LECCIÓN 5
© Pastor Iván Tapia
Contardo
Lectura
bíblica: “16
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como
serpientes, y sencillos como palomas.” (San Mateo 10:16)
Idea central: La sencillez del cristiano.
Objetivos: a) Comprender que el Señor nos encarga tener sencillez en toda
actuación como discípulos de Jesucristo; b) Valorar la sencillez que Jesús nos
enseña a través de Su vida; c) Aprender a enseñar con sencillez; d) Valorar el
sacramento de la Santa Cena en sus significados y sencillez; e) Servir al
prójimo con sencillez; y f) Aprender a entregar el mensaje del Evangelio en
forma sencilla.
Resumen: La sencillez debe ser una característica
fundamental del discípulo de Jesucristo. Él mismo la demostró en distintas formas, tanto en sus
actos como en su enseñanza y encargo a los apóstoles.
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os cuatro desafíos que hemos analizado hasta ahora de lo que el
Señor nos pide a nosotros como Iglesia, son:
Descubre tu desnudez, Aliméntate
de Cristo, Habla
el idioma de Cristo y Anuncia el Reino.
Pero además Él nos ha dicho que debemos tener “Sencillez en el
actuar, en la vida, en la oración, en la prédica, en la enseñanza, la sencillez
de Jesucristo.”
Una persona
sencilla es natural, actúa de un modo
directo, sin ambages ni complicaciones; es espontánea,
reflejando en sus actos y palabras exactamente lo que piensa y siente, no tiene
falsedad ni hipocresía; obra con llaneza,
trata con familiaridad y sinceridad. Jesús es Modelo de sencillez tanto en sus
acciones como en sus palabras. Se acerca con cariño a la gente del pueblo,
trata con respeto y delicadeza a los más intelectuales, aunque es duro con los
religiosos hipócritas. Utiliza un lenguaje sencillo pero profundo y no está
interesado en ostentar algo que no es; cuando se refiere a su divinidad, dice
ser el Hijo del Padre Dios.
Jesús nace en forma sencilla, como lo relata el Evangelio: “4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de
Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de
la casa y familia de David; / 5 para ser empadronado con María su mujer,
desposada con él, la cual estaba encinta. / 6 Y aconteció que estando ellos
allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. / 7 Y dio a luz a su hijo
primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el mesón.” (San
Lucas 2:4-7)
¿Cómo
se demuestra la sencillez de Jesús?
1.
Jesús
se bautiza como todo el pueblo.
“13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan
al Jordán, para ser bautizado por él. / 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo
necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? / 15 Pero Jesús le respondió:
Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
/ 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los
cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma,
y venía sobre él. / 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia.” (San Mateo 3:13-17)
Jesús no se
consideró una persona especial y santa que no debía bautizarse en las aguas del
Jordán por medio de Juan el Bautista, sino que se sometió al mismo rito de todo
el pueblo, sin ser un pecador, mas por el hecho de ser hombre, semejante en
carne al ser humano, consideró que debía bautizarse. “Es necesario que se
cumpla toda justicia” dijo, humildemente, y se sometió al bautismo de Juan.
¿Somos nosotros
tan sencillos y humildes como Jesús, para aceptar situaciones que son comunes a
todo hombre? Más bien somos orgullosos y hasta vanidosos, a veces, y no
aceptamos que otros que consideramos “inferiores” en conocimiento, nivel
social, espiritualidad, etc. tomen algún tipo de autoridad sobre nosotros.
Humildad es parte de la sencillez de un verdadero discípulo de Jesucristo.
2.
A
Jesús le agrada la sencillez.
“24 Cuando se fueron los mensajeros de
Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una
caña sacudida por el viento? / 25 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre
cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y
viven en deleites, en los palacios de los reyes están. / 26 Mas ¿qué salisteis
a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. / 27 Este es de quien
está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará
tu camino delante de ti. / 28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay
mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es
mayor que él. / 29 Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron,
justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan. / 30 Mas los
fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto
de sí mismos, no siendo bautizados por Juan.” (San Lucas 7:24-30)
Juan el Bautista no es un hombre elegante ni un intelectual que
exponga discursos sesudos; todo lo contrario, es un profeta sencillo, que vive
al aire libre, cubierto de pieles y alimentado en forma sencilla. No tiene más
pretensión que abrir un sendero, preparar las almas para la venida de
Jesucristo y Su Evangelio. Jesús lo muestra como ejemplo y presenta como el
mayor de los profetas, ya que su ministerio es preparar el camino al Mesías.
Es claro que a Jesús no le gusta la ostentación, la vanidad ni
el carácter déspota, sino la sencillez en Sus siervos. Es triste cuando un
seguidor de Jesús desprecia a los pequeños o se levanta como un gran maestro,
denostando a sus consiervos. El Señor nos libre de tener ese tipo de actitud y
nos perdone si hemos caído en ello alguna vez. Los cristianos somos tan sólo
eso, pequeños Cristo, seguidores del más grande Maestro, el Hijo de Dios. Sólo
debemos gloriarnos en Él. Nosotros somos sencillamente pecadores arrepentidos.
3.
Jesús
enseña con sencillez.
“4 Juntándose una gran multitud, y los que
de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: / 5 El sembrador salió a
sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue
hollada, y las aves del cielo la comieron. / 6 Otra parte cayó sobre la piedra;
y nacida, se secó, porque no tenía humedad. / 7 Otra parte cayó entre espinos,
y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. / 8 Y otra parte
cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas
cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.” (San
Lucas 8:4-8)
¡Qué más sencillo que enseñar utilizando ejemplos de la vida
cotidiana de los auditores! A Jesús le escuchaban campesinos, labradores,
pescadores, comerciantes, dueñas de casa, cobradores de impuestos y todo tipo
de personajes del pueblo. A ellos les enseña el Señor y lo hace con un lenguaje
sencillo, haciendo uso de lo que tienen más a mano: un manantial de agua, casas
construidas en distintos terrenos, peces y barcas, etc. Aquí se valió del
proceso de sembrar “al voleo”, cuando la semilla es llevada por el viento y cae
en distintos terrenos.
En esta parábola el Señor definió cuatro tipo de corazones o tal
vez cuatro momentos distintos en que la Palabra puede encontrar al corazón
humano: a veces muy poco dispuesto a escuchar y fácil de ser pisada por otras
ideas, como si el corazón fuera un camino; a veces entusiasta al principio para
luego olvidarla fácilmente, como aquella plantita que crece entre piedras y
rápidamente e seca porque no tiene tierra que la sustente; otras veces el
corazón está más ocupado en los placeres y éxitos que puede brindarle este
mundo, más que de lo eterno, es como una planta ahogada por los espinos; y la
mejor de las veces es cuando encuentra un corazón abierto y dispuesto, deseoso
de brotar y dar buenos frutos, como la buena tierra. Si no entendemos así, es
que realmente nuestros oídos espirituales han sido cerrados.
La sencillez en la enseñanza debiera ser el estilo pedagógico de
todo ministro de Dios.
4.
Jesús
ordena sencillez a sus discípulos.
“1 Habiendo reunido a sus doce discípulos,
les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.
/ 2 Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. / 3 Y
les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni
dinero; ni llevéis dos túnicas. / 4 Y en cualquier casa donde entréis, quedad
allí, y de allí salid. / 5 Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella
ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. / 6 Y
saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por
todas partes.” (San Lucas 9:1-6)
Jesús
da poder a Sus discípulos. Tenemos un poder enorme dentro de nosotros, que es
el Espíritu Santo. Para cumplir el ministerio nada necesitamos aparte de la fe
confiada en el Señor. No requerimos, dice Él, “ni bordón, ni alforja, ni pan,
ni dinero”, ni siquiera llevar “dos túnicas.” Hoy día alguien se prepara para
anunciar el Evangelio y hace cursos, estudia en un seminario, se compra libros,
discos, junta mucho dinero para poder “hacer la obra”. En cambio Jesús reduce
toda la tarea a “Id y predicad el Evangelio”. la capacitación la da el
discipulado.
Les
enseña a tener la sencillez de un niño: “15
Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les
reprendieron. / 16 Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí,
y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. / 17 De cierto os
digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.”
(San Lucas 18:15-17)
Cada
día más se tecnifica y tecnologiza todo, cuando predicar Su Evangelio puede ser
algo tan sencillo como dar testimonio y hablar acerca de Jesucristo. No es
necesario estudiar tanta Teología para llevar a las almas al arrepentimiento o
para contar quien es Jesús y lo que Él produce en las vidas. Necesitamos
recuperar aquella sencillez que enseñó Jesús.
5.
Jesús
establece un sacramento sencillo.
“14 Cuando era la hora, se sentó
a la mesa, y con él los apóstoles. / 15 Y les dijo: ¡Cuánto he deseado
comer con vosotros esta pascua antes que padezca! / 16 Porque os digo que no la
comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. / 17 Y habiendo tomado la
copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; / 18 porque
os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios
venga. / 19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto
es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. / 20 De
igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el
nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” (San Lucas 22:14-20)
Jesús
no estableció una religión compleja como la de Moisés, su tabernáculo y
cantidad de leyes prohibitivas. El día de Su última cena pascual o Seder Pesaj
judío, tomó una copa de vino y dijo “Esta es mi sangre que por vosotros es
derramada...”; también tomó pan, lo partió y repartió entre Sus discípulos,
diciendo “Este es mi cuerpo que por vosotros es partido...”. Encargó que lo
hiciéramos siempre en memoria de Él. Así de sencillo es su principal
sacramento. No requiere otros objetos que vino, pan y una copa. Los hombres le
hemos agregado todo tipo de elementos costosos y elegantes, pero en esencia es
un acto simbólico y trascendente de Su Pasión, la entrega que Jesús hizo por
los pecadores y un modo concreto de alimentarnos con Su Persona. Cuando comemos
el pan y bebemos el vino, también nos alimentamos espiritualmente de Su cuerpo
y de Su sangre.
La
sencillez en el culto a Dios, sin caer en la chabacanería y guardando el
respeto y la solemnidad que merece Dios, ha de ser nuestro estilo cristiano.
6.
Jesús
enseña el servicio sencillo al prójimo.
“12 Así que, después que les hubo
lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os
he hecho? / 13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo
soy. / 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros
también debéis lavaros los pies los unos a los otros. / 15 Porque ejemplo os he
dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. / 16 De cierto, de
cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que
el que le envió. / 17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las
hiciereis.”
(San Juan 13:12-17)
Dentro
de la sencillez cristiana está el servicio al prójimo, también sin ostentación
y en silencio: “2 Cuando, pues, des limosna,
no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo
que ya tienen su recompensa. / 3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu
izquierda lo que hace tu derecha, / 4 para que sea tu limosna en secreto; y tu
Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” (San Mateo 6:2-4)
El
amor verdadero tiene compasión del prójimo, sea éste cristiano o no cristiano.
Debemos tener misericordia de todos nuestros “semejantes”, hombres y mujeres
que se encuentren en problemas de cualquier tipo. El amor cristiano se expresa en actitudes de compasión, bondad,
disposición, generosidad con el desposeído.
Es
propio de la Iglesia y los cristianos en general, hacer obras de misericordia
como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, refugiar al
forastero, vestir al desnudo, atender al enfermo y visitar al preso.
Desarrollar estas obras nos caracteriza como discípulos del Señor.
7.
Jesús
entrega un mensaje sencillo al pecador.
“39 Y uno de los malhechores que estaban
colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a
nosotros. / 40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a
Dios, estando en la misma condenación? / 41 Nosotros, a la verdad, justamente
padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún
mal hizo. / 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. / 43
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso.” (San
Lucas 23:39-43)
Dos
delincuentes había colgados a ambos lados de la cruz de Jesús. Uno de ellos
blasfemaba reclamando por qué Jesús no los salvaba a los tres, si era el
Cristo. El otro lo reprende y en sus palabras expresa arrepentimiento
demostrando: a) Temor de Dios “¿Ni aun
temes tú a Dios, estando en la misma condenación?”; b) Reconocimiento de
ser un pecador “Nosotros, a la verdad,
justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos”;
c) Reconocimiento de la santidad de Jesús “mas
éste ningún mal hizo”; d) Reconocimiento de que Jesús es el Señor del Reino “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.
La
respuesta del Señor es sencilla, sin exigencias, llena de gracia: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo
en el paraíso” No le exige obras, no lo culpa de pecados, no lo amenaza con
el Infierno, no le predica complicadas teologías, sólo le da la esperanza
cierta de que ese mismo día, al morir, estará con Él en el cielo.
Los
cristianos solemos enredar a los inconversos con numerosos pasajes bíblicos que
no traen claridad a las mentes; les asustamos con el fin del mundo, el infierno
y el castigo eterno, en vez de atraerlos con el gran amor de Dios, que perdona
los pecados; les presentamos razonamientos teológicos complejos, entendibles
sólo por los convertidos, no poniéndonos en el lugar de personas que desconocen
la Biblia; les predicamos nuestra iglesia, criticando a otras, con lo cual de
inmediato negamos el amor que Cristo predica, que es un amor conciliador y para
todo el mundo. ¡Cuánto necesitamos aprender un mensaje sencillo de amor,
perdón, reconciliación y unidad, como es el Evangelio!
El
mensaje del Evangelio tiene, entre otras, estas características:
a)
Es
un mensaje de amor, no de odio ni de
condenación al pecador, sino de aceptación, porque somos humanos, de una raza
caída, por tanto todo lo que predicamos debe sustentarse en el Amor de Dios.
b)
Es
un mensaje de perdón, puesto que
Jesucristo entregó su vida en la cruz para perdón de nuestros pecados. Ningún
cristiano tiene derecho a no perdonar a un semejante, ya que él mismo fue
perdonado por Dios.
c)
Es
un mensaje de reconciliación; Jesús
en su cuerpo reconcilió al Hombre con Dios y al pueblo judío con los gentiles.
No hay diferencia entre católicos y protestantes; entre religiones y sectas
cristianas; entre el cristianismo y las demás religiones del mundo. El Señor
llama a la completa reconciliación, la que implica tolerancia y aceptación del
otro.
d)
Es
un mensaje de unidad, ya que Jesús
rogó al Padre en su oración sacerdotal por la unidad de todos los cristianos.
¿Hasta cuándo discutiremos sobre nuestras diferencias teológicas? ¿Hasta cuándo
nos separaremos por conceptos y no compartiremos el amor de Jesús? La unidad
del Cuerpo de Cristo exige que nos reconciliemos y unamos en un solo Cuerpo, el
Cuerpo de Cristo.
CONCLUSIÓN.
El Señor nos encarga tener “Sencillez en el
actuar, en la vida, en la oración, en la prédica, en la enseñanza, la sencillez
de Jesucristo.” Jesús nos enseña la sencillez a través de Su vida narrada en el
Evangelio, lo que se demuestra en siete momentos: 1) Jesús se bautiza como todo el pueblo; 2) Jesús le agrada la
sencillez; 3) Jesús enseña con sencillez; 4) Jesús ordena sencillez a sus
discípulos; 5) Jesús establece un sacramento sencillo; 6) Jesús enseña el
servicio sencillo al prójimo; y 7) Jesús entrega un mensaje
sencillo al pecador.
PARA
TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Qué es para usted una persona sencilla?
2) ¿Considera la religión cristiana una fe
compleja o sencilla?
3) ¿Cuáles son, a su modo de entender, las
principales características del Evangelio?
4) ¿Cómo se puede resumir el mensaje del
Evangelio a los no creyentes?
5) ¿Cómo se puede vivir en forma práctica el
mensaje de reconciliación?
6) ¿Cuál debe ser nuestra conducta en relación
a diferencias teológicas frente a hermanos cristianos de otras iglesias?
7) ¿Cuándo hacemos del corazón un camino, como
el de la parábola del sembrador?
8) ¿Es necesario para anunciar el Evangelio,
hacer cursos, estudiar en seminarios, leer libros, escuchar discos, juntar mucho
dinero, etc.?
9) ¿Qué sentido tiene la Santa Cena?
10) ¿Tiene leyes el Evangelio?
11) ¿Cómo es la “buena tierra” para sembrar la
semilla del Evangelio?
12) ¿Qué elementos de la vida cotidiana de hoy
podemos utilizar en el lenguaje para predicar el Evangelio?
13) ¿Cómo se puede vivir la unidad del Cuerpo
de Cristo?
14) ¿Tenemos los cristianos el derecho a no
perdonar?
15) ¿Cómo podemos ser una Iglesia sencilla?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
- Reina, Casiodoro de
(1960). “La Santa Biblia”
Estados Unidos: Broadman
& Holman Publishers.
- MacArthur, John. (2011). “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson
Inc.
- (1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
- (1960). “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
- “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
- “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
- “Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
- Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
- (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
-
“Wikipedia, la Enciclopedia
Libre” https://es.wikipedia.org/
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