LECCIÓN 17
© Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura
bíblica:
“1 En el primer tratado, oh Teófilo,
hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, / 2
hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por
el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; / 3 a quienes también, después de
haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
/ 4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. / 5 Porque
Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días.” (Hechos 1:1-5)
Idea central: Circunstancias en que se puede
recibir el Espíritu Santo.
Objetivos: a) Conocer las distintas circunstancias en
que se puede recibir el Espíritu Santo; b) Aprender a discernir espiritualmente
toda manifestación del Espíritu; c) Tener temor de Dios y respeto hacia las
manifestaciones del Espíritu Santo; d) Permitir que el Espíritu Santo se
exprese y observar los resultados; e) No apagar ni contristar al Espíritu
Santo; f) Imponer las manos los ministros para la recepción del Espíritu Santo;
g) Estar abiertos a la acción imperceptible del Espíritu.
Resumen:
El Espíritu Santo fue prometido por Dios a todo creyente, bajo ciertas
condiciones. El convertido a Jesucristo puede recibirlo por acción directa de
Dios, por imposición de manos o en forma imperceptible.
¿E
|
stamos
conscientes que tenemos el Espíritu Santo? ¿Tienen todos los seres humanos el
Espíritu Santo? ¿Cómo podemos recibir el Espíritu Santo? ¿Qué es el Espíritu
Santo? Estas son preguntas cruciales que todo creyente debe saber responder no
porque lo ha aprendido de memoria en su catequesis, sino porque tiene la
profunda convicción de su respuesta.
Necesitamos
todos los cristianos estar absolutamente conscientes de que habita en nosotros
el Espíritu Santo, porque: 1) Lo recibimos el día que nos convertimos a Jesús;
2) Lo sentimos dentro de nosotros; 3) Se manifiesta en nuestras vidas.
No
todos los seres humanos tienen el Espíritu Santo, porque: 1) Tienen el espíritu
de vida que Dios sopló en la raza Adánica, pero para tener el Espíritu Santo
hay que nacer de nuevo; 2) Somos una raza caída en rebelión contra Dios y nos
fue quitado el Espíritu, la fe en Cristo puede devolvernos la santidad de Su
Espíritu.
Podemos
recibir el Espíritu Santo: 1) Arrepintiéndonos de nuestros pecados y pidiendo
perdón a Dios; 2) Creyendo en Jesucristo y en Su sacrificio expiatorio,
aceptándole como Salvador; 3) Entregándole toda la vida a Él como nuestro
Señor; 4) Bautizándonos en agua, muriendo a nuestra antigua vida y viejo
hombre; 5) Con fe en la promesa del Señor, “13
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque
no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir. / 14 El me glorificará; porque tomará de
lo mío, y os lo hará saber. / 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (San Juan
16:13-15)
El
Espíritu Santo es: 1) La Tercera Persona de la Trinidad, es decir Dios; 2) La
promesa del Padre, “26 Os daré corazón
nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. / 27 Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra.” (Ezequiel
36:26,27); 3) El Consolador anunciado por Jesús, “7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no
me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.”
(San Juan 16:7); 4) El Espíritu del
Cristo explicado por San Pablo, “9 Mas
vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu
de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
él. / 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a
causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. / 11 Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Romanos 8:9-11)
Pero
hay una pregunta muy práctica que hoy queremos hacernos, y que la Biblia nos
responde.
¿En
qué circunstancias se puede recibir el Espíritu Santo?
- Cuando Dios lo derrama.
“44 Mientras aún hablaba Pedro estas
palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. / 45 Y
los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos
de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. / 46
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. / 47
Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean
bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? / 48
Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se
quedase por algunos días.” (Hechos 10:44-48)
Un
ministro de Dios, sea pastor, profeta o evangelista, puede estar predicando y
sin que induzca ningún evento sobrenatural, el Espíritu Santo puede
manifestarse en la asamblea. Un testigo externo puede considerar tal
manifestación un desorden, una locura o una expresión emocional, pero ese
juicio no debe perturbarnos ni hacernos dudar de la expresión del Espíritu. El
discernimiento espiritual nos confirmará o hará rechazar tal manifestación.
La
reacción del Apóstol frente al derramamiento del Espíritu Santo sobre los
gentiles, fue de fe e inmediatamente se propuso bautizarlos en agua. Es decir
que, en este caso, primero fueron bautizados por el Espíritu y luego por las
aguas.
¿Cuál
será la actitud correcta de un cristiano frente a la manifestación del Espíritu
Santo?
1)
Discernir
espiritualmente esa manifestación. “8
Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de
ciencia según el mismo Espíritu; / 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a
otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. / 10 A otro, el hacer milagros;
a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros
de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.” (1 Corintios 12:8-10); “1
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” (1 Juan 4:1)
2)
Tener temor de
Dios y respetar la manifestación del Espíritu Santo. “28 De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los
hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; / 29 pero
cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino
que es reo de juicio eterno. / 30 Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu
inmundo.” (San Marcos 3:28-30)
3)
Permitir que el
Espíritu Santo se exprese y observar los resultados. “13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente
que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los
unos a los otros.” (Gálatas 5:13);
“15 Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. /
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o
higos de los abrojos?” (San Mateo
7:15,16)
4)
No apagar ni
contristar al Espíritu Santo que se quiere manifestar. “19 No apaguéis al Espíritu.” (1
Tesalonicenses 5:19)
Es
obvio que siempre es Dios quien derrama el Espíritu Santo, pero hay ocasiones
como la que se describe en la casa del gentil Cornelio, en que no hay ninguna
intervención humana y el Señor actúa ante la vista de Sus siervos.
- Cuando un ministro hace imposición de manos.
“1 Aconteció que entre tanto que Apolos
estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a
Efeso, y hallando a ciertos discípulos, / 2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay
Espíritu Santo. / 3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos
dijeron: En el bautismo de Juan. / 4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de
arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después
de él, esto es, en Jesús el Cristo. / 5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados
en el nombre del Señor Jesús. / 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino
sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. / 7 Eran
por todos unos doce hombres.” (Hechos 19:1-7)
“1 Aconteció que entre tanto que Apolos
estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a
Efeso, y hallando a ciertos discípulos, / 2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu
Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay
Espíritu Santo. / 3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron:
En el bautismo de Juan. / 4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de
arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después
de él, esto es, en Jesús el Cristo. / 5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados
en el nombre del Señor Jesús. / 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos,
vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
/ 7 Eran por todos unos doce hombres.”
(Hechos 19:1-7)
El
apóstol Pablo hizo una pregunta crucial a los hermanos de la Iglesia de Éfeso,
una pregunta que podríamos hacernos hoy también nosotros: “¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” La respuesta de
ellos fue que ni siquiera habían oído hablar acerca de un Espíritu Santo. Los
cristianos actuales no podríamos dar una respuesta así ya que desde que se nos
predica el Evangelio se nos habla del Dios Trino, que es Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Además se nos enseña que el mismo Espíritu de Dios viene a habitar
dentro del creyente, al recibir a Cristo como Señor y Salvador. De esto no
tenemos dudas, todo tipo de cristianos.
Pero nuestros hermanos de Éfeso dijeron
que habían sido bautizados “en el
bautismo de Juan”. Se referían a aquel acto al que llamaba el Bautista, el
que era un acto de arrepentimiento de obras malas para disponerse a Dios.
Acerca de su ministerio Juan Bautista decía: “11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que
viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo;
él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” (San Mateo 3:11). Para el cristiano el bautismo tiene un significado
diferente; es el paso de un reino a otro, del Reino de Tinieblas al Reino de
Dios; es morir a la antigua vida, la del viejo hombre, para nacer a una nueva
vida, la del hombre nuevo, es muerte y resurrección: “3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo
Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? / 4 Porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo
resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos
en vida nueva.” (Romanos 6:3,4)
Al oír el significado cristiano del
bautismo, los hermanos de Éfeso obedecieron y recibieron por la imposición de
manos de San Pablo, el bautismo del Espíritu Santo. Entonces se manifestaron en
ellos los carismas de las lenguas y la profecía, el hablar en idiomas conocidos
y desconocidos, y el proclamar las maravillas de Dios. Aquí se puede comprobar
que el Espíritu Santo es dado a los obedientes a Dios: “32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el
Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” (Hechos 5:32)
El Espíritu puede venir por la
imposición de manos de un ministro de Dios, luego del bautismo en agua, para
cumplimiento de los tres elementos de la Puerta del Reino: “38... Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo.” (Hechos
2:38). Arrepentimiento, bautismo en agua y bautismo del Espíritu forman la
entrada al Reino de Dios.
3.
Cuando Dios decide
actuar en forma imperceptible.
“31 Otra parábola
les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza,
que un hombre tomó y sembró en su campo; / 32 el cual a la verdad es la más
pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las
hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y
hacen nidos en sus ramas.” (San Mateo 13:31,32)
La semilla de la mostaza es pequeñísima.
Nadie pensaría que de esa semilla tan pequeña pudiese desarrollarse la más
grande de todas las hortalizas, que casi parece árbol. Cuando crece se llena de
pájaros y nidos de aves. Hay un misterio en su crecimiento como en muchos de
los procesos de la vida, tanto natural como espiritual. Es similar a lo que nos
sucede con los hijos: son tan pequeños e indefensos cuando nacen y pasados unos
años ya son jóvenes fuertes e independientes. Todo desarrollo de vida es
invisible a los ojos.
Así también actúa el Espíritu Santo. No
siempre podemos ver Su acción en las personas. Como dijo Jesús: “8 El viento sopla de donde quiere, y oyes
su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es
nacido del Espíritu.” (San Juan 3:8) Uno puede recibir el bautismo del Espíritu Santo, aún cuando no sea
consciente del mismo y el Espíritu comenzará a operar dentro de la persona en
forma imperceptible.
En muchas oportunidades, a causa de la vanidad y orgullo humanos, Dios
decidirá actuar en forma imperceptible en un creyente. Éste no se dará cuenta
que ha sido bautizado con el Espíritu Santo pero sus frutos demostrarán que
Dios ha estado trabajando en su vida.
CONCLUSIÓN.
Hay
distintas circunstancias en que una persona o un grupo de personas pueden
recibir el Espíritu Santo y Sus manifestaciones: 1) Cuando Dios lo derrama; 2) Cuando
un ministro hace imposición de manos; o 3) Cuando Dios decide actuar en
forma imperceptible.
Estas circunstancias nos
enseñan que: 1) Debemos discernir
espiritualmente toda manifestación; 2) Debemos tener temor de Dios y respetar
la manifestación del Espíritu Santo; 3) Debemos permitir que el Espíritu Santo
se exprese y observar los resultados; 4) No debemos apagar ni contristar al
Espíritu Santo que se quiere manifestar; 5) Los ministros deben imponer las
manos después del bautismo en agua para la recepción del Bautismo del Espíritu
Santo; 6) Debemos estar abiertos a la acción imperceptible del Espíritu.
PARA TRABAJAR
EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cuál ha sido su
experiencia con el Espíritu Santo?
2)
¿Qué manifestaciones
del Espíritu Santo ha visto usted en la Iglesia?
3)
¿Espera usted un
derramamiento especial del Espíritu Santo en estos tiempos y por qué?
4)
¿Por qué es
necesaria en la Iglesia, la imposición de manos por un ministro de Dios?
5)
¿Cómo percibe que
ha actuado Dios con esta iglesia?
6)
¿Cómo debe actuar el don de discernimiento de espíritus en la Iglesia?
7)
¿Cómo debe actuar
la Iglesia cuando se dan manifestaciones espirituales desconocidas?
8)
¿Ha sido testigo
de manifestaciones espirituales falsas y cuál fue la reacción de la Iglesia?
9)
¿Por qué no
debemos ser apresurados en juzgar las manifestaciones espirituales?
10)
¿Cuál fue su
experiencia en la recepción del Bautismo del Espíritu Santo?
11)
¿Cómo interpreta
la acción imperceptible del Espíritu Santo actualmente en esta iglesia?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina, Casiodoro de (1960) “La
Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman
& Holman Publishers.
·
MacArthur, John
(2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados
Unidos: Thomas Nelson Inc.
·
(1979) “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular”
Sociedades Bíblicas Unidas.
·
(1960)
“La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas
Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
·
“Nuevo
Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
·
“Diccionario de
la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
·
“Concordancia
electrónica de la Biblia” Disponible
en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·
Rizo Martínes,
José L. “Diccionario Bíblico”
Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·
(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·
Barclay, C. William (1970) “Comentario Al Nuevo
Testamento” / The Saint Andrew Press (1991) Actualización Edimburg, Escocia / (1995) Versión
en español Editorial CLIE
·
Apuntes de clases de Neumatología del profesor Rvdo.
David King, Seminario Teológico De La Gracia, Chile, noviembre de 2008.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario