domingo, enero 12, 2020

CONOCER LOS ESPÍRITUS.


EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 15



© Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: “1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. / 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; / 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. / 4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.  / 5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.  / 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.” (1 Juan 4:1-6)

Idea central: Medidas para enfrentar los espíritus.

Objetivos: a) Comprender que en nuestras relaciones interpersonales nos enfrentamos a las personas y sus espíritus; b) Capacitarnos para enfrentar adecuadamente los distintos espíritus; c) Precavernos contra los malos espíritus y actuar adecuadamente con los buenos espíritus; d) Probar los espíritus si son de Dios o del Diablo; e) Detectar los espíritus, probándoles si creen en Jesús, conforme a la doctrina; y f) Discernir los espíritus, discriminando entre espíritus de verdad y espíritus de error.

Resumen: Aunque es grande la variedad de personas y personalidades, en lo espiritual se pueden distinguir sólo dos: Espíritus de verdad y espíritus de error. Para no ser confundidos, la Palabra nos aconseja probar, detectar y discernir los espíritus.


E
l mundo está bajo el Maligno, asegura San Juan: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” (1 Juan 5:19) Sin embargo muchos hemos sido sacados de esa influencia maligna: “12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; / 13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:12,13)

De lo anterior se desprende que haya dos tipos de espíritu en este mundo: Los que son de Dios y los que son del Diablo; los que viven bajo el gobierno de la Luz y los que viven bajo el gobierno de la oscuridad; los que están en el Reino de Dios y los que están en el Reino de Tinieblas. No hay grises ni situaciones intermedias en esto: Tienes un buen espíritu o tienes un espíritu malo gobernando dentro de ti.

En el contacto con la gente, sean cristianos o no, parezcan buenas o malas personas, tengan la filosofía de vida, doctrina o religión que sea, nos enfrentamos a “espíritus”, los que pueden ser de la Luz o de la oscuridad, de Cristo o del Diablo. Muchos de ellos podrán ser nuestros mismos “hermanos”, considerados así porque pertenecen a nuestra congregación, pero eso no los califica para ser considerados “hijos de luz”. El Diablo a veces se viste como ángel de luz: “13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. / 14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” (2 Corintios 11:14)

No se trata de andar con desconfianza permanente por la vida, pero sí con cautela y prudencia. Es necesario tener una actitud inteligente ante los espíritus de las personas. Muchos errores, fracasos, molestias, desilusiones y tragedias evitaríamos en la Iglesia y la sociedad si tuviésemos en cuenta que estamos frente a espíritus y cómo debemos tratar con ellos.


¿Cómo debemos actuar frente a los espíritus?

1.      Probar los espíritus.
“1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” (1 Juan 4:1)

·         La advertencia de Dios es “no creáis a todo espíritu”.

Hay dos tipos de personas: Los crédulos, inocentes o naif, que creen cualquier cosa, fáciles de embaucar y ser engañados por espíritus de error; otros son los incrédulos, desconfiados, que siempre ven maldad o algo oscuro en el prójimo. Necesitamos un punto de equilibrio entre ambas actitudes. Lo mejor es no dejarse llevar por las apariencias ni por la emoción. Hay quienes aparentan santidad, sabiduría y alguna virtud apreciada como piedad o misericordia, pero en verdad son “lobos con piel de oveja”: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” (San Mateo 7:15) La emoción también puede confundirnos en la evaluación de los espíritus: Alguien que ha tenido una conversión “espectacular”, muy histriónica, o que es un gran colaborador material con la obra, puede ser considerado, erróneamente, como una persona de gran espiritualidad.

La Palabra advierte “no creáis a todo espíritu”. Así de simple: no creer a la primera vista o primera manifestación. La mayoría de las personas se deja llevar por ese primer vistazo que hacemos de alguien y se queda con esa percepción para siempre. En Psicología esto se llama “constancia perceptual”. Se utiliza mucho este concepto en publicidad y relaciones humanas, para manipular la imagen que se tiene de alguien. Pero en la Iglesia “no creáis a todo espíritu”. ¿Qué hacer, entonces?

·         El consejo Divino es “probad los espíritus si son de Dios”.

Probar es poner a prueba para verificar la eficacia de algo o alguien. También es hacer que alguien realice una acción o ponerle en tal situación para reconocer cómo reacciona y cuáles son sus fortalezas. Es lo que se hace con un estudiante, luego de entregarle conocimientos; se le hace una “prueba” oral o escrita para que allí manifieste sus aprendizajes. Es lo que hace un patrón con sus obreros, le ordena realizar una tarea y lo observa para ver su desempeño. Tanto en las universidades como en las empresas se hacen “pruebas” de selección que indican si la persona tiene las condiciones básicas para ese estudio o trabajo.

¿Cómo se prueba que un espíritu es realmente de Dios, que es un verdadero cristiano? La enseñanza anterior nos mostraba los indicadores que reflejan al verdadero cristiano: 1) Tiene paz y confianza en Dios; 2) Guarda los mandamientos de Jesús; y 3) Tiene el Espíritu Santo. Si el supuesto “cristiano” vive con todo tipo de culpabilidades y además juzga y culpa a otros, de seguro que no ha recibido el perdón de Dios, no ha vivido la conversión, no ha atravesado la Puerta del Reino; por tanto no tiene la paz y confianza de Dios. Si este “cristiano” no sabe perdonar, guarda rencor, no se nota en él o ella un desarrollo del Amor, es que no está guardando uno de los principales mandamientos de Jesús; si aún pone delante de sí otros dioses y otros maestros, es que no ha tenido un real encuentro con Jesucristo, el Hijo de Dios y no cumple con el mandato de creer en Él: “Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.”  (1 Juan 3:23)

La observación de las conductas nos da a conocer si los espíritus son realmente de Dios. La mejor observación es la que se hace durante la acción de las personas. Las actividades de la Iglesia (cultos, evangelización, discipulado, servicio al prójimo, etc.) nos permiten detectar en las actitudes de los creyentes, la autenticidad de su fe y así probar “los espíritus si son de Dios”.

·         La razón de esta advertencia y consejo es que “muchos falsos profetas han salido por el mundo.”

Es necesario probar los espíritus si son de Dios, ya que hay falsos cristianos que engañan al mundo. El apóstol hace esta advertencia basado en que “muchos falsos profetas han salido por el mundo.” Un profeta es uno que anuncia hechos futuros, pero también es uno que anuncia una visión. A veces llegan o se levantan en medio de la Iglesia personas con una visión que contradice la doctrina bíblica; acompañan a esa visión, rebeldía contra la autoridad y ambiciones de liderazgo. No hay que confundir esos espíritus de error con los verdaderos profetas, los que tienen el don.

Probar los espíritus es muy necesario para evitar la confusión y desorientación de los demás miembros de la Iglesia. Probar si los espíritus son de Dios es una tarea que todo cristiano debiera ejercer y no solamente los que están en posición de liderazgo. Todos necesitamos defendernos de falsas doctrinas, actitudes anticristianas y manipulaciones de las tinieblas.


2.      Detectar los espíritus.
“2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; / 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” (1 Juan 4:2,3)

·         La forma de reconocer al verdadero cristiano es “que confiesa que Jesucristo ha venido en carne”

Confesar que Jesucristo existió realmente y que es el Cristo encarnado, o sea Dios hecho humano, es una característica fundamental del cristiano. Es más que una declaración filosófica o manifestación de una teoría; es creer realmente que esto es cierto.

Juan enfatiza este hecho, “que Jesucristo ha venido en carne”, en respuesta a la herejía gnóstica de su época que pretendía que era imposible que Jesús tuviera un cuerpo de carne humana pues consideraban inmundo todo lo natural y postulaban que Jesús vino con sólo una apariencia de hombre. Sin embargo es absolutamente necesario creer que Jesús, el Hijo de Dios, se hizo hombre verdadero para vivir nuestra vida y morir en lugar de nosotros.

Varios siglos tuvo la Iglesia este problema doctrinal dentro de sus miembros, hasta que en el año 451 DC, en el Concilio de Calcedonia se declaró que en Jesucristo coexistía la naturaleza humana con la naturaleza Divina, que Jesucristo era verdadero Dios y verdadero Hombre.

Actualmente algunos creyentes piensan que Jesús no es Dios, sólo un hombre con facultades superiores a cualquier otro hombre; otros piensan que Jesús está separado del Padre y del Espíritu Santo, que la Santísima Trinidad es un invento; como otros creen que sólo existe Jesús como Dios. Pero la mayoría de los cristianos pensamos que Jesucristo es el Hijo de Dios que se hizo Hombre, que es la Segunda Persona de la Trinidad, que murió por nosotros y resucitó victorioso sobre la carne, el pecado y las tinieblas, todo lo que declara el Credo Apostólico.

·         El que niega que Jesús “ha venido en carne” y plantea una idea distinta, no es de Dios.

Hoy día hay quienes niegan la Divinidad de Jesucristo y quieren humanizarlo al extremo, diciendo que tuvo mujer, que fue padre y aún que su cuerpo está en una tumba en oriente. Dicen algunos que Jesús es un mito creado y dudan de Su existencia. En general estas ideas ponen un manto de duda sobre las Escrituras y la Iglesia; sacan a colación los libros apócrifos, insinúan maquinaciones de las autoridades eclesiásticas y ponen oído a leyendas propagadas por sectas esotéricas y gnósticas. Todo ello apunta en contra de la doctrina enseñada por los apóstoles y registrada en los evangelios, escritos y cartas dejados por los apóstoles en el Nuevo Testamento.

Jesús, el Hijo de Dios, se hizo humano porque era necesario que Dios experimentara nuestra condición, pero sin caer en el pecado y se entregara al castigo por nuestros pecados, en la cruz. Su Espíritu Santo le levantó al tercer día, de entre los muertos, declarando así la victoria definitiva de Dios sobre el mal.

·          “El espíritu del anticristo” niega que Jesús haya venido a esta Tierra; niega la Divinidad de Jesucristo; y niega que Jesús resucitara.

¿Qué espíritu mueve a una persona en todas sus acciones? Es muy necesario que aprendamos a detectar ese espíritu. Detectar significa captar o notar la presencia de algo o alguien. Además es percibir lo oculto en lo que alguien dice o hace. Necesitamos detectar qué espíritu mueve a las personas. Puede ser el Espíritu de Cristo, pero también podría ser el espíritu del Anticristo.

El Anticristo se opone a Jesús y a Dios, a la Sagrada Escritura y a la Verdad contenida en ella. El Anticristo no posee el Amor sino intolerancia, maldad, orgullo, desatención, egoísmo, ansiedad, adustez, impiedad, tacañería... Tales sentimientos y conductas no son fruto de Dios y delatan al que tiene un espíritu anticristiano.

“El espíritu del anticristo” niega los hechos más importantes de la fe: 1) Que el Hijo de Dios vino a esta Tierra; 2) La Divinidad de Jesucristo, Hijo de Dios; y 3) Que Jesús resucitó y ahora vive eternamente en cuerpo glorificado.

Detectar los espíritus que se nos presentan dentro o fuera de la Iglesia es muy importante para discernir qué estrategia usaremos para atraerlos al Señor o para acercarlos más a Él. También es bueno para nuestro desarrollo personal espiritual crecer en sensibilidad espiritual. Muy tempranamente la Escritura señala que debemos aprender a discernir entre lo puro y lo impuro: para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio” (Levítico 10:10) Es facultad de quien tiene el Espíritu Santo, poder discernir las cosas de Dios: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:14)


3.      Discernir los espíritus.
“4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.  / 5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.  / 6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.” (1 Juan 4:4-6)

·         Los que somos de Dios hemos vencido a las tinieblas.

Desde el día que entregamos la vida al Señor, somos victoriosos con Él. Es cierto que a veces caemos más nos volvemos a levantar con Su poder; perdemos batallas pero jamás perderemos la guerra puesto que Jesús venció en la cruz.

·         El Espíritu que vive dentro de nosotros es más poderoso que el espíritu de las tinieblas que vive en los que están en el mundo.

El Espíritu Santo es más poderoso que el espíritu del Diablo porque no hay espíritu superior en poder al Espíritu del Dios Todopoderoso. Decimos con San Pablo: “...Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31)

·         Los que son del mundo “hablan del mundo” y son escuchados y admirados por el mundo.

A veces los cristianos perseguimos las cosas del mundo, como la fama, el poder, el dinero, los placeres de esta vida, pero todo ello es pasajero, temporal, limitado sólo a esta existencia y no trasciende para la eternidad. Son, como dice el Evangelio, “tesoros en la tierra”. Si lo que buscamos es sólo eso, estamos muy equivocados; pero si utilizamos aquella fama, aquel poder o aquel dinero para dar testimonio de Jesucristo y Su Evangelio, estaremos haciendo algo muy inteligente para Dios, “tesoros en los cielos”, poniendo en práctica la enseñanza de Jesús cuando dice: “...Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.” (San Lucas 16:9)

·         Nosotros, los que somos de Dios, somos oídos por los que conocen a Dios.

Es más probable que los cristianos seamos escuchados y valorados por otros cristianos, aunque lamentablemente también suele haber entre nosotros opiniones contrarias, ciertas rencillas, competencias, envidias y hasta afanes de liderazgo. Sobra decir que esto no debe ser así, debemos respetarnos y aceptarnos mutuamente en nuestras diversas formas de servir al Señor. Los cristianos podemos discernir por medio del Espíritu Santo, quienes son realmente hijos de Dios y quiénes no.

·         Hay sólo dos espíritus en el mundo: “el espíritu de verdad y el espíritu de error”.

Discriminar es ver o percibir dos conceptos o dos realidades como diferentes. Discriminamos entre la luz y la oscuridad, lo grande y lo pequeño, lo celestial y lo terrestre, lo humano y lo animal, lo bueno y lo malo, etc. En este caso discriminamos entre el espíritu de verdad y el espíritu de error”, el Espíritu de Dios y el espíritu del Diablo, el Espíritu del Cristo y el espíritu del Anticristo.

Por el discernimiento que nos da el Espíritu Santo podemos discriminar entre ambos espíritus, “el espíritu de verdad y el espíritu de error”. El discernimiento de espíritus es también un don específico dado a algunos hermanos en forma más intensa: “7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. /... / 10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus...” (1 Corintios 12:7,10)

En base a ese conocimiento podremos interactuar en forma adecuada con cada persona, según su espíritu.


CONCLUSIÓN.
En nuestras relaciones interpersonales nos enfrentamos a las personas y sus espíritus. Para precavernos de malos espíritus y actuar adecuadamente con todos, es necesario tener en cuenta las siguientes acciones: 1) Probar los espíritus si son de Dios o del Diablo; 2) Detectar los espíritus, probándoles si creen en Jesús, conforme a la doctrina; y 3) Discernir los espíritus, discriminando entre el espíritu de verdad y el espíritu de error.


PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)      ¿Analiza usted a las personas por sus modales y costumbres, sus actuaciones, sus palabras u otros aspectos?
2)      ¿Cree que las personas tengan “espíritus” o entidades dentro de sí?
3)      ¿Cómo puede la Iglesia probar los espíritus si son o no de Dios?
4)      ¿Qué tan importante es la doctrina de una persona?
5)      ¿Qué se puede considerar un espíritu de error?
6)      ¿Por qué San Juan dice que el mundo entero está bajo el maligno”?
7)      ¿Qué clases de espíritus señala San Juan en esta epístola?
8)      ¿Cómo debemos actuar frente a espíritus de oscuridad opuestos a Jesucristo?
9)      ¿Cómo se disfraza hoy en día el Diablo para engañar?
10)  ¿Invita esta enseñanza a la desconfianza, la cautela o la prudencia?
11)  ¿Es una actitud inteligente preocuparnos de discernir los espíritus de las personas y por qué?
12)  ¿Por qué en la Iglesia se enseña la máxima “no creáis a todo espíritu”?
13)  ¿Qué propósitos tienen las “pruebas” en los siguientes casos: estudiantes, trabajadores, discípulos?
14)  ¿Cómo se puede identificar un falso cristiano?


BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·         Reina, Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
·         MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
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·         “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
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·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·         Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·         (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·         https://es.wikipedia.org/

·         Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”

·         https://www.biblegateway.com

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