LA CASA DEL PAN
REFLEXIÓN Nº17
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica: “La ira de Jehová
los apartó, no los mirará más; No respetaron la presencia de los sacerdotes, ni
tuvieron compasión de los viejos.” (Lamentaciones 4:16)
Idea central: Dios y los ancianos.
Objetivos: a) Conocer y valorar como considera Dios la ancianidad; b) Apreciar la
belleza de la ancianidad; c) Valorar los conocimientos que los ancianos pueden
aportarnos; d) Aquilatar la inteligencia nacida de la experiencia; e) Honrar a
los ancianos en la familia, la Iglesia y la sociedad; f) Valorar el vigor que
demuestran muchos ancianos en sus vidas; g) Considerar la ancianidad como una
edad fructífera; h) Entender que el Espíritu Santo renueva la vida de cada
anciano que vive en Cristo; e i) Estar preparados y bien dispuestos para la
vejez.
Resumen: Compasión y valoración de los ancianos, de
acuerdo a la mirada de Dios, es el llamado que nos presenta esta lección
bíblica. Dios mira las cualidades de los ancianos como algo muy especial,
valioso y necesario para la comunidad cristiana.
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n la sociedad que vivimos no siempre son bien tratados
los ancianos. Molesta a los más jóvenes su modo de pensar, sus enfermedades, su
presencia... Hay personas que se ocupan profesionalmente de ellos, también no
faltan los de buenos sentimientos que les ayuden, pero en general se les
deshecha. Se considera que el anciano, viejo o adulto mayor, como es llamado
hoy, ya nada tiene para aportar a la sociedad. Cuando alguien es tratado como
inútil, se transforma en un estorbo, un problema del que hay que deshacerse; el
hogar de ancianos suele ser el destino de muchos mayores. Lo más triste es que
el propio anciano se ve a sí mismo como alguien que ya para nada sirve y es
mejor que muera. Pero esta no es la visión del Señor con respecto a la
ancianidad.
Dios siempre ha querido que el anciano sea respetado y
honrado por sus años: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el
rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.” (Levítico 19:32) Es que Dios ve
cualidades hermosas en el anciano, virtudes que Él desea para Sus hijos.
En el Nuevo Pacto Dios ordena
a la Iglesia lo mismo en el trato con sus ancianos: “1 No reprendas al anciano,
sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; / 2 a las
ancianas, como a madres...” (1 Timoteo 5:1,2)
¿Qué cualidades ve Dios en los ancianos?
- Belleza espiritual.
“La gloria de los jóvenes es
su fuerza, Y la hermosura de los ancianos es su vejez.” (Proverbios
20:29)
La juventud se caracteriza por su energía física,
decisión, ímpetu, ánimo. El joven quiere cambiar el mundo y se embarca en
grandes empresas. En cambio el cuerpo del anciano ya está cansado, muchas veces
enfermo, pero tiene unas cualidades que no tiene el joven: La experiencia de
muchos años vividos y la sabiduría como resultado de esa experiencia.
2.
Conocimiento e inteligencia.
“En
los ancianos está la ciencia, Y en la larga edad la inteligencia.” (Job 12:12)
El viejo ha
acumulado conocimiento de vida. No se trata de los conocimientos adquiridos en
los libros o por mucho estudio, sino de un conocimiento práctico: Conoce las
debilidades humanas, sabe que no se puede lograr todo en la vida, puede
predecir los resultados de una acción en otros, etc. Ha adquirido una
inteligencia para vivir, por tanto está en condiciones de aconsejar, advertir y
exhortar con autoridad.
Pensemos en la
abuela de Timoteo, quien transmitió una fe auténtica a su nieto: “trayendo a la memoria la fe no fingida que
hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y
estoy seguro que en ti también.” (2
Timoteo 1:5)
3.
Honra.
“Corona
de honra es la vejez Que se halla en el camino de justicia.”(Proverbios 16:31)
La Biblia señala como honra la vejez, no como algo
vergonzoso ni desagradable, como lo hace el mundo actual. Al anciano no se le
considera, se piensa que ya no sirve y sólo amerita estar apartado. Lo justo
para Dios es dignificar al anciano. Él es importante en la familia, debe ser
considerado en la Iglesia y ocupar un lugar importante en la sociedad.
Tal es la honra de los ancianos, que Dios llama
“ancianos” a los que dirigen a Su pueblo: “Por
esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y
establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé” (Tito 1:5)
4.
Vigor y vida fructífera.
“Aun
en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes” (Salmo 92:14)
Aquí se refiere al hombre y a la mujer que han sido
justos en la vida, los que siempre buscaron la voluntad de Dios y procuraron
vivir en ella. Éstos darán fruto incluso en su vejez, todavía tendrán vigor y
estarán vivos en lo espiritual. Verdes
significa que tienen vida. Tal vez un anciano no puede escalar una montaña,
pero sí puede contar su experiencia de vida en un libro y servir con ello a
muchos; un anciano no puede correr en una olimpíada, pero sí puede dedicar
tiempo para aconsejar a jóvenes, a parejas y a adultos desorientados; no puede
ir de misionero a países lejanos, mas puede orar por ellos y ayudar en su
sustento.
Dios mira la ancianidad como una edad fructífera.
Basta con leer las vidas de ancianos como Abraham y Sara, Moisés, Zacarías y
tantos otros, que fueron llamados al servicio de Dios y Su pueblo en la
ancianidad.
- Vida interior renovada.
“Por tanto, no desmayamos;
antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no
obstante se renueva de día en día.” (2 Corintios
4:16)
El apóstol Pablo en su época era considerado un
anciano. Es probable que escribiera esta carta a los 47 años.[1]
Sus palabras nos invitan a no decaer en el ánimo, a no desmayar en el propósito
de vida. Todos los seres humanos, cristianos y no cristianos, deben tener un
sentido de vida. Ciertamente la persona se desgasta, se cansa y deteriora
físicamente con los años, pero algo especial sucede con el creyente: Su
espíritu se renueva cada día. El Espíritu Santo es vida, un manantial Divino
que fluye permanente en el interior del ser:
“mas el que bebiere del agua
que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él
una fuente de agua que salte para vida eterna.” (San Juan 4:14)
CONCLUSIÓN
Lo que para el mundo es feo y triste, para Dios es lo
opuesto. Para Él la vejez es: 1) Belleza espiritual, 2) Conocimiento real, 3) Inteligencia,
4) Honra, 5) Vigor, 6) Edad fructífera y 7) Vida renovada. Sin embargo, si
hacemos nuestra la profecía que Jesús hizo de Juan, también nos advierte:
“De cierto, de cierto te
digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya
seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no
quieras.” (San Juan 21:18)
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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Sandoval,
José “La hermosura del anciano”
https://www.youtube.com/watch?v=LuwJcvMeY-c
[1] San Pablo nació el año 7 dC y murió
decapitado el 61 dC. Ambas epístolas a los corintios fueron escritas el año 54.
Todas estas fechas son aproximadas.
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