LECCIÓN 16
© Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica: “7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:
Si oyereis hoy su voz, / 8 No endurezcáis vuestros corazones, Como en la
provocación, en el día de la tentación en el desierto, / 9 Donde me tentaron
vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. / 10 A causa de
lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su
corazón, Y no han conocido mis caminos. / 11 Por tanto, juré en mi ira: No
entrarán en mi reposo.” (Hebreos 3:7-11)
Palabra clave del capítulo: HOY.
Idea central: Hoy nos habla Dios y debemos
obedecerle.
Objetivos: a) Comprender que Dios es Eterno y actúa en
eternidad; b) Aprender a vivir en el permanente HOY de Dios; c) Experimentar la
fe en la vivencia y la acción en el HOY de Dios; d) Diferenciar el tiempo
humano (cronos) del tiempo de Dios (kairos); d) Aprender a oír a Dios en
nuestro interior; e) Aprender a ablandar el corazón en la Gracia de Dios; y f)
No provocar a Dios con nuestro pecado, sino que obedecerle.
Resumen: Estar en Cristo es
ingresar al tiempo de Dios, Su eternidad, y comprender todas las cosas desde
esa perspectiva. Esto significa que ahora sí vivimos oyendo a Dios, que Su
Gracia ablanda nuestro corazón en vez de endurecerlo, y que dejaremos de
provocarle para tener una actitud dócil de obediencia a Su voluntad eterna.
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res veces en el capítulo tres de
Hebreos, se repite la palabra “hoy”. Lo hace al citar el Salmo 95, el que se
refiere a un pasaje del Éxodo, que narra cómo el pueblo hebreo se rebeló contra
Moisés en el desierto y resistió la voluntad de Dios. En Refidim los israelitas
se quejaron a Moisés porque no tenían agua. Así lo cuenta la Biblia:
“1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de
Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en
Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. / 2 Y altercó el pueblo
con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué
altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? / 3 Así que el pueblo tuvo allí
sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para
matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? / 4 Entonces
clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco
me apedrearán. / 5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma
contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que
golpeaste el río, y ve. / 6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la
peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el
pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. / 7 Y
llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de
Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre
nosotros, o no?” (Éxodo 17:1-7)
El hebreo Meriba significa “contienda”,
“querella”, es un lugar de Horeb, cercano a Refidim. Allí el Señor hizo brotar
agua de la roca. Fue un lugar donde el pueblo contendió con Dios y Moisés.
El Salmo 95 y Hebreos recuerdan
este hecho narrado en Éxodo 17. Pero Salmos y Hebreos quieren que pongamos la
mirada no en el pasado sino en el presente, más exactamente en un presente que
siempre es presente, en el tiempo de Dios. Es fácil juzgar al pueblo hebreo de
algo que hizo antaño y acusarlo de rebelde, terco, falto de fe, cuando
permanece aún el desafío de: a) Seguir al Señor por medio de líderes humanos;
b) Confiar en que Dios nos dará el agua necesaria para sobrevivir; y c) Seguir
adelante sin ver todavía la victoria final ni la Tierra de Promisión. Estos
desafíos son para todo creyente en Dios, para el de ayer, el de hoy y el de
mañana; son un desafío para un eterno presente, un HOY, el HOY de Dios.
Dios es Eterno,
para Él no existe el pasado ni el futuro, sino un eterno presente, es el HOY de
Dios. Desde ese HOY nos desafía y habla. Cuando nos contactamos con Él lo
hacemos no con un Dios, Jesús o Espíritu del pasado ni del futuro, sino con el
Dios de HOY. Lo que para nosotros es pasado, como la creación del mundo, la
rebelión de Adán y Eva, los hechos de los patriarcas y profetas, la vida,
muerte y resurrección de Jesucristo, para Dios son presente, son HOY. Lo que
para nosotros es futuro, como el desarrollo de la Iglesia a nivel mundial, el
gobierno del Anticristo, el rapto, la gran tribulación y todos los hechos
escritos en Apocalipsis; para Dios ya son un hecho, están en Su presente, son
HOY; por eso los narra como ya sucedidos. Nosotros que vivimos en un tiempo
limitado por pasado, presente y futuro, pensamos que al morir tendremos que
esperar siglos para ser resucitados y volar hacia la presencia de Dios.
Bástenos leer el versículo de San Pablo a continuación, para asomarnos por un
momento a esta realidad eterna, al HOY de Dios: “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios
2:6). Ya estamos para Dios, sentados en lugares celestiales. Así es el HOY
de Dios. Por eso también Jesús dijo al ladrón arrepentido: “...De cierto te digo que HOY estarás conmigo en el paraíso.” (San Lucas 23:43)
¿Qué nos enseña Hebreos, capítulo 2, acerca del
HOY de Dios? Es lo que estudiaremos a continuación.
¿Qué significa para nosotros el HOY de Dios?
1.
HOY es el día de oír a Dios.
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis HOY su voz” (Hebreos 3:7)
El Salmo 95 nos recuerda que debemos entrar en el reposo del pueblo de
Dios: “7 Por lo cual,
como dice el Espíritu Santo: Si oyereis HOY su voz, / 8 No endurezcáis vuestros
corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, /
9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta
años. / 10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije:
Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. / 11 Por
tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.” (Salmos 95:7-11)
Es el Espíritu Santo quien nos habla, más que un escritor o un
predicador, el mismo Dios nos advierte que si escuchamos Su Voz, no debemos
endurecer el corazón. Siempre está la tentación de criticar a Dios por Sus
designios, de rebelarse contra Él. Caminamos por un desierto en esta vida,
expuestos a todo tipo de peligros y tentaciones externas e internas, pero las
más fuertes son las segundas; la bestia indomable, la alimaña, la oscuridad
interior del alma son los enemigos principales.
¿Puede el ser
humano tentar a Dios? Él no puede ser tentado porque es Dios Todopoderoso, pero
sí nosotros exponernos a Su enojo ante nuestro pecado e indisciplina. Así les
sucedió a los hebreos y tuvieron que vagar durante cuarenta años por el
desierto, a causa de su desobediencia, orgullo y rebelión. Ese peregrinar sin
rumbo es reflejo del interior de los que “Siempre
andan vagando en su corazón” porque no conocen verdaderamente el camino de
Dios, Su voluntad, Su deseo, Su proyecto.
La decisión que
toma Dios en estos casos de persistir en la desobediencia, la rebeldía, la duda
frente a Su voluntad, es “No entrarán en
mi reposo”, es decir no conocerán el descanso de sus almas, no entrarán en
Su Gracia y permanecerán en el juicio de la Ley.
Si oyereis HOY
su voz, abre tu corazón y no lo endurezcas dudando, sólo cree y síguelo. El
Espíritu Santo nos recuerda el HOY de Dios; nos dice que HOY es el día para
obedecerle, no mañana ni pasado mañana, tampoco vivir de una experiencia del
recuerdo. HOY debemos abrir el alma y disponer el espíritu para que Él obre en
nosotros.
HOY nos dice el
Espíritu Santo: “1 Venid, aclamemos
alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. / 2
Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. / 3 Porque
Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. / 4 Porque en su
mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas.
/ 5 Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. /
6 Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro
Hacedor. / 7 Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y
ovejas de su mano.” (Salmos 95:1-7)
2.
HOY estamos en la Gracia para ablandar el
corazón.
“antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: HOY; para que ninguno de
vosotros se endurezca por el engaño del pecado.” (Hebreos 3:13)
La Palabra exhorta a no apartarse
del Dios vivo por falta de fe: “Mirad,
hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo” (Hebreos
3:12) Hoy día muchos van perdiendo la fe en Dios por diversas razones: a)
El mal testimonio de algunos creyentes; b) Sus propias experiencias dolorosas;
c) La burla de las cosas Divinas que hacen los medios de difusión; d) Énfasis de
la cultura en el materialismo, el placer y el individualismo; e) Mentalidad científica agnóstica; f)
Inadecuada transmisión de la fe por parte de los cristianos, como legalismo,
terror, fanatismo, incoherencia, etc.
La Palabra aconseja animarnos los
cristianos unos a otros diariamente en las cosas de la fe: “antes exhortaos los unos a los otros cada día,...” (Hebreos 3:13a) Es bueno ayudarnos
mutuamente a continuar en la fe de las diversas formas que la vida nos
presenta: a) Visitándonos cuando estamos en problemas como enfermedad, viudez,
desgracia, etc.; b) Acompañándonos en la oración; c) Alabando al Señor unidos
en los cultos; d) Estudiando juntos la Palabra de Dios; e) Apoyándonos
mutuamente con palabras de esperanza, sin criticarnos ni juzgarnos.
Todo esto debe hacerse mientras
Dios nos siga hablando en este período de Gracia que comenzó con la
resurrección de Jesucristo y finalizará con Su regreso: “...entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se
endurezca por el engaño del pecado.” (Hebreos
3:13b) Estamos en el HOY de Dios y necesitamos ablandar nuestro corazón, no
endurecernos. El pecado tiende a engañarnos para que permanezcamos en él,
quiere sacarnos de nuestro centro que es Cristo, para centralizarnos en el yo o
ego. Cuando pecamos, si somos correctos, la conciencia nos acusará de pecado y
nos arrepentiremos de verdad; de lo contrario la aplacaremos y seguiremos los
gustos de la carne. No podemos ser condescendientes con nuestra naturaleza
humana; es preciso que Cristo en nosotros se oponga a ella y la venza: “22 En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, /
23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, / 24 y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:22-24)
Ablandar el corazón y no que se
endurezca más, significa: a) Reconocer mi pecado ante Dios; b) Luchar contra el
pecado que nos acecha en nuestros miembros; c) No permitirnos el desliz hacia
el pecado; d) Orar para fortalecernos espiritualmente; e) Ayunar para tener
victoria en Cristo sobre el viejo hombre; f) Identificar mis debilidades.
La razón de estas conductas que
la Palabra nos exhorta es que ya no somos simples hombres o mujeres del mundo,
sino que partes de un organismo espiritual, “Porque
somos hechos participantes de Cristo,...” (Hebreos 3:14a). Formamos parte de un cuerpo sobrenatural, el Cuerpo
de Cristo, la Iglesia. Muchos ven la Iglesia como una organización humana o un
edificio, pero ésta es el Cuerpo de Cristo: “...así
como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.”
(Efesios 5:23) Permitir que el
pecado se apropie de mi vida es permitir la contaminación del Cuerpo de Cristo.
Por tanto debemos perseverar en:
- No apartarnos del Dios vivo por falta de fe.
- Animarnos unos a otros en las cosas de la fe.
- Apreciar este período de Gracia que Dios nos ofrece.
- Ablandar el corazón y no endurecernos más.
- Considerar que pertenecemos al Cuerpo de Cristo.
Amados hermanos, “retengamos firme hasta el fin nuestra
confianza del principio” (Hebreos
3:14b). Para ello la comunidad cristiana nos ayuda a permanecer en el HOY
de Dios.
3.
HOY no provocamos a Dios, sino que le
obedecemos.
“entre tanto que se dice: Si oyereis HOY su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.” (Hebreos 3:15)
La continuación del versículo dice:
“16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo
oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de
Moisés? / 17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los
que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? / 18 ¿Y a quiénes juró que
no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? / 19 Y vemos que
no pudieron entrar a causa de incredulidad.” (Hebreos
3:16-19)
El texto plantea básicamente tres
preguntas con sus respuestas:
1)
“¿Quiénes fueron
los que, habiendo oído, le provocaron?” Provocaron a Dios todos los que
huyeron de la esclavitud de Egipto, liderados por Moisés.
El Señor nos ha libertado del
Reino de Tinieblas y nos ha trasladado al Reino de Luz. A veces, en vez de
estar agradecidos de esta liberación del pecado y del diablo, reclamamos a Dios
por cosas nimias, sin mayor importancia. El reclamo de Israel era por comida,
agua, comodidades que tenían en Egipto, a pesar de estar en esclavitud. Pero
Dios estaba dispuesto a darles todo lo necesario para el sustento. De hecho les
daba codornices, maná y estuvo dispuesto a sacar agua de la roca.
A este hecho se
refiere San Pablo: “1 Porque no quiero,
hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y
todos pasaron el mar; / 2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en
el mar, / 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual, / 4 y todos bebieron
la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía,
y la roca era Cristo. / 5 Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo
cual quedaron postrados en el desierto.” (1 Corintios 10:1-5)
Con nuestros
reclamos al Señor, “que no me das la esposa que necesito; que no me alcanza con
lo que gano para vivir; que no me agrada el barrio; que no me has dado un
ministerio próspero; que no estoy conforme con esta vida...”, etc. etc., con
estos reclamos que acusan un corazón desagradecido, poca espiritualidad,
desprecio por los grandes dones de la salvación, Dios puede ser provocado a
ira. No es que Él sea un gruñón, odioso o dictatorial, sino que ve nuestro
corazón y sabe que necesitamos un trato duro para aprender.
2)
“¿Y con quiénes
estuvo él disgustado cuarenta años?” Dios se disgustó con la generación
rebelde y ellos estuvieron vagando años, hasta que murieron y sus cuerpos cayeron en el desierto.
¿Se ha sentido alguna vez
caminando en círculos sin avanzar ni lograr su propósito? Así se sentían los
israelitas en el desierto. Cuando esto sucede es necesario mirar no a su
entorno ni a su pasado; solemos culpar al ambiente, la familia, los compañeros
de trabajo, hasta al país y la cultura en que nacemos, de nuestros fracasos;
también algunos culpan a sus padres, la infancia que tuvieron, los castigos o
falta de ellos en la niñez, o sea miran al pasado y no se miran a sí mismos.
No! Tenemos que mirar hacia adentro, en nuestro interior está el origen de
nuestros problemas. Ya Jesús lo dijo: “17
¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la
letrina? / 18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina
al hombre. / 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. / 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre;
pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.” (San Mateo 15:17-20) Necesitamos ver
hacia nuestro interior el pecado que anidamos, aquello que nos tiene atrapados,
ese ego que no nos deja crecer.
3)
“¿Y a quiénes
juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?” Los
que desobedecieron a Moisés, desobedecían la voluntad del Señor. Aquellos no
llegarían a la Tierra Prometida “Y vemos
que no pudieron entrar a causa de incredulidad.” (Hebreos 3:19)
Sólo la fe nos
da la entrada al Cielo, que es el “reposo” eterno, pero podemos HOY disfrutar
de ese reposo si obedecemos al llamado que nos hace Jesús: “28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar. / 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; / 30 porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga.” (San
Mateo 11:28-30) Él nos promete descansar; hallaremos con Él por fin
descanso para el alma. No es difícil caminar junto a Él y llevar Su carga. Esa
carga de Jesús, multiplicada en millones de discípulos, se hace liviana para
cada uno.
Fe y obediencia
están ligadas y son en nuestra doctrina casi sinónimos. Fe es confianza y quien
confía en Dios le obedece. La obediencia a Dios es consecuencia lógica de la fe
en Jesús. HOY es el momento de tener fe y obedecer a Jesucristo.
CONCLUSIÓN.
Dios es Eterno y actúa en
eternidad, por tanto vive en un permanente HOY. Los cristianos somos llamados a
experimentar la fe en la vivencia y la acción dentro de ese HOY de Dios. De
modo que para nosotros ese tiempo de Dios, que no es un “cronos” sino un
“kairos”, significa que: 1) HOY es el día de oír a Dios; 2) HOY estamos en la
Gracia para ablandar el corazón; y 3) HOY no provocamos a Dios, sino que le
obedecemos.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cómo entiende usted el vivir en el HOY de Dios?
2)
¿Cuándo provocamos a Dios?
3)
¿Cómo contendió el pueblo hebreo con Dios y Moisés?
4)
¿Es justo que juzguemos a los israelitas de pueblo
rebelde, terco y falto de fe?
5)
¿Cuáles son, comparados con los hebreos, nuestros
desafíos como pueblo de Dios?
6)
¿Cómo es la relación de Dios con el tiempo?
7)
¿Por qué San Pablo dice en Efesios 2:6 que ya estamos
sentados en lugares celestiales?
8)
¿Qué piensa usted de la respuesta que Jesús crucificado
le da al ladrón arrepentido en Lucas 23:43?
9)
¿Cómo podemos vivir en el HOY de Dios?
10) ¿Cómo
experimenta usted la fe en Dios?
11) ¿Qué
diferencia hay entre el tiempo “cronos” y el tiempo “kairos”?
12) ¿Cómo
una persona puede escuchar a Dios?
13) ¿Está
usted ablandando su corazón y mente para Dios?
14) ¿Qué
quejas solemos tener los humanos contra Dios?
15) ¿Cuáles
eran los reclamos de los israelitas para con Dios?
16) ¿Cómo interpreta usted que Dios haga brotar
agua de la roca?
17) ¿Cuál
es el tiempo que realmente vivimos: el pasado, el presente o el futuro?
18) ¿Por
qué Apocalipsis narra los hechos futuros como ya sucedidos?
19) ¿Cuánto
tiempo tendrá que esperar usted al morir para resucitar e ir al cielo?
20) ¿Qué
enseñanza personal le deja este sermón?
LA PALABRA
“HOY” EN EL LIBRO DE HEBREOS.
“Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te
he engendrado HOY, y otra vez:
Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?” (Hebreos 1:5)
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis HOY su voz” (Hebreos 3:7)
“antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se
dice: HOY; para que ninguno de
vosotros se endurezca por el engaño del pecado.” (Hebreos 3:13)
“entre tanto que se dice: Si oyereis HOY su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.” (Hebreos 3:15)
“otra vez determina un día: HOY,
diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis HOY su voz, No endurezcáis vuestros corazones.” (Hebreos 4:7)
“Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote,
sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo,
Yo te he engendrado HOY.” (Hebreos 5:5)
“Jesucristo es el mismo ayer, y HOY,
y por los siglos.” (Hebreos 13:8)
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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Reina,
Casiodoro de (1960) “La Santa Biblia”
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Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·
https://es.wikipedia.org/
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