EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 14
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica: “19
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones
delante de él; / 20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro
corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. / 21 Amados, si nuestro corazón no
nos reprende, confianza tenemos en Dios; / 22 y cualquiera cosa que pidiéremos
la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas
que son agradables delante de él. / 23 Y este es su mandamiento: Que creamos en
el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha
mandado. / 24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en
él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha
dado.” (1 Juan 3:19-24)
Idea central: Indicadores de un cristiano
verdadero.
Objetivos:
a) Identificar
las conductas objetivas que hacen de un creyente verdadero cristiano, según San
Juan; b) Valorar y desarrollar la paz que adquirimos a raíz del perdón de
nuestras conciencias por Dios; c) Valorar y experimentar la plena confianza y
fe en Dios, que nos ha salvado en Cristo; d) Comprender la importancia de poner
por obra las enseñanzas y mandamientos de Cristo; e) Conocer y practicar las
enseñanzas de Jesucristo dadas en Su Evangelio; y f) Comprender la importancia
y roles que tiene el Espíritu Santo en la vida cristiana.
Resumen: Para
tener una respuesta más objetiva de nuestra condición de cristianos, la Palabra
de Dios nos indica que el verdadero cristiano tiene paz y confianza en Dios; guarda
los mandamientos de Jesús y posee Su Espíritu.
E
|
n enseñanzas
anteriores nos hemos hecho dos preguntas importantes para el entendimiento de
nuestra fe, cuestiones que son respondidas por los escritos del apóstol Juan.
Una pregunta es ¿Cómo reconocemos al
nacido de Dios? Se refiere a aquella persona que ha nacido de nuevo y ahora
vive en Cristo, en el Reino de Dios. La respuesta de la epístola es que el
nacido de Dios no tiene el pecado como práctica habitual, sino que practica la
justicia y el amor a sus hermanos. La otra pregunta es ¿Cómo se reconoce el amor
verdadero? La epístola habla
del Amor Divino, cuyas características son que no envidia, da vida y
obra en verdad.
Si volvemos la
mirada a nosotros mismos, ¿Cómo podemos estar seguros y reconocer que somos
verdaderos cristianos? La respuesta la encontramos en estos versículos del
tercer capítulo de la Primera epístola de San Juan.
¿Cómo podemos saber que somos verdaderos
cristianos?
1.
Porque tenemos paz y confianza en Dios.
“19
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones
delante de él; / 20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro
corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. / 21 Amados, si nuestro corazón no
nos reprende, confianza tenemos en Dios” (1 Juan 3:19-21)
Cuando un hijo
es reprendido por su padre o madre, significa que es amado por ellos, pues
éstos quieren su progreso y felicidad. Por tanto el hijo o hija, deben sentirse
muy queridos cuando sus padres les disciplinan. El Padre Celestial procede de
modo similar y somete a Sus hijos, cuando realmente lo son, a un trato:
“5
y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres
reprendido por él; / 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo
el que recibe por hijo. / 7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a
hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? / 8 Pero si se
os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois
bastardos, y no hijos.” (Hebreos
12:5-8)
Un buen modo de
percatarnos que estamos en la Verdad de Dios, que realmente somos Sus hijos, es
cuando Dios estremece nuestro corazón con la reprensión, más exactamente cuando
la conciencia nos acusa de pecado o falta a Dios. Todos los hombres tienen
conciencia, mas no siempre le hacen caso e incluso la aplacan y corrompen. En
el caso de los cristianos, ésta es guiada por el Espíritu Santo:
“Verdad
digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu
Santo”
(Romanos 9:1)
La conciencia de
los cristianos fue limpiada por el sacrificio de Jesucristo en la cruz, por el
derramamiento de Su sangre:
“¿cuánto
más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí
mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para
que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos
9:14)
Sabemos que somos verdaderos cristianos cuando nuestra confianza es plena
en Dios y no nos reprende el corazón más de lo que corresponde. El cristiano
obedece a su conciencia, la que es guiada por el Espíritu. Si interiormente
nada nos acusa, tenemos confianza en el perdón y la aceptación de Dios. La
relación del verdadero cristiano con Dios es una relación de paz y no de temor;
sabemos que somos perdonados por Dios y deseamos hacer siempre Su voluntad:
“18
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque
el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en
el amor. / 19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” (1 Juan 4:18,19)
Si nos reprende el corazón, no basamos nuestra relación con Él en aquella
reprensión, pues Dios es más grande; si no nos reprende el corazón, seguimos
basando nuestra seguridad en Dios, por medio de la fe.
2.
Porque guardamos Sus mandamientos.
“22
y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus
mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. / 23 Y este
es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos
unos a otros como nos lo ha mandado.” (1 Juan 3:22,23)
Para comprender el
primer versículo de esta porción, es necesario leerlo al revés:
a)
“hacemos
las cosas que son agradables delante de él.” Esto es lo que
todo cristiano necesita hacer, lo que todos estamos llamados a vivir
diariamente: Procurar agradarle siempre con nuestras actuaciones, pensamientos
y sentimientos. ¿Actúa usted siempre de manera correcta delante de Dios?; ¿Son
sus pensamientos limpios, libres de juicio, positivos y correctos?; ¿Sus sentimientos hacia Dios y el prójimo son
de amor verdadero, libres de rencor, envidia, indiferencia, etc.?
b)
“porque
guardamos sus mandamientos” Conocemos los mandamientos de Jesús,
los que principalmente giran en torno al Amor: Amar a Dios y amar al prójimo
como a nosotros mismos; amar a nuestros hermanos en la fe. Es “cristiano” el
que sigue a Jesucristo y se comporta como Él. ¡Cómo podríamos llamarnos
cristianos si no guardáramos Sus enseñanzas!
c)
“y
cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él” Esta
primera frase en verdad se desprende de las anteriores. Jesús responderá a
nuestras peticiones, sólo si hacemos lo que a Él le agrada y guardamos Sus
mandamientos. Y esto es así porque no pediremos con prepotencia ni con vanidad,
egoísmo ni pensando sólo en lo material; sino que pediremos con humildad,
pensando en las necesidades de otros más que personales, con generosidad y
poniendo en primer lugar los intereses del Reino de Dios. En verdad Él está
interesado en que le pidamos fe, fortaleza, templanza, paz y sabiduría para
enfrentar y resolver cualquier circunstancia difícil, perdón por nuestros
pecados, en fin todo lo que implique el desarrollo cristiano:
“Y esta es la confianza que tenemos en
él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14)
El segundo
versículo señala cuál es el mandamiento de Dios, resumido en dos palabras:
a)
“Y
este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo” Es
decir FE, pero no cualquier fe o creencia, sino Fe en Jesucristo, en el poder
de Su Persona, en quien alcanzamos la salvación, siendo Él toda nuestra
“sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Corintios 1:30)
b)
“y
nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.” Ya se ha dicho que el AMOR es el mensaje
central de Su Evangelio. Su obra es una obra de Amor: Se niega a sí mismo para vivir
y morir por los pecadores. El Evangelio de Jesucristo se gesta en el Cielo con
el Amor de Dios por la Humanidad; se cumple en la cruz y culmina en la
resurrección del Hijo de Dios.
Sabemos que somos verdaderos cristianos porque guardamos los dos grandes
mandamientos de Dios: Creer en Jesucristo y Amar a Dios y al prójimo. Por esta
relación que tenemos con Jesús, Él nos concede las peticiones que como
cristianos espirituales le presentamos.
3.
Porque tenemos Su Espíritu.
“24
Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto
sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.” (1 Juan 3:24)
Guardar los mandamientos de Jesús, ponerlos por obra, es permanecer en
Dios. Podemos permanecer en Él porque Él mismo permanece en nosotros, en la
Persona del Espíritu Santo. Al convertirnos a Jesús recibimos el Espíritu Santo
en nosotros, el cual nos permite permanecer en la Fe y el Amor de Dios.
Si examinamos los Evangelios, nos daremos cuenta que Jesús dejó muchos
mandamientos, consejos o enseñanzas. Tomemos por ejemplo algunos de ellos:
·
“21
Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio. / 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su
hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano,
será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará
expuesto al infierno de fuego.” (San Mateo 5:21,22) Aplicar el dominio propio o templanza sobre
nuestra ira.
·
“38
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. / 39 Pero yo os digo:
No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra” (San Mateo 5:38,39) No debemos
reaccionar mal ante la ofensa, ni conducirnos con ánimo de venganza.
·
“1
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de
ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los
cielos. / 2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados
por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. / 3 Mas cuando
tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha” (San Mateo 6:1-3) Que nuestra oración
sea para el Padre y no para la gente.
·
“19
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan; / 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni
la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. / 21
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (San Mateo 6:19-21) Buscar en nuestras
vidas hacer tesoros invisibles más que visibles.
Se pueden
enumerar muchos otros como: Antes de levantarnos en juicio para con un prójimo,
examinarse a sí mismo; no tener miedo de los hombres que sólo pueden matar el
cuerpo y jamás nuestro espíritu; perdonar toda ofensa; anteponer los intereses
y riquezas del Reino de Dios a las personales; no buscar ser servidos, sino
servir a los demás; no hacer de la Casa de Dios un negocio; hacer discípulos en
todas las naciones; etc., etc. Antes de dejar a los apóstoles, Jesús Resucitado
les encargó: “enseñándoles [a los
discípulos] que guarden todas las cosas
que os he mandado” (San Mateo 28:20)
Sabemos que somos verdaderos cristianos porque tenemos el Espíritu Santo,
tenemos a Cristo en nuestros corazones y obramos de acuerdo a las enseñanzas de
Su Evangelio.
CONCLUSIÓN.
La mayoría de los cristianos tiene seguridad y confianza en su condición
de creyente. Tiene fe en que es cristiano, pero pudiera ser ésta una creencia
subjetiva. La Palabra de Dios nos entrega algunos indicadores concretos de lo
que es un verdadero cristiano. Según este texto de San Juan podemos saber que
somos verdaderos cristiano porque: 1) Tenemos paz y confianza en Dios;
2) Guardamos Sus mandamientos; y 3) Tenemos Su Espíritu.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿En qué basa usted su confianza en que
es un/a verdadero/a cristiano/a?
2)
¿Cuáles son
los indicadores concretos, según la Biblia, de ser un verdadero cristiano?
3)
¿Qué situaciones le hacen a usted perder
la paz?
4)
¿Qué mandamientos de Jesús le resultan a
usted más difíciles de cumplir?
5)
¿Cómo se reconoce a un cristiano
verdadero?
6)
¿Qué relación tiene el nacido de Dios
con el pecado?
7)
¿Cuáles son
las características del amor verdadero?
8)
¿Cómo podemos estar seguros y reconocer
que somos verdaderos cristianos?
9)
¿Con qué propósito nuestro Padre
Celestial nos somete a disciplina?
10)
¿Cuáles son sus peticiones más frecuentes
al Señor?
11)
¿Le cuesta a usted dominar la ira?
12)
¿Cómo reacciona la mayoría de las
personas frente a las ofensas?
13)
¿Busca hacer en esta vida tesoros
invisibles más que visibles? ¿Cómo?
14)
¿Cuál
enseñanza del Evangelio es la que gravita más sobre su vida?
15)
¿Qué debemos hacer cuando nos reprenda
el corazón?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina,
Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia”
Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
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(1979) “Dios
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“Nuevo
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Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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Pérez Millos, Samuel
“Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento –
Hebreos”
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Martínez, Néstor A. “Noventa Mandamientos de Jesús”
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