UNA NACIÓN LIBRE
MENSAJE DE FIESTAS PATRIAS 4
© Pastor Iván Tapia
Lectura
bíblica: “17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. / 18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por
el pecado. / 19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo, /
20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de
su carne, / 21 y teniendo un gran
sacerdote sobre la casa de Dios, / 22
acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” (Hebreos 10:17-22)
Idea
central: La libertad cristiana.
Objetivos: a) Valorar la libertad como uno
de los dones más preciados por el ser humano; b) Conocer y apreciar los textos
donde la Biblia nos habla de la libertad que Dios puede otorgar al Hombre; c)
Conocer, apreciar y aplicar los textos en que el Nuevo Testamento enseña acerca
de la libertad cristiana; d) Conocer, profundizar, valorar y comunicar la
verdad sobre el origen de nuestra libertad, Jesucristo; e) Apreciar, comprender
y darse cuenta del desarrollo de la libertad cristiana que produce la obra del
Espíritu Santo; f) Conocer y creer en la liberación futura del Hombre y su
entorno; g) Comprender y aplicar cómo debe ser la administración de la libertad
cristiana; y h) Comprender y valorar la ley de la libertad cristiana, que es el
Amor.
Resumen: El Nuevo Testamento enfatiza la libertad
cristiana, originada en la obra de Jesucristo en la cruz y la acción del
Espíritu Santo en el creyente; nos enseña cómo administrar ese don maravilloso
de Dios, de modo que no ofenda al prójimo ni nos haga recaer en legalismos; y
como una verdadera “ley de libertad”, fundada en el Amor de Dios.
C
|
uando la nación
en que nacimos y vivimos recuerda y celebra su libertad o el inicio de un
proceso de liberación nacional, es atingente que los cristianos reflexionemos
sobre este bien tan preciado como es la “libertad” y cómo debemos vivirla. Hay
una libertad física pero también hay una libertad espiritual. De esta libertad
está preocupada principalmente la Iglesia y la Palabra de Dios.
Casi 50 veces
aparece la palabra “libertad” en el Nuevo Testamento. Es que la libertad es un
tema central en toda la Biblia: 1) Dios dio libertad al ser humano para obrar
bien y creativamente, incluso para decidir entre lo bueno o lo malo, con las
consecuencias que ello implica; 2) Al perder el ser humano su libertad y atarse
al pecado y a las tinieblas, Dios le promete liberarlo; 3) El pueblo hebreo fue
libertado de la esclavitud en Egipto, por el siervo de Dios Moisés; 4) Los
profetas anunciaron un Libertador de Israel y la Humanidad, el Mesías o Cristo;
5) Jesucristo, el Hijo de Dios, fue enviado a la Tierra para libertar al pecador
de culpas y pecados; para libertarlo del poder de las tinieblas.
En la época de
la Reforma, Martín Lutero escribió dos afirmaciones sobre este preciado don de
la libertad que nos legó Jesucristo: “El cristiano es libre señor de todas las
cosas y no está sujeto a nadie.” Y “El cristiano es servidor de todas las cosas
y está supeditado a todos”. Ambas afirmaciones las fundamentó en los siguientes
textos bíblicos:
·
“Por
lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor
número.”
(1 Corintios 9:19)
·
“No
debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo,
ha cumplido la ley.” (Romanos
13:8)
¿Qué
nos enseña el Nuevo Testamento sobre la libertad cristiana?
1.
Origen, desarrollo y futuro de la
libertad cristiana.
“18
El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A
pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a
los oprimidos” (San Lucas 4:18)
El Señor
Jesucristo vino a la Tierra con el propósito de liberarnos:
a)
Liberarnos de la pobreza e ignorancia
espiritual, “para dar buenas nuevas a los
pobres”
b)
Liberarnos de culpas, heridas, traumas y
complejos, “sanar a los quebrantados de
corazón”
c)
Liberarnos de la cautividad del pecado, “ pregonar libertad a los cautivos”
d)
Liberarnos de la ceguera espiritual, “dar vista a los ciegos”
e)
Liberarnos de la opresión de Satanás y
las tinieblas, “poner en libertad a los
oprimidos”
Jesucristo vino
a darnos libertad y nos transmitió una doctrina liberadora, que es el
Evangelio:
“17
Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de
corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; / 18 y
libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos
6:17,18)
La doctrina de
Jesús implica:
a)
Obedecerla
de corazón;
seguir a Jesucristo implica obedecer a Su Evangelio.
b)
Ser
libertados del pecado; al creer en Jesucristo somos
libertados de la esclavitud del pecado y aunque el pecado nos acecha, luchamos
contra él.
c)
Ser
siervos de la justicia; de ser esclavos de las tinieblas,
Jesucristo nos hizo justos ante Dios.
El origen de
nuestra libertad espiritual es Jesucristo y Su doctrina, lo cual produce un
resultado:
“Mas
ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis
por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (Romanos 6:22)
El resultado de
ser liberados del pecado para ser siervos de Dios, es:
a)
La santificación, el proceso de
transformación del carácter que realiza el Espíritu Santo en el cristiano.
b)
La vida eterna, el don de la vida
sublime, aquella que sólo Dios puede dar, la vida del espíritu que está por
sobre la vida biológica y psicológica.
Dios continuará
liberando pecadores hasta el día del regreso de Jesucristo. Los cristianos,
pecadores arrepentidos y en proceso de santificación, un día serán
completamente liberados de la esclavitud de la carne, mediante la resurrección
y transformación. Esa será la libertad
gloriosa de los hijos de Dios:
“20
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por
causa del que la sujetó en esperanza; / 21 porque también la creación misma
será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los
hijos de Dios.” (Romanos 8:20,21)
Pero no sólo la
Humanidad será liberada, sino también la naturaleza que sufre en la actualidad
los resultados del pecado del ser humano. La Palabra de Dios vaticina que la creación misma será libertada de la
esclavitud de corrupción.
En resumen:
·
Jesucristo vino a liberarnos del pecado,
por tanto Él es el origen de nuestra libertad.
·
Jesucristo nos transmitió una doctrina
liberadora, que es el Evangelio.
·
Esa doctrina produce como resultado
nuestra salvación, sanación, renovación y transformación.
·
Su obra culminará en la completa
liberación del Hombre y la Creación.
2.
Administración de la libertad cristiana.
“8
Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos,
seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. / 9 Pero mirad que esta
libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.” (1 Corintios 8:8,9)
Necesitamos
aprender a administrar la libertad que tenemos en Cristo.
Lo que comamos o
bebamos no nos hace más aceptables para Dios. Somos aceptados por Él por medio
de la fe en Jesucristo. No comer carne y preferir verduras puede ser bueno para
la salud; beber alcohol puede embotar la mente y ponernos en situaciones
difíciles, pero nuestra salvación no depende de ello. Al conocer a Jesucristo
hemos sido liberados de todas esas normas religiosas que ponían como ley dejar
de comer y beber ciertas cosas.
El consejo
paulino es que al usar de esta libertad, nos cuidemos de no ofender la
conciencia de personas que dan valor a esos actos. En los tiempos de Apóstol
las religiones idólatras sacrificaban animales a sus dioses y solía venderse o
regalarse la carne sobrante. Para un cristiano esa carne nada significaba, pero
para un hermano de conciencia más débil sí podía ser motivo de tropiezo:
“28
Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por
causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es
la tierra y su plenitud. / 29 La conciencia, digo, no la tuya, sino la del
otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro?” (1 Corintios 10:28,29)
Por causa de
aquel que considera pecado o falta comer, beber, fumar u otra costumbre
externa, es conveniente que sepamos administrar la libertad que Jesucristo nos
ha dado. A veces la libertad cristiana es amenazada:
“3
Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a
circuncidarse; / 4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a
escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo
Jesús, para reducirnos a esclavitud, / 5 a los cuales ni por un momento
accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con
vosotros.”
(Gálatas 2:3-5)
Dentro de la
Iglesia de los tiempos de los primeros apóstoles había dos posturas frente a la
fe, dos modos de entender la salvación: 1) La posición de San Pablo que creía
en la salvación exclusivamente por medio de la fe en Jesucristo; y 2) La
posición de los judaizantes que pensaban que un cristiano no judío, es decir
gentil, debía circuncidarse y guardar todos los ritos de la Ley.
La Gracia nos
libertó del cumplimiento de la Ley en términos de ordenanzas, la llamada Ley
Mosaica o Ley de Moisés. Los 10 mandamientos expresan para los cristianos más
bien que órdenes, 10 principios de vida: Lealtad, fidelidad, reverencia, santidad,
respeto a la autoridad, respeto a la vida, pureza, honestidad, veracidad y contentamiento.
El Apóstol
enseñaba a judíos y gentiles a vivir la libertad cristiana, libres del pecado,
de la carne, del mundo, de las tinieblas y de la Ley. Más había falsos hermanos introducidos a escondidas en
las congregaciones. Su propósito al espiar su libertad era volver a los
convertidos a la esclavitud legalista.
Aún hoy día se
da esta pugna entre una mentalidad legalista y una mentalidad libre dentro de
la iglesia. Es la lucha entre los de la Ley y los de la Gracia. La Biblia nos
insta a cuidar la libertad que tenemos en Cristo:
“Estad,
pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra
vez sujetos al yugo de esclavitud.” (Gálatas 5:1)
La Iglesia en
Galacia estaba en aquellos tiempos amenazada en su fe por los que querían
volver a los hermanos a la circuncisión. Pablo les recuerda que deben defender
su libertad, que deben estar muy firmes en la libertad que Cristo les dio.
¿Cómo puede ser que habiendo sido liberados de tradiciones, costumbres y
prejuicios humanos, queramos volver a ellos? Jesucristo nos libertó de una
antigua mentalidad en que vivíamos con miedos y culpas, un modo de pensar y
vivir que nos tenía prisioneros.
Los cristianos
fuimos llamados a libertad. Lo único que debemos cuidar es que el uso de esta
libertad no nos lleve a ofender al Señor que nos la dio. Una demostración de
que estamos administrándola bien es el amor al prójimo y el amor fraternal:
“Porque
vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la
libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los
otros.” (Gálatas 5:13)
En Resumen:
• Los
cristianos fuimos llamados a libertad.
• Necesitamos
aprender a administrar y cuidar la libertad que tenemos en Cristo.
• Nuestra
libertad cristiana a veces es amenazada.
• Debemos
cuidar del uso que demos a esta libertad
• Debemos
cuidar de no ofender al Señor que nos la dio.
• Una
demostración de que estamos administrando bien la libertad es el amor al
prójimo y el amor fraternal.
3.
La ley de la libertad cristiana.
“15
Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la
ignorancia de los hombres insensatos; / 16 como libres, pero no como los que
tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de
Dios.” (1 Pedro 2:15,16)
Dios desea que
hagamos el bien y de ese modo, con ese testimonio vivo, tapemos la boca de los
malintencionados, los que murmuran de nosotros, los que no aceptan nuestro
cristianismo, los insensatos. Debe ser nuestro buen obrar el arma para callar la ignorancia de los hombres
insensatos y no el mal hablar, la odiosidad u otra conducta negativa de
nuestra parte.
Tenemos la
libertad para actuar como pensemos que es mejor en nuestras relaciones humanas,
pero en esa libertad deberá primar siempre, como
siervos de Dios, la justicia, la misericordia y la fe:
“¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el
eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la
misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” (San Mateo 23:23)
¿Cómo hemos de
ejercer la libertad, sino con amor? Esta es una verdadera ley:
“Mas
el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en
ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será
bienaventurado en lo que hace.” (Santiago 1:25)
Cuando leemos la
epístola de Santiago, hermano del Señor, nos llama la atención su sentido
pragmático de la fe. Para él la verdadera fe se demuestra en acciones, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de
la obra. Sin embargo habla de una perfecta ley a la que llama la de la libertad. A nuestro juicio se
refiere a la ley de Cristo, la ley del Amor.
¿Por qué la ley
del Amor es “la ley de la libertad”? Porque:
1)
Por el gran amor de Dios nos fue enviado
un Libertador, Jesucristo.
2)
El gran Amor de Jesucristo le condujo a
morir por nosotros en la cruz.
3)
Por medio de ese Amor fuimos libertados.
4)
El Espíritu morando en el cristiano lo
libera de incredulidad, orgullo, culpas, egoísmo e ignorancia y lo hace amar a
Dios, al prójimo y a sí mismo.
Perseverar en la
ley del Amor nos traerá la bienaventuranza de Dios. Será esta la mejor forma de
agradecer la maravillosa obra liberadora que hizo y continúa haciendo
Jesucristo, nuestro Libertador:
“17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. / 18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por
el pecado. / 19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo, /
20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de
su carne, / 21 y teniendo un gran
sacerdote sobre la casa de Dios, / 22
acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” (Hebreos 10:17-22)
Dios olvida para
siempre nuestros pecados al ver a Jesucristo en nosotros, Aquél que murió por
nuestras transgresiones para darnos libertad. No es necesaria otra ofrenda por
nuestros pecados, ni obra alguna ni que Jesús deba morir otra vez para recibir
el perdón. Dios ya nos aceptó, perdonó nuestros pecados, nos dio la salvación y
puso Su Espíritu en nosotros para poder vencer al pecado.
Por Jesucristo
gozamos de completa libertad para entrar
en el Lugar Santísimo en la Presencia de Dios y compartir con Él
pensamientos, sentimientos, acciones. Libremente podemos comunicarnos con Dios,
ya que Jesús a través de Su carne sacrificada, a la manera del velo que
separaba el Lugar Santo del lugar Santísimo en el Tabernáculo, nos comunica con
el Padre. Por eso solemos hacer nuestras oraciones “en el nombre de Jesús”.
En la Casa de
Dios, Su Iglesia, hay un gran sacerdote
que ejerce como Mediador y Abogado de todos los hijos de Dios. Este Sumo
Sacerdote no es un ser humano pecador, limitado y con defectos, sino el Hijo de
Dios, Jesucristo, Santo y Justo, Misericordioso y conocedor de nuestra
humanidad, nuestro Libertador. Por lo tanto “acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de
mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura.”
En resumen;
·
Debemos ejercer la libertad cristiana
con amor.
·
La verdadera ley de la libertad es el
Amor de Cristo.
·
Perseverar en la ley del Amor nos traerá
la bienaventuranza de Dios.
·
Por Jesucristo, nuestro Libertador,
gozamos de completa libertad para entrar en la Presencia de Dios.
CONCLUSIÓN.
La libertad es uno de los dones más preciados
por el ser humano. Toda la Biblia nos habla de la libertad que Dios puede
otorgar al Hombre. El Nuevo Testamento es particularmente enfático en este
aspecto y enseña: 1) El origen, desarrollo y futuro de la libertad cristiana,
Jesucristo, la obra de Su Espíritu y la liberación del Hombre y su entorno; 2)
Cómo debe ser la administración de la libertad cristiana dada a los creyentes,
no ofensiva a nuestros prójimos y cuidadosa de no recaer en legalismos; y 3) La
ley de la libertad cristiana, que es el Amor de Jesucristo, nuestro Libertador.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Es
importante para usted tener libertad?
2) ¿Cuál
es el origen de la libertad cristiana?
3) ¿Tiene usted dificultades para
ejercer su libertad cristiana?
4) ¿Qué diferencias hay entre la libertad
física y la libertad espiritual?
5) ¿Cuántas
veces aparece la palabra “libertad” en el Nuevo Testamento?
6) ¿Qué
pasajes del Antiguo Testamento expresan la idea de libertad?
7) ¿Por
qué se dice que Jesucristo es nuestro Libertador?
8) ¿Qué significa que el
cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado a todos?
9) ¿Cree usted que el cristiano
es libre señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie?
10) ¿Cuál es la obra del Espíritu
Santo en relación a la libertad?
11) ¿Qué
relación existe entre el ser humano y la actual destrucción del medio ambiente?
12) ¿Cómo
entiende usted la “ley de la libertad”?
13) ¿Qué piensa usted de una fe
cristiana basada en prohibiciones y castigos?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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(1960) “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de:
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“Nuevo
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Rizo
Martínes, José L. “Diccionario Bíblico”
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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https://es.wikipedia.org/
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Pérez Millos, Samuel “Comentario Exegético Al
Texto Griego del Nuevo Testamento – Hebreos”
·
Lutero, Martín (1520) “La Libertad Cristiana” disponible en
http://semla.org/portal/wp-content/uploads/2011/05/La-Libertad-Cristiana-Lutero.pdf
Valparaíso,
domingo 22 de septiembre de 2019.
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