AMIGOS DE JESÚS
Enseñanza 11
© Maestra Elena Montaner
permaneced en mi amor.”
(Juan 15:9)
¿QUÉ ES EL AMOR?
Podemos
intentar definir el amor humano de esta forma:
1.
Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o
cosa a la que se le desea todo lo bueno.
2.
El amor como valor es la fuerza para impulsarnos hacia cualquier
cosa de bien. El amor es intangible que induce fuerza, paz, tranquilidad,
alegría y por ende un bienestar en el ser humano.
Sin
embargo, existe una gran diferencia entre el amor humano y el amor
divino expresado en Cristo Jesús. Esto queda claro en el siguiente
texto:
(Juan 3:16) “Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
El
Señor Jesús es el reflejo fiel de la voluntad de su Padre, quien no tuvo dudas
de entregarlo al mundo para sacrificio en la cruz, hecho único en la historia
de la humanidad. La cruz es un verdadero
altar levantado hacia lo alto donde Cristo Jesús porque quiso hacerlo así, expresó en Espíritu, Alma y Cuerpo su amor
por nosotros, recogiendo en sí mismo todo el pecado de los seres humanos no
solo de esa época, sino de toda la historia humana. Hombres y mujeres que
pecaron A.C., durante su permanencia en la Tierra y hasta la fecha y hasta el
fin de los tiempos.
EL AMOR DE CRISTO
Revisemos
algunas expresiones del amor de Cristo en los siguientes temas:
1)
Amor a su Padre:
(Juan
14:31) “Mas para que el
mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago...”
¿Y
qué le mandó el Padre? Era necesario en el Plan Divino de Salvación que el Hijo
obedeciera en contraste con Adán el primer hombre quien desobedeció procurando
con esto la caída de toda la humanidad.
Así
la obediencia del justo y puro sin
mancha de pecado entregado en sacrificio nos da la oportunidad de
levantarnos de la Caída junto con Él
cuando le seguimos y entregamos nuestra vida a Él. Esto se expresa mejor en su
Palabra:
(Romanos 5:18) “Así que, como
por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma
manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de
vida.”
2)
El amor a su
pueblo: vamos
a ejemplificar este amor en tres hermanos.
·
María, Marta y Lázaro
(Juan 11:5) “Y amaba Jesús
a Marta, a su hermana y a Lázaro.”
María
(la que lavó los pies de Jesús con perfume), Marta y Lázaro eran hermanos y
vivían en un pueblo llamado Betania.
Jesús
los visitó, coincidiendo su visita con que Lázaro enfermó, por lo tanto Jesús
se quedó allá un par de días más.
Sin
embargo Jesús sabía que Lázaro moriría y se fue de allí.
Cuando
le avisaron que su amigo había muerto, volvió a Betania y se afligió de
tristeza por la muerte de Lázaro al igual que los judíos que lloraban junto a
María y Marta.
Jesús
fue al sepulcro y ordenó que lo abrieran, y Marta le advirtió que ya llevaba
allí cuatro días por lo tanto el olor podría ser insoportable si abrían el
sepulcro. Pero Jesús, una vez abierto el sepulcro dio la orden a Lázaro para que saliera de allí. Y
Lázaro resucitó.
Solo
el amor divino del Señor podía volver a Lázaro a la vida. Es como nacer de
nuevo.
Exactamente
así nos sucederá cuando el Señor venga y sus trompetas suenen y los muertos en
Cristo resuciten a su llamado.
3) Amor a sus
discípulos
Tres
años anduvo el Maestro Jesús con sus discípulos, enseñándoles y amándolos,
preparándolos para la gran Comisión. Ellos lo seguían a todos los lugares
asistiéndolo, escuchándolo y amándolo. Jesús era amigo de ellos. Pero todo eso
tenía que terminar un día.
(Juan 13:1) “Antes de la
fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase
de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo,
los amó hasta el fin.”
(Juan 13:34) “Un mandamiento
nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os
améis unos a otros.”
4) El discípulo que Jesús amaba.
Aparentemente
esto podría significar que tenía un favorito. ¿Podría ser que fuese esto lo que
sucede en nuestra familia? ¿Qué amemos más a un hijo que a otro?...No, esto no
es así. Amamos con expresión distinta a cada uno porque todos son distintos.
Por lo tanto, Jesús amaba a todos sus discípulos. Pero podemos interpretar que
Juan se sentía amado por Jesús por la cercanía que tenía con Él.
(Juan 13:23) “Y uno de sus
discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.”
Vamos
a tomar uno de los varios ejemplos de cómo pudiera sentirse Juan con respecto
al amor de Jesús hacia él. Miremos la cruz y escuchemos cuando Jesús delega en
Juan la responsabilidad de hacerse cargo de la mujer que había sido su madre y
ahora viuda. Realmente era una gran responsabilidad. Cómo se habrá sentido de
honrado.
(Juan 19:26) “Cuando vio
Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a
su madre: Mujer, he ahí tu hijo.”
Juan
se sentía amado porque estaba
cumpliendo la voluntad de Jesús. Para esto lo seleccionó, para esto estuvo
enseñándole y corrigiéndole durante tres años. Para esto lo acogió en su seno
íntimo. Para que fuera un testigo fiel de lo que había pasado y que fuera un
pastor de otros como Jesús lo había sido de Él.
5) Su amor por la Iglesia
(Efesios 5:25) “Maridos, amad
a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo
por ella,”
¿A
qué iglesia se refiere la Biblia?
No
está hablando de tal o cual iglesia como metodista, presbiteriana o católica.
Estamos hablando de Su Iglesia, San Pablo se refiere al Cuerpo de Cristo en
donde Él es la cabeza. ¿Y cómo es esto de un Cuerpo? En este Cuerpo todos
formamos parte de ese Cuerpo, Es decir, católicos, presbiterianos, etc. somos
parte de su Iglesia. Si miramos nuestro cuerpo, este tiene cabeza. Nuestro
cuerpo está sujeto a nuestra cabeza, no anda nuestro cuerpo por un lado y la
cabeza por otro. Cristo es la Cabeza de su iglesia y esta es el Cuerpo. Y
Cristo ama a este su Cuerpo. Y todos nosotros somos amados por Él porque
formamos parte de ese Cuerpo, la iglesia. En el Cuerpo están incluidos todos
los que creen y han entregado su ser completo a Cristo Jesús.
6) Su amor expresado en su sacrificio
(Efesios 5:2) “Y andad en
amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”
Después
de este sacrificio de Cristo en la cruz ya no hay otro. El Hijo de Dios colgaba
de una cruz. Su cuerpo estaba lacerado, su alma estaba acongojada y sufriente,
pero su espíritu estaba rendido al Padre, aceptando su voluntad santa ¿por qué
hacía esto? Por nosotros. Colgaba de esa
cruz, de ese madero, crucificado por la obediencia hacia su Padre, en un ejemplo
de sujeción y sumisión infinita, enseñándonos desde esa altura como debemos ser
hacia nuestro Dios en obediencia plena. Su amor es tan grande que se hizo
hombre. Vivió y sufrió como hombre, por lo tanto Él sabe nuestro sufrimiento,
lo comprende porque lo vivió, pero experimentó el sufrimiento máximo. Si
miramos esto reflexivamente podríamos comprender su extraordinario amor por
nosotros y por todos en este mundo. Para nosotros podría ser terrible tener que
dar la vida por los que amamos, pero la daríamos. Pero no la daríamos por
aquellos que son lo peor de la sociedad. No, porque esto requiere amor
incondicional, algo difícil para el ser humano porque es terreno de Cristo, de
Dios mismo. Cristo lo hizo por todos incluidos aquellos los más despreciados por
las sociedades.
CONCLUSIONES:
1) La
lección más importante que Dios quiere que aprendamos en esta tierra es como
amar. El amor es el fundamento de todos los
mandamientos que nos ha dado. Cuando más amamos, más semejantes somos a Él. Lo
mejor para nuestras vidas es: Que el amor sea para nosotros la más alta meta.
2) (1ªJuan4:7-10)
“Amados,
amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido
de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es
amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a
su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor:
no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y
envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados con su muerte en la cruz.”
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