domingo, junio 07, 2009

LA HABITACIÓN DE DIOS.


ADOREMOS
I PARTE


Lectura Bíblica: Salmo 22

Propósitos de la Charla: a) Conocer la manifestación del deseo de Dios de habitar en el hombre; b) Motivar a una vida de alabanza y adoración en santidad.


El Salmo 22 es un grito de angustia y un canto de alabanza. Escrito por David, para ser interpretado por el músico principal; sobre la melodía Ajelet-sahar, "la cierva de la mañana". Pertenece al grupo de salmos acerca del Mesías Pastor. El Salmo 22 canta acerca del Buen Pastor que sufrió; el Salmo 23 canta acerca del Gran Pastor que ministra; y el Salmo 24 acerca del Pastor Principal que reinará. Este Salmo es además, uno de los salmos mesiánicos más gloriosos. Un salmo mesiánico habla acerca de Jesucristo y es citado en el Nuevo Testamento. Pero en esta oportunidad no analizaremos el Salmo en esta perspectiva, sino que profundizaremos aquella interesante afirmación que hace el salmista acerca de la habitación de Dios:

“Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.” (Salmo 22:3)

¿Qué quiere expresar el poeta y músico con esto de “habitas entre las alabanzas”? ¿Dónde vive Dios? Podemos asegurar que:
· Dios no habita en construcciones humanas.
· Dios habita en luz inaccesible.
· Dios escoge habitar en el hombre.
· Dios habita entre las alabanzas de su pueblo.

DIOS NO HABITA EN CONSTRUCCIONES HUMANAS.
Nuestro lenguaje humano y comprensión son limitados. Solamente podemos referirnos a Dios en términos humanos. Por esto decimos que está en todas partes, que está en el templo o en algún lugar que consideramos sagrado. Dios no es un ser humano. El hecho de vivir en alguna parte sólo se aplica para los seres que fueron creados por Él. Dios no se encuentra en "un lugar físico específico", Dios es Omnipresente, y esto quiere decir que está en todo lugar con Su pensamiento. Dios es Espíritu.

Esteban advierte: “El Altísimo no habita en templos hechos a mano, como dice el profeta Isaías: El cielo es mi trono, Y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo? ¿No hizo mi mano todas estas cosas? ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros” (Hechos 7:48-51). Inmediatamente después de estas palabras, los sacerdotes lo hicieron matar.

Isaías había escrito exactamente esto: “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? / Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” (Isaías 66:1 -2)

Estos textos establecen claramente lo siguiente:

1. “El Altísimo no habita en templos hechos a mano” Dios, el Creador de todo, no puede habitar en un objeto hecho por el ser humano, aún cuando sea lo más hermoso, perfecto y grande. Dios es inmenso y mayor que todo lo creado.
2. “El cielo es mi trono” Toda la bóveda celeste, las constelaciones, estrellas y planetas, el universo completo puede ser Su trono. Esta declaración es poética más que una verdad objetiva. Su asiento, teniendo en cuenta que Él no es hombre para necesitar sentarse, puede ser el universo entero.
3. “Y la tierra el estrado de mis pies” Del mismo modo, y para dejar bien claro lo poco que somos los seres humanos y este mundo en que habitamos, uno de los tantos millones de millones de astros creados, Él puede usarlo para poner Sus pies, si es que tuviera pies.
4. “¿Qué casa me edificaréis?” ¿Cómo nosotros podemos pretender edificar una “casa” para Dios? Ciertamente hay grandes templos, como los hubo en el pasado, el Templo de Salomón, las grandes catedrales de la Edad Media, y las mega iglesias de acero y vidrio de hoy, pero no son más que una expresión de admiración hacia Aquél que honramos, como también, a veces, expresión de nuestra vanidad y osadía de edificar un lugar para contenerle. En verdad los templos son para congregar a los cristianos que adoran a Dios y no para contenerlo a Él. Él es incontenible porque es Eterno, Inmenso, Infinito, Creador de todo cuanto existe. Por lógica, lo menor no puede contener a lo mayor.
5. “¿O cuál es el lugar de mi reposo?” Mayor insolencia es ésta: querer darle a Dios un lugar en el cual Él repose. No nos corresponde a los humanos aquello.
6. Su respuesta es: “¿No hizo mi mano todas estas cosas?”; “pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” Su mirada compasiva estará puesta no sobre el soberbio, sino con el humilde y obediente. “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.” (Salmo 138:6)

DIOS HABITA EN LUZ INACCESIBLE.
Dios habita en Su gloria, rodeado de seres celestiales que le adoran y obedecen. En el templo celestial, todo se verá con claridad, a la luz de la gloria de Dios: “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.” (Apocalipsis 21:23) Allá “No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.” (Apocalipsis 22:5). Allí Dios habita en una luz inaccesible. Dios es “el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” (1 Timoteo 6:16)

DIOS ESCOGE HABITAR EN EL HOMBRE.
Dios ama tanto a su creación que por el puro afecto de Su voluntad, como decir “por puro gusto”, ha escogido soberanamente el lugar donde habite Su Nombre en este mundo. Pero lo dio a conocer paulatinamente, después de la caída del hombre, concretamente comenzó a revelarlo luego de la salida del pueblo hebreo de su esclavitud en Egipto. Veamos la secuencia de esa revelación:

1. No adorar ídolos ni altares, sino adorar a Dios en el lugar que Él indicare de entre todas Sus tribus:“No haréis así a Jehová vuestro Dios, / sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis.” (Deuteronomio 12:4,5)

2. Hacer un sacrificio de paso o “pascua”, que celebra la liberación de la esclavitud y la redención del pecado, en un lugar escogido por Dios para habitar en él: “Y sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y de las vacas, en el lugar que Jehová escogiere para que habite allí su nombre.” (Deuteronomio 16:2)
3. Hacer el sacrificio de la pascua en el lugar escogido y a la hora indicada: ”sino en el lugar que Jehová tu Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás la pascua por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto.” (Deuteronomio 16:6)

4. Entregar a Dios las primicias de lo que Él nos da, los primeros frutos, en el lugar en que Él hará habitar Su Nombre: “entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre” (Deuteronomio 26:2)

5. Sólo Dios podrá habitar en el tabernáculo o mishkán, morada, porque sólo Él es Santo: “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?” (Salmos 15:1)

6. Jehová escogió a Sion para habitarla. Sion es un término arcaico que originalmente se refiere a un sección de Jerusalén, la cual, por definición bíblica, es la Ciudad de David. Tras la muerte de David, el término comenzó a usarse para definir la colina en que se situaba el templo de Salomón. Más tarde, Sion comenzó a usarse para hacer referencia al templo y a sus propios cimientos. “Porque Jehová ha elegido a Sion, La quiso por habitación para sí. / Este es para siempre el lugar de mi reposo; Aquí habitaré, porque la he querido.” (Salmos 132: 13,14)

7. Jesucristo anunció que Él se manifestaría a Sus seguidores y vendría a morar dentro de aquellos que le buscan y le obedecen: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él./ Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? / Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (San Juan 14:21-23) También dice que Él se hace presente en la congregación de los santos: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (San Mateo 18:20)

8. Los cristianos somos como un tabernáculo en el que habita el Espíritu Santo de Dios. El atrio es el cuerpo, el lugar santo el alma y el lugar santísimo el espíritu: “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.” (2ª Corintios 6:16)

DIOS HABITA ENTRE LAS ALABANZAS DE SU PUEBLO.
“Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.” (Salmo 22:3)
La expresión “habitas entre las alabanzas” quizá podría entenderse como el Dios que mora en el santuario celestial, rodeado por los que cantan su alabanza. Sin embargo, sin desconocer lo anterior, y atendiendo a Su promesa, Él ha derramado Su Espíritu en nuestros corazones: “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:5) Ahora, Él habita en nosotros, puesto que el Espíritu Santo es Dios. Aquí se contradice aquello de que “lo menor no puede contener lo mayor”, mas Él, como Dios, sí puede hacerlo. ¿Tenemos todo el Espíritu Santo o parte de Él? No lo tenemos en porción menor, sino que completo “Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.” (San Juan 3:34). Dios ha dado a cada cristiano todo Su Espíritu Santo. ¿Cómo puede ser esto que muchos puedan contener al mismo? No podemos entender esto desde nuestra perspectiva humana, ya que si ponemos, por ejemplo, agua en un tiesto y agua en otros tiestos, cada tiesto contendrá agua, pero será agua diferente la de cada uno. No sucede así con el Espíritu Santo, todos tenemos el mismo Espíritu Santo. Siendo de este modo, esta realidad nos unifica en un solo Cuerpo, la Iglesia. Todos tenemos el Espíritu Santo y la Iglesia entera posee el Espíritu Santo. No que exista una congregación que tiene el Espíritu y todas las demás están vacías de Dios, sino que el Espíritu Santo habita en Su Iglesia, que es una sola.

La alabanza y la adoración a Dios es una práctica permanente del cristiano y la Iglesia. Alabamos y adoramos a Dios, tanto individual como colectivamente, porque estamos agradecidos del Señor, porque le amamos y porque Él es digno de toda adoración, tanto en la tierra como en el cielo: “Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, / diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 7:11,12)

Donde hay adoración a Él, allí está Su Presencia. Adorar es construir un tabernáculo para Dios. Nuestro altar es la adoración. ¡Adorémosle!

CONCLUSIÓN.
Dios no habita en construcciones humanas, sino en luz inaccesible y en santidad, pero es tan grande Su amor y misericordia para con el ser humano que ha escogido habitar en nosotros y constituirnos como templo de Su Espíritu Santo. Puesto que lo contenemos, le alabamos y adoramos, y así podemos aseverar junto con el salmista: Dios habita entre las alabanzas de su pueblo.

PARA REFLEXIONAR:
1) ¿Qué importancia tiene para usted la alabanza y la adoración a Dios?
2) ¿Cómo cree usted que se expresa la adoración en la vida cristiana?

BIBLIOGRAFIA
1) “La Santa Biblia”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.

4 comentarios:

Cristina Fasanelli dijo...

Muy buena exposición, bendiciones hermano.
Cristina Fasanelli

Anónimo dijo...

Muy buen estudio pastor

Unknown dijo...

Me encantó, gracias por compartir su revelación.

Anónimo dijo...

Saludos desde Cusco, Perú. Estos días medito en Hageo, dice cosas muy puntuales y actuales. Cómo está la Casa de Dios, hoy? Este artículo me ayudará a entender y aplicar mejor ése msj. Bendiciones!!!