LECCIÓN 26
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica:
“1 El anciano a Gayo, el amado, a quien
amo en la verdad. / 2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. / 3 Pues mucho me
regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo
andas en la verdad. / 4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos
andan en la verdad. / 5 Amado,
fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos,
especialmente a los desconocidos, / 6 los cuales han dado ante la iglesia
testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su
servicio a Dios, para que continúen su viaje. / 7 Porque ellos salieron por
amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. / 8 Nosotros, pues,
debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.” (3 Juan 1:1-8)
Idea
central: Las cualidades de Gayo.
Objetivos:
a) Conocer y apreciar la figura
de Gayo, discípulo de San Juan; b) Identificar las cualidades de Gayo e imitarlas;
c) Buscar la prosperidad integral (espiritual, física y material); d) Andar en la Verdad, teniendo
comunión con Jesús y amando a nuestros hermanos; e) Servir a los hermanos en la fe con compasión, bondad, buena disposición y generosidad; f) Practicar la hospitalidad acogiendo a los
hermanos en la fe; y g) Recibir a los misioneros apoyándolos y acompañándolos
para servir al Evangelio.
Resumen: Hay personajes en la Biblia,
como Gayo discípulo de San Juan, que presentan virtudes que todo cristiano
debiera desarrollar en estos tiempos, como desarrollar la espiritualidad, amar
a Dios y al prójimo, servir a los hermanos, practicar la hospitalidad y apoyar
a los que siembran el Evangelio.
N
|
uevamente San Juan se identifica como
“el anciano” escribiendo a Gayo, un “hijo en la fe” del apóstol, un discípulo
suyo. Inicia su pequeña pero valiosa carta con las siguientes palabras: “1 El anciano a Gayo, el amado, a quien amo
en la verdad.” (3 Juan
1:1) No hay que confundir a
este Gayo con otros creyentes del mismo nombre que registra la Escritura:
· Gayo, cristiano de Macedonia, y compañero de Pablo. Juntamente con Aristarco, fue arrestado y llevado al teatro durante el tumulto en Éfeso: “28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! / 29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.” (Hechos 19:28,29)
·
Gayo, converso de Derbe de
Licaonia y compañero de Pablo, un gálata: “3
Después de haber estado allí [Grecia]
tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se
embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia. / 4 Y le
acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica,
Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.” (Hechos
20:3,4) Derbe era una ciudad de Galacia, al sureste de Licaonia, visitada
por Pablo en sus tres viajes.
·
Gayo, cristiano de Corinto a quien
Pablo había bautizado, y que no sólo le había ofrecido hospitalidad a él, sino
a toda la Iglesia, como queda expresado en sus cartas: “23 Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saluda
Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.” (Romanos
16:23). También lo nombra como uno de los bautizados por él en la Iglesia
de Corinto: “13 ¿Acaso está dividido
Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el
nombre de Pablo? / 14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he
bautizado, sino a Crispo y a Gayo, / 15 para que ninguno diga que fuisteis
bautizados en mi nombre. / 16 También bauticé a la familia de Estéfanas; de los
demás, no sé si he bautizado a algún otro.” (1 Corintios 1:13-16)
Este Gayo nombrado por San Juan también ostenta bellas virtudes cristianas
que el apóstol alaba.
Sería muy conveniente que todos los
cristianos imitásemos aquellas cualidades. Este es el motivo de que el Espíritu
Santo las registrara y conservara en el canon hasta nuestros días.
¿Cuáles eran las
cualidades de Gayo, dignas de imitar?
1. Prosperaba su
alma
“2
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud,
así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2)
El buen deseo
o bendición de San Juan para el discípulo Gayo es que sea prosperado en todo y
que tenga salud. El concepto de prosperidad es el de un desarrollo favorable,
especialmente en el aspecto económico y social. Gayo prosperaba en el alma,
esto es en conocimiento del Señor, vida devocional y de servicio al Señor y a
la Iglesia, pero el apóstol quiere que también disfrute de prosperidad en todos
los aspectos de la vida; se refiere a lo familiar y a lo laboral. Y además
desea que tenga buena salud para que pueda seguir sirviendo al Señor.
El alma
prospera cuando nos alimentamos con la Palabra de Dios, tenemos una vida de
oración permanente, nos sometemos a Jesucristo y sujetamos a la Iglesia,
participando regularmente y en forma activa y comprometida. Como dice Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer.” (San Juan 15:5) La prosperidad del alma
es vida de Dios.
El deseo de Dios es nuestra prosperidad
integral: espiritual, física y material. Pero esta prosperidad es dentro de un
equilibrio y según Su voluntad; no ególatra, idólatra ni avara: “1 Bienaventurado el varón que no anduvo en
consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de
escarnecedores se ha sentado; / 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche. / 3 Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo
que hace, prosperará.” (Salmo 1:1-3)
2. Andaba en la
Verdad
“3
Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu
verdad, de cómo andas en la verdad. / 4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír
que mis hijos andan en la verdad.” (3 Juan 1:3,4)
Recordemos que para San Juan “andar en
la verdad” es andar en el amor. La Verdad es Jesucristo, la Verdad es Su
mandamiento de amor: “12 Este es mi
mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. / 13 Nadie tiene
mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (San Juan 15:12,13)
Cuando Juan escuchó de los discípulos el
testimonio de Gayo, se alegró profundamente pues esto significaba que su
trabajo de formación espiritual no había sido en vano y que este hermano había
comprendido qué es seguir a Jesucristo. ¿Hemos comprendido nosotros qué es
verdaderamente seguir a Jesús y ser cristiano? No es saber mucho de la Biblia y
recitarla de memoria; no es cumplir con diezmos y ofrendas; no es cantar lindo
en el culto; no es saber predicar en el púlpito… Si bien todo eso es necesario,
lo más importante es sentir y dar el amor de Jesús a nuestro prójimo. Gran
parte de los cristianos viven haciendo obras de caridad pero no tienen un
verdadero conocimiento y relación con Cristo; y otra gran parte de los
cristianos tiene muchos conocimientos bíblicos pero no obra en amor.
Necesitamos conocer a Jesús, aprender Su Evangelio y practicarlo, es decir amar
en verdad. Sólo así, como Gayo, andaremos en la verdad.
3.
Servía a los
hermanos en la fe
“5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas
algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos” (3
Juan 1:5)
La fidelidad
es una característica del cristiano que ha avanzado en el conocimiento del
Señor, es la firmeza y constancia en el amor a Él y sus hermanos, en las enseñanzas
del Evangelio y en el cumplimiento de ellas y de los compromisos con la
Iglesia. Cuando servimos a los hermanos estamos siendo fieles al Señor y a Sus
enseñanzas:
“25
Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones
se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. /
26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre
vosotros será vuestro servidor, / 27 y el que quiera ser el primero entre
vosotros será vuestro siervo; / 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (San Mateo 20:25-28)
“Porque
vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la
libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los
otros.”
(Gálatas
5:13)
En el caso de
Gayo, prestaba un servicio a hermanos en la fe que él veía por primera vez. Con
esta actitud demostraba tener un corazón abierto al Señor, confiando en Él,
además del discernimiento para darse cuenta que se trataba de buenos hermanos
que cumplían una labor para la Iglesia. Nosotros debiéramos cultivar ese
espíritu cristiano abierto a todo hermano en la fe y no ser tan desconfiados y
prejuiciosos con respecto a hermanos que sirven al Señor de un modo distinto a
nosotros pero que igualmente le aman.
Pero el Señor
nos ha encargado que además amemos a todo prójimo. En primer lugar amamos a
nuestros familiares, sean o no sean cristianos convertidos, son de nuestra
sangre; luego están los amigos, por quienes sentimos gran aprecio, hasta que
por algún motivo nos distanciamos. Tal vez debiéramos revisar esas razones y
orar al Señor para que nos oriente hacia la reconciliación. Y luego están el
resto de los prójimos: los que sufren enfermedades, discapacidades, soledad,
abandono, pobreza y todo tipo de calamidades y necesidades. No esperemos
“sentir” para amar, sino que sencillamente obremos, actuemos.
El servicio
es una actitud. Quien sirve a su prójimo actúa con:
a) Compasión, consolando al afligido.
b) Bondad, ayudando en todo lo que sea
necesario.
c) Buena disposición y alegría.
d) Generosidad.
4.
Practicaba la
hospitalidad
“6
los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en
encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.”
(3 Juan 1:6)
Esos hermanos
que en un principio eran desconocidos para Gayo y que él recibió y atendió muy
bien, dieron testimonio del amor del discípulo de San Juan. Entonces el apóstol
le pide que los acompañe en el servicio que prestan al Señor llevando Su
mensaje. Seguramente ellos deberían, después de entregar algún mensaje del
apóstol y ministrar la Palabra del Señor y su testimonio de fe, continuar hacia
otra comunidad cristiana en otra ciudad. San Juan le pide a Gayo que los
encamine, es decir que les indique el camino que deben seguir para llegar a
ella sin riesgo. En aquellos tiempos, como sucede aún hoy día, había caminos y
lugares peligrosos.
Gayo atendía
bien a sus hermanos y prójimos, era un discípulo que practicaba la hospitalidad
enseñada por Jesús:
“1
Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, / 2 y los
fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y
con ellos come. / 3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo” (San Lucas 15:1-3) Jesús
muchas veces predicaba en un contexto familiar de hospitalidad.
“12
Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a
tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea
que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. / 13 Mas cuando
hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; / 14 y serás bienaventurado; porque ellos no
te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los
justos.”
(San
Lucas 14:12-14) La hospitalidad era para Jesús una estrategia para dar amor
y evangelizar.
“No
os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo,
hospedaron ángeles.”
(Hebreos
13:2) La hospitalidad es un mandato del Señor y debemos ser obedientes a
Él. Es la amabilidad y atención con que un cristiano recibe y acoge a los
visitantes o extranjeros en su casa, en su iglesia y en su tierra. El dar posada
al peregrino es una obra de misericordia:
“35
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; / 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y
me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. / 37 Entonces los justos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o
sediento, y te dimos de beber? / 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te
recogimos, o desnudo, y te cubrimos? / 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la
cárcel, y vinimos a ti? / 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo
que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis.” (San Mateo 25:35-40)
5. Apoyaba a los
misioneros
“7
Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los
gentiles. / 8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que
cooperemos con la verdad.” (3 Juan 1:7,8)
Aquellos hermanos forasteros habían
salido de sus casas y ciudades por amor a Jesucristo para llevar el mensaje del
Evangelio a otros lugares. Eran verdaderos misioneros, predicadores
itinerantes. No aceptaban trabajos ni limosnas de gentiles, sino que se
dirigían sólo a las Iglesias para anunciar a Jesucristo. Eran vehículos de la
vida de Dios en la Iglesia, algo así como el aparato circulatorio del Cuerpo de
Cristo. Dios permitía que estos misioneros llevaran cartas de los apóstoles y
obispos de la época.
A través de la historia de la Iglesia se
ha visto predicadores itinerantes como a partir del siglo XVIII los metodistas
lo hicieron para difundir el mensaje de Dios y los llamaban pastores
itinerantes. Fue el llamado “primer despertar”, movimiento de revitalización
cristiana con la predicación de un cristianismo de revelación personal,
introspectiva y de compromiso espiritual y moral. Este llamado tuvo impacto en
Europa y la América británica. Se renovaron los presbiterianos, holandeses y
alemanes reformados y fortalecieron bautistas y metodistas. En el siglo XIX
ocurrió el “segundo despertar” que alcanzó a los no creyentes añadiendo la
efusión del Espíritu Santo y las conversiones incentivadas por grandes
evangelistas.
San Juan dice que “Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos
con la verdad” o sea apoyar a los predicadores itinerantes, pastores
misioneros, pequeños y grandes evangelistas que llevan el mensaje de iglesia en
iglesia, de ciudad en ciudad. En la actualidad se nomina “misioneros” a todos
aquellos hombres y mujeres cristianas que marchan hacia otras latitudes para
servir a pueblos de ultramar con el Evangelio en palabras y obras. Esos
misioneros también llegan a nuestras tierras. Nuestro deber, como lo hizo Gayo
y encomienda Juan, es recibirlos, apoyarlos y encaminarlos. No todos los
cristianos tienen esta actitud abierta y cariñosa hacia los extranjeros; es algo
que necesitan revisar y replantear en sus vidas. El llamado a la misión es un
llamado de Dios, no es un capricho juvenil ni un sueño adolescente, es un
fuerte sentir por la evangelización y el servicio de aquellos que están muy
lejos de Dios, es el ministerio evangelístico.
Hay diversas formas de apoyar a los
misioneros, evangelistas y apóstoles de hoy:
1. Orar
regularmente por ellos.
2. Orar
específicamente por ellos, con nombres, países y misión.
3. Ofrendar
generosamente a misioneros específicos.
4. Ofrendar generosamente
a organizaciones misioneras.
5. Comunicarse con
misioneros por redes sociales.
6. Recibirles en la
comunidad cristiana y los hogares, ser hospitalarios.
7. Acompañar en la
misión alguna vez.
CONCLUSIÓN
Gayo, discípulo de la época de San Juan,
presentaba unas cualidades dignas de ser imitadas por los cristianos de estos
tiempos: 1) Prosperaba su alma, en
conocimiento, vida devocional y de servicio al Señor y a la Iglesia; 2) Andaba
en la Verdad, es decir conocía a Jesús, tenía una comunión profunda con Él y
practicaba Su Evangelio; 3) Servía a
los hermanos en la fe con compasión,
bondad, buena disposición y generosidad; 4) Practicaba la hospitalidad acogiendo en su casa, iglesia y ciudad a los
visitantes con amabilidad y atención, en obediencia al Evangelio; y 5) Recibía
a los misioneros, apoyándolos y encaminándolos, cooperando con la Verdad.
PARA TRABAJAR EN EL
CENÁCULO:
1)
¿Qué cualidad de Gayo le gustaría desarrollar?
2)
¿Qué
cualidades de los primeros cristianos son las más notorias?
3)
¿Es
mala la prosperidad material?
4)
¿Qué
significa que prospere el alma?
5)
¿Cuál
de estos tres aspectos debe procurar mayormente la Iglesia de hoy: conocimiento, vida devocional, servicio al
prójimo?
6)
¿Cómo puede nuestra iglesia una comunión
profunda con el Señor?
7)
¿Cuándo debemos aplicar compasión en el servicio?
8)
¿Está usted pidiendo a Dios más bondad?
9)
¿Se considera un/a cristiano/a con buena
disposición?
10) ¿Reconoce usted la generosidad en otras personas?
11) ¿Cómo puede la Iglesia practicar hoy día la
hospitalidad?
12) ¿Qué importancia tiene la hospitalidad en la evangelización?
13) ¿Cómo puede nuestra iglesia colaborar con los misioneros?
14) ¿Se considera usted anciano/a para otros hermanos?
15) ¿Qué es
verdaderamente seguir a Jesús y ser cristiano?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
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https://es.wikipedia.org/
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Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al
Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”
·
https://www.biblegateway.com
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https://www.youtube.com/watch?v=wQtMnuBzb4c
Vea este tema en diapositivas en
https://diaporamaspastor.blogspot.com/2020/05/asi-como-prospera-tu-alma.html
1 comentario:
Excelente gracias por la enseñanza
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