LECCIÓN 21
© Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura
bíblica: “1
Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, /
2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el
Señor, y no el hombre. / 3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para
presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga
algo que ofrecer. / 4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería
sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; / 5
los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se
le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz
todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. / 6 Pero
ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto,
establecido sobre mejores promesas. / 7 Porque si aquel primero hubiera sido
sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. / 8
Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que
estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto” (Hebreos
8:1-8)
Palabra clave del capítulo: PACTO.
Idea central: El Nuevo Pacto es una relación
distinta con Dios.
Objetivos: a) Comprender y apreciar que vivir en Cristo es vivir bajo el Nuevo
Pacto; b) Comprender y apreciar el Nuevo Pacto como una manera distinta de
relacionarse con Dios; c) Conocer lo que dice el libro de Hebreos sobre el
Nuevo Pacto; d) Saber que Dios prometió un Nuevo Pacto a los hebreos en el
Antiguo Testamento; e) Identificar las diferencias que hay entre el Antiguo y
el Nuevo Pacto; f) Comprender que el Nuevo Pacto es un pacto de Gracia; y 4) Comprender,
aceptar y vivir bajo el Nuevo Pacto, ya que el Antiguo ha caducado.
Resumen: El Antiguo Pacto quiso obrar en el hombre desde fuera, imponiéndole una
Ley, la que éste no pudo cumplir. En cambio el Nuevo Pacto opera desde el
interior del ser humano, cuando éste se arrepiente y cree en Jesucristo, es
perdonado y habitado por el Espíritu Santo. En el octavo capítulo de Hebreos
enseña que este Nuevo Pacto es el cumplimiento de una promesa Divina, que ambos
pactos difieren ya que uno es de Ley y el otro de Gracia, declarando el Antiguo
obsoleto.
D
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ios juró por Sus PROMESAS e instauró un nuevo SACERDOCIO y un nuevo
PACTO. La palabra pacto aparece 284 veces en la Biblia. El Antiguo
Testamento la contiene 253 veces; el Nuevo Testamento 31. En los Evangelios se
dice 4 veces; el resto del Nuevo Testamento la ocupa 27 veces, de las cuales
Hebreos es el libro que más veces la nombra y se refiere al concepto de
“pacto”, 18 veces. Una vez en el capítulo siete; 6 en el capítulo ocho; 7 en el
capítulo nueve; 2 veces en el capítulo diez; una en el doce y otra en el trece.
La palabra “pacto” se traduce del hebreo
“berit” y del griego “diateheke”. En ocasiones se traduce como “alianza”, lo
cual es un sinónimo, o “testamento”. En la Biblia hay dos clases de pacto: El
que se hace entre hombres y el que se hace con Dios. El primero puede ser
también entre naciones; era ratificado mediante un juramento o por alguna
prenda, ante testigos, también comer juntos y especialmente el “pacto de sal”,
que es comer sal juntamente como sello del pacto.
Distintos son los pactos hechos por Dios, los que Él propone
soberanamente. Con Noé pactó que no volvería a destruir el mundo por diluvio y
puso el arco iris como prenda de aquel pacto. Con Abraham hizo varios pactos:
Acerca de su posteridad natural, su simiente, la justicia por fe cuya señal fue
la circuncisión. Estos pactos fueron incondicionales.
También hubo pactos condicionales, como el del Sinaí con Moisés: Sería
su Dios con la condición que obedecieran Su Ley: “13 Y él os anunció su
pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió
en dos tablas de piedra.” (Deuteronomio 4:13); “23 Guardaos, no os olvidéis del pacto de
Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o
imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. / 24 Porque Jehová
tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.” (Deuteronomio 4:23,24)
Con el rey David hizo un pacto en
que prometió un trono eterno a su posteridad.
Los profetas del Antiguo
Testamento anunciaron un Nuevo Pacto, el cual contrastaría con el del Sinaí y
sería de regeneración. Sería un pacto que abarcaría no sólo a Israel sino a
toda la humanidad. Su dispensador sería el Espíritu Santo y su Mediador
Jesucristo.
¿Qué nos enseña Hebreos sobre el
Nuevo Pacto?
1.
Dios promete un Nuevo Pacto.
“8
Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que
estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto” (Hebreos 8:8)
Dios es severo
en el Antiguo Testamento. Esto no significa que el Dios del Nuevo Testamento
sea otro Dios, Él “...es el mismo ayer, y
hoy, y por los siglos.” (Hebreos
13:8) Antes de Cristo, y en especial en los tiempos de Moisés, se empeña en
mostrar Su rostro más firme, es un Padre con autoridad que señala Su voluntad
moral a la criatura; Él quiere dar a conocer cuál es el comportamiento que
espera del ser humano. En los 10 Mandamientos revela los principales valores y
principios que desea para los hombres: Lealtad, fidelidad, reverencia, santidad,
respeto a la autoridad, respeto a la vida, pureza, honestidad, veracidad y contentamiento.
Por eso les trata duro, aunque no sin preocupación por Su pueblo: Les da
líderes, los alimenta, les protege, les guía y enseña. Les reprende por su
tozudez, desobediencia y falta de fe.
En medio de esa
reprensión, les da palabras de esperanza, les hace una promesa. No es algo que
sucederá de inmediato, como nos gusta a la mayoría de los humanos, sino a su
debido tiempo, cuando Dios lo determine. Es lo que se llama “esperanza”; Dios
nos hace una promesa, la cual es segura puesto que Él cumple Sus promesas, y
esa promesa constituye en nuestra mente una esperanza cierta. La esperanza que
da Dios es una convicción, no es algo ambiguo ni inseguro, es una realidad
futura. Al pueblo hebreo se le hizo una promesa y tal promesa constituyó una
esperanza cierta: Dios enviaría un Mesías, un Cristo, un Salvador.
La promesa que
en esa oportunidad anunció Yahvé, consistió en que un día establecería un pacto
con el reino de Israel o del Norte y el reino de Judá o del Sur. El Reino del
Norte estaba formado por 10 tribus y el del Sur por dos: Judá y Benjamín. Tal
división del pueblo hebreo se dio después de la muerte del rey Salomón. Las
tribus que conformaban Israel eran: Zabulón, Isacar, Aser, Neftalí, Dan,
Manasés, Efraín, Rubén, Simón y Gad.
Los hebreos admiraban y admiran aún profundamente a Moisés, su
libertador. Por tanto el Pacto Sinaítico o Viejo Pacto era lo más sagrado para
ellos. Dios había hecho varios pactos con sus antepasados, pero el pacto que
hizo con Moisés, al entregarle las Tablas de la Ley, llamadas también Tablas
del Pacto, era lo más importante recibido de Dios. Por eso exclama el rey David: “¡Oh,
cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.” (Salmo 119:97) Toda la vida, el sentir y
propósitos del pueblo hebreo gira alrededor de la Ley, la Torá.
Que el Señor les
diga que establecerá con ellos otro Pacto, distinto al de la Ley, un nuevo
Pacto, es sin duda para ellos algo sorprendente. No sólo para aquellos hermanos
de esos tiempos es sorprendente esta promesa; también lo es para nosotros.
Muchos aún no terminamos de comprender cuan distinto es el Nuevo Pacto del
Antiguo. Muchos aún se aferran al Antiguo Pacto, a la Antigua Alianza, al Viejo
modo de relacionarse con Dios y no terminan de darse cuenta que esto ha
cambiado totalmente.
Dios promete a
los hombres un Nuevo Pacto.
2.
Es un pacto diferente al Antiguo Pacto.
“9
No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos,
dice el Señor.” (Hebreos 8:9)
Ese pacto, dice el Señor a Su pueblo, no es como el que hizo en los
tiempos de Moisés, cuando los liberó del yugo de Egipto, porque siempre Dios
quiere liberarnos. La libertad que dio a Israel fue una libertad física, aunque
Él quería que ésta fuese completa, también psicológica, moral y espiritual, mas
el pueblo no lo comprendió y reclamaron contra Él y su libertador, Moisés. Ellos
querían volver al yugo, con tal de tener comida, abrigo, riquezas, prosperidad
material, seguridad física. ¿No es acaso lo que muchos creyentes buscan en
Dios?
Ciertamente Dios libera del pecado, de las tinieblas, del yugo del diablo
y también de la pobreza, pero Su principal liberación, la que Él desea para
nosotros es la liberación espiritual, quiere conducirnos hacia la eternidad. El
Nuevo Pacto es muy distinto del Antiguo. El Señor quiere liberarnos totalmente:
a)
Liberarnos de
la esclavitud del pecado que nos asedia, porque llevamos dentro una raíz de
rebelión contra Dios;
“17 Pero gracias a Dios, que aunque
erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de
doctrina a la cual fuisteis entregados; / 18 y libertados del pecado, vinisteis
a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:17,18)
b)
Liberarnos de
la esclavitud de la culpa, puesto que siempre estamos culpándonos de pecados no
poniendo atención al perdón completo y definitivo que tenemos por el
derramamiento de la sangre de Jesucristo en la cruz. Al vivir culpándonos
despreciamos Su obra; “7...Bienaventurados aquellos cuyas
iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. / 8 Bienaventurado
el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.” (Romanos 4:7,8)
c)
Liberarnos de
la esclavitud de las tinieblas, las que siempre estamos nombrando,
reprendiendo, dándole importancia, cuando en verdad ya fueron derrotadas por
Jesucristo. Ciertamente Satanás en nuestro enemigo, pero un enemigo vencido; “13
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino
de su amado Hijo” (Colosenses
1:13)
d)
Liberarnos de
la esclavitud de la carne, que nos pide satisfacción, mas vivimos por el
espíritu y el Espíritu Santo nos ha de fortalecer para salir siempre
victorioso; “9 Mas vosotros no vivís según la carne,
sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros...” (Romanos 8:9)
e)
Liberarnos de
la Ley, es decir de actuar en forma legalista, por obligación o miedo y no por
amor a Dios, atentos a la letra y no al Espíritu; “6
Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que
estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no
bajo el régimen viejo de la letra.” (Romanos 7:6)
El Antiguo Pacto
es un pacto acusador, es útil para darnos cuenta que somos pecadores y que no
podemos liberarnos a nosotros mismos, pues estamos esclavizados, tan esclavos
como lo estaban los hebreos en Egipto. En cambio el Nuevo Pacto es un Pacto
liberador.
3.
En qué consiste el Nuevo Pacto.
“10
Por lo cual, este es el pacto que
haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis
leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos
por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; / 11 Y ninguno enseñará a su
prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me
conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. / 12 Porque seré propicio a
sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” (Hebreos 8:10-12)
El Nuevo Pacto
anunciado por el Señor consiste en lo siguiente:
a)
“Pondré
mis leyes en la mente de ellos”. Sus mandamientos, leyes o
voluntad, ya no estarán en tablas de piedra sino escritas en sus mentes.
b)
“Y
sobre su corazón las escribiré”. Ellos querrán agradar a Dios y
cumplir Su voluntad, porque el Señor lo escribirá en sus afectos y deseos, en
sus motivaciones más profundas.
c)
“Y
seré a ellos por Dios”. Los creyentes le considerarán su Señor,
le amarán y obedecerán.
d)
“Y
ellos me serán a mí por pueblo”. Dios les tomará por Su pueblo.
e)
“Y
ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al
Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.” Ya no
necesitarán de quienes les enseñen y presenten a Dios, porque Dios mismo, por
medio de Su Espíritu Santo morando en ellos, les guiará.
f)
“Porque
seré propicio a sus injusticias”. Dios promete ser favorable a los
pecados de ellos, en otras palabras buscará una manera de perdonarles. Nosotros
sabemos que esa será la redención por medio de la cruz, la crucifixión de
Jesucristo, Cordero de Dios.
g)
“Y
nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” Significa
que Él se olvidará de todas sus ofensas pasadas, presentes y futuras.
La ley actuaba
desde fuera, el Nuevo Pacto desde dentro: Escribe la voluntad de Dios dentro
del creyente. Para poder hacer esto introduce Su Espíritu en el corazón y la
mente de ellos. Así llega a ser verdadero Dios de los creyentes, pasando éstos
a constituirse en Su Pueblo. Para hacerlo, los justificará en Cristo y les
perdonará todos sus pecados. El Nuevo Pacto es la iniciativa de Dios por salvar
al Hombre de su pecado mediante la justificación por Gracia, a la que se accede
por medio de la fe.
4.
El Nuevo Pacto reemplaza al Antiguo
Pacto.
“13
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por
viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer.” (Hebreos 8:13)
Los que viven en
el Antiguo Pacto, aunque muchas veces afirmen vivir en la fe, están más
preocupados de cumplir la Ley que de agradar a Dios; en otras palabras quieren
obtener la salvación por medio de sus propias obras y con ello desmerecen la
obra de Cristo en la cruz. Cuando ellos escuchan o leen este argumento, afirman
creer en Jesucristo y Su obra redentora. El problema es que creen en la
salvación por fe, pero viven pensando en cumplir la Ley para salvarse. Muchos
de ellos creen que la salvación puede perderse si se cae en algún pecado
considerado grave. Es decir que no basan su salvación sólo en Cristo sino
también en sus obras.
Es necesario que
comprendamos definitivamente que el Antiguo Pacto ya ha sido superado, dado por
viejo por Dios, dando paso a un Pacto Nuevo.
Si el Antiguo
Pacto está basado en el cumplimiento de la Ley, el Nuevo Pacto se basa en la fe
en Jesucristo. Es decir que el Antiguo ensalza la letra, mandamientos escritos
en tablas de piedra; en cambio el Nuevo se apoya en una Persona, el Hijo de
Dios.
Los cristianos
valoramos la Ley como:
a)
Un medio para identificar el pecado: “20 ya que por las obras de la ley ningún
ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado.” (Romanos
3:20)
b)
Herramienta para reconocernos pecadores:
“7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado?
En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco
conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.” (Romanos 7:7)
c)
Elemento que nos conduce hacia la fe: “24 De manera que la ley ha sido nuestro
ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.”
(Gálatas 3:24)
d)
Norma moral para los que no creen en
Jesús: “19 Pero sabemos que todo lo que
la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre
y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (Romanos 3:19)
Aunque valoramos
la Ley como sistema que nos da a conocer la santidad de Dios, Su Divina
voluntad para el hombre y medio para conocer el pecado, no se puede andar en los
dos pactos; se está en la Gracia o en la Ley. El Nuevo Pacto no admite la
pertenencia al Antiguo, tal cosa sería un adulterio espiritual.
CONCLUSIÓN.
Vivir en Cristo es vivir bajo el
Nuevo Pacto, un pacto entre el Hombre y Dios; el Hombre representado por
Jesucristo, quien entregó Su vida en sustitución de los pecadores. El Nuevo
Pacto es una manera distinta de relacionarse con Dios, sin miedo, con gratitud,
confianza plena, reposo, etc. El libro de Hebreos, en el capítulo 8, aclara
sobre el Nuevo Pacto lo siguiente: 1) Dios promete un Nuevo Pacto a los hebreos
en el Antiguo Testamento; 2) El Nuevo Pacto es un pacto diferente al Antiguo
Pacto; 3) En qué consiste el Nuevo Pacto, este pacto de Gracia; y 4) El Nuevo Pacto
reemplaza al Antiguo Pacto, por tanto este último caduca.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cómo entiende
usted el Nuevo Pacto?
2)
¿Cómo es la relación con Dios en el Nuevo Pacto?
3)
¿Qué conductas cristianas reflejan actitudes del
Antiguo Pacto?
4)
¿Cómo califica usted el creer en la salvación por fe,
pero vivir esforzándose por cumplir la Palabra de Dios para salvarse?
5)
¿Basa usted su salvación sólo en Cristo
o también en sus obras?
6)
¿De qué otras maneras se denomina a un pacto?
7) ¿Qué
tipos de pacto hay en la Biblia?
8) ¿Cómo
eran ratificados los pactos en los tiempos bíblicos?
9)
¿Qué nos falta para vivir plenamente en el Nuevo Pacto?
10) ¿Qué
rol juega Jesucristo en el Nuevo Pacto?
11) ¿Cuáles
considera usted que son las principales diferencias entre el Pacto de Moisés y
el Pacto de Jesucristo?
12) ¿Qué pactos recuerda usted de la Biblia?
13) ¿Qué
importancia práctica para nuestra vida cristiana tiene esta enseñanza?
14) ¿Qué
significa que el Antiguo Pacto caducó?
15) ¿Qué
rol juega el Espíritu Santo en el Nuevo Pacto?
16) ¿Qué
podemos rescatar de la Ley?
17) ¿Por qué se dice que el pacto del Sinaí es
un pacto condicional?
18) ¿Cuál
pacto es de regeneración y qué importancia tiene esto?
TEXTOS DE HEBREOS EN QUE APARECE LA PALABRA “PACTO”:
“Por tanto, Jesús es hecho fiador
de un mejor pacto.” (Hebreos 7:22)
“Pero ahora tanto mejor ministerio
es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre
mejores promesas.” (Hebreos 8:6)
“Porque reprendiéndolos dice: He
aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la
casa de Judá un nuevo pacto.” (Hebreos
8:8)
“No como el pacto que hice
con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de
Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de
ellos, dice el Señor.” (Hebreos 8:9)
“Por lo cual, este es el pacto
que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré
mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a
ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo” (Hebreos 8:10)
“Al decir: Nuevo pacto, ha
dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo
a desaparecer.” (Hebreos 8:13)
“Ahora bien, aun el primer pacto tenía
ordenanzas de culto y un santuario terrenal.” (Hebreos 9:1)
“el cual tenía un incensario de
oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que
estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y
las tablas del pacto” (Hebreos
9:4)
“Así que, por eso es mediador de
un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las
transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la
promesa de la herencia eterna.” (Hebreos
9:15)
“De donde ni aun el primer pacto
fue instituido sin sangre.” (Hebreos
9:18)
“diciendo: Esta es la sangre del pacto que
Dios os ha mandado.” (Hebreos 9:20)
“Este es el pacto que haré
con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus
corazones, Y en sus mentes las escribiré” (Hebreos
10:16)
“¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el
que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto
en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29)
“a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y
a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” (Hebreos 12:24)
“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos
a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto
eterno” (Hebreos 13:20)
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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Reina,
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http://www.rae.es/
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Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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https://es.wikipedia.org/
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