LECCIÓN 26
© Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura
bíblica: “Obedeced
a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso.” (Hebreos 13:17)
Palabra clave del capítulo: OBEDIENCIA.
Idea central: La obediencia de pastores y
ovejas.
Objetivos: a) Interpretar bajo
una mirada diferente el versículo 17 de Hebreos, capítulo 13, considerando
los deberes tanto de pastores como ovejas; b) Comprender y practicar que todos
los creyentes nos debemos obediencia unos a otros, como al Señor; c) Aprender a
obedecer a la autoridad; d) Comprender
la importancia de sujetarse al Cuerpo de Cristo; e) Instar a todo cristiano a velar
por las almas; f) Comprender y valorar que todos daremos cuenta de nuestro
comportamiento cristiano en el Tribunal de Cristo; g) Servir a nuestros
semejantes y a Dios con alegría; h) No quejarse en el servicio; e i) Disfrutar
el provecho de servir al Señor.
Resumen: El último capítulo del
libro de Hebreos tiene como principal acento la obediencia. Esta enseñanza la
hemos centrado en el verso 17 que nos invita a la obediencia, la sujeción, la fraternidad,
el compromiso con Dios, el servicio gozoso y el provecho de estar en Cristo.
H
|
El capítulo 13 de Hebreos, último de esta enseñanza a la comunidad de
judíos convertidos, hace diez encargos muy prácticos, útiles para todo
creyente. Son nuestros deberes cristianos:
·
Amar a nuestros hermanos en la fe (Hebreos 13:1)
·
Ser hospitalarios en nuestro hogar (Hebreos 13:2)
·
Ser compasivos con los que sufren (Hebreos 13:3)
·
Tener una conducta sexual ordenada (Hebreos 13: 4)
·
Practicar el contentamiento y la
generosidad (Hebreos 13:5,6)
·
Imitar a los pastores (Hebreos 13:7)
·
Vivir en la Gracia de Jesucristo (Hebreos 13: 8-15)
·
Ser solidarios con nuestros hermanos (Hebreos 13:16)
·
Obedecer a los pastores (Hebreos 13:17)
·
Orar por los ministros de Dios (Hebreos 13:18)
Pero en esta
oportunidad nos vamos a detener en el versículo 17, que dice: “Obedeced
a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso.” (Hebreos
13:17)
En este
versículo encontramos siete aspectos muy importantes tanto para el pastor como
para la oveja. Todos los cristianos somos ovejas, incluidos los pastores; pero
no todas las ovejas son pastores, pues el pastorado es un ministerio, un
llamado o vocación específica hecha por el Señor. Todos somos ovejas del rebaño
de Jesús, nuestro Pastor. Así es que estos aspectos tocan a ambos y muy
especialmente al pastor. Este versículo está dirigido tanto a las ovejas como a
los pastores. Que cada uno escuche lo que deba oír del Espíritu Santo.
¿Qué
nos recuerda el verso 17 de Hebreos 13?
1.
Obedecer
a la autoridad.
“Obedeced
a vuestros pastores...”
La obediencia es
fruto de la fe que descubre a Dios en toda autoridad. Dios es Invisible pero se
visibiliza en este mundo en personas que reciben cierta cantidad de poder para
ejercerlo sobre otros, por ejemplo los padres sobre los hijos, los maestros
sobre los alumnos, los jefes sobre subalternos, y así jueces, policías,
autoridades civiles, etc. ostentan una medida de autoridad en este mundo. Es lo
que se llama autoridad delegada puesto que se recibe de otro, que en principio
es de Dios. Por medio de esta autoridad delegada Dios ordena y dirige este
mundo.
La Iglesia
también vive esta autoridad, sobretodo porque es, al decir del Apóstol “el
Cuerpo de Cristo”, siendo el Señor Cabeza de este Cuerpo. Los pastores son un
peldaño en esta escala de autoridad. Por lo general llamamos “pastores” a
cualquier ministro de Dios, sea éste apóstol, profeta, evangelista, propiamente
pastor o maestro. En verdad debemos obediencia a nuestros superiores. Puede que
exista entre el pastor y nosotros otras autoridades, como diáconos y líderes
diversos que ejercen una función y tienen un cargo que deben cumplir, del cual
deberán dar cuenta al Señor. A todos ellos debemos obediencia.
La autoridad en
el mundo suele ser cuestionada. Lamentablemente hoy día también sucede esto en
la Iglesia. No debe ser combatida sin razón. Cuando un pastor o líder excede su
campo de autoridad y abusa indudablemente ha de ser investigado y sancionado
por la Iglesia, en un proceso que el Señor ya indicó en el Evangelio: “15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti,
ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. /
16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o
tres testigos conste toda palabra. / 17 Si no los oyere a ellos, dilo a la
iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. / 18 De
cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y
todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. / 19 Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los
cielos. / 20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos.” (San Mateo
18:15-20)
Pero cuestionar,
criticar, desprestigiar a los ministros de Dios, sin mayor fundamento, sólo por
murmuraciones o puntos de vista, es una grave falta. No debemos permitir que
los pastores sean denostados.
Como ovejas del
Señor, los pastores también están bajo autoridad. Deben obediencia a Dios. Toda
iglesia tiene un presbiterio, un consejo de ancianos, oficiales o como sea que
se les denomine, que debe velar por el buen comportamiento del pastor y éste debe
obediencia a ellos. Pero también está la comunidad de hermanos que sostiene al
pastor con sus diezmos, sus oraciones y su respeto al ministerio que éste
ejerce. Ellos son autoridad como Cuerpo frente al pastor y el pastor se debe a
ellos. La Iglesia no es un sistema absolutamente vertical en que las
autoridades se transforman en verdaderos dictadores sino que es una asamblea
que levanta y sostiene a sus líderes, los cuales están al servicio de ella.
Cuenta el Evangelio que cuando hubo una disputa entre los apóstoles sobre quién
de ellos sería el mayor, Jesús les enseñó:
25...Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas
tienen autoridad son llamados bienhechores; / 26 mas no así vosotros, sino sea
el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.
/ 27 Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es
el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.”
(San Lucas 22:24-27)
Pastores y
ovejas se deben obediencia mutua. Tal obediencia proviene de la fe.
2.
Sujetarse
al Cuerpo de Cristo.
“y
sujetaos a ellos”
La sujeción al Cuerpo de Cristo es un
principio básico en la vida cristiana. Mucha importancia le damos al estar
sometidos al Señor, pero si esto no se demuestra en la sujeción a la Iglesia es
tan sólo un ideal, palabras bonitas que se dicen pero que no se demuestran en
sujeción al organismo que Jesús ha dejado para que pertenezcamos a él y
obedezcamos.
Sujetarse a un pastor o a un hermano mayor significa respetar,
obedecer, considerar y creer que Dios habla a través de esa persona a mi vida. Todos
necesitamos el consejo de alguien con una experiencia y conocimiento distinto,
de un verdadero amigo. No se trata de alguien que nos de órdenes, sino consejos
sabios o que nos escuche y aporte con su experiencia. Eso es la sujeción.
Los pastores también debemos sujetarnos al Cuerpo de Cristo. Algunas
iglesias tienen obispos a quienes consideran pastores de pastores; también hay
organizaciones pastorales en las que un siervo de Dios puede encontrar apoyo y
consejo; pero en primer lugar está la propia comunidad cristiana a la que
pertenece, a ella se debe y es necesario que la escuche, pues allí también hay
ancianos que pueden animarlo y aconsejarlo en el camino de la fe.
3.
Velar
por las almas.
“porque
ellos velan por vuestras almas”
Los ministros de
Dios, en especial los pastores, son los encargados de velar por las almas de su
iglesia. Velar significa vigilar, estar atento a las dificultades, progresos,
peligros, necesidades y todo lo que involucra el desarrollo espiritual de las
vidas que el Señor ha puesto a su cargo. Tal trabajo no es fácil pues todos
tienen la libertad de tomar el sendero que les apetezca, por tanto la labor del
pastor, además de orar por las almas, es persuadirles mediante la Palabra de
Dios y el consejo oportuno, acerca del mejor camino para sus vidas. En esto no
ha de ser irrespetuoso, autoritario, irónico ni entrometido, más bien cauto,
inteligente, sabio, humilde y enseñar con el buen ejemplo.
Pero no sólo el
pastor debe velar por las almas de la congregación. También debe hacerlo todo
cristiano y orar y cuidar a sus hermanos, mayormente cuando tiene un cargo o
llamado dentro del Cuerpo: “Por lo cual,
animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” (1 Tesalonicenses
5:11)
4.
Considerar
que daremos cuenta.
“como
quienes han de dar cuenta”
Los pastores
daremos cuenta al Señor Jesucristo sobre nuestro servicio a la Iglesia, cuando
nos presentemos ante el Tribunal de Cristo, “Porque
es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para
que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea
bueno o sea malo.” (2 Corintios 5:10)
No se trata del juicio final ante el gran trono blanco, sino de un juicio
especial para los cristianos. Si bien es cierto nuestra salvación ya está
decidida en la cruz y al momento de aceptar y recibir el perdón y Espíritu de
Dios, por tanto no es discutible ese aspecto; pero sí estamos llamados a cumplir
ciertos estándares que nos plantea Jesús en el Evangelio, los cuales serán
evaluados, “De manera que cada uno de
nosotros dará a Dios cuenta de sí.” (Romanos
14:12)
El Señor es
Justo y solicitará de nosotros el cumplimiento de Su voluntad. No es legalismo,
sino justicia. Por ejemplo si Él dijo “Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros.” (San
Juan 13:34), pero yo no lo he cumplido en su totalidad, recibiré de parte
de Él quizás alguna palabra de reprensión, mas si he actuado conforme a Su
voluntad seré premiado en alguna medida: “13
la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el
fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. / 14
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. / 15
Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será
salvo, aunque así como por fuego.” (1
Corintios 3:13-15) Es lógico pensar que si Dios se ha propuesto un objetivo
con cada cristiano, quiera al término de la carrera evaluarlo. Resultado de
ello habrá sanción o aprobación, aunque no eterna perdición.
Como se puede
inferir, esta evaluación no es sólo para pastores sino para todos los
cristianos. Todos hemos sido llamados, capacitados por el Espíritu Santo y
enviados a algún tipo de misión. ¿Cuál es la misión o misiones que Dios le ha
dado a realizar en esta vida? Sobre ello Dios le evaluará y usted tendrá que
rendir cuenta. Pero quizás antes del cumplimiento de una tarea específica, está
la más importante cosa que es su desarrollo como cristiano, su crecimiento
espiritual en fe, paz, amor y esperanza, con todas las virtudes que de estas
cualidades básicas provienen. ¿Qué virtudes aún no ha desarrollado? ¿Cuál es el
aspecto que Dios está tratando hoy en su vida?
5.
Servir
con alegría
“para
que lo hagan con alegría”
Los cristianos
sabemos que estamos llamados a servir; nos lo dice la parábola del buen
samaritano, el ejemplo de Jesús que “anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él.” (Hechos 10:38) y
todas Sus enseñanzas sobre el amor al prójimo. El mismo Espíritu nos impulsa a
servir, pero si lo hacemos sólo por obligación, con desgano, como una pesada
carga, reclamando y quejándonos, no será el servicio que espera el Señor, será
un servicio pero imperfecto. A veces es preferible no servir, si lo haremos de
mala gana. Dios busca al dador alegre y a éste bendice: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” (2 Corintios 9:7)
Siempre el
servicio a Dios y al prójimo, que es para Él, debe ser hecho con alegría: “1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda
la tierra. / 2 Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con
regocijo.” (Salmo 100:1,2) Pastores
y ovejas han de servir al prójimo y a la Iglesia con gozo, un fruto del
Espíritu.
6.
No
quejarse en el servicio.
“y
no quejándose”
Aún sirviendo a
Dios con alegría, podemos obtener malos resultados, como pérdida de hermanos,
alejamiento de colaboradores, descrédito y murmuración, ingratitud, poco fruto,
etc. y todo ello causarnos dolor. A esto se refiere la frase “para que lo hagan con alegría, y no
quejándose”. En la obra del Señor, como en todo trabajo en este mundo,
habrá sinsabores, dificultades, problemas; es algo propio de nuestra humanidad
caída, los cardos y espinas. Pero muchos de esos sufrimientos pueden ser
atenuados si colaboramos con nuestros pastores y si los pastores somos más comprensivos
con las ovejas.
En verdad no
debiéramos hacer una diferencia tan marcada entre pastores y ovejas, ya que
como decíamos al comienzo, todos somos ovejas del Señor. No debemos perder de
vista la doctrina del sacerdocio universal de los creyentes. Todos estamos
llamados a obedecer, sujetarnos unos a otros, velar por nuestros hermanos,
servir con alegría y sin quejas. En el libro de los Hechos se observa esta
igualdad en los cristianos cuando se produjo el problema del servicio a las
mesas por el reclamo de que unos eran mejor atendidos que otros.
Democráticamente los hermanos escogieron a siete varones para el diaconado. No
fueron escogidos por los apóstoles, lo que da cuenta de un sistema más abierto,
no tan vertical como podríamos suponer. Hay quienes sirven para predicar y
otros más para ayudar, repartir, colaborar, etc. mas todos son importantes y
necesarios. Si cada uno está en lo suyo, con alegría, sujeción, obediencia, no
habrá quejas, no habrá más dolores que los propios de nuestro estar en este
mundo.
7.
Disfrutar
el provecho de servir al Señor.
“porque
esto no os es provechoso.”
¿Qué provecho tiene servir al Señor? Indudablemente que mucho. Algunos
de los resultados son:
a)
Protección. Somos cuidados por Él, protegidos como Sus siervos. Nuestro Patrón no
es como muchos del mundo, que son explotadores y hasta abusan de sus obreros.
Dios nos da una buena paga, tanto material como espiritual, porque Él tiene
cuidado de nosotros: “6
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando
fuere tiempo; / echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado
de vosotros.” (1 Pedro
5:6,7)
b)
Sabiduría. Comparte con
nosotros Su sabiduría, por medio de la Palabra de Dios y las iluminaciones de
Su Espíritu Santo, cambiando nuestro modo de pensar y renovándonos
continuamente. Ahora podemos decir que tenemos Su mente: “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas
nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1
Corintios 2:16)
c)
Testimonio.
Alcanzamos
prestigio por el testimonio de Jesús en nuestra vida. La gente debe reconocer
que somos personas honestas y sinceras en nuestro proceder, además de
misericordiosos y atentos a sus problemas. Finalmente somos favorecidos con el
aprecio de los no creyentes: “46 Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas,
comían juntos con alegría y sencillez de corazón, / 47 alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que habían de ser salvos.” (Hechos
2:46,47)
d)
Honor.
Es
un gran gozo saber que trabajamos para el Señor del universo, para el Dueño de
la creación, el Salvador de los pecadores, el Maestro de maestros, el Patrón de
la viña. No es poca cosa en nuestro currículo ser un obrero de Jesús. Es la
mayor alegría saber que estamos laborando por la salvación de las almas, la
máxima tarea de Dios en esta Tierra: “Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (San Juan 15:13)
CONCLUSIÓN.
El versículo 17
de Hebreos, capítulo 13, siempre se lee como una exigencia para todo cristiano,
el obedecer a su pastor; mas también es exigencia al pastor obedecer a la
autoridad de la asamblea. En verdad todos los creyentes nos debemos obediencia
unos a otros, como al Señor, ya que Éste actúa en medio de la Iglesia. Así esta
enseñanza analiza cada parte del versículo con las demandas para ambos:
pastores y ovejas. Por tanto nos enseña a: 1) Obedecer a la autoridad; 2) Sujetarse al Cuerpo de Cristo; 3) Velar por
las almas; 4) Considerar que daremos cuenta; 5) Servir con alegría; 6) No
quejarse en el servicio; y 7) Disfrutar el provecho de servir al Señor.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cuál es la misión o misiones que Dios le ha dado a
realizar en esta vida?
2)
¿Qué virtudes aún no ha desarrollado?
3)
¿Cuál es el aspecto que Dios está tratando
actualmente en su vida?
4)
¿Qué provecho
tiene servir al Señor?
5)
¿Qué ministerio le llama a usted más la atención:
apóstol, profeta, evangelista, pastor o maestro?
6)
¿Por qué se dice que Hebreos es una homilía anónima?
7)
¿Recuerda
alguno de los diez deberes cristianos presentes en este último capítulo de
Hebreos?
8)
¿Qué aspecto analizado del verso 17 de Hebreos 13 le ha
llamado más su atención?
9)
¿Cuál es la diferencia entre pastores y ovejas?
10) ¿Considera
usted que la Iglesia del tiempo de los apóstoles era una comunidad autoritaria?
11) ¿Cómo
podemos relacionar la doctrina del sacerdocio universal de los creyentes con el
verso 17 de Hebreos?
12) ¿Qué
misión y cargos tiene usted en la iglesia?
13) ¿Cómo
visualiza usted el término de su carrera en el Señor?
14) ¿Qué
le ha hablado personalmente esta enseñanza?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina,
Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia”
Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
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MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson
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http://www.rae.es/
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“Concordancia
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en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
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Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·
https://es.wikipedia.org/
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