EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 15
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica: “1
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. / 2 En esto conoced el
Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,
es de Dios; / 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en
carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros
habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. / 4 Hijitos, vosotros
sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros,
que el que está en el mundo. / 5 Ellos
son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. / 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a
Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu
de verdad y el espíritu de error.” (1 Juan 4:1-6)
Idea central: Medidas para enfrentar los
espíritus.
Objetivos:
a) Comprender
que en nuestras relaciones
interpersonales nos enfrentamos a las personas y sus espíritus; b) Capacitarnos
para enfrentar adecuadamente los distintos espíritus; c) Precavernos contra los
malos espíritus y actuar adecuadamente con los buenos espíritus; d) Probar
los espíritus si son de Dios o del Diablo; e) Detectar los espíritus, probándoles si creen en
Jesús, conforme a la doctrina; y f) Discernir los espíritus, discriminando
entre espíritus de verdad y espíritus de error.
Resumen: Aunque
es grande la variedad de personas y personalidades, en lo espiritual se pueden
distinguir sólo dos: Espíritus de verdad y espíritus de error. Para no ser
confundidos, la Palabra nos aconseja probar, detectar y discernir los
espíritus.
E
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l mundo está bajo el Maligno, asegura San Juan: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo
entero está bajo el maligno.” (1
Juan 5:19) Sin embargo muchos hemos sido sacados de esa influencia maligna:
“12 con gozo dando gracias al Padre que
nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; / 13 el
cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de
su amado Hijo” (Colosenses 1:12,13)
De lo anterior
se desprende que haya dos tipos de espíritu en este mundo: Los que son de Dios
y los que son del Diablo; los que viven bajo el gobierno de la Luz y los que
viven bajo el gobierno de la oscuridad; los que están en el Reino de Dios y los
que están en el Reino de Tinieblas. No hay grises ni situaciones intermedias en
esto: Tienes un buen espíritu o tienes un espíritu malo gobernando dentro de
ti.
En el contacto
con la gente, sean cristianos o no, parezcan buenas o malas personas, tengan la
filosofía de vida, doctrina o religión que sea, nos enfrentamos a “espíritus”,
los que pueden ser de la Luz o de la oscuridad, de Cristo o del Diablo. Muchos
de ellos podrán ser nuestros mismos “hermanos”, considerados así porque
pertenecen a nuestra congregación, pero eso no los califica para ser
considerados “hijos de luz”. El Diablo a veces se viste como ángel de luz: “13 Porque éstos son falsos apóstoles,
obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. / 14 Y no es
maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” (2 Corintios 11:14)
No se trata de
andar con desconfianza permanente por la vida, pero sí con cautela y prudencia.
Es necesario tener una actitud inteligente ante los espíritus de las personas.
Muchos errores, fracasos, molestias, desilusiones y tragedias evitaríamos en la
Iglesia y la sociedad si tuviésemos en cuenta que estamos frente a espíritus y
cómo debemos tratar con ellos.
¿Cómo debemos actuar frente a los
espíritus?
1.
Probar los espíritus.
“1
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” (1
Juan 4:1)
·
La advertencia de Dios es “no creáis a todo espíritu”.
Hay dos tipos de
personas: Los crédulos, inocentes o naif, que creen cualquier cosa, fáciles de
embaucar y ser engañados por espíritus de error; otros son los incrédulos,
desconfiados, que siempre ven maldad o algo oscuro en el prójimo. Necesitamos
un punto de equilibrio entre ambas actitudes. Lo mejor es no dejarse llevar por
las apariencias ni por la emoción. Hay quienes aparentan santidad, sabiduría y
alguna virtud apreciada como piedad o misericordia, pero en verdad son “lobos
con piel de oveja”: “Guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro
son lobos rapaces.” (San Mateo 7:15)
La emoción también puede confundirnos en la evaluación de los espíritus:
Alguien que ha tenido una conversión “espectacular”, muy histriónica, o que es
un gran colaborador material con la obra, puede ser considerado, erróneamente,
como una persona de gran espiritualidad.
La Palabra
advierte “no creáis a todo espíritu”.
Así de simple: no creer a la primera vista o primera manifestación. La mayoría
de las personas se deja llevar por ese primer vistazo que hacemos de alguien y se
queda con esa percepción para siempre. En Psicología esto se llama “constancia
perceptual”. Se utiliza mucho este concepto en publicidad y relaciones humanas,
para manipular la imagen que se tiene de alguien. Pero en la Iglesia “no creáis a todo espíritu”. ¿Qué hacer,
entonces?
·
El consejo Divino es “probad los espíritus si son de Dios”.
Probar es poner
a prueba para verificar la eficacia de algo o alguien. También es hacer que
alguien realice una acción o ponerle en tal situación para reconocer cómo reacciona
y cuáles son sus fortalezas. Es lo que se hace con un estudiante, luego de
entregarle conocimientos; se le hace una “prueba” oral o escrita para que allí
manifieste sus aprendizajes. Es lo que hace un patrón con sus obreros, le
ordena realizar una tarea y lo observa para ver su desempeño. Tanto en las
universidades como en las empresas se hacen “pruebas” de selección que indican
si la persona tiene las condiciones básicas para ese estudio o trabajo.
¿Cómo se prueba
que un espíritu es realmente de Dios, que es un verdadero cristiano? La
enseñanza anterior nos mostraba los indicadores que reflejan al verdadero
cristiano: 1) Tiene paz y
confianza en Dios; 2) Guarda los mandamientos de Jesús; y 3) Tiene el Espíritu
Santo. Si el supuesto “cristiano” vive con todo tipo de culpabilidades y además
juzga y culpa a otros, de seguro que no ha recibido el perdón de Dios, no ha
vivido la conversión, no ha atravesado la Puerta del Reino; por tanto no tiene
la paz y confianza de Dios. Si este “cristiano” no sabe perdonar, guarda
rencor, no se nota en él o ella un desarrollo del Amor, es que no está
guardando uno de los principales mandamientos de Jesús; si aún pone delante de
sí otros dioses y otros maestros, es que no ha tenido un real encuentro con
Jesucristo, el Hijo de Dios y no cumple con el mandato de creer en Él: “Y este es su mandamiento: Que creamos en el
nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.”
(1 Juan 3:23)
La observación
de las conductas nos da a conocer si los espíritus son realmente de Dios. La
mejor observación es la que se hace durante la acción de las personas. Las
actividades de la Iglesia (cultos, evangelización, discipulado, servicio al
prójimo, etc.) nos permiten detectar en las actitudes de los creyentes, la
autenticidad de su fe y así probar “los
espíritus si son de Dios”.
·
La razón de esta advertencia y consejo
es que “muchos falsos profetas han salido
por el mundo.”
Es necesario
probar los espíritus si son de Dios, ya que hay falsos cristianos que engañan
al mundo. El apóstol hace esta advertencia basado en que “muchos falsos profetas han salido por el mundo.” Un profeta es uno
que anuncia hechos futuros, pero también es uno que anuncia una visión. A veces
llegan o se levantan en medio de la Iglesia personas con una visión que
contradice la doctrina bíblica; acompañan a esa visión, rebeldía contra la
autoridad y ambiciones de liderazgo. No hay que confundir esos espíritus de
error con los verdaderos profetas, los que tienen el don.
Probar los
espíritus es muy necesario para evitar la confusión y desorientación de los
demás miembros de la Iglesia. Probar si los espíritus son de Dios es una tarea
que todo cristiano debiera ejercer y no solamente los que están en posición de
liderazgo. Todos necesitamos defendernos de falsas doctrinas, actitudes
anticristianas y manipulaciones de las tinieblas.
2.
Detectar los espíritus.
“2
En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo
ha venido en carne, es de Dios; / 3 y todo espíritu que no confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del
anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el
mundo.” (1
Juan 4:2,3)
·
La forma de reconocer al verdadero
cristiano es “que confiesa que Jesucristo
ha venido en carne”
Confesar que
Jesucristo existió realmente y que es el Cristo encarnado, o sea Dios hecho
humano, es una característica fundamental del cristiano. Es más que una
declaración filosófica o manifestación de una teoría; es creer realmente que
esto es cierto.
Juan enfatiza
este hecho, “que Jesucristo ha venido en
carne”, en respuesta a la herejía gnóstica de su época que pretendía que
era imposible que Jesús tuviera un cuerpo de carne humana pues consideraban
inmundo todo lo natural y postulaban que Jesús vino con sólo una apariencia de
hombre. Sin embargo es absolutamente necesario creer que Jesús, el Hijo de
Dios, se hizo hombre verdadero para vivir nuestra vida y morir en lugar de
nosotros.
Varios siglos
tuvo la Iglesia este problema doctrinal dentro de sus miembros, hasta que en el
año 451 DC, en el Concilio de Calcedonia se declaró que en Jesucristo coexistía
la naturaleza humana con la naturaleza Divina, que Jesucristo era verdadero
Dios y verdadero Hombre.
Actualmente algunos
creyentes piensan que Jesús no es Dios, sólo un hombre con facultades
superiores a cualquier otro hombre; otros piensan que Jesús está separado del
Padre y del Espíritu Santo, que la Santísima Trinidad es un invento; como otros
creen que sólo existe Jesús como Dios. Pero la mayoría de los cristianos
pensamos que Jesucristo es el Hijo de Dios que se hizo Hombre, que es la
Segunda Persona de la Trinidad, que murió por nosotros y resucitó victorioso
sobre la carne, el pecado y las tinieblas, todo lo que declara el Credo
Apostólico.
·
El que niega que Jesús “ha venido en carne” y plantea una idea
distinta, no es de Dios.
Hoy día hay
quienes niegan la Divinidad de Jesucristo y quieren humanizarlo al extremo,
diciendo que tuvo mujer, que fue padre y aún que su cuerpo está en una tumba en
oriente. Dicen algunos que Jesús es un mito creado y dudan de Su existencia. En
general estas ideas ponen un manto de duda sobre las Escrituras y la Iglesia;
sacan a colación los libros apócrifos, insinúan maquinaciones de las
autoridades eclesiásticas y ponen oído a leyendas propagadas por sectas
esotéricas y gnósticas. Todo ello apunta en contra de la doctrina enseñada por
los apóstoles y registrada en los evangelios, escritos y cartas dejados por los
apóstoles en el Nuevo Testamento.
Jesús, el Hijo
de Dios, se hizo humano porque era necesario que Dios experimentara nuestra
condición, pero sin caer en el pecado y se entregara al castigo por nuestros
pecados, en la cruz. Su Espíritu Santo le levantó al tercer día, de entre los
muertos, declarando así la victoria definitiva de Dios sobre el mal.
·
“El espíritu del anticristo” niega
que Jesús haya venido a esta Tierra; niega la Divinidad de Jesucristo; y niega
que Jesús resucitara.
¿Qué espíritu
mueve a una persona en todas sus acciones? Es muy necesario que aprendamos a
detectar ese espíritu. Detectar significa captar o notar la presencia de algo o
alguien. Además es percibir lo oculto en lo que alguien dice o hace.
Necesitamos detectar qué espíritu mueve a las personas. Puede ser el Espíritu
de Cristo, pero también podría ser el espíritu del Anticristo.
El Anticristo se
opone a Jesús y a Dios, a la Sagrada Escritura y a la Verdad contenida en ella.
El Anticristo no posee el Amor sino intolerancia, maldad, orgullo, desatención,
egoísmo, ansiedad, adustez, impiedad, tacañería...
Tales sentimientos y conductas no son fruto de Dios y delatan al que tiene un
espíritu anticristiano.
“El
espíritu del anticristo” niega los hechos más importantes de la
fe: 1) Que el Hijo de Dios vino a esta Tierra; 2) La Divinidad de Jesucristo,
Hijo de Dios; y 3) Que Jesús resucitó y ahora vive eternamente en cuerpo
glorificado.
Detectar los
espíritus que se nos presentan dentro o fuera de la Iglesia es muy importante
para discernir qué estrategia usaremos para atraerlos al Señor o para
acercarlos más a Él. También es bueno para nuestro desarrollo personal
espiritual crecer en sensibilidad espiritual. Muy tempranamente la Escritura
señala que debemos aprender a discernir entre lo puro y lo impuro: “para poder discernir entre lo santo y lo
profano, y entre lo inmundo y lo limpio”
(Levítico 10:10) Es facultad de
quien tiene el Espíritu Santo, poder discernir las cosas de Dios: “Pero el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:14)
3.
Discernir los espíritus.
“4
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que
está en vosotros, que el que está en el mundo.
/ 5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los
oye. / 6 Nosotros somos de Dios; el que
conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el
espíritu de verdad y el espíritu de error.” (1 Juan 4:4-6)
·
Los que somos
de Dios hemos vencido a las
tinieblas.
Desde el día que entregamos la vida al Señor, somos victoriosos con Él.
Es cierto que a veces caemos más nos volvemos a levantar con Su poder; perdemos
batallas pero jamás perderemos la guerra puesto que Jesús venció en la cruz.
·
El Espíritu
que vive dentro de nosotros es más poderoso que el espíritu de las tinieblas
que vive en los que están en el mundo.
El Espíritu Santo es más poderoso que el espíritu del Diablo porque no
hay espíritu superior en poder al Espíritu del Dios Todopoderoso. Decimos con
San Pablo: “...Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros?”
(Romanos 8:31)
·
Los que son
del mundo “hablan del
mundo” y
son escuchados y admirados por el mundo.
A veces los
cristianos perseguimos las cosas del mundo, como la fama, el poder, el dinero,
los placeres de esta vida, pero todo ello es pasajero, temporal, limitado sólo
a esta existencia y no trasciende para la eternidad. Son, como dice el
Evangelio, “tesoros en la tierra”. Si lo que buscamos es sólo eso, estamos muy
equivocados; pero si utilizamos aquella fama, aquel poder o aquel dinero para
dar testimonio de Jesucristo y Su Evangelio, estaremos haciendo algo muy inteligente
para Dios, “tesoros en los cielos”, poniendo en práctica la enseñanza de Jesús
cuando dice: “...Ganad amigos por medio
de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las
moradas eternas.” (San Lucas 16:9)
·
Nosotros, los que somos de Dios, somos
oídos por los que conocen a Dios.
Es más probable
que los cristianos seamos escuchados y valorados por otros cristianos, aunque
lamentablemente también suele haber entre nosotros opiniones contrarias,
ciertas rencillas, competencias, envidias y hasta afanes de liderazgo. Sobra
decir que esto no debe ser así, debemos respetarnos y aceptarnos mutuamente en
nuestras diversas formas de servir al Señor. Los cristianos podemos discernir
por medio del Espíritu Santo, quienes son realmente hijos de Dios y quiénes no.
·
Hay sólo dos espíritus en el mundo: “el espíritu de verdad y el espíritu de
error”.
Discriminar es ver o percibir dos conceptos o dos realidades como
diferentes. Discriminamos entre la luz y la oscuridad, lo grande y lo pequeño,
lo celestial y lo terrestre, lo humano y lo animal, lo bueno y lo malo, etc. En
este caso discriminamos entre “el espíritu de verdad y el espíritu de
error”, el Espíritu de Dios y el espíritu del Diablo, el
Espíritu del Cristo y el espíritu del Anticristo.
Por el discernimiento que nos da el Espíritu Santo podemos discriminar
entre ambos espíritus, “el
espíritu de verdad y el espíritu de error”. El
discernimiento de espíritus es también un don específico dado a algunos
hermanos en forma más intensa: “7 Pero a
cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. /... / 10 A
otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de
espíritus...” (1 Corintios 12:7,10)
En base a ese
conocimiento podremos interactuar en forma adecuada con cada persona, según su
espíritu.
CONCLUSIÓN.
En nuestras relaciones interpersonales nos enfrentamos a las personas y
sus espíritus. Para precavernos de malos espíritus y actuar adecuadamente con
todos, es necesario tener en cuenta las siguientes acciones: 1) Probar
los espíritus si son de Dios o del Diablo; 2) Detectar los
espíritus, probándoles si creen en Jesús, conforme a la doctrina; y 3) Discernir
los espíritus, discriminando entre el espíritu de verdad y el espíritu de error.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Analiza usted a las personas por sus
modales y costumbres, sus actuaciones, sus palabras u otros aspectos?
2)
¿Cree que las
personas tengan “espíritus” o entidades dentro de sí?
3)
¿Cómo puede la Iglesia probar los
espíritus si son o no de Dios?
4)
¿Qué tan importante es la doctrina de
una persona?
5)
¿Qué se puede considerar un espíritu de
error?
6)
¿Por qué San
Juan dice que “el mundo entero está bajo el maligno”?
7)
¿Qué clases de espíritus señala San Juan
en esta epístola?
8)
¿Cómo debemos actuar frente a espíritus
de oscuridad opuestos a Jesucristo?
9)
¿Cómo se disfraza hoy en día el Diablo
para engañar?
10)
¿Invita esta enseñanza a la
desconfianza, la cautela o la prudencia?
11)
¿Es una actitud inteligente preocuparnos
de discernir los espíritus de las personas y por qué?
12) ¿Por
qué en la Iglesia se enseña la máxima “no
creáis a todo espíritu”?
13) ¿Qué
propósitos tienen las “pruebas” en los siguientes casos: estudiantes,
trabajadores, discípulos?
14) ¿Cómo
se puede identificar un falso cristiano?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina,
Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia”
Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
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MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson
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(1979) “Dios
Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
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(1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de:
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“Nuevo
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http://www.rae.es/
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“Concordancia
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Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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https://es.wikipedia.org/
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Pérez Millos, Samuel
“Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento –
Hebreos”
·
https://www.biblegateway.com
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