domingo, noviembre 17, 2013

RECIBIRÉIS PODER.

PANORAMA BÍBLICO
XLIV PARTE
HECHOS DE LOS APÓSTOLES.
1.      RECIBIRÉIS PODER.

 
 
Pastor Iván Tapia Contardo

Lectura bíblica: Hechos 1:8

Propósitos: a) Conocer el contenido y comprender el sentido del Libro de Hechos en sus tres primeros capítulos; b) Conocer y valorar la promesa del Padre y sus requisitos; c) Identificar los distintos aspectos de la prueba de veracidad de la recepción del Espíritu Santo; d) Conocer y valorar la demostración del poder del Espíritu Santo.

“8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8)

 

L

os tres primeros capítulos del Libro de los Hechos se refieren a la promesa del Padre en el Antiguo Testamento, luego ratificada por Jesús, que es la venida del Espíritu Santo a los apóstoles, familia y discípulos del Señor, con el propósito de ser capacitados con un poder especial, Espíritu heredado por la Iglesia. Esta primera parte de los Hechos encierra la promesa, la recepción y la demostración del bautismo del Espíritu Santo.

Muchos han denominado este libro como “Libro de los Hechos del Espíritu Santo” pues de aquí en adelante la Biblia tendrá como Personaje central al Espíritu de Dios, así como en el Evangelio fue Jesucristo y en el Antiguo Testamento, Jehová. Será el Espíritu el que dará inicio al ministerio de los Apóstoles y a la formación de la Iglesia; será el mismo Espíritu el que respaldará a los primeros cristianos en la evangelización, la extensión del Evangelio, acompañándolos de sanidades y milagros.

En esta lección nos referiremos a la primera parte de la promesa del Maestro a Sus discípulos: “8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” La palabra clave es “poder”. El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad Divina, y es también “poder de Dios”. El Espíritu capacita al cristiano y a la Iglesia para vivir la fe de Jesús.

Los tres primeros capítulos del Libro de los Hechos tratan sobre ese poder en tres aspectos.
 

¿Qué aspectos sobre el poder del Espíritu Santo trata el Libro de Hechos?
 

1.      Promesa del poder del Espíritu Santo.

(Hechos 1) El bautismo del Espíritu Santo es una promesa de Dios para todos los cristianos. Este Espíritu es el mismo Espíritu de Dios que trae consigo todo el poder que necesita el discípulo para ser transformado a semejanza del Hijo y servir a Dios. Para que una Iglesia o comunidad cristiana reciba esa promesa, ésta debe:

a) Esperar la promesa del Padre: “4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. / 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” (Hechos 1:4,5)

Jesús dio mandamientos a los apóstoles inspirado por el Espíritu Santo. Después de haber padecido la muerte de cruz, se presentó vivo a ellos. Se les apareció durante cuarenta días. En ese período los discipuló, hablándoles una vez más acerca del Reino de Dios. Les ordenó que esperaran en la ciudad de Jerusalén “la promesa del Padre”. Ésta consistía en el derramamiento del Espíritu Santo, tal como los profetas y el mismo Jesús lo prometió. A este fenómeno espiritual lo llamó  ser “bautizados con el Espíritu Santo”.

b) Ser testigos de Jesucristo: “8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8)

Los discípulos estaban muy preocupados por saber cuando el Señor restauraría el reino a Israel. La respuesta de Jesús fue que a ellos no les correspondía ese conocimiento que era sólo del Padre. Lo que sí debían saber y hacer era esperar en Jerusalén la venida del Espíritu Santo y luego ser testigos de Jesucristo en todo el mundo. El plan era comenzar por Jerusalén, continuar en Judea, luego Samaria, y finalmente “hasta lo último de la tierra”.

Luego Jesús ascendió y una nube le ocultó de sus ojos. Mientras los testigos observaban aparecieron dos varones con vestiduras blancas, que les aseguraron que Jesucristo volvería del mismo modo en que se había marchado.

c) Perseverar unánimes en la oración: “14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” (Hechos 1:14)

Este primer capítulo termina con un suceso singular. Los apóstoles y sus familias, junto a la madre de Jesús y Sus hermanos “perseveraban unánimes en oración y ruego”. Un día en que había como 120 personas reunidas, el apóstol Pedro, basándose en los Salmos que dicen: “Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella”; y “Tome otro su oficio”, sugirió la elección de un sucesor de Judas Iscariote. Echaron suertes “y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.” Nótese que en ningún versículo se señala que haya sido el Espíritu Santo quien señaló a Matías. Creemos que no era éste el apóstol escogido por Dios para reemplazar al traidor, sino que sería el Apóstol Pablo, mas el impaciente Pedro se adelantó a e4scoger un reemplazante. Por otra parte, Jesús les dio claras órdenes de lo que debían hacer, las que no consideraban llenar el cargo de Judas. Los apóstoles no se conformaron con perseverar en la oración y quisieron hacer algo más por el Señor.

Habiendo cumplido los tres aspectos de: a) Esperar la promesa del Padre; b) Ser testigos de Jesucristo; y c) Perseverar unánimes en la oración; los apóstoles, discípulos y familia de Jesús, estaban listos para recibir el Espíritu Santo.
 

2.      Recepción del poder del Espíritu Santo.

(Hechos 2) La promesa del Espíritu Santo es la más rica bendición que puede recibir una persona, un cristiano o una comunidad. Para que una Iglesia reciba esa promesa debe esperarla con fe, ser auténtico testigo de Jesucristo y perseverar en la oración. Pero ¿Cómo podrá darse cuenta que es verdaderamente la recepción del Espíritu de Dios y no otro tipo de manifestación? Poniendo atención a los siguientes aspectos:

a) La recepción del Espíritu se manifiesta de un modo sensible: “2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; / 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. / 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:2-4)

Jesucristo murió en la Pascua, resucitó al tercer día y estuvo con los apóstoles durante 40 días, después de los cuales subió a los cielos. Dice este texto que venida la fiesta de Pentecostés se derramó el Espíritu Santo sobre ellos. Esto significa que ellos estuvieron orando unos 10 días, ya que esta fiesta judía se celebra 50 días después de Pascua.

La venida del Espíritu de Dios sobre ellos se manifestó por las siguientes señales: a) un estruendo del cielo; b) el soplo como de un viento recio; c) una especie de viento que llenó toda la casa donde estaban sentados; d) como lenguas de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos; e) sentirse llenos del Espíritu Santo; f) comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

El estruendo del cielo indica la violenta irrupción de la realidad celestial sobrenatural en esta dimensión. No podía ser algo suave la llegada del cielo a la Iglesia. Era un nuevo nacimiento de los apóstoles y discípulos de Jesús y de la Iglesia de Jesucristo.

Dios es como el viento que nadie le ve, pero sí se siente Su efecto. Nadie puede ver un huracán, pero todos somos testigos de la huella que deja. En Pentecostés se sintió Su poderoso soplo llenando todo el aposento alto.

Dios es un fuego consumidor; el Bautista señaló que Jesús bautizaría con Espíritu Santo y fuego. Moisés tuvo un encuentro con Dios cuando vio arder la zarza en el desierto. El fuego quema la madera y la hojarasca; ablanda y modela el metal; cuece nuestros alimentos; nos da valor. Hay seres celestiales que arden en adoración, son los serafines. Al irrumpir el cielo en la tierra, trajo el fuego de la adoración de arriba.

El Espíritu Santo entró en cada uno de los presentes en el aposento alto, les llenó, y el primer milagro que produjo en ellos fue que comenzaran a hablar en otras lenguas. Si en Babel fueron confundidas las lenguas para diseminar a los hombres a los cuatro puntos de la tierra, en Pentecostés comenzaron a hablar diversas lenguas para que fueran entendidos por todos. Si Babel fue para confusión, Pentecostés fue para comprensión. Dado que en esos días había gentes de diversas latitudes, celebrando en Jerusalén, les oían hablar en sus propios idiomas y quedaban “atónitos y perplejos”, atónitos y maravillados ante ello.

El estruendo, el viento y el fuego nos transmiten la idea de un Dios Todopoderoso manifestándose desde los cielos en la tierra, para llenar a Sus hijos de poder. Las lenguas o idiomas nos dan a conocer que el propósito de ese Dios Todopoderoso es comunicar Su Verdad, transformando a Sus seguidores en comunicadores de ella.

b)  La recepción del Espíritu se explica bíblicamente: “29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. / 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, / 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. / 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. / 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.” (Hechos 2:29-33)

Como el Apóstol Pedro viera las reacciones diversas de los presentes en Jerusalén, pronuncia un discurso a la multitud para explicarles que ellos “no están ebrios” sino que son testigos del cumplimiento de la profecía (Joel 2:28-32)

Les acusa de haber muerto a Jesucristo, “varón aprobado por Dios”; pero Dios lo levantó de la muerte, ya que “era imposible que fuese retenido por ella.” Les dice que el rey David se refiere a Jesucristo cuando declara que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono: “viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.”

Pedro les acusa de haber crucificado a quien Dios hizo Señor y Cristo. Compungidos ante tal acusación, los oyentes preguntan “hermanos, ¿qué haremos?” Y el Apóstol les indica el camino: a) Arrepentíos; b) bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y c) recibiréis el don del Espíritu Santo.

Productos de ese primer discurso de evangelización de los apóstoles, se convirtieron 3.000 personas.
 

c) La recepción del Espíritu produce vida en comunidad: “44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; / 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. / 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, / 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” (Hechos 2:44-47)

Las manifestaciones sobrenaturales de Dios entre la gente, produce temor de Dios. Es lo que sucedió en Jerusalén ante las muchas maravillas y señales que eran hechas por los apóstoles. Además se produjo una forma particular de vivir la fe en los primeros cristianos: a) Estaban juntos, viviendo en comunidad; b) Tenían en común todas las cosas; c) Vendían sus propiedades y bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno; d) Perseveraban unánimes cada día en el templo; e) Celebraban el “partimiento del pan”, santa cena o eucaristía, en las casas; f) Comían juntos con alegría y sencillez de corazón; g) Alababan juntos a Dios.

Esto tenía dos resultados inmediatos: a) Tenían el favor de todo el pueblo; y b) El Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos.

La Iglesia puede percatarse de la veracidad de la recepción del Espíritu de Dios si pone atención a: a) Su manifestación sensible; b) Su fundamentación bíblica; y c) Su resultado en la comunidad cristiana.
 

3.      Demostración del poder del Espíritu Santo.

(Hechos 3) La Iglesia recibe la promesa del Espíritu Santo esperándola con fe, siendo testimonio de Jesucristo y perseverando en la oración. La veracidad de esta experiencia se comprueba en su manifestación sensible, fundamentación bíblica y efecto comunitario. Posterior a la venida del Espíritu, la Iglesia apostólica vivió la demostración de poder de un modo extraordinario:

a) Experimentando sanidades y milagros: “1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. / 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. / 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. / 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. / 5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. / 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” (Hechos 3:1-6)

El tercer capítulo del libro de los Hechos relata el impresionante milagro del Señor, por medio de los apóstoles Pedro y Juan en la persona de un inválido en la puerta de La Hermosa. Tal hombre cojo de nacimiento, era traído cada día a ese lugar para pedir limosna. Al verlo, los apóstoles le dijeron que fijara sus ojos en ellos. Entonces Pedro pronunció estas palabras: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” El milagro se produjo de inmediato. El hombre cojo saltó, se puso en pie y anduvo. Entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios. El pueblo entero vio el milagro y se llenó de asombro y espanto.

b) Otorgándole un sentido evangelizador: “12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? / 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. / 14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, / 15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. / 16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.”  (Hechos 3:12-16)

Nuevamente el apóstol Pedro se ve en la necesidad de explicar un hecho portentoso de Dios a los incrédulos, pronunciando su segundo discurso evangelizador.

En sus palabras señala que:
a)      El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, ha glorificado a su Hijo Jesús.
b)      Los judíos entregaron y negaron a Jesucristo delante de Pilatos, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.
c)      Los judíos negaron al Santo y al Justo, y prefirieron a Barrabás, el homicida.
d)      Los judíos mataron al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de los muertos, de lo cual los apóstoles fueron testigos.
e)      Por la fe en el nombre de Jesucristo, al hombre cojo le fue dada completa sanidad.

Luego les anuncia arrepentimiento para perdón de pecados y les recuerda las palabras de Moisés: “18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. / 19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.” (Deuteronomio 18:18,19)

La Iglesia apostólica vivió la demostración de poder: a) Experimentando sanidades y milagros; y b) Otorgando a esas experiencias extraordinarias, un sentido evangelizador.
 

CONCLUSIÓN.
El Libro de Hechos, en sus tres primeros capítulos, trata acerca del poder del Espíritu Santo, refiriéndose a los siguientes aspectos:

1) Promesa del poder del Espíritu Santo, con los requisitos de: a) Esperar la promesa del Padre; b) Ser testigos de Jesucristo; y c) Perseverar unánimes en la oración; los apóstoles, discípulos y familia de Jesús, estaban listos para recibir el Espíritu Santo.

2) Recepción del poder del Espíritu Santo; cuya prueba de veracidad es: a) Su manifestación sensible; b) Su fundamentación bíblica; y c) Su resultado en la comunidad cristiana.

3) Demostración del poder del Espíritu Santo: a) Experimentando sanidades y milagros; y b) Otorgando a esas experiencias extraordinarias, un sentido evangelizador.

 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Cómo experimentó usted el bautismo del Espíritu Santo?
2)      ¿Ha sido testigo del derramamiento del Espíritu en comunidad?
3)      ¿Qué vigencia tienen estas palabras de Jesús: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”?
4)      ¿Por qué cree usted que el apóstol Pedro sugirió la elección de un sucesor de Judas?
5)      ¿De qué forma sensible ha visto usted manifestarse la recepción del Espíritu Santo?
6)      ¿Considera usted atingente el discurso de Pedro para los testigos de Pentecostés?
7)      ¿Está la Iglesia de hoy la experiencia comunitaria de la primera iglesia?
8)      ¿Aplica usted sus experiencias con el Señor en la evangelización?
 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

  • La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
  • La Santa Biblia, Antiguo Testamento; © Sociedades Bíblicas Unidas 1960; Versión tomada del sitio: http://www.gentle.org/biblia/; Revisión ortográfica realizada con Word 95 (6), de Microsoft.
  • John MacArthur; “Biblia de Estudio MacArthur”; Versión Reina Valera 1960; Grupo Nelson, 2011. 
  • “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular”; Sociedades Bíblicas Unidas; 1979.
  • “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España”, en línea, Internet.
  • Concordancia electrónica; http://www.miconcordancia.com/concordancia.php 
  • Donald E. Demaray, “Introducción a la Biblia”, Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos FLET, Editorial Unilit, 1996.
  • Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas, 1998.
  • La Biblia de Referencia Thompson, Versión Reina-Valera 1960, Referencia Temática # 4251.

 

 

 

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