domingo, marzo 10, 2019

REDIMIDOS EN CRISTO.

HEBREOS COMENTADO
LECCIÓN 22

 
© Pastor Iván Tapia Contardo

Lectura bíblica: “11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, / 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. / 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, / 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:11-14) 

Palabra clave del capítulo: REDENCIÓN. 

Idea central: Jesucristo es nuestro Redentor. 

Objetivos: a) Comprender que los cristianos somos pecadores rescatados del reino de tinieblas recuperados como propiedad de Dios, por Jesucristo; b) Comprender que Jesús se entregó a la muerte como pago por nuestro rescate de las garras de Satán; c) Comprender que fuimos redimidos en Cristo, nuestro Redentor; d) Comprender el sentido bíblico de la redención. 

Resumen: El noveno capítulo de Hebreos trata acerca de la redención. Esta enseñanza se visualiza en cinco formas: La liberación de los hebreos del yugo egipcio; las normas levíticas acerca de la recuperación de bienes perdidos; la compra de un esclavo para liberarlo; la compra del alma y su liberación; y el rescate de un esclavo y la devolución a su amo, ejemplificado en Onésimo.
 

E
sta es la obra de Jesucristo: Dios juró por Sus PROMESAS e instauró un nuevo SACERDOCIO y un nuevo PACTO. Cristo nos da la REDENCIÓN. El término “redención” significa liberado, devuelto mediante el pago de un rescate. En mi país existen lo que se llama “casas de empeño”, a las que acude una persona cuando se encuentra en apuros económicos. Allí le prestan dinero, dejando como prenda un objeto de valor, como puede ser un anillo, un reloj, una joya u otro objeto. La persona en problemas puede incluso “empeñar” el objeto más amado por ella, que puede ser sus anillos de bodas o aquella antigüedad herencia de familia, pero como se dice “la necesidad tiene cara de hereje”. Pasado un tiempo prudencial, el cliente podrá rescatar o recuperar esa prenda, devolviendo el dinero prestado por la casa. En cierto modo aquel objeto querido es “redimido”. De un modo parecido fuimos “redimidos”, recuperados por Dios desde donde estábamos, en las tinieblas, por medio del pago de un rescate, la sangre de Jesucristo y hemos vuelto a la Casa del Padre. ¿Cuál es el sentido bíblico de la “redención”? 

¿Qué es bíblicamente “redimir”? 

1.      Liberar a un pueblo de la esclavitud.

“11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? / 12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó. / 13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.”  (Éxodo 15:11-13) 

El pueblo de Israel fue redimido, rescatado de Egipto por el gran poder de Dios. El Señor nada tuvo que pagar al Faraón ni al pueblo egipcio para sacar a los hebreos de la nación que los esclavizaba. Los israelitas sufrían en esa nación, se había dado la orden que las parteras mataran al bebé que nacía varón, los hombres trabajaban como esclavos fabricando ladrillos en las condiciones más deplorables, hasta que nació Moisés. Su madre lo puso en una cesta y la echó al río, cerca del lugar donde paseaba la hija del faraón, para que ella encontrara al niño. Así fue como Moisés fue criado y educado en la corte egipcia. Aprendió su cultura y costumbres, sin dejar de sentir amor por su pueblo hebreo, ya que su madre le amamantó y cuidó, a pedido de la princesa egipcia. 

Dios tejió las circunstancias de su vida para que finalmente Moisés se constituyese en el jefe y libertador de Israel. El Señor presionó a Faraón persistentemente para que dejara ir a Su pueblo, sometiendo a Egipto a diez plagas, una tras otra:

1)      La plaga de sangre
2)      La plaga de ranas
3)      La plaga de piojos
4)      La plaga de moscas
5)      La plaga en el ganado
6)      La plaga de úlceras
7)      La plaga de granizo
8)      La plaga de langostas
9)      La plaga de tinieblas
10)  Muerte de los primogénitos 

La décima plaga fue el golpe final que permitió la liberación de los hebreos:  

“29 Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. / 30 Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. / 31 E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho. / 32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí. / 33 Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos.” (Éxodo 12:29-33) 

Perseguidos por los soldados egipcios, los hebreos atravesaron el mar Rojo, el que se abrió milagrosamente y pudieron pasarlo en seco. Fue Dios mismo quien liberó, rescató y redimió a los hebreos. Ellos eran propiedad de Faraón, mas el Señor los compró a precio de sangre, pero no de Su pueblo sino de los mismos egipcios. Los primogénitos de Egipto murieron y el pueblo de Dios fue libre, una paradoja teológica, ya que para nuestra liberación y redención, quien murió fue el Primogénito de toda creación, Jesucristo.
 

  1. Recuperar algo perdido.
“25 Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido. / 26 Y cuando el hombre no tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate, / 27 entonces contará los años desde que vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien vendió, y volverá a su posesión. / 28 Mas si no consiguiere lo suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su posesión.” (Levítico 25:25-28 

En el pueblo hebreo, la ley de Moisés estipulaba que si alguien estaba pobre y vendía algún bien, su familiar más cercano podía comprar, es decir rescatar ese bien. En caso de que no hubiese un familiar para rescatar tendría que conseguir el dinero para hacerlo, más una cantidad que corresponda a los años que estuvo ese bien en manos del otro. Si de ningún modo pudiese rescatar o recuperar el bien, tendrá que esperar el año del jubileo o año de liberación, pudiendo volver a tomar posesión del bien, que casi siempre eran tierras o rebaños. 

En el texto siguiente la traducción usa el término “redimir” para dar a entender que es volver a comprar, rescatar o recuperar: 

“29 El varón que vendiere casa de habitación en ciudad amurallada, tendrá facultad de redimirla hasta el término de un año desde la venta; un año será el término de poderse redimir.” (Levítico 25:29) 

Jesucristo nos redime, o sea nos rescata y compra a precio de sangre para que volvamos a ser propiedad de Dios:  

“20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:20 

“23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.” (1 Corintios 7:23)

“7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7) 

“18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, / 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18)
 

3.      Comprar un esclavo y liberarlo.


“20 Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. / 21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. / 22 Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. / 23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. / 24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.” (1 Corintios 7:20-24)

 

Durante el Imperio Romano, cuyo funcionamiento económico y laboral eficaz se basaba principalmente en el ejercicio de la esclavitud, hombres y mujeres que eran propiedad de los más ricos, o sea que eran siervos de sus amos; apareció el Cristianismo que predicaba el amor en sus expresiones de compasión, tolerancia, magnanimidad. Sucedió entonces que amos cristianos no sólo comenzaron a tratar con mayor consideración a sus siervos, sino que algunos también a liberarlos de la esclavitud. En este sentido se dio otro fenómeno, algo similar al de los libertos o gladiadores al que el emperador, por sus servicios, le concedía cierta libertad de trabajo y patrimonial. 

Un cristiano compraba un esclavo para su servicio y luego le daba la libertad, es decir lo “redimía”.
 

4.      Comprar un alma y liberarla.

“1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; / 2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. / 3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. / 4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, / 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. / 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! / 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” (Gálatas 4:1-7 

Cristo nos compró a precio de sangre y luego nos dio la libertad. Antes éramos esclavos de las tinieblas y la ley que nos condenaba. Cristo nos redimió para ser hijos de Dios liberados de la incredulidad, la culpa, el egoísmo y la ignorancia. 

El tema de la redención, se traslada, de su aplicación física o material, en el caso de terrenos y bienes, en el Antiguo Testamento, al ámbito espiritual, en el Nuevo Testamento. Ahora se trata del rescate, la redención del alma y de la vida, perdida por causa del pecado. El ser humano no puede dar a Dios rescate por su hermano, pues la redención del alma es de gran precio. Jamás podrá un hombre rescatar y salvar a otro de la condenación eterna:  

“36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? / 37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (San Marcos 8:36,37) 

“6 Los que confían en sus bienes, Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, / 7 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate / 8 (Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se logrará jamás), / 9 Para que viva en adelante para siempre, Y nunca vea corrupción.” (Salmo 49:6-9
 

5.      Rescatar a un esclavo y devolverlo a su amo.

“10 te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, / 11 el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, / 12 el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. / 13 Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; / 14 pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. / 15 Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; / 16 no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.” (Filemón 1:10-16) 

El apóstol Pablo escribe a Filemón. En la prisión ha conocido a un esclavo llamado Onésimo, que huyó de Filemón; él le ha evangelizado y éste ahora es cristiano. Le expresa su deseo de que reciba a Onésimo, como favor y no como una obligación, a pesar de que podría usar su autoridad apostólica. Le pide a Filemón que reciba a su antes esclavo Onésimo, ahora como hermano. El esclavo ha sido “redimido” por Cristo, quien ha usado al Apóstol para esa operación. La relación que ahora debe tener con su amo debe ser la de un hermano y no de un esclavo, puesto que el Señor vino a redimirnos de toda opresión. 

“21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; / 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, / 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, / 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:21-24) 

Onésimo quizás robó y huyó de su amo, pero Filemón tal vez no fue muy justo, demasiado severo y tiene rabia contra el esclavo. Ambos pecaron. Aparece en el camino de Onésimo un mensajero de Dios, el apóstol Pablo, quien le predica acerca de la justicia de Dios y el esclavo es redimido por Jesucristo, pues en Él está solamente el título y derecho a redimir. Ningún hombre puede redimirnos, sólo el Hijo de Dios. Onésimo es justificado, declarado justo, por la Gracia de Dios y redimido en Cristo.
 

CONCLUSIÓN.

Redimir es liberar, devolver mediante el pago de un rescate. Los cristianos somos pecadores que fueron liberados del reino de tinieblas, devueltos a ser propiedad de Dios, por medio de Jesucristo, quien se entregó a la muerte por nosotros, como pago por nuestro rescate de las garras de Satán. Fuimos redimidos en Cristo, nuestro Redentor. Bíblicamente “redimir” es: 1) Liberar a un pueblo de la esclavitud; 2) Recuperar algo perdido; 3) Comprar un esclavo y liberarlo; 4) Comprar un alma y liberarla; y 5) Rescatar a un esclavo y devolverlo a su amo.
 
 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1)      ¿De qué le ha liberado Dios?

2)      ¿Qué ha redimido, rescatado o recuperado en su vida?

3)      ¿Se siente usted propiedad de Dios?

4)      ¿Qué formas de esclavitud aún existen en el mundo?

5)      ¿Por qué ningún ser humano puede rescatar y salvar a otro de la condenación eterna?

6)      ¿Qué aspecto destacaría si tuviese que escribir un guión de radioteatro basado en la carta a Filemón?

7)       ¿En qué aspectos nos parecemos a Onésimo?

8)      ¿De qué esclavitudes es necesario que se libere el pueblo de Dios?

9)      ¿Desea usted rescatar almas de las tinieblas y qué está haciendo para cumplir ese deseo?

10)  De acuerdo a esta enseñanza, Cristo nos da la ............................ (completar)

11)  ¿Cómo somos recuperados por Dios de las tinieblas?

12)  ¿Qué es bíblicamente “redimir”?

13)  ¿Por qué se dice que Israel fue redimido?

14)  ¿Cuál es su experiencia en “empeñar” algún bien?

15)  ¿Qué enseñanza personal le deja este sermón?

 

 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.

·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 

·         (1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.

·         (1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/

·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.

·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/

·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php

·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd

·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/

·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”


 

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