad en miles de "iglesias", la autoridad de Cristo sigue vigente en la presencia de Su Espíritu Santo y en la Palabra de Dios. El Soberano de la Iglesia contemporánea sigue siendo Dios, aunque muchas veces parezca que la autoridad en ella la ejercieran el dinero, los medios de comunicación masiva y el poder del liderazgo.



"Soberanía" es un sustantivo femenino e indica autoridad suprema. En una monarquía esa autoridad se centra en la nobleza, en una dictadura se concentra en un solo gobernante, en las democracias reside en la mayoría. También quiere decir excelencia no superada: Un poeta hablaba de la soberanía del Sol sobre los demás astros, queriendo destacar su supremacía. Cristo tiene toda soberanía sobre la creación y el ser humano, como lo expresa el Nuevo Testamento, porque posee la autoridad suprema y su excelencia en cuanto a virtudes divinas es insuperable (Filipenses 2:9-11)



En el ámbito político, la soberanía, según la clásica definición de Jean Bodin en su obra Los seis libros de la República, es el "poder absoluto y perpetuo de una República". También se conceptualiza como el derecho de una institución política de ejercer su poder. Tradicionalmente se ha considerado que la soberanía consta o necesita de tres elementos: territorio, pueblo y poder. Desde un punto de vista espiritual, la soberanía de nuestras vidas está en manos de Dios. Es por eso que los seres humanos no podemos disponer de nosotros y quitarnos la vida si nos place, ya que no tenemos la soberanía de ella. Se habla de "libre albedrío" pero éste no puede ir más allá de la soberanía de Dios. El Señor tiene un territorio, un pueblo y poder; su territorio es toda la creación incluida el alma y espíritu humanos; un pueblo, formado por Israel más todos los que han creído en Él y aceptado Su sacrificio redentor, Su Iglesia; y todo el poder de Su Espíritu Santo.



En derecho internacional, ciencia creada por cristianos, la soberanía es un concepto clave y se refiere al derecho de un estado para ejercer sus poderes, sin sufrir intromisión extranjera. Muchas veces se habla de defender la soberanía cuando un país protege su territorio, o cuando no permite que alguien sea juzgado en un país extranjero por crímenes cometidos en su propio país. Todo país es soberano y tiene derecho a ejercer su soberanía. Dios es dueño de nuestras vidas y tiene pleno derecho a ejercer con ellas como a Él le plazca.



LA SOBERANÍA DE DIOS
¿En qué consiste la soberanía de Dios? Dios es soberano porque no está sujeto a nadie, no depende ni es influido por nadie. Él obra siempre y únicamente como quiere (Isaías 46:9-10). En el Nuevo Testamento, los apóstoles empleaban una palabra aún mas fuerte para referirse a Dios como el que gobierna el mundo a su entera voluntad, le llamaban despotes, es decir "déspota", con todo respeto y amor (Hechos 4:24) Dios es el Soberano que nos rige a Su entera voluntad. Y puesto que es un Dios justo, sabio y compasivo, nada debemos temer. Sobre la soberanía de Dios, es preciso puntualizar cinco cosas:



1) Dios reina sobre el mundo
La soberanía de Dios implica que Él reina sobre el mundo, porque Dios es Rey de toda la tierra. Él reina sobre las naciones. Esto lo expresa la Biblia, afirmando que Dios está sentado en su santo trono (Salmo 47:7-8). Domina con Su poder eternamente y sus ojos velan sobre las naciones; que no se enaltezcan los rebeldes (Salmo 66:7)


2) Dios controla las naciones
Dios es el Señor de la Historia humana. Él puede cambiar el curso de los acontecimientos, los tiempos y las edades, quitar y poner gobernantes. Dios da sabiduría a los sabios, a los científicos e investigadores, a políticos y mandatarios. Él otorga conocimiento a los entendidos (Daniel 2:21). Todo está bajo Su control, de modo que nada debemos temer. Dios es soberano sobre los gobiernos del mundo, estableciendo la autoridad gubernamental (Romanos 13:1-2). Él cambia los gobiernos cuando quiere (Daniel 2: 21). Juzga los gobiernos con justicia, como lo hizo con los babilonios entregando su imperio a los Medos y Persas (Daniel 5)


3) Dios ejerce soberanía sobre Su Iglesia
Aunque Dios es soberano de todo el universo, tiene autoridad absoluta sobre en forma especial sobre la Iglesia. Él es soberano sobre el gobierno de la Iglesia. Los que la presiden y dirigen son puestos por Dios (Efesios 4:11). Por eso el mismo apóstol declara tan categóricamente "Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)" (Gálatas 1: 1)


Ejerce esta autoridad: a) Por llamamiento directo (Hechos 13: 2); b) Por nombramiento ministerial (Tito 1:5); y c) Por elección congregacional (Hechos 6)


4) Dios es soberano sobre nuestras vidas
Su autoridad y soberanía son eternas, permanecerá generación tras generación. Los seres humanos somos nada comparados a Él; Dios es la causa de toda la creación, sin Él nada existe; en cambio nosotros somos apenas una circunstancia, la vida puede continuar sin nosotros. Él actúa conforme a Su divina voluntad y nadie tiene derecho a cuestionarlo. Nadie puede detenerlo y decirle: «¿Qué has hecho?» (Daniel 4:34b-35). El Apóstol explica: "Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito" (Filipenses 2:13)



De la misma manera que un padre de familia dice: "¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?", El Dios del cielo y de la tierra nos hace la misma pregunta (Mateo 20: 15). Puesto que Él es Padre y nosotros Sus hijos, ya que formamos una sola familia espiritual, los que hemos sido redimidos por la sangre de Cristo, no hay atributo de Dios más consolador que esta doctrina de la Soberanía Divina. Es la más amada por los cristianos y la doctrina más odiada por los hombres del mundo, quienes permitirán que Él esté en cualquier lugar excepto en Su trono. El Dios en Su trono no es el Dios que ellos aman. Pero nosotros amamos predicar a Dios con el cetro en Su mano, Su corona sobre Su cabeza y sentado en Su trono, el Dios que tiene toda autoridad.



Entre muchas cosas, Dios tiene soberanía en la distribución de Sus dones; tiene el derecho de hacer lo que quiera con lo suyo, y así Él ejerce ese derecho. Partiendo de la idea que todas las bendiciones recibidas por nosotros son dones y que no tenemos derecho a ellos por nuestros méritos, que son regalos inmerecidos de Dios, entonces Él tiene un derecho. Dios ve esos dones como Su pertenencia, por tanto debe administrarlos de la mejor forma. No puede abandonarlos a nuestra ignorancia e irresponsabilidad; debe cautelar su administración hasta cuando aprendamos la mayordomía de ellos.



5) Los caminos de Dios van más allá de nuestro entendimiento
Los pasos del hombre son ordenados por el Señor, por tanto para los humanos es casi imposible entender su destino, salvo que Él se lo revele (Proverbios 20:24). Los pensamientos de Dios marchan en otra dirección, diferente de los humanos, la senda de Dios es elevada e inasible para la comprensión humana, los pensamientos de Dios son demasiado elevados y profundos para nosotros (Isaías 55:8-9). ¿Quién puede conocer la mente del Señor? (Romanos 11:33-36)



¿Está usted dispuesto, como discípulo de Jesucristo, a que Él ejerza absoluta soberanía sobre usted, su familia, su trabajo, servicio, bienes, etc.?



BIBLIOGRAFÍA
Alberto Prokopchuk; "La soberania de Dios".
Charles Haddon Spurgeon, "¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?", sermón predicado la mañana del domingo 4 de Mayo de 1856 en la Capilla de New Park Street, Southwark, Londres.
http://www.ublaonline.org/editorial/ap24.htm
http://www.adorador.com/temasdoctrinales/05_la_trinidad_de_dios.htm

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