HEBREOS COMENTADO
LECCIÓN 9
© Pastor Iván Tapia Contardo
Palabra clave del capítulo: REDENCIÓN.
Idea central: La redención del pecador.
Objetivos: a) Comprender y practicar el concepto bíblico de redención que nos
transmite el libro de Hebreos; b) Comprender
que la redención se encuentra en el Tabernáculo de Dios; c) Comprender y
valorar que la redención implica expiación, que sin “purgar” el pecado con un
sacrificio sangriento no hay liberación del pecado; d) Comprender que la redención
perfecta está en el Nuevo Pacto; e) Comprender que la redención es producto de
un sacrificio de sangre; f) Comprender que la redención nos limpia de pecado, transformándonos en “santos” en
permanente “santificación” por el Espíritu Santo; y g) Motivarse a vivir bajo
el régimen de la Gracia, abandonando el régimen de la Ley del Antiguo Pacto.
Resumen: Desde el momento que
Jesucristo entregó Su vida como Cordero de Dios en rescate de los pecadores, se
abre un nuevo período en la Historia de la Redención, que es el período de la
Gracia, en que todo pecador, consciente de su pecado y arrepentido de él, pide
perdón a Dios y acepta el sacrificio de la cruz para salvación de su alma. La
redención es la compra y liberación del alma cautiva en las tinieblas, por
parte de Jesucristo, nuestro Redentor.
R
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Los israelitas fueron redimidos o
liberados por el Dios Todopoderoso, del yugo egipcio. Luego la acción redentora
se traslada a la redención de la persona, extraviada a causa del pecado. El
hombre no puede dar a Dios rescate por su hermano, pues la redención del alma
es de gran precio y jamás lo lograremos por nuestros medios, pues el precio de
una vida es sumamente alto.
Cristo ha redimido a los
creyentes pagando con Su vida, el rescate de sus almas, para que seamos
declarados libres de pecado e hijos de Dios.
¿Qué nos enseña Hebreos acerca de
la redención?
1.
La
redención se encuentra en el Tabernáculo de Dios.
“1
Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario
terrenal. / 2 Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte,
llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la
proposición. / 3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada
el Lugar Santísimo, / 4 el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto
cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía
el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; / 5 y sobre
ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas
no se puede ahora hablar en detalle.” (Hebreos 9:1-5)
En el Antiguo
Pacto, es decir la alianza que Dios estableció con Su pueblo, teniendo a Moisés
como mediador, había un sistema de culto claramente ordenado por Jehová y un
santuario, que era el Tabernáculo, primero móvil, en el desierto, cuando los
hebreos eran nómades y luego en el Templo de Salomón, cuando ya se establecieron
en un lugar.
Tres partes se
distinguían en el Tabernáculo:
a)
El Atrio, donde se ubicaba el pueblo
para adorar y para solicitar favores de Dios, por medio de sacrificios y
peticiones a los sacerdotes y levitas. Se accedía al Lugar Santo por una puerta
de cinco columnas de madera de acacia rematadas en oro y bases de bronce.
b)
El Lugar Santo, de 9 por 6 metros, al
que sólo tenían acceso los sacerdotes y levitas, y donde se encontraban los
objetos sagrados. A mano derecha estaba la mesa con los doce panes de la
proposición (las 12 tribus); en frente de ella, el candelero de siete brazos o
menorá (los 7 dones del Espíritu); y al
lado del velo que lo separaba del Lugar Santísimo, estaba el altar del incienso
(las oraciones de los santos).
c)
El Lugar Santísimo era la cámara
interior de la “morada de Dios”, corazón de ella. De 6 por 6 metros, estaba
separado del Lugar Santo por un velo y en él se encontraba el objeto más
importante del Tabernáculo: el arca del pacto con su propiciatorio, lámina
cuadrada de oro que le servía como tapa (el misterio de la fe). Además se
encontraba en el Lugar Santísimo un incensario de oro. Dentro del Arca se
guardaban: el maná (pan del cielo), la vara de Aarón que reverdeció (símbolo
del sacerdocio), y las tablas del pacto (Ley de Dios).
En este orden se
puede ver una clara demarcación de los territorios: a) El pueblo tenía acceso
sólo al Atrio; b) El Lugar Santo era sólo para sacerdotes y levitas; y c) El
Lugar Santísimo era ocupado, con temor y temblor, nada más que por el Sumo
Sacerdote. Hay un concepto de extrema “santidad”, es decir separación de lo
“profano”. Acercarse a la Santidad de Dios no es algo fácil para el pueblo del
Antiguo Pacto, el pueblo que vive bajo la Ley. Por tal motivo, para limpiarse
del pecado humano, toda persona debe presentar sacrificios de sangre para
alcanzar el perdón divino: “Y
casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de
sangre no se hace remisión.” (Hebreos
9:22)
La redención se encuentra en el Tabernáculo de Dios. Para los hebreos
significaba el cumplimiento de una serie de rituales en que el sacrificio de un
animal les limpiaba de pecado. Para los cristianos la cruz es el Tabernáculo
sobre el cual se ejecutó el más grande sacrificio, el del Hijo de Dios e Hijo
del Hombre, Jesucristo, para nuestra liberación.
2.
La
redención implica expiación.
“6
Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los
sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; / 7 pero en la
segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual
ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; / 8 dando el
Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al
Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en
pie. / 9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan
ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia,
al que practica ese culto, / 10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de
diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo
de reformar las cosas.” (Hebreos
9:6-10)
La única forma
de que el Sumo Sacerdote pueda entrar en el Lugar Santísimo es habiendo hecho
antes un sacrificio de sangre. Lo hace una vez al año, el Día de la Expiación,
cuando ingresa al Lugar Santísimo para efectuar la ceremonia más importante de
todas. Dos elementos destacan aquí: 1) El arca del pacto, que representa la
santidad de Dios, opuesta al pecado humano; y 2) Los querubines de oro sobre el
propiciatorio, que recuerdan la gloria eterna de Dios, opuesta a la mortalidad
humana. Pero Dios reconcilia al ser humano Consigo por medio de la “expiación”.
¿Qué es la
expiación? Deriva de la palabra “expiar”, que tiene dos significados: 1) Sufrir
un castigo por haber cometido una falta, delito o culpa, sinónimo de purgar; 2)
Purificar una cosa profanada. En el contexto bíblico, el castigo del pecado lo
expía o purga un animal sacrificado en el Antiguo Pacto, o Jesucristo, “Cordero
de Dios”, en el Nuevo Pacto. El hombre fue profanado por las tinieblas y el
pecado, mas Jesús lo purifica al morir por él y éste creer en ese sacrificio
expiatorio.
Una vez al año el pueblo se
humillaba ante Dios para la expiación de sus pecados. Ese día el sumo sacerdote
ofrecía sacrificios para: a) Purificación del santuario; b) Purificación de los
sacerdotes; y c) Purificación de la nación. Así lo plantea la Escritura: “26 También habló Jehová a Moisés, diciendo:
/ 27 A los
diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa
convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a
Jehová. / 28 Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación,
para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. / 29 Porque toda persona que
no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. / 30 Y cualquiera
persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona
de entre su pueblo. / 31 Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por
vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. / 32 Día de reposo será a
vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en
la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.” (Levítico 23:26-32)
Se guardaba el décimo día del
séptimo mes por la suspensión de los trabajos diarios, por una santa
convocación y por ayuno. Sólo este día entraba el Sumo Sacerdote en el Lugar
Santísimo vestido de lino blanco y quemaba incienso para que el humo cubriera
el propiciatorio. En seguida rociaba sobre y debajo de él la sangre del novillo
que había ofrecido por sus pecados y los de los sacerdotes. Después volvía a
entrar con la víctima ofrecida por los pecados de la nación y con la sangre
rociaba el velo. Por medio de ritos semejantes hacía expiación por el Lugar
Santo y el altar de los sacrificios (la cruz en el Nuevo Pacto).
La entrada del Sumo Sacerdote en
el Lugar Santísimo, después de realizar el sacrificio de un animal, simboliza la
entrada de Jesucristo, el Gran Sumo Sacerdote, Mediador del Pacto de Gracia, una
vez y para siempre en los cielos, habiendo adquirido para nosotros la
salvación, el perdón de los pecados y la justificación del pecador, haciendo
inútiles los sacrificios de expiación de la Ley.
La redención implica expiación. Sin “purgar” el pecado con un sacrificio
sangriento no hay liberación del pecado y la autoridad de las tinieblas.
Necesitamos la expiación para que haya redención.
3.
La redención
perfecta está en el Nuevo Pacto.
“11
Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el
más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta
creación, / 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su
propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo
obtenido eterna redención. / 13 Porque si la sangre de los toros y de
los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos,
santifican para la purificación de la carne, / 14 ¿cuánto más la sangre de
Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a
Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios
vivo?”
(Hebreos 9:11-14)
Aquí se nos
presenta un Tabernáculo superior, más amplio y perfecto, el cual no pertenece a
esta realidad en que vivimos. El Sumo Sacerdote de ese Tabernáculo es
Jesucristo, quien se ganó ese oficio no sacrificando animales sino Su propia
vida. Así entró en el Lugar Santísimo eterno (el Cielo), redimiendo a todos los
pecadores arrepentidos. Él se ofreció a Sí mismo mediante el Espíritu Santo y
es absolutamente capaz de limpiar las conciencias de todo pecado, superior a
cualquier sacrificio humano.
Si comparamos la
acción de los Sumos Sacerdotes del Antiguo Pacto con la de Jesucristo, Sumo
Sacerdote del Nuevo Pacto, podemos verificar que este último tiene mayor
efectividad y nos liberta para eternidad:
El Sumo Sacerdote del Antiguo Pacto
|
El Sumo Sacerdote del Nuevo Pacto
|
·
Es Sumo Sacerdote humano y pecador.
·
Es hijo de hombre.
·
Oficia en un Tabernáculo hecho de
manos humanas.
·
Hace sacrificios de sangre de
animales.
·
Entra cada año en el Lugar Santísimo.
·
Obtiene redención temporal.
·
Santifica para la purificación de la
carne.
|
·
Es Cristo, Sumo Sacerdote Divino y
Santo.
·
Es el Unigénito Hijo de Dios.
·
Oficia en un Tabernáculo eterno no
hecho de manos.
·
Sacrifica Su propia vida.
·
Entró una vez y para siempre en el
Lugar Santísimo.
·
Obtiene redención eterna.
·
Santifica para la purificación de la
conciencia.
|
La redención perfecta está en el Nuevo Pacto. El Antiguo no logró la
profundidad y eficacia del sacrificio perfecto de Jesucristo, Cordero de Dios.
Por ello, hemos de servir a Dios en la dinámica de la Gracia del Nuevo Pacto y
no de la Ley del Antiguo Pacto.
4.
La
redención es producto de un sacrificio de sangre.
“15 Así que, por eso es mediador de un nuevo
pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que
había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia
eterna. / 16 Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte
del testador. / 17 Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es
válido entre tanto que el testador vive. / 18 De donde ni aun el primer pacto
fue instituido sin sangre. / 19 Porque habiendo anunciado Moisés todos los
mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de
los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y
también a todo el pueblo, / 20 diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios
os ha mandado. / 21 Y además de esto, roció también con la sangre el
tabernáculo y todos los vasos del ministerio. / 22 Y casi todo es purificado,
según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.” (Hebreos 9:15-22)
Si Moisés fue el
mediador del Antiguo Pacto, Jesucristo es el Mediador del Nuevo Pacto. El
Antiguo Pacto es un pacto basado en el cumplimiento de la Ley por cada ser
humano, el Nuevo Pacto es un pacto basado en: a) El cumplimiento de la Ley por
Jesucristo, siendo Él Santo; b) El sacrificio de Jesucristo en la cruz por
nuestros pecados; y c) La fe en el
sacrificio redentor de Jesús.
Hoy los
cristianos podemos disfrutar de una herencia eterna: La salvación eterna de
nuestras almas para ir a vivir al Cielo con Dios y disfrutar de Su presencia
para siempre. Esa herencia y todas las promesas de Dios, forman un
“testamento”. Para que nosotros pudiésemos disfrutar de los beneficios de ese
testamento era necesario que el Testador muriera. Si Jesucristo no hubiese
muerto en la cruz, si no hubiese derramado Su sangre, jamás habríamos podido
disfrutar de Su herencia. Es ley de la vida que para ser purificados de la
contaminación del pecado, alguien tiene que morir. En el Antiguo Pacto lo
hacían animales, en el Nuevo Pacto un Hombre, Jesucristo.
Si alguien peca
contra un prójimo, por ejemplo calumniándole y manchando su honra, esa persona
está en pecado y debe limpiarse de tal contaminación de muerte. Para hacerlo
sólo tiene una opción: a) Reconocer que ha pecado; b) Pedir perdón a Dios; y c)
Que Alguien (Jesucristo) derrame su sangre por ella. Sólo así será limpiada de
pecado.
Algunas sectas
aplican equivocadamente esta lógica y derraman sangre inocente de animales o
bebés. El error está en que ese sacrificio no lo hacen a Dios sino a Satanás,
aunque ellos digan que se relacionan con santos, ángeles o dioses buenos.
La época de los
sacrificios cruentos de animales y personas ya pasó. Desde el momento en que el
Hijo de Dios entregó Su vida en sacrificio perfecto, como Cordero sin mancha,
ya no es necesario otro sacrificio.
La redención es producto de un sacrificio de sangre. Sin sacrificio de
sangre no hay redención. Era necesario que Cristo nos comprara con Su vida para
ser propiedad Suya. Como se compraba a un esclavo para luego liberarlo, así lo
hizo el Señor. Hoy día somos “libertos” de Dios, esclavos del Señor.
5.
La
redención nos limpia de pecado.
“23
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen
purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que
estos. / 24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del
verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante
Dios; / 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el
Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. / 26 De otra manera le hubiera sido
necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la
consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio
de sí mismo para quitar de en medio el pecado. / 27 Y de la manera que está
establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio, / 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los
pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado,
para salvar a los que le esperan.” (Hebreos 9:23-28)
El Salvador entró en el Cielo habiendo vencido a Satanás y al Reino de
Tinieblas. Jesucristo, como Hijo del Hombre, se presentó ante el Padre en
representación nuestra. Ya no es necesario que Él siga ofreciéndose, como lo
hacían continuamente los sacerdotes del Antiguo Pacto. Sería un error pensar
que Jesús muere en la cruz cada vez que lo invocamos, que oramos por alguien,
que celebramos la Santa Cena o el Bautismo, ya que Él entregó Su vida una vez y
para siempre.
Así Jesús hizo una obra perfecta y quitó el pecado y la condenación que
había entre nosotros y el Padre. Así como los seres humanos morimos y somos
juzgados una sola vez, Jesucristo murió en sacrificio por nosotros una sola
vez. De este modo nos salva y lleva al Cielo a vivir eternamente con el Padre.
Cuando Jesús vino por primera vez a la Tierra lo hizo para vencer al
pecado, pero cuando venga por segunda vez lo hará para llevarse a los que le
esperamos.
La redención nos limpia de pecado. Podemos considerarnos “santos”
porque hemos sido rescatados por Dios de las tinieblas y apartados para Él y Su
Reino. Podemos considerarnos en permanente “santificación” porque el Espíritu
Santo opera un proceso constante de limpieza y descontaminación en nuestras
almas, gracias a la redención.
CONCLUSIÓN.
El capítulo 9 del libro de
Hebreos nos enseña acerca de la redención lo siguiente:
1)
La
redención se encuentra en el Tabernáculo de Dios. Para los hebreos significaba
el sacrificio de un animal, para los cristianos la cruz es el Tabernáculo sobre
el cual se ejecutó el sacrificio del Hijo de Dios, para nuestra liberación.
2)
La
redención implica expiación. Sin “purgar” el pecado con un sacrificio
sangriento no hay liberación del pecado y las tinieblas.
3)
La
redención perfecta está en el Nuevo Pacto. El Antiguo no logró la profundidad y
eficacia del sacrificio perfecto del Cordero de Dios.
4)
La
redención es producto de un sacrificio de sangre. Era necesario que Cristo nos
comprara con Su sangre para ser Su propiedad.
5)
La
redención nos limpia de pecado. Somos “santos” apartados para Dios y Su Reino, en
permanente “santificación” por el Espíritu Santo, gracias a la redención.
PARA
TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1)
¿Tiene algún ritual espiritual que es de su mayor
agrado?
2)
¿Qué relación
hay entre la cruz y el Tabernáculo?
3)
¿Cómo entiende
usted los conceptos de redención y expiación?
4)
¿Por qué la
redención perfecta está en el Nuevo Pacto y no en el Antiguo?
5)
¿Qué aporta la
Gracia en la relación con Dios, en comparación a la Ley?
6)
¿Qué significa
que somos “libertos” de Dios?
7)
¿Por qué la
Biblia llama “santos” a los creyentes?
8)
¿Es siempre
necesario un sacrificio de sangre para la redención del pecador?
9)
¿Qué simbolizan estos objetos sagrados: a) La mesa con los
doce panes de la proposición; b) El candelero de siete brazos o menorá; c) El altar del incienso; d) El arca del
pacto; e) El maná; f) La vara de Aarón que reverdeció; y g) Las tablas del
pacto?
10) ¿Cómo
se expía o purga el pecado y la culpa en los contextos bíblicos del Antiguo y
Nuevo Pacto?
11) ¿Cuál
es el error de las sectas que hacen sacrificios de animales o bebés, dedicados
a santos, ángeles o dioses?
12)
¿Muere Jesús
en la cruz cada vez que lo invocamos, que oramos por alguien, que celebramos la
Santa Cena o el Bautismo?
13)
¿Qué opina
usted de las acciones hechas como sacrificios?
14) ¿Quiénes
fueron los mediadores del Antiguo Pacto y Nuevo Pacto?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina,
Casiodoro de (1960). “La Santa Biblia”
Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
·
MacArthur, John. (2011). “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson
Inc. · (1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
· (1960). “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
· “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
· “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
· “Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
· Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
· (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
· “El Lugar Santo” http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=tabernaculosanto
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