EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 23
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica: “18 Sabemos que
todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. / 19 Sabemos que somos
de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. / 20 Pero sabemos que el Hijo
de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es
verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el
verdadero Dios, y la vida eterna. / 21
Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” (1
Juan 5:18-21)
Idea central: Cómo es un cristiano verdadero.
Objetivos:
a) Conocer, valorar y
experimentar los tres aspectos que caracterizan al cristiano verdadero, según
San Juan; b) Precaverse y evitar caer en el extravío de la fe, la apostasía o las
herejías; c) Comprender y valorar que estamos protegidos por Dios; d) Comprender,
valorar y aceptar que desde el día de nuestra conversión pertenecemos a Dios; y
e) Adorar al Único Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Resumen: Hay tres cosas que caracterizan
al cristiano verdadero: Es protegido por Dios, es propiedad de Dios y sólo a Él
debe adoración.
C
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on estos
versículos estamos finalizando el comentario y las enseñanzas que nos dejan
esta bella e interesante carta del apóstol San Juan. Ya tendremos oportunidad
de hacer un resumen de este interesante libro del Nuevo Testamento. Por ahora
nos concentraremos en analizar las palabras finales como una conclusión que nos
entrega el anciano apóstol y que viene a ser la visión que Dios le ha entregado
de lo que es ser un verdadero cristiano o discípulo de Jesucristo. Como
restaurador de la fe original enseñada por Jesús, él quiere dejar muy en claro
que ser cristiano es entregar toda nuestra confianza a un Dios Todopoderoso,
Fiel y Verdadero y no a aquellos dioses paganos que abundan en el imperio; que
ya no nos pertenecemos a nosotros mismos sino que somos propiedad de
Jesucristo, el Kyrios, y no del emperador ni del príncipe de este mundo; que
debemos poner nuestro amor en Uno solo, el Dios Trino.
¿Qué caracteriza
al verdadero cristiano?
1. El cristiano es
protegido por Dios.
“18
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel
que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18)
Cuando el
apóstol escribe “todo aquel que ha nacido de Dios” se refiere a
aquellos que han nacido de nuevo, como lo señala en su Evangelio: “12 Mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; / 13 los
cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios.” (San Juan
1:12,13) No se trata de todos los hombres como pudiera entenderlo alguien
que desconoce la doctrina del nuevo nacimiento enseñada por Jesús a Nicodemo: “2
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios
como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está
Dios con él. / 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que
el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” (San Juan 3:2,3)
Si hemos
nacido de nuevo no tenemos como práctica habitual el pecar. Ningún cristiano
desea pecar pues dentro de él habita el Espíritu Santo. Además se ha
arrepentido, entregando su vida a Jesucristo y lo único que desea es agradar a
Dios. El mismo Juan ha definido lo que es el pecado: “Todo aquel que
comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la
ley.”
(1 Juan 3:4) Es una infracción a la
Ley de Dios. Cuando un cristiano peca está faltando a la voluntad de Dios, a Su
Amor, por tanto se duele de hacerlo, es acusado en su conciencia por el
Espíritu y pide perdón a Dios: “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.” (1
Juan 1:9) A pesar de haber sido perdonados de nuestros pecados por Dios,
haber nacido de nuevo, tener el Espíritu Santo morando en nosotros y anhelar no
ofender al Señor, igualmente caemos en pecado porque conservamos nuestra
naturaleza humana caída, el viejo hombre que nos incita a la desobediencia. Mas
Dios es comprensivo y misericordioso y nos ofrece Su perdón constantemente.
“Aquel
que fue engendrado por Dios” es Jesucristo que como hombre fue
engendrado en María, madre de Jesús, y como Dios, Segunda Persona de la
Trinidad, procede del Padre. Al estar la palabra “Aquel” con mayúscula está
indicando que se refiere a la Divinidad, es decir Jesús, el Hijo de Dios.
Este Hijo de Dios nos guarda de pecar.
Si a veces pecamos, no podemos culpar a Dios que nos ha dejado de cuidar sino
que somos nosotros los únicos responsables de esa caída al permitir que la
carne, el mundo o las tinieblas nos engañen y permitamos su tentación. Mi carne
puede arrastrarme a la lujuria y yo dejarme arrastrar por su concupiscencia; no
puedo culpar a Dios ni tampoco al diablo, soy yo el pecador que he dejado actuar
al “viejo hombre” que vive en mí y no al “hombre nuevo”. El mundo puede
tentarme con la gula, a través de la publicidad o las palabras de mis amigos
que me impulsan a comer desmedidamente con todo tipo de razones, “vive la vida,
después de esta vida no hay otra”, “… Si los muertos no resucitan, comamos y
bebamos, porque mañana moriremos.” (1
Corintios 15:32) Las tinieblas, sus demonios, no digamos el diablo porque
no somos tan importantes como para que un querubín se preocupe de nosotros; las
tinieblas, digo, pueden tentarnos con la voluptuosidad del deseo sexual
prohibido y querernos hacer caer en adulterio o fornicación, pero el Espíritu
Santo nos molestará insistentemente a tiempo y fuera de tiempo hasta hacernos
caer rendidos por la culpa ante Dios. Él nos protege de nosotros mismos y de
todos los agentes satánicos que nos asechan. Jesucristo nos guarda del mal. Es
lo que oramos cada vez en el Padrenuestro: “12
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores. / 13 Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, por todos los siglos. Amén.” (San
Mateo 6:12,13)
¡Qué maravilloso es saber que el maligno
no nos toca! Así se cumple la promesa de Jesús para Sus discípulos: “…y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo. Amén.” (San
Mateo 28:20) Como también el apóstol San Pablo lo ratifica: “35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o
espada? / 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el
tiempo; Somos contados como ovejas de
matadero. / 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. / 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por
venir, / 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:35-39)
2. El cristiano pertenece
a Dios.
“19
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” (1 Juan 5:19)
Los cristianos, los que creemos y le
creemos a Dios y Jesucristo, los que hemos nacido de nuevo y entregado la vida
al Señor, los que tenemos morando en nuestro interior a Jesús, somos de Dios.
Han pasado los siglos, veinte y uno para ser exactos, y el Evangelio ha sido
predicado en todo el planeta, incluyendo en aquellas culturas que tienen otros
dioses, otras creencias, pero muchos han sido convertidos a Jesucristo y su
Evangelio. La clave de la salvación eterna es creer en Jesucristo; así lo
expresa nuestra fe: “Y esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado.” (San Juan 17:3) Si
tenemos a Jesucristo en nosotros entonces somos de Dios. Puedes creer en un
Dios con otro nombre; tal vez sea el mismo Dios nuestro, pero si no crees en
Jesucristo, el Hijo de Dios, aún no eres salvo. Es preciso que aceptes a Jesús
y Su sacrificio por ti en la cruz.
“El
mundo entero está bajo el maligno”. Esta es una realidad innegable; un
espíritu de maldad, contrario al Dios Todopoderoso y Creador del universo,
domina el mundo: “en los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia” (Efesios 2:2) Que
el mundo esté bajo el maligno significa que el diablo, Satanás y sus huestes
siempre intentan controlar los pensamientos, las emociones y las decisiones de
todos los habitantes de esta Tierra.
Esto se puede apreciar en los siguientes aspectos:
a) La Publicidad del sistema comercial en que
vivimos, la cual manipula las mentes estimulando los deseos de las personas,
atendiendo a sus pulsiones más bajas, como el sexo, el apetito de comer y
poseer, la ambición desmedida y la avaricia: “15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno
ama al mundo, el amor del Padre no está en él. / 16 Porque todo lo que hay en el
mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” (1 Juan 2:15,16)
b) Los liderazgos ególatras que buscan el
poder y la riqueza, a costa del dominio de las mentes de las poblaciones. En la
Historia ha habido muchos de estos poderosos, desde Nerón hasta Hitler. Son los
precursores del más grande ególatra de la historia, el Anticristo: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según
vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos
anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.” (1 Juan 2:18)
c) Las grandes
fortunas de ricos explotadores, sin
corazón ni intención de favorecer a los pobres. Contra ellos la Escritura se
expresa así: “1 ¡Vamos ahora, ricos!
Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. / 2 Vuestras riquezas están
podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. / 3 Vuestro oro y plata
están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo
vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. /
4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras,
el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los
que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. / 5
Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado
vuestros corazones como en día de matanza. / 6 Habéis condenado y dado muerte
al justo, y él no os hace resistencia.” (Santiago 5:1-6)
d) El ateísmo, la negación de Dios, el
desprecio de la fe cristiana y de toda religión. Es el ataque espiritual
frontal que hace el reino de tinieblas a la Iglesia y a todo ser humano, con el
propósito de que viva sólo para sí mismo y no agrade a Dios. En el fondo es un
ataque que el diablo dirige al Creador y utiliza al ser humano para ello. Hay
personas muy inteligentes, con grandes conocimientos, pero niegan a Dios; hay
extraordinarios creativos, artistas de fama, pero niegan al Mayor de los
Artistas, al Creador del universo; hay altos gobernantes y líderes mundiales,
pero niegan a la máxima Autoridad, Dios: “18
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; / 19 porque lo
que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. / 20 Porque
las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa. / 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. / 22 Profesando ser
sabios, se hicieron necios” (Romanos
1:18-22)
Estas son sólo algunos de los aspectos
por los que Satanás establece su dominio en el mundo, aparte del gobierno que
establece a nivel individual exaltando el yo de las personas y moviéndolas
hacia la desobediencia.
3. El cristiano adora
al Único Dios.
“20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha
venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos
en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida
eterna. / 21 Hijitos, guardaos de los
ídolos. Amén.” (1 Juan 5:20,21)
Jesucristo es
el Hijo de Dios. El término “Hijo”, con mayúscula, no tiene el mismo
significado de “hijo” con minúscula como entendemos los humanos la idea de
tener un hijo. Nosotros tenemos un hijo y nos encargamos de alimentarlo,
vestirlo, cuidarlo y enseñarle hasta que crece y es independiente para llevar
una vida de adulto y a su vez procrear otros hijos. En el caso de Dios Padre,
no tuvo un Hijo cuando alcanzó cierta cantidad de años o siglos, sino que
siempre lo tuvo, pues Ambos son eternos. La Biblia enseña que el Hijo fue
engendrado por el Padre. Así como los humanos engendramos humanos, Dios
engendra Dios: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi
Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me
será a mí hijo?” (Hebreos 1:5) Cristo fue engendrado en
la eternidad; la eternidad no tiene pasado ni futuro, es un eterno hoy.
El Hijo es una Persona de Dios, una
expresión completa de Dios. Juan lo llama también “Logos”, Verbo de Dios, el
principio activo por medio del cual fue hecho el Universo. Ese Ser Eterno ha
venido desde la eternidad e introducido en nuestra realidad espacio-temporal;
se introdujo en la Humanidad haciéndose humano, naciendo como tal, para lo cual
requirió de una madre que pertenecía a una estirpe, la casa de David y la tribu
de Judá; se introdujo en nuestro espacio terrestre, naciendo en una zona
geográfica llamada Belén de Judea; se introdujo en nuestro tiempo, en
determinado tiempo histórico, cuando el mundo estaba dominado por un gran
imperio, el Imperio Romano y sería factible extender Su misión por todo el
orbe.
Estamos totalmente seguros que el Mesías
anunciado por siglos por los profetas hebreos es el Hijo de Dios que vino y
predicó el Evangelio, lo enseñó a Sus discípulos y estos iniciaron su extensión
por el mundo. Estamos convencidos de que Jesucristo es Verdadero y es el
verdadero Hijo de Dios, no hay otro. Es lamentable cuando algunos cristianos o
alguna Iglesia eleva al rango de dios o pequeño dios o diosa a otro u otra que
no lo son. Lamentablemente los sucesores de los apóstoles, luego de muertos
éstos, los llamados “padres de la Iglesia” (apostólicos y apologistas) fueron
elaborando paulatinamente una doctrina mariológica que se concretó en el
Concilio de Éfeso en el año 471 en la declaración de que María es Madre de
Dios, Theotokos en griego, literalmente “la que dio a luz a Dios”, iniciando su
progresiva “veneración”, pero que en la realidad es adoración de la madre de
Jesús como a una diosa. A nuestro juicio esto se aparta de la doctrina de Jesús
y los Apóstoles. La advertencia es clara en los últimos dos versículos de esta
carta: “…Este es el verdadero Dios, y la
vida eterna. / 21 Hijitos, guardaos de
los ídolos. Amén.”
La
preeminencia y absoluta adoración y culto a Dios es imprescindible en la
fe cristiana. Adoramos a un sólo Dios, a Él le oramos dando gracias y
presentando peticiones; sólo a Él pedimos perdón y de Él solicitamos la guía.
Podremos admirar a los santos hombres y mujeres de la Biblia, aún los que han
dado grandes testimonios de fe a través de la historia de la Iglesia, pero
jamás oraremos a ellos ni les rendiremos culto. Hacer esto sería idolatría,
levantar otros dioses menores como lo hacían los primitivos que no sólo
adoraban al sol, sino también a la luna y las estrellas. Uno Solo es nuestro
Sol de Justicia: Jesucristo, el Hijo de Dios Padre que ha enviado Su Espíritu
Santo a iluminar nuestros corazones. Para Él, Único Dios, Salvador, Señor y
Maestro, sean todo honor y toda gloria. Amén.
CONCLUSIÓN.
Al término de esta primera epístola de
San Juan, él concluye con los tres aspectos que caracterizan al cristiano verdadero,
para diferenciarlo del extraviado y precaverlo de apostasía o herejías. Así un
verdadero discípulo de Jesús: 1) Es protegido por Dios; 2) pertenece a Dios; y
3) Adora al Único Dios.
PARA TRABAJAR EN EL
CENÁCULO:
1)
¿Desde su punto de vista, qué caracteriza al
verdadero cristiano?
2)
Defina:
cristiano extraviado, apóstata, hereje.
3)
¿Cómo
está experimentando la protección de Dios?
4)
¿Qué
significa pertenecer a Dios?
5)
¿Cómo
podemos los cristianos permanecer en la adoración de un Único Dios?
6)
¿Cómo
establece Satanás su dominio a nivel individual sobre las almas?
7)
¿Cómo
está el reino de tinieblas expandiendo su dominio en el mundo de hoy?
8)
¿Cuál es la forma correcta de admirar a los santos
hombres y mujeres de la Biblia y a los que han destacado por su testimonio de
fe en la historia de la Iglesia?
9)
¿Quién es su “Sol de Justicia” y qué significa esta
expresión en su vida personal?
10) ¿Qué enseñanzas debería enfatizar y predicar la Iglesia de este tiempo?
11) ¿Por qué se considera que el mensaje de San Juan es un mensaje de
restauración?
12) ¿Qué virtudes son más propias del Padre, más propias del Hijo y del
Espíritu Santo?
13) ¿Cuáles son los dioses paganos de la actualidad?
14) ¿Cuándo traspasa
la publicidad los límites de la ética cristiana?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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Reina,
Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia”
Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
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Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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https://es.wikipedia.org/
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Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al
Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”
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https://www.biblegateway.com
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https://medium.com/pasi%C3%B3n-x-el-cordero/3-jes%C3%BAs-fue-engendrado-por-el-padre-cu%C3%A1ndo-b1567571cb1e
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