EPÍSTOLAS DE SAN JUAN
LECCIÓN 12
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica: “9
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de
Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. / 10 En esto
se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no
hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” (1 Juan 3:9,10)
Idea central: Actuación del nacido de Dios.
Objetivos:
a) Aprender a
discernir quiénes son verdaderos nacidos de Dios”; b) Discernir si somos realmente
nacidos de Dios; c) Aprender las dos formas que presenta San Juan para reconocer
a los nacidos de Dios; d) Comprender el significado de practicar el pecado y
pecar eventualmente; e) Comprender y aplicar el concepto de justicia bíblica; y
f) Desarrollar el amor en todas sus implicancias, en la relación con hermanos y
prójimos.
Resumen: El
apóstol Juan nos presenta en esta lección dos formas de identificar e
identificarnos los “nacidos de Dios”: La práctica del pecado y la práctica de
la justicia y el amor.
E
|
n el tercer
capítulo de esta primera epístola de San Juan hemos aprendido, entre otras
cosas, que: El pecado es infracción de la ley; Jesucristo apareció para quitar
nuestros pecados; el que “permanece” en Jesucristo no peca; que el diablo
apareció para robar, matar y destruir al hombre; y que Jesucristo apareció para
deshacer las obras del diablo.
Tal vez estos
conceptos los tenemos todos los cristianos pero, por algún motivo, el Espíritu
Santo quiere recordárnoslos. Quizás somos de mala memoria o no les damos
importancia, o no los hemos puesto por obra, y necesitamos que se nos repita.
Dos conceptos más, muy relacionados con los anteriores, nos plantea el apóstol
Juan en los versos siguientes.
¿Cómo
reconocemos al nacido de Dios?
1.
El nacido de Dios no practica el pecado.
“9
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de
Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” (1
Juan 3:9)
a)
Nacer
de Dios.
¿Ha nacido usted
de Dios? Esta fue en otras palabras la pregunta que Jesús hizo a Nicodemo, un
maestro de la Ley. Nosotros nos consideramos muchas veces entendidos en la
Escritura y las cosas de Dios. Si viniese un gran maestro a preguntarnos ¿Ha
nacido usted de Dios? probablemente nos ofenderíamos. Una vez un hermano mayor
me dijo: Siendo tú un profesor ¿No sabes estas cosas? Hirió mi orgullo. Con toda
sinceridad preguntémonos ¿He nacido de Dios o es tan sólo una idea mía, algo
que me agradaría experimentar?, ¿He nacido de nuevo?
b)
Practicar
el pecado.
Una cosa es
pecar a veces porque nos ha faltado el dominio propio, porque hemos perdido los
estribos, porque fue más grande la tentación que el mandamiento, porque nos
faltó fe o amor; otra cosa es pecar porque desconocemos el mandamiento de Dios,
porque nuestra vida no la preside el Señor o porque nos es indiferente pecar o
no pecar. El primero es el creyente que a veces cae en pecado; el segundo es el
no creyente, para el cual esta palabra ni siquiera está en su diccionario. El
primero tiene temor de Dios y no quiere pecar, el segundo tiene el pecado como
práctica. La práctica del ladrón es robar, el que no es ladrón quizás a veces
robe una fruta en el mercado, tentado por su color y aroma, pero no será su
práctica diaria asaltar comercios. ¿Es usted de los que practican el pecado o
lo hace sólo a veces, cediendo a la tentación?
c)
La
simiente de Dios.
La simiente o
semilla que ha sido plantada en nuestra mente es la Palabra de Dios; la
simiente plantada en nuestro corazón es la fe en Jesús; la simiente que ha sido
plantada en nuestro espíritu es el Espíritu Santo, Dios mismo viviendo en
nosotros. Desde el día que escuchamos el Evangelio, creímos en el sacrificio de
Jesucristo en la cruz, nos arrepentimos y entregamos la vida a Dios, tenemos Su
simiente en nosotros. Esa semilla necesariamente ha crecido y producido frutos.
¿Tiene usted la simiente de Dios en su interior? He conocido cristianos que
pareciera que tienen otra simiente, que adoran a otros dioses o diosas, que van
tras otros derroteros y no los que señala el Evangelio, cristianos que no
reflejan en sus vidas al que sembró Su semilla en ellos. Son como ovejas negras
o hijastros de Dios.
d)
Permanencia
de la simiente.
“23
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” (1 Pedro 1:23)
Podemos tener
tal semilla pero esta secarse, podrirse, ser comida por algún ave, pisoteada,
no brotar jamás ni llegar a crecer transformada en un arbolito que de buenos
frutos. Es muy importante que la simiente o semilla de Dios permanezca en
nosotros. La permanencia, persistencia, perseverancia de la fe, la Palabra y el
Espíritu son un requisito imprescindible para el desarrollo de una vida
cristiana auténtica y fructífera. Si usted se aburre de leer y escuchar la
Biblia, si usted se cansa de orar y ya no insiste, si usted ya no desea tanto
adorar a Dios ni hacer vida devocional, si usted prefiere disfrutar las cosas
del mundo y no las de la Iglesia, si ya no quiere luchar contra el pecado ni hablar
a otros de Cristo; una luz de alerta se ha encendido en su vida espiritual,
algo anda mal en su alma y espíritu. ¿Es que la simiente de Dios ya no
permanece en usted?
e)
El
nacido de Dios no peca.
Este es el
resultado de los cuatro conceptos anteriores: Si usted ha nacido de Dios, si
usted no tiene como práctica el pecado, si en usted vive la simiente Divina y
permanece en ella, entonces usted no pecará. Quien sigue a Jesús querrá siempre
hacer Su voluntad, actuar en concordancia con Sus principios, no tendrá como
práctica hacer lo que al Padre desagrada y cuando por debilidad caiga en ello,
se dolerá y pedirá perdón, como también fortaleza y templanza para no volver a
caer.
2.
El nacido de Dios practica la justicia y
ama a su hermano.
“10
En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel
que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” (1 Juan 3:10)
a) Hijos de Dios.
Las personas no familiarizadas con la Biblia dicen que todos somos hijos
de Dios, pero la Escritura, específicamente el Evangelio de San Juan, señala
que son hijos de Dios aquellos que han nacido de nuevo. Ser hijo de Dios es un
gran privilegio del que ha reconocido ser pecador y entregó su vida a
Jesucristo. He aquí una gran diferencia entre ser hijo de Dios y ser sólo una
criatura de Dios. Más esto no ha de ser motivo de vanidad ni de prepotencia
espiritual, sino más bien de humildad y agradecimiento. Somos hijos de Dios
sólo por Su gran misericordia.
b) Hijos del
diablo.
Así llamó Jesús a aquellos judíos que lo rechazaron y actuaban en forma
hipócrita. Toda persona que acoge las sugerencias de las tinieblas, que no hace
la voluntad de Dios, que se mofa de la fe, en fin que no vive bajo la autoridad
del Reino de Dios, puede ser llamada hija del diablo, no porque haya sido
creada por Satanás sino porque obedece a su espíritu. Tal vez la persona no
crea en el diablo ni haya hecho algún pacto con él, pero es movida por su rebelión
e incredulidad, y eso la hace estar bajo su paternidad diabólica. Los hijos del
diablo necesitan conocer a Jesús para liberarse de las tinieblas.
c) Hacer
justicia.
Actuar correctamente, como le agrada a Dios, reconocer a Jesucristo como
Salvador y Señor, es hacer justicia. Sólo el justo hace justicia. La justicia,
desde el punto de vista bíblico, es un atributo de Dios que mantiene lo que es
coherente con Su propio carácter. En el hombre es lo opuesto a pecado. Dios
reveló Su justicia en Jesucristo, castigando al pecado en Él. Ésta es revelada
en el Evangelio. La fe nos es contada como justicia, aparte de las obras. Al
conocer la justicia de Dios somos transformados en siervos de justicia. El lino
fino del vestido de los cristianos y la Esposa del Cordero, en Apocalipsis,
representa “las acciones justas de los
santos” (Apocalipsis 19:8) Hacer justicia es actuar acordes a la
voluntad de Dios.
d) Amar al
hermano.
El amor fraternal, el amor al hermano en Cristo, es un distintivo del
creyente. Sin embargo, al mirar nuestra realidad como Iglesia, vemos rencillas,
murmuraciones, críticas hostiles, divisiones, partidismos. Es que aún hay mucho
de carnal en nosotros. El cristiano ama a sus hermanos con un amor paciente, esperando que el hermano alcance un
desarrollo mayor, incluso ayudándole en ello; un amor bondadoso que se conduele
de los problemas del hermano y no lo juzga ni condena; un amor humilde, que no
se cree superior a él ni se ubica en una posición de maestro; un amor que trata
con delicadeza, para no herir ni destruir, sino para edificar; en fin un amor compasivo,
misericordioso, el amor de Jesús. ¿Está practicando usted ese amor con los
hermanos de su congregación? Después podrá hacerlo con los de otras iglesias y
luego con todos los hombres.
e) El nacido de
Dios es justo y ama al hermano.
Nuevamente cuatro conceptos nos muestran la voluntad de Dios. Somos hijos
de Dios, Él es nuestro Padre, ya no somos hijos de la rebelión, del diablo. Por
tanto buscamos siempre la justicia, hacer a cada minuto lo que a Dios, el
justo, agrada. Y Su mayor deseo es que nos amemos unos a otros. El nacido de
Dios es justo y ama al hermano:
“34
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado,
que también os améis unos a otros. / 35 En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (San Juan 13:34,35)
“12
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. / 13
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (San Juan 15:12,13)
CONCLUSIÓN.
Necesitamos
reconocer al “nacido de Dios”, es decir aquella persona que ha nacido de nuevo
y ahora vive en Cristo en el Reino de Dios. El primero o primera que debemos
discernir somos nosotros mismos. ¿Soy, de acuerdo a los parámetros de Dios, un
“nacido de Dios”? En estos versículos, el apóstol Juan nos presenta dos formas
de reconocernos como “nacidos de Dios”: 1) El nacido de Dios no practica el
pecado, aunque a veces caiga en tentación no es su manera natural de vivir, en
pecado; y 2) El nacido de Dios practica la justicia y ama a su hermano, porque
Dios es justo y amoroso, teniendo nosotros Su Espíritu, actuaremos de igual
manera.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Es usted, de acuerdo a los parámetros
de Dios, un “nacido de Dios”?
2)
¿Cómo reconoce usted a un “nacido de
Dios”?
3)
¿Cómo define San Juan el “pecado”?
4)
¿Para qué apareció Jesucristo en la
Historia?
5)
¿Qué significa que el nacido de Dios no
“practica” el pecado?
6)
¿Está actualmente luchando contra la
tentación o se ha dado por vencido/a?
7)
¿Cuál es la manera propia de vivir del
cristiano?
8)
¿Cómo es un justo, de acuerdo a la
Biblia?
9)
¿Cómo se concreta el mandamiento de
Jesús de amar al hermano?
10) ¿Qué
significa “permanecer en Jesucristo”?
11) ¿Por
qué el Espíritu Santo nos repite una y otra vez los mismos conceptos?
12) ¿Por
qué hay creyentes que adoran a otros dioses o diosas, que van tras otros
derroteros y no los que señala el Evangelio, cristianos que no reflejan en sus
vidas al que sembró Su semilla en ellos?
13) ¿Qué
significa que un cristiano ya no se congregue, se aburra de leer y escuchar la
Biblia, este cansado de orar y ya no insista, que no desee tanto adorar a Dios
ni hacer vida devocional?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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Reina,
Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia”
Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
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MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson
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(1979) “Dios
Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
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(1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de:
http://www.gentle.org/biblia/
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“Nuevo
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http://www.rae.es/
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“Concordancia
electrónica de la Biblia” Disponible
en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
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Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·
(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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https://es.wikipedia.org/
·
Pérez Millos, Samuel
“Comentario Exegético Al Texto Griego del Nuevo Testamento –
Hebreos”
·
https://www.biblegateway.com
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