LECCIÓN 6
© Pastor Iván Tapia
Lectura bíblica: “Y los sacó
fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. / 51 Y aconteció que
bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.” (San Lucas 24:50,51)
Idea central: Jesucristo fue trasladado a la
gloria o paraíso, junto con todos los que en Él crean.
Objetivos: a) Conocer, comprender y valorar el breve “credo” que el Apóstol
escribió a Timoteo; b) Adquirir una visión sintética del misterio de nuestra fe;
c) Comprender y valorar que la Iglesia es portadora del depósito de la fe y
defensora del Evangelio; d) Comprender que los cristianos somos el reflejo de
la poderosa luz que emana de Jesucristo; e) Entender que así como Jesucristo
fue llevado a la gloria, también volverá con gloria; f) Conocer, comprender y
saber aplicar el término “gloria” en sus diversos usos: luminosidad, alabanza,
fama, gran gozo y “paraíso”.
Resumen:
El término gloria tiene diversos usos, tanto en el lenguaje coloquial como en
el bíblico. La última frase de 1 Tesalonicenses 3:16 declara que Jesús “fue
recibido arriba en gloria”. La gloria es el lugar al que fue llevado Jesucristo
Resucitado y victorioso, el Paraíso donde serán llevados todos los que crean en
Él, al morir; pero también la palabra gloria designa: la luminosidad de los astros celestes, la
alabanza que merecen los hechos positivos, la fama que se logra en este mundo y
el gran gozo.
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a sexta y última
parte de este pequeño “credo”, un himno de la época, dice “y recibido arriba en
gloria”. Esa recepción de Jesucristo en los cielos es para Su exaltación, por
la victoria que tuvo en la cruz sobre la carne, el mundo y el diablo.
Jesús venció su
naturaleza humana y cualquier debilidad propia del hombre, enfrentándose a la
tortura, el escarnio y la muerte; venció al mundo que lo tentaba a renunciar a
su posición de Hijo de Dios y blasfemar contra el Padre, sometiéndose a la
Palabra de Dios y derramando su sangre por amor a la Humanidad; y venció a
nuestro enemigo y enemigo de Dios, marchando hacia la muerte, descendiendo al
lugar de los muertos para proclamar su victoria y rescatar a los santos
antiguos, y resucitando por el poder del Espíritu Santo, de entre los muertos.
En este “credo”
se observan algunos contrastes: Jesucristo fue “manifestado en la carne”, pero
también “justificado por el Espíritu”; fue “visto por los ángeles”, mas
“proclamado entre las naciones”, haciendo evidente su obra redentora tanto en
los cielos como en la Tierra; y finalmente sería “creído en el mundo” y
“recibido arriba en gloria”, es decir que el resultado de Su obra liberadora
sería dado a conocer tanto en la esfera terrenal como en la celestial.
Un día Jesús
aparecerá en esta Tierra y se manifestará en gloria y poder, será Su Segunda
Venida. La palabra “gloria” en la Biblia tiene diversos significados y hay que
saberla interpretar de acuerdo al contexto.
¿Qué
significa gloria en la Biblia?
1. Gloria
es la luminosidad de los astros, las personas y Dios.
“Una es la gloria del sol, otra la gloria de
la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de
otra en gloria.” (1 Corintios 15:41)
Los pueblos de
todas las épocas han observado los cielos y los han estudiado, en especial los
de la Antigüedad que no contaban con la tecnología actual para navegar y
desplazarse por tierra y mar. La luminosidad diferente de cada cuerpo celeste
llamaba la atención de los antiguos y la llamaban “gloria”. Cada estrella, como
la luna y el sol tenían distinta “gloria”, brillo o luz. La conducta de los
seres humanos podía entonces caracterizarse por mayor o menor gloria, si era
más o menos correcta.
“Por
tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la
misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2
Corintios 3:18)
Pablo dice que
si miramos con honestidad –“a cara descubierta” –al Señor, Su luminosidad
–amor, sabiduría, paz, etc. –se reflejará en nosotros mediante un proceso de
transformación. Dice que seremos “transformados de gloria en gloria”. No es un
cambio mágico sino la obra del Espíritu Santo en un corazón dispuesto. Somos
transformados cuando vivimos observando la gloria de Jesucristo y nos
disponemos a Su voluntad.
2. Gloria
es aplaudir, alabar, exaltar.
“Porque de él, y por él, y para él, son
todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Romanos 11:36)
Podemos aplaudir
y elogiar a otros seres humanos por sus logros deportivos, artísticos,
científicos, etc. Eso es dar gloria, alabar, exaltar. También podemos
aplaudirnos a nosotros mismos por los éxitos alcanzados o las cualidades que
poseemos. Nada más desagradable que una persona que acostumbra alabarse a sí
misma. En verdad debemos dejar que otros nos alaben y no hacerlo nosotros, que
los demás reconozcan nuestros méritos. No exageremos las alabanzas hacia otros,
lo que puede hacerles daño y volverles vanidosos, ni caigamos en la vanagloria
o gloria hueca.
Quien sí merece
toda glorificación es Dios. Él es Santo y Perfecto, lo cual debe ser reconocido
en alabanza, adoración y acciones de gracias.
3. Gloria
es fama, honor, esplendor, buena reputación.
“pero os digo, que ni aun Salomón con toda
su gloria se vistió así como uno de ellos.” (San Mateo 6:29)
Salomón, hijo
del rey David, fue un gobernante poderoso, con grandes conocimientos para su
época, lleno de riqueza. Todo ello era su gloria. Podemos exclamar, ante una
vida exitosa: ¡Qué gloria ha alcanzado esa mujer o ese hombre! La gloria de la
fama buscan muchas personas en esta sociedad y a veces la educación y el
sistema la fomentan con los innumerables concursos y competencias. Tener gloria
en este mundo es uno de los propósitos más anhelados por muchas personas.
Sin embargo,
como lo expresan estas palabras de Jesús, la gloria del poder y la riqueza son
inferiores a la gloria de Dios. La verdadera gloria reside en Dios. De Él es la
gloria eterna, pues de Él proceden todas las cosas, las que ha hecho bellas y
perfectas, Él restaura todo lo que falla y lo hace en forma sabia y amorosa, es
todo Amor y Verdad. La mejor reputación la tiene Dios, es altamente ético y no
falla, es Fiel; no así el humano, como Salomón que, pese a haber adquirido
sabiduría y grandes riquezas y poder, al término de su vida cayó en la
idolatría.
En la patria
tenemos las glorias de nuestros ejércitos y las celebramos cada año. Son las
victorias que unos hombres alcanzaron luchando por la nación. A esas glorias se
les rinde honores con desfiles, salvas, banderas y diversas expresiones de
patriotismo.
4. Gloria
es gran gozo, gusto o placer.
“Porque si el ministerio de condenación fue
con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.” (2 Corintios 3:9)
El ministerio de
Moisés fue con hechos poderosos, o sea gloriosos, los que trajeron gran
satisfacción a la clase sacerdotal, como también al pueblo que pecaba y podía
redimirse en sacrificios de animales y ofrendas al tabernáculo. El disfrute del
sentirse perdonados o pensar que Jehová borraba sus culpas traía cierto gozo a
sus almas, aunque volvían a pecar y quedaba en evidencia su debilidad.
El ministerio de
Jesús, en cambio, trajo la certeza del perdón, la sanación, la renovación y la
transformación a las almas que confiaron en Su Gracia. Es indudable que este
ministerio es glorioso y trae gran gozo al ser. Estar en Cristo es estar “en la
gloria”, como suelen decir las personas cuando están muy contentas y
satisfechas.
5. Gloria
es el “paraíso” donde van los cristianos al morir.
“Y
a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.” (Romanos 8:30)
Dios nos
predestinó para ser Sus hijos, Él lo planificó mucho antes de que naciéramos,
nuestro destino era ser cristianos. En cierto momento de la vida nos llamó por
medio de Jesucristo, a lo que respondimos positivamente pues lo necesitábamos
imperiosamente. En la cruz nos hizo justos, muriendo en lugar de nosotros,
tomando en sí el castigo que merecíamos, nos justificó ante Sí. Finalmente nos
glorificará, aunque en Su mente ya nos glorificó, nos llevó a Su gloria. Nuestra
glorificación es parte del plan de salvación.
“por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios” (Romanos
3:23)
Todos los seres
humanos somos unos pecadores, hacemos, sentimos y pensamos lo que desagrada a
Dios. Por lo tanto no merecemos estar con Dios. Nuestra posición es la
condenación, mas por el ministerio de Jesucristo alcanzamos la salvación, el
perdón de pecados y la glorificación. La gloria es una posición, es el Cielo
que podemos alcanzar por la salvación en Cristo.
“Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si
crees, verás la gloria de Dios?” (San
Juan 11:40)
Así le dijo
Jesús a la hermana de Lázaro, desanimada por la enfermedad y muerte de su
hermano. Jesús nos invita a creer para “ver” la gloria de Dios que es más que
la victoria. Es una dimensión espiritual, un lugar celestial. Según el Apóstol
ya estamos “sentados en lugares
celestiales” (Efesios 2:6),
somos los “santos en luz” (Colosenses 1:12). Esperamos ese día en
que estaremos en la gloria y sabemos que los cristianos que han dormido en
Cristo ya están en Su gloria, como lo prometió Jesús al ladrón: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo
en el paraíso” (San Lucas 23:43)
“Cuando
Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados
con él en gloria.” (Colosenses
3:4)
Nuestra vida es
aquella fuerza, energía, Persona, que llevamos dentro; es la vida sobrenatural
del espíritu. Una es la vida biológica, otra la de la mente y otra la vida
sobrenatural del Espíritu, que nos ha sido dada por Jesús. Esta “vida”, llamada
vida zoé, se manifiesta paulatinamente en el cristiano, “de gloria en gloria”.
Pero un día se manifestará de un modo totalmente nuevo, cuando Cristo regrese;
ese día se manifestará con poder esa vida en nosotros.
Del mismo modo
que Cristo se manifestará en este mundo aquel día, cuando regrese para gobernar
el planeta; se manifestará nuestra vida, sea que muramos o seamos arrebatados,
en el Paraíso, la gloria de Dios. Con toda seguridad, si hemos creído en
Jesucristo y le entregamos la vida completa, un día seremos llevados a la
gloria, el paraíso de Dios.
CONCLUSIÓN.
El Apóstol
escribió al obispo de Éfeso, su discípulo Timoteo una especie de credo que era
la estrofa de un himno, para que recordara el misterio de nuestra fe: “14 Esto te escribo, aunque tengo la
esperanza de ir pronto a verte, / 15 para que si tardo, sepas cómo debes
conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad. / 16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la
piedad: Dios fue manifestado en carne, / Justificado en el Espíritu, / Visto de
los ángeles, / Predicado a los gentiles, / Creído en el mundo, / Recibido
arriba en gloria.” (1 Timoteo
3:14-16)
La riqueza
teológica de este Texto entonado por los primeros cristianos reside en el
énfasis que hace del rol de la Iglesia como portadora del depósito de la fe y
defensora o baluarte de la verdad del Evangelio y cómo todo ello está fundado
en Cristo, verdadero Dios y Hombre. Pero ello debe reflejarse en cada
cristiano, somos el reflejo de la poderosa luz que emana de Jesucristo.
Dos verdades se
vislumbran en las últimas palabras de este credo y son que Jesucristo fue llevado
a la gloria, arriba al cielo, pero también que Jesucristo volverá con gloria.
El término “gloria”
en la Biblia se usa para distintas circunstancias, a saber: 1) Gloria es la
luminosidad de los astros, las personas y Dios; 2) Gloria es aplaudir, alabar,
exaltar; 3) Gloria es fama, honor, esplendor, buena reputación; 4) Gloria es
gran gozo, gusto o placer; y 5) Gloria es el “paraíso” donde van los cristianos
al morir.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cuáles son los seis aspectos del misterio de nuestra
fe que nombra el Apóstol en su carta a Timoteo?
2)
¿Por qué se dice que la iglesia es columna y baluarte
de la verdad?
3)
¿Por qué fue necesario que Dios se manifestara en carne?
4)
¿Cuál es la poderosa luz que emana de Jesucristo?
5)
¿Qué aspectos de Jesucristo estamos reflejando en
nuestra Iglesia?
6)
¿Cómo imagina la Gloria o Paraíso?
7)
¿Qué significa mirar
al Señor “a cara descubierta”?
8)
¿Qué tipo de líderes necesita la Iglesia de hoy?
9)
¿Cómo podemos formar discípulos que sean “transformados
de gloria en gloria”?
10) ¿Basta
con sólo observar la gloria de Jesucristo para ser transformados?
11) ¿Cuál
es la figura principal del misterio de la piedad?
12) ¿Es
más importante que Jesús fuera visto de los ángeles o que sea predicado a los
gentiles?
13) ¿Cómo
está trabajando su iglesia para que Jesús sea creído en el mundo?
14) ¿Qué
importancia tiene que la Iglesia sea portadora del depósito de la fe?
15) ¿Es
necesario que Jesucristo regrese si ya tiene toda autoridad en gloria?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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Reina,
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
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https://es.wikipedia.org/
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