ISAÍAS, EL PROFETA MESIÁNICO
CAPÍTULO 21 (SEGUNDA PARTE)
EL DESTINO DE EDOM Y ARABIA
© Pastor Iván Tapia
“13 Profecía sobre Arabia. En el bosque pasaréis la noche en Arabia, oh caminantes de Dedán. / 14 Salid a encontrar al sediento; llevadle agua, moradores de tierra de Tema, socorred con pan al que huye. / 15 Porque ante la espada huye, ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de la batalla. / 16 Porque así me ha dicho Jehová: De aquí a un año, semejante a años de jornalero, toda la gloria de Cedar será deshecha; / 17 y los sobrevivientes del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán reducidos; porque Jehová Dios de Israel lo ha dicho.” (Isaías 21:13-17)
Esta profecía es acerca de Arabia, tierra de ismaelitas. Era el atardecer de su historia. Hay unos caminantes de la ciudad de Dedan, antigua comarca del noroeste de Arabia, de los descendientes de Cam: “6 Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. / 7 Y los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán.” (Génesis 10:6,7) Esos caminantes huyen de la batalla y son refugiados de un ataque a Arabia y están sedientos y hambrientos de pan. Tal ataque será en un año más. Entonces toda la gloria de Cedar ya no será más. Cedar fue el segundo de los hijos de Ismael: “estos, pues, son los nombres de los hijos de Ismael, nombrados en el orden de su nacimiento: El primogénito de Ismael, Nebaiot; luego Cedar, Adbeel, Mibsam” (Génesis 25:13) Sus descendientes, tribu nómada o beduina, habitaban una región de Arabia y poseían grandes riquezas: “Arabia y todos los príncipes de Cedar traficaban contigo en corderos y carneros y machos cabríos; en estas cosas fueron tus mercaderes.” (Ezequiel 27:21)
Pronto, justo un año, vendría un gran
ataque a Cedar: “Acerca de Cedar y de los
reinos de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha dicho
Jehová: Levantaos, subid contra Cedar, y destruid a los hijos del oriente.” (Jeremías 49:28) Ellos vivían en carpas
y su riqueza era principalmente el ganado. El destructor caería sobre ellos y
los destruiría. Un juicio se acercaba para estos ismaelitas.
Esta es la profecía sobre un pueblo que siguió otro camino, no el de Jehová, un pueblo descendiente de Ismael, de quien el Ángel del Señor dijo a Agar: “10…Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. / 11 Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. / 12 Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará.” (Génesis 16:10-12)
Vendría un ataque extranjero a estos
ismaelitas de tal crudeza que huirían a los bosques y necesitarían el socorro de
otros. La rica Cedar sería destruida en un año más. Aún los flecheros más
valientes serían reducidos. Termina la profecía con la afirmación de Dios: “porque Jehová Dios de Israel lo ha dicho.”
Ismael fue hijo de Abraham y de Agar, la esclava egipcia. Nació cuando Abraham, de 86 años de edad, había pasado ya diez años en Canaán. Fue hijo de la sabiduría carnal y no de la fe; de un padre que no quiso creer en la promesa de Dios y se dejó llevar por aparentes imposibilidades y esforzándose en obtener por medios humanos el fin de la promesa. Ismael se hizo notar por su actitud hostil y burlona hacia Isaac, el heredero de la promesa. Por ese comportamiento fueron expulsados de la casa él y su madre, errando por el desierto: “9 Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. / 10 Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo. / 11 Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo. / 12 Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. / 13 Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente. / 14 Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba.” (Génesis 21:9-14)
Creció y se fortaleció en el desierto de Parán, viviendo de su arco; se casó con una egipcia. Fue padre de doce príncipes, según la promesa de Dios a Abraham: “12 Estos son los descendientes de Ismael hijo de Abraham, a quien le dio a luz Agar egipcia, sierva de Sara; / 13 estos, pues, son los nombres de los hijos de Ismael, nombrados en el orden de su nacimiento: El primogénito de Ismael, Nebaiot; luego Cedar, Adbeel, Mibsam, / 14 Misma, Duma, Massa, / 15 Hadar, Tema, Jetur, Nafis y Cedema. 7 16 Estos son los hijos de Ismael, y estos sus nombres, por sus villas y por sus campamentos; doce príncipes por sus familias.” (Génesis 25:12-16) Es indudable que un gran complejo generó ese error de Abraham al haber preferido a Isaac como hijo legítimo y deshacerse de su hijo primogénito Ismael, acción que generó dolor, rechazo y odio que se transmitió de generación en generación en los ismaelitas. ¡Cuán importante es que sanemos nuestras relaciones familiares entre padres e hijos, y entre hermanos, para evitar desenlaces dolorosos en el futuro: “Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.” (Salmos 103:13) e “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. / 21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.” (Colosenses 3:21)
La causa de la destrucción del pueblo
ismaelita, beduino o Arabia fue el rechazo y odio hacia el pueblo de Dios, de
donde vendría la salvación.
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