LECCIÓN 16
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica: “7
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama,
es nacido de Dios, y conoce a Dios. / 8 El que no ama, no ha conocido a Dios;
porque Dios es amor. / 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros,
en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. / 10
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que
él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
/ 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a
otros. / 12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.” (1
Juan 4:7-12)
Idea central: El Amor verdadero.
Objetivos:
a) Diferenciar el amor
humano del Amor de Dios; b) Comprender y valorar el verdadero Amor; c) Comprender que el
verdadero Amor es un don Divino y no humano, recibido de lo alto; d) Comprender
y experimentar el Amor perfecto que se da por entero a Dios y el prójimo; y e)
Conocer el Amor que es presencia de Dios que permanece y se perfecciona en el
cristiano.
Resumen: En
menor o mayor medida todos hemos experimentado el amor en nuestras vidas, e
incluso hemos sufrido por amor. Pero otra cosa es recibir el Amor de Dios en
nuestro espíritu, sentirlo y darlo. Esta es la vivencia más plena, gratificante
y espiritual que podamos tener en la vida. El Amor de Dios es el Amor
verdadero, no humano, perfecto y presencia Divina en todo discípulo de
Jesucristo.
U
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centrales
de esta epístola de Juan es el Amor. Incluso define a Dios como el Amor,
queriendo expresar que la naturaleza y esencia del Creador es Amor. Ese gran
amor por la Humanidad lo condujo a entregar a Su Hijo para nuestra salvación.
La carta nos habla de que así también debemos ser nosotros, los que hemos sido
alcanzados por Su Amor, criaturas amorosas con nuestro prójimo. Mucho se puede
hablar en este mundo sobre el amor; la música popular y el cine siempre están
exaltando las relaciones de amor y de desamor, pero otra cosa es lo que nos
quiere transmitir Dios por medio de esta carta; al parecer se trata de un Amor
diferente. Lo escribiremos con mayúscula para diferenciarlo de otros amores.
Por eso iniciamos esta enseñanza con la siguiente pregunta:
¿Cómo es el verdadero Amor?
1. Un Amor Divino y no humano.
“7
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama,
es nacido de Dios, y conoce a Dios. / 8 El que no ama, no ha conocido a Dios;
porque Dios es amor.” (1 Juan 4:7,8)
San Juan nos
invita a “amarnos” y la razón que da de esto es porque el “amor” proviene de
Dios. Luego dice que todo el que “ama” ha nacido de Dios y conoce a Dios. En
cambio lo contrario es que no lo ha conocido, es decir no lo ha experimentado.
Finalizan estos dos versículos con la famosa declaración de que “Dios es amor”.
Si Dios es amor
y quien no le conoce no puede amar, entonces el “amor” del cual nos habla San Juan
no es el amor que conocemos, ese que recibimos de nuestros padres, ese que
experimentamos con la esposa o el esposo, aquel que brindamos a los amigos,
tampoco el amor a la patria o a nuestra tierra natal, ni siquiera ese amor que sentimos
cuando ayudamos a un necesitado. Todos esos amores los vive cualquier persona,
sin necesidad de ser convertida a Jesucristo.
Indudablemente
el apóstol nos está hablando de un “amor” totalmente diferente, es un amor que
no podemos inventar, simular, producir en nosotros por nosotros mismos, es un
amor que viene de Dios, de lo alto.
2. Un Amor perfecto.
“9 En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por
él. / 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por
nuestros pecados.” (1 Juan 4:9,10)
El amor que Dios
tiene por los seres humanos se demostró cuando envió a Su Hijo Jesucristo a
morir por nosotros y darnos la vida. Estábamos espiritualmente condenados a la
muerte eterna, pero Dios nos quería vivos junto a Él porque nos ama desde
siempre.
Aquí el apóstol
declara en qué consiste el “amor” al cual se refiere: El Padre envió a Su Hijo para
que muriese por nuestra liberación. ¿Cuál es la naturaleza de ese “amor” del
Padre?
a)
Es el
amor del Creador. Los humanos no podemos entenderlo;
podemos comprender lo que es un amor de papá o mamá, pero distinto es el Amor
de Alguien que nos planificó, soñó y con delicadeza nos creó. Ni un artista
puede comprenderlo, a pesar de ser un creativo que pinta cuadros, esculpe
esculturas, compone música o escribe libros; ya que después de hacerlos puede
olvidarse de ellos y aún rechazarlos cuando descubre sus defectos.
b)
Es el
amor del Único Dios. Los hombres amamos pero de un modo
natural, Dios ama de un modo superior, sobrenatural; como Su Amor no hay otro.
c)
Es
Amor que se sacrifica. Fue capaz de enviar a Su propio Hijo a
la muerte para rescatarnos de las tinieblas; fue capaz de morir por nosotros.
Ningún padre ni ninguna madre normal sería capaz de sacrificar a su hijo por el
bien de otros, pues un hijo es una prolongación de uno mismo; sería como
cortarse un brazo o morir uno mismo por otros.
d)
Es
Amor incondicional. El término griego para este tipo de
amor es “ágape”, en que el que ama tiene en cuenta sólo el bien del ser amado y
es capaz de entregarse en sacrificio. El Amor de Dios no pone condiciones, sólo
hace el bien, es benigno.
e)
Es
Amor propiciatorio. La “propiciación” es una acción
agradable a Dios, con la que Él es movido a piedad y misericordia. El hombre en
pecado no era propicio a Dios, pero Jesucristo, Su vida, palabras,
sentimientos, Su Ser entero sí lo fue para Dios. En el Antiguo Pacto se
ofrecían sacrificios a Dios para cumplir Su justicia y tener a Dios propicio.
Jesucristo se ofreció en la cruz como víctima propiciatoria, satisfaciendo
completamente la Ley: “Porque seré
propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus
iniquidades.” (Hebreos 8:12)
f)
Es
Amor perfecto. El Amor que describe San Pablo: “4 El amor es sufrido, es benigno; el amor
no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; / 5 no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; / 6 no se goza de
la injusticia, mas se goza de la verdad. / 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta.” (1
Corintios 13:4-7)
El Amor Divino
no puede igualarse al amor humano.
3. Un Amor que es presencia de Dios.
“11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos
también nosotros amarnos unos a otros. / 12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos
amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado
en nosotros.” (1 Juan 4:11,12)
Después de
comprendido lo anterior, que el Amor de Dios es diferente al amor humano y que
es un Amor perfecto, puede parecernos esta petición de San Juan como algo
imposible de cumplir por criaturas pecadoras, débiles y limitadas como somos. Su
razonamiento es que si Dios nos ha amado
así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. ¿Nos pide Dios algo
imposible? Claro que no. Si Él lo pide es porque podemos. ¿Cómo lo lograremos?
Por el poder del Espíritu Santo que ha puesto en cada cristiano nacido de
nuevo, como cumplimiento de la oración que hizo Jesús por nosotros: “20 Mas no ruego solamente por éstos, sino
también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, / 21 para que todos sean uno; como tú, oh
Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el
mundo crea que tú me enviaste. / 22 La
gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos
uno.” (San Juan 17:20-22)
Una frase breve se intercala entre estos dos versículos: “Nadie
ha visto jamás a Dios”. ¿Qué relación tiene con la anterior Amados, si Dios nos ha amado
así, debemos también nosotros amarnos unos a otros, y la siguiente que reza
Si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros? Pareciera
que nada tiene que ver con ambas frases este “Nadie ha visto jamás a
Dios”, pero sí hay una relación. No podemos ver a Dios pero podemos ver al
hermano; podemos ver el Cuerpo de Cristo en esta tierra, podemos ver a Dios que
vive en el corazón de cada cristiano convertido. Si miramos al hermano en la fe
como lo que es, un hijo de Dios, un amado por el Señor, uno que es parte de
Cristo mismo, podremos amarle realmente y respetarlo, cuidarlo, comprenderlo,
perdonarlo, en fin aceptarlo como Dios lo acepta.
San Juan dice
que si logramos amarnos unos a otros con ese Amor, esto significa dos cosas:
a)
Dios
permanece en nosotros. Dios vive dentro de nosotros, permanece
en nuestro interior pues se expresa en verdadero Amor hacia el hermano. No
habla acerca de los que no son hermanos en la fe, pero si pensamos que Dios ama
a todo ser humano, entonces también nosotros amaremos como Él a los que son
nuestros “semejantes”, “...Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas,
y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” (San Lucas 10:27)
b)
Su
amor se ha perfeccionado en nosotros. El Amor que Él
derramó en nuestro interior por medio del Espíritu Santo, ha crecido y ahora se
manifiesta en amor por los hermanos y por todo ser humano. Necesitamos que el
Amor se perfeccione en nuestra vida. Dispongámonos a ello.
CONCLUSIÓN.
Es preciso diferenciar el amor humano en sus
distintas expresiones, del Amor de Dios. Nuestros amores humanos son volubles y
no siempre muy fuertes, a veces con interés, desconfianza y mentira. No es el
Amor del cual nos habla la Biblia, el Amor de Dios. El verdadero Amor es: 1) Un Amor Divino y no humano,
un don recibido de lo alto; 2) Un Amor perfecto que se da por entero a Dios y
el prójimo, sin esperar recompensas; y 3) Un Amor que es presencia de Dios que
permanece y se perfecciona en el cristiano.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cuál es para San Juan la naturaleza y
esencia de Dios?
2)
¿Si Dios es Amor, por qué castiga, permite el
dolor y somete a disciplina a Sus criaturas?
3)
¿Cuál es la máxima expresión de amor que Dios ha
tenido por el ser humano?
4)
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hermanos en la
fe a crecer en el Amor?
5)
¿Qué es para usted ser una persona amorosa con
su prójimo?
6)
¿Qué contenidos reales y falsos transmiten los
medios de difusión acerca del amor?
7) ¿Cuáles son las
principales diferencias entre el amor humano y el Amor Divino?
8)
¿Cuándo experimenta usted ese Amor que viene de lo alto?
9)
¿De qué
modo podemos perfeccionarnos en el Amor que Dios nos ha dado?
10) ¿El
Amor cristiano es imitar a Jesús o dejar que Él viva en nosotros?
11) ¿Qué
es vivir en Jesús?
12) ¿Qué
significa “Dios es Amor”?
13) ¿Qué
habría sucedido con la Humanidad si Jesús no hubiese venido a la Tierra?
14) ¿Qué
cosa nueva ha aprendido de esta enseñanza?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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Pérez Millos, Samuel
“Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento –
Hebreos”
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https://www.biblegateway.com
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Biblioteca en Línea Watchtower.
Disponible en: https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1976807
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