NEUMATOLOGÍA
LECCIÓN 6
© Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica: “Respondiendo el ángel, le dijo: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de
Dios.” (San
Lucas 1:35)
Idea central: El Espíritu Santo engendró a
Jesús, Hijo de Dios.
Objetivos: a) Reconocer y valorar que la concepción de Jesús Hombre fue
obra del Espíritu Santo; b) Conocer cómo el Espíritu Santo vino sobre
María; c) Comprender que el Espíritu Santo cubrió a María para encarnar a Jesús;
d) Valorar cómo el Espíritu Santo engendró un Ser Santo en la bienaventurada
virgen María; y 4) Comprender que el Espíritu Santo procreó al Hijo de Dios.
Resumen:
La concepción de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho Hombre, fue obra del
Espíritu Santo que vino sobre la bienaventurada virgen María. Este Santo Ser no
tuvo pecado, aunque vino en semejanza de carne de pecado, pues no recibió la
simiente de Adán sino la simiente de Divina por medio del Espíritu que lo
engendró en María.
E
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n el mes sexto de calendario hebreo, es
decir en el mes de “elul”, fin de la estación seca y de la vendimia,
equivalente a nuestros meses de agosto y septiembre, el ángel Gabriel anunció a
María, mujer soltera que vivía en Galilea, que ella sería madre de una
criatura, a la cual pondría por nombre Jesús, es decir “Jehová es salvación”. La
joven se asustó y extrañó, pues era virgen y no había tenido relaciones con
hombre alguno. Gabriel le habló acerca de su futuro hijo, cuan importante
sería, “Este será grande, y será llamado Hijo
del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; / y reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (San Lucas 1:32,33) Entonces María preguntó:
“... ¿Cómo será esto? pues no conozco
varón.” (San Lucas 1:34)
La Biblia habla de varias mujeres
estériles que pudieron concebir hijos, pero siempre con la participación de un
varón. María es el único caso bíblico de una mujer virgen que concibe un hijo
sin intervención humana. Distintos son los nacimientos de Adán y de Eva en que
el primer hombre fue creado directamente por la mano de Dios y la mujer por lo
que hoy podríamos llamar “clonación”, o sea a partir de una células extraídas a
un humano.
Ejemplos bíblicos de mujeres estériles
que luego concibieron, son: Sara (madre de Isaac), Rebeca (madre de Jacob),
Raquel (madre de José), la mujer de Manoa (madre de Sansón), Ana (madre de
Samuel), la sunamita (cuyo hijo murió), y Elizabet (madre de Juan el Bautista)
El caso de María, la madre de Jesús, es diferente. Era virgen,
es decir soltera, que aún no había tenido relaciones sexuales, y estando
desposada con José, fue fecundada por el Espíritu Santo. La concepción de
Jesucristo habría sido imposible sin la participación del Espíritu Santo.
Cuando María preguntó al ángel Gabriel “¿Cómo
será esto? pues no conozco varón”; el ángel dio una completa respuesta sobre la
concepción de Jesús.
¿Qué rol jugó el Espíritu Santo en la concepción de Jesús?
- El Espíritu Santo vino sobre María.
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti”
Según la Biología humana, la
fertilización y concepción de un bebé se produce cuando un solo espermatozoide
penetra en el óvulo y da lugar al embrión. La célula reproductora femenina, el
óvulo, tarda menos de 24 horas en llegar a la trompa de Falopio, lugar donde
tiene lugar la fecundación. Sólo un espermatozoide logra recorrer los 18
centímetros que separan la vagina de la trompa de Falopio y atravesar con su
cabeza la pared del óvulo. Cuando espermatozoide y óvulo se encuentran en la
trompa de Falopio, recién se produce la fertilización y se produce una nueva
célula que contiene todos los caracteres del futuro bebé, desde el color de
pelo y ojos, hasta la predisposición para ciertas enfermedades. Esta nueva
célula se denomina “embrión”:
“13
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. / 14
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien. / 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en
oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. / 16 Mi
embrión vieron tus ojos,
Y
en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:13-16)
Posteriormente el embrión comienza a
dividirse en muchas células, por tanto a crecer y migra por la trompa de
Falopio hacia el útero, donde permanecerá por un período aproximado de nueve
meses hasta producirse el parto.
En el caso de Jesús no hubo intervención
de células masculinas sino que el Espíritu Santo produjo en María la
fertilización de un óvulo, dando origen al Santo Ser. Jesús, como todo ser
humano, también fue embrión, siguiendo todo el proceso de desarrollo normal. La
acción fue de Dios, quien intervino por medio de la Tercera Persona de la
Trinidad.
La frase “El Espíritu Santo vendrá sobre ti” tiene para nosotros una
repercusión muy importante. Cuando conocimos a Jesucristo y nacimos a la nueva
vida, para que se produjese esa nueva criatura, fue necesario que el Espíritu
de Dios viniera sobre nosotros, así como lo hizo sobre la bienaventurada virgen
María.
- El Espíritu
Santo cubrió a María.
María estaba “desposada” con José. Entre los judíos se
consideraba tan firme el desposorio como el matrimonio y no podía ser disuelto,
salvo con el divorcio. Tan serio era el desposorio, que había algunas leyes en
cuanto a la mujer desposada:
“8 Si no agradare a su señor, por lo
cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá
vender a pueblo extraño cuando la desechare.
/ 9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la
costumbre de las hijas.” (Éxodo 21:8, 9)
“¿Y quién se ha desposado con mujer, y
no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y
algún otro la tome.” (Deuteronomio 20:7)
“Te desposarás con mujer, y otro varón
dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no
la disfrutarás.” (Deuteronomio 28:30)
“23 Si hubiere una muchacha virgen
desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella;
/ 24 entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis,
y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque
humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. / 25
Mas si un hombre hallare en el campo a la joven desposada, y la forzare aquel
hombre, acostándose con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con
ella; / 26 mas a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa de muerte;
pues como cuando alguno se levanta contra su prójimo y le quita la vida, así es
en este caso. / 27 Porque él la halló en el campo; dio voces la joven
desposada, y no hubo quien la librase. / 28 Cuando algún hombre hallare a una
joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y
fueren descubiertos; / 29 entonces el hombre que se acostó con ella dará al
padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto
la humilló; no la podrá despedir en todos sus días.” (Deuteronomio
22:23-29)
El
desposorio era un contrato que se hacía ante testigos, entre el padre de la
desposada y los hermanos de la “esposa” y el “esposo”. No se trataba solamente
la unión de los cónyuges sino también los regalos que se harían a los hermanos
y la cantidad de dinero que se debería pagar al padre de la esposa. Los
desposorios se celebraban mucho antes de las bodas, antes de seis meses o un
año. A partir de los desposorios se consideraba ajustado el matrimonio,
recibiendo ambos el título de “esposos”, aunque aún no cohabitaran. Ya que las
mujeres eran adquiridas a precio de dinero y costosos regalos, tendía a
vérselas de parte el varón como una propiedad.
José,
el “esposo” de María, al enterarse de su embarazo, consideró repudiarla en
privado, pero un ángel del Señor le dijo: “20
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le
dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en
ella es engendrado, del Espíritu Santo es. / 21 Y dará a luz un hijo, y
llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (San Mateo 1:20,21)
Fue
el poder de Dios que vino a esta sencilla mujer de Judá. El enorme poder de
Dios la cubrió y fecundó en ella esta vida sobrenatural. Jesucristo ya era
Dios, pero ahora nacía como Hombre. El reconocimiento de esta doble naturaleza
de Jesucristo fue establecido definitivamente en el concilio de Calcedonia el
año 451 DC, siglo V. el Hijo se humilló a Sí mismo, haciéndose hombre. Jesús
compartió con la raza humana todas las sensaciones de cualquier mortal: la
alegría, la tristeza, el llanto, el hambre, la sed, el dolor, la angustia, etc.
Fue un verdadero Hombre: “Porque no
tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos
4:15)
En
igual medida, Jesucristo siguió siendo Dios, como lo declara la Escritura:
“Y
hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia.” (San Mateo 3:17)
“Mientras
él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube,
que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” (San Mateo 17:5)
“Ninguno
puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en
el día postrero.” (San Juan 6:44)
“Yo
y el Padre uno somos.” (San Juan 10:30)
“Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí.”
(San Juan 14:6)
El
poder del Dios Altísimo cubrió con Su sombra a María y ella fue fecundada. En países
del medio oriente, donde las temperaturas son altas y suele haber gran
sequedad, la sombra de un árbol es muy apreciada; sentarse o recostarse bajo la
sombra de una higuera u olivo, refresca y es propicia para la meditación. Que
Dios cubriera con Su sombra a María significaba que ella se ponía bajo la
cobertura de Él.
Cuando
los degenerados hombres de Sodoma, la ciudad donde vivía Lot, le dijeron a éste
con intención sexual “... ¿Dónde están
los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos”
(Génesis 19:5); el sobrino de
Abraham les respondió: “7...Os ruego,
hermanos míos, que no hagáis tal maldad.
/ 8 He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las
sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos
varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado.” (Génesis 19:7,8) Estar a la sombra de
alguien es estar protegido.
Desde el momento de la concepción de
Jesús en el vientre de María, ambos estarían protegidos por el Señor, a la
sombra de Jehová pues “El que habita al
abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” (Salmo 91:1)
- El Espíritu Santo engendró un Ser Santo.
“por lo cual también el Santo Ser que
nacerá”
Este “por lo cual” significa
“por lo tanto”. Ya que es el Espíritu Santo de Dios que vendrá sobre la virgen
y será el poder de Dios quien la cubra, entonces se concluye que el hijo que ha
de nacer será “Santo”. Jesús bebé, niño y adulto, es un Ser Santo, sin pecado.
Jesús nace sin pecado pues no es de padre humano sino Divino.
En una relación sexual,
cuando una mujer queda embarazada, quien transmite la “simiente de pecado” al
nuevo ser es el hombre y no la mujer. De lo contrario, Jesús habría nacido
pecador. Hijos e hijas adquieren la simiente de pecado por transmisión del
padre. El pecado de Adán es transmitido por el espermatozoide. Todos los seres
humanos nacemos con la simiente de pecado: “Por
tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”
(Romanos 5:12)
Ya que los humanos nacen con
la simiente de pecado, están muertos espiritualmente, separados de Dios. Por
eso Jesús les trata así: “... Deja que
los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.” (San Lucas 9:60)
El hijo de María es un
segundo Adán, que vino para deshacer la obra del diablo y dar nueva vida a los
que crean en Él: “21 Porque por cuanto la
muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los
muertos. / 22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos
serán vivificados.” (1 Corintios
15:21,22)
La encarnación de Dios, o
sea Dios hecho carne humana, fue un acto milagroso de la Divinidad en que el
Espíritu Santo concibió el ser de Jesucristo en el útero de María. De tal modo
no se transmitió el pecado a Jesús porque María fue fecundada con simiente
incorruptible.
La palabra “simiente” tiene
dos acepciones en nuestro idioma Castellano: semilla y semen. Cuando la Biblia habla
de la simiente se refiere al elemento masculino que produce la vida humana, no
al femenino; o sea que simiente se refiere al semen que contiene
espermatozoides y plasma seminal, y que transmite la vida biológica del ser
humano.
José, el esposo de María,
estaba muy preocupado por el repentino embarazo de María; pero el ángel que vio
en el sueño de la noche lo tranquilizó: “Y
pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le
dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en
ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” (San Mateo 1:20) La palabra “engendrado”, en griego “gennáo”,
significa procrear, multiplicar una especie, dar vida. Crear es tener hijos,
engendrar; pro es un prefijo latino que significa movimiento hacia adelante,
poner a la vista o estar a favor de. Por lo tanto “procrear” es una acción para
tener hijos. María por sí misma no podía tener un hijo; debía participar
activamente un elemento procreador que podría ser un hombre o Dios. En su caso
fue el Espíritu Santo quien procreó o engendró el Hijo en ella.
- El Espíritu Santo procreó al Hijo de Dios.
“será llamado Hijo de Dios”
Jesucristo sería llamado “Hijo
de Dios” por el hecho de haber sido procreado por Dios. Era Dios hecho Hombre,
Dios humanado, la Segunda Persona de la Trinidad que se manifestaba en carne
por primera vez. El Antiguo Testamento no se refiere al Hijo de Dios con esas
palabras; recién en el Nuevo Testamento se habla con toda claridad del Hijo de
Dios en 45 versículos. Podemos encontrar algunos textos veterotestamentarios
refiriéndose al Hijo de Dios:
“7 Yo
publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te
engendré hoy. / 8 Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión
tuya los confines de la tierra. / 9 Los quebrantarás con vara de hierro; Como
vasija de alfarero los desmenuzarás.” (Salmos 2:7-9)
“4 ¿Quién
subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién
ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál
es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?” (Proverbios 30:4)
“14 Por tanto,
el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo,
y llamará su nombre Emanuel.” (Isaías 7:14)
“6 Porque un
niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y
se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe
de Paz. / 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el
trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en
justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará
esto.” (Isaías 9:6)
“12 Honrad al Hijo,
para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su
ira. Bienaventurados todos los que en él confían.” (Salmos 2:12)
En el Nuevo Testamento son numerosos los testimonios de Jesucristo como
Hijo de Dios:
Dios mismo se refiere a Jesús como Su Hijo: “Y hubo una voz
de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” (San Mateo 3:17).
Satanás lo enfrenta como Hijo de Dios: “3
Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras
se conviertan en pan. /.../ 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo;
porque escrito está: A sus ángeles
mandará acerca de ti, y, En sus
manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.” (San Mateo 4:3,6).
Los demonios también lo reconocen: “Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros,
Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (San Mateo 8:29).
Los discípulos: “33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y
le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.” (San Mateo
14:33).
Pedro lo identifica como el Hijo del Dios viviente: “15 El les dijo:
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? / 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. / 17 Entonces le respondió Jesús:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni
sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (San Mateo 16:15-17).
Jesucristo reconoce serlo: “63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le
dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el
Hijo de Dios. / 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde
ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y
viniendo en las nubes del cielo.” (San Mateo 26:63,64); “13
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que
está en el cielo.”
(San Juan 3:13);
“18
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (San Juan 3:18)
Las palabras de Gabriel sobre
el futuro Jesús son plenamente confirmadas por el Evangelio y las cartas de los
Apóstoles. Jesucristo, el Santo Ser engendrado por el Espíritu Santo en María,
es el Hijo de Dios.
CONCLUSIÓN.
La concepción de Jesús Hombre fue obra del Espíritu Santo: 1) El Espíritu
Santo vino sobre María; 2) El Espíritu Santo cubrió a María; 3) El Espíritu
Santo engendró un Ser Santo; y 4) El Espíritu Santo procreó al Hijo de Dios.
PARA TRABAJAR
EN EL CENÁCULO:
1)
¿Cómo siente usted la presencia del Espíritu Santo?
2)
¿Qué participación tuvo el Espíritu Santo en su
conversión a Jesucristo?
3)
¿Le ha entregado sus hijos al Espíritu Santo?
4)
¿Cómo podemos dejar de ser “estériles” en la fe?
5)
¿Qué importancia tiene la concepción virginal de María
para nuestra fe?
6)
¿Por qué Jesús nació sin pecado?
7)
¿Debe la Iglesia predicar y educar sobre la sexualidad?
8)
¿Qué base bíblica daría usted a la prohibición del
aborto?
9)
¿En qué único aspecto la “encarnación” del Hijo de Dios
fue distinta a todo ser humano?
10) ¿Qué
similitud hay entre el nacimiento de Jesús y nuestro “nuevo nacimiento”?
11) ¿Es
equiparable el “noviazgo” actual a los “desposorios” hebreos?
12) ¿Qué
consecuencias negativas en el trato hacia la mujer tenían los desposorios?
13) ¿Existía
Jesucristo antes de nacer como hombre?
14) ¿Qué
importancia tiene para los cristianos el concilio de Calcedonia del año 451
DC.?
15) ¿Podría
nombrar algunas emociones que vivió Jesús como hombre?
16) ¿Dejó
Jesucristo de ser Dios al nacer como humano?
17) ¿Qué
significa bíblicamente “estar a la sombra” de alguien?
18) ¿Por
qué Jesús no heredó el pecado de Adán, si era hijo de mujer?
19) ¿Todos
los seres humanos nacen con la simiente de pecado o sólo algunos?
20) ¿Qué
significa estar muerto espiritualmente?
21) ¿Cuál
fue el rol de la bienaventurada virgen María en la concepción de Jesús?
22) ¿Qué
Jesucristo sea el Hijo de Dios, significa que es menor que Dios?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
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David King, Seminario Teológico De La Gracia, Chile, noviembre de 2008.
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http://www.conmishijos.com/embarazo/quedar-embarazada/la-fertilizacion-y-la-concepcion-de-un-bebe-asi-se-produce/
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http://www.nak.org/es/catecismo/3-el-trino-dios/34-dios-el-hijo/343-jesucristo-verdadero-hombre-y-verdadero-dios/
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http://www.miapic.com/nacio-jesus-con-la-simiente-de-pecado
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http://www.pdvida.com/2013/06/el-hijo-de-dios-en-el-antiguo-testamento/
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