NEUMATOLOGÍA
LECCIÓN 1
Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica: “7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me
vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré. / 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio.” (San Juan 16:7,8)
Idea central: El Espíritu Santo posibilita el
arrepentimiento.
Objetivos: a) Comprender y valorar la acción del Espíritu Santo en el arrepentimiento;
b) Conocer la mirada de los dos Pactos hacia el arrepentimiento; c) Comprender
cómo actuaba el Espíritu Santo en el Antiguo Testamento; d) Comprender y
valorar el arrepentimiento en el Nuevo Pacto como condición para la salvación, universal, demostrable en obras,
irreemplazable por alguna condición personal, obligación seria en esta vida y parte del mensaje de la Iglesia; e)
Comprender la función de convencimiento del pecado que tiene el espíritu
Santo.
Resumen:
Diversas funciones cumple el Espíritu Santo de Dios en la vida cristiana, desde
sus inicios. Una de ellas es posibilitar el arrepentimiento. En esta enseñanza
se destaca la idea de arrepentimiento a través de toda la Biblia. En el Antiguo
Pacto se refiere muchas veces a Dios arrepintiéndose, aún cuando se señala que
esta es una característica humana. En cambio en el Nuevo Pacto, el
arrepentimiento es propio de los seres humanos. Jesús afirmó que es el Espíritu
quien nos convence de pecado, justicia y juicio.
S
|
e llama Neumatología al
estudio del Espíritu Santo. La
palabra deriva del griego pneuma,
que significa “espíritu”, “viento”, “aliento”. La doctrina del Espíritu Santo
es una doctrina bíblica. La única fuente donde podemos encontrar información sobre
el Espíritu Santo, es la Biblia.
Es muy importante en este estudio tener en
cuenta que la Escritura es Cristo céntrica. Jesucristo es el tema central de nuestra
fe. No podemos ubicar al Espíritu Santo en el lugar del Hijo de Dios. El
Espíritu Santo vino a hablarnos de Cristo y no de sí mismo, aún cuando es una
de las tres Personas de la Divinidad.
Todo discípulo de Jesucristo
tiene en alta estima al Espíritu Santo, tal como Jesús lo hizo. Debemos tener
un adecuado concepto del Espíritu Santo por dos razones: 1) Porque la vida
cristiana comienza y continúa mediante el Espíritu Santo; y 2) Porque toda
actividad cristiana válida es inspirada y guiada por el Espíritu Santo.
Encontramos en la Escritura
numerosas obras que no habrían sido posibles sin la intervención del Espíritu
Santo. Ya en los primeros versos hallamos al Espíritu de Dios obrando en Su
creación: “1 En el
principio creó Dios los cielos y la tierra. / 2 Y la tierra estaba desordenada
y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las aguas. / 3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Génesis 1:1-3).
Tal
como lo la luz iluminó la creación de nuestro mundo, un día Cristo iluminó
nuestras vidas, mas para ello fue necesario primero que se provocara en
nosotros el “arrepentimiento”. Éste es obra de Dios en nuestras vidas, por medio
del Espíritu Santo.
¿Por qué el arrepentimiento no
es posible sin el Espíritu Santo?
- El Espíritu
Santo nos guía al
arrepentimiento.
A. El
arrepentimiento en el Antiguo Testamento.
58 veces se nombra el arrepentimiento en
la Biblia; 17 en el Antiguo Testamento y 41 en el Nuevo Testamento, es decir
que en el Nuevo Pacto se da mayor importancia a este concepto que implica
entendimiento, sentimientos y cambio de actitud ante Dios. Todas las veces que
se habla de arrepentimiento en el Antiguo están referidas a Dios, cambiando Su
proceder con respecto a los hombres:
“Y nunca
después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se
arrepentía de haber puesto a
Saúl por rey sobre Israel.” (1 Samuel 15:35)
“Y se acordaba
de su pacto con ellos, Y se arrepentía
conforme a la muchedumbre de sus misericordias.” (Salmos 106:45)
“Yo Jehová he
hablado; vendrá, y yo lo haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni
me arrepentiré; según tus
caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor. ” (Ezequiel
24:14)
Sin embargo el primer libro de Samuel
dice que Él “no es hombre para que se arrepienta”. El arrepentimiento es una
cosa propia de hombres y no de Dios: “Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni
se arrepentirá, porque no es
hombre para que se arrepienta.” (1
Samuel 15:29)
En el Antiguo Testamento se llama al arrepentimiento
“volverse del mal camino”: “Quizá oigan,
y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus
obras.” (Jeremías 26:3)
En
el Antiguo Pacto, el Espíritu Santo habló a través de determinados individuos,
como los patriarcas y profetas. El Espíritu guiaba al pueblo a la obediencia a
la Ley; aún no entraba en forma definitiva en el corazón del ser humano sino
que a algunos los visitaba o tomaba para hablar a los hebreos. El
arrepentimiento consistía en darse cuenta de su desobediencia y reconciliarse
con Dios por medio de sacrificios y obedeciendo a Su ley.
Dios
anuncia en el Antiguo Testamento que Él les dará un nuevo espíritu y cambiará
los corazones de los que crean en Él, promulgando un Nuevo Pacto: “31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en
los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. / 32
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos
de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un
marido para ellos, dice Jehová. / 33 Pero este es el pacto que haré con la casa
de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo.” (Jeremías 31:31-33)
- El arrepentimiento en el Nuevo Testamento.
El
Nuevo Testamento menciona 41 veces el arrepentimiento. En todos los versículos
se refiere al arrepentimiento humano excepto uno. Este es el único versículo del Nuevo Testamento donde se refiere un
hipotético “arrepentimiento” de Dios. El Señor juró y no negará Su
juramento: “porque los otros ciertamente sin juramento
fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el
Señor, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.” (Hebreos 7:21)
1) El arrepentimiento es condición para
la salvación.
a)
El Reino de Dios exige el arrepentimiento: “y diciendo: arrepentíos,
porque el reino de los cielos se ha acercado.” (San Mateo 3:2)
b)
Era parte de la predicación de Jesús, lo primero que anunció: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar,
y a decir: arrepentíos,
porque el reino de los cielos se ha acercado.” (San Mateo
4:17)
c)
El arrepentimiento va unido a la fe en el mensaje de Jesucristo: “diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el
reino de Dios se ha acercado; arrepentíos,
y creed en el evangelio.” (San Marcos 1:15)
d)
Quien no se arrepiente de su pecado, perecerá en la eternidad: “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis
igualmente.” (San Lucas 13:3)
e)
Al arrepentimiento del hombre y su bautismo en agua, sigue el
cumplimiento de la promesa de Dios, la recepción del Espíritu Santo. Esta es la
entrada o puerta al Reino de Dios: Arrepentimiento, bautismo en agua y bautismo
del Espíritu. “Pedro les
dijo: arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38)
2) El arrepentimiento es para todo ser
humano.
a)
Los cristianos judíos se extrañaron profundamente al percatarse que
también los gentiles podían arrepentirse y convertirse a Dios: “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y
glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado
Dios arrepentimiento para
vida!” (Hechos
11:18)
b)
Dios desea que todos los seres humanos se arrepientan: “El Señor no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9)
c)
Dios está interesado en que todo pecador se arrepienta: “Os digo que así habrá más gozo en el
cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no
necesitan de arrepentimiento.” (San Lucas
15:7)
3)
El arrepentimiento es para los pecadores.
a)
El llamado de Jesús es para todos los pecadores y no para los que no
pecan; el llamado es en primer lugar al arrepentimiento: “Id, pues, y aprended lo que significa:
Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos,
sino a pecadores, al arrepentimiento.” (San Mateo
9:13)
4)
El arrepentimiento se demuestra en obras.
a)
El arrepentimiento se demuestra en actos: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (San Mateo 3:8)
b)
Se exigió a los gentiles que demostraran su arrepentimiento con una vida
cambiada. Cuando aquí se habla de “obras” se refiere a actitudes, hechos, modo
de vivir, más que a acciones de caridad. No debemos confundirnos con el
concepto “obras de misericordia” cuando leemos en la Biblia la palabra “obras”.
Obra es una acción, que puede ser a favor del prójimo o sencillamente una
actitud correcta, como no robar, no ser corrupto, mentiroso, etc. “sino que anuncié primeramente a los que
están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles,
que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.” (Hechos 26:20)
c)
Los pecados sexuales deben ser reconocidos y confesados ante Dios: “que cuando vuelva, me humille Dios
entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y lascivia que han
cometido.” (2 Corintios 12:21)
5)
El arrepentimiento predicado por Juan el Bautista.
a)
El bautismo de Juan el Bautista era para arrepentimiento o cambio de
actitud para con Dios: “Yo a la
verdad os bautizo en agua para arrepentimiento;
pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más
poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” (San Mateo 3:11)
b)
El apóstol Pablo explicó la diferencia entre la prédica de Juan el
Bautista y Jesús: “Antes de su
venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento
a todo el pueblo de Israel.” (Hechos
13:24)
6) El falso arrepentimiento.
a)
Esaú hizo algo muy grave, desde el punto de vista espiritual, al
menospreciar la bendición de ser el primogénito de Isaac. Cuando se dio cuenta
de todo lo que perdía, quiso recuperar la primogenitura, pero no le fue dada.
En verdad lo que él experimentó no fue arrepentimiento sino dolor por codicia:
“16
no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida
vendió su primogenitura. / 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando
heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró
con lágrimas.” (Hebreos 2:16,17)
b)
El “arrepentimiento” de Judas no fue tal, sino más bien fue sólo
culpabilidad sin reconocimiento ante Dios por su pecado. Esto se demuestra
cuando toma la decisión de auto eliminarse: “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que
era condenado, devolvió arrepentido
las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos” (San Mateo 27:3)
7)
El arrepentimiento no puede ser reemplazado por alguna condición personal.
a)
De nada vale decir que provengo de una familia, abuelos y padres
cristianos o judíos, si yo no he experimentado en forma personal el
arrepentimiento: “Haced, pues,
frutos dignos de arrepentimiento,
y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre;
porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.” (San Lucas 3:8)
8) El arrepentimiento es una obligación
seria en esta vida.
a)
“Reconvenir” es “reprender suavemente a una persona por algo que ha
dicho o hecho mal”. A aquellas ciudades que fueron testigos de Sus señales
divinas y, a pesar de ello, no se arrepintieron, Él las reprendió con amor: “Entonces comenzó a reconvenir a las
ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo” (San Mateo
11:20)
b)
El arrepentimiento es en esta vida y no en la eternidad: “El entonces dijo: No, padre Abraham;
pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.” (San Lucas
16:30)
c)
Advierte a la Iglesia local que se apresure en arrepentirse, cambiar de
actitud, hacer obras dignas de arrepentimiento, volver a actuar con el amor que
lo hacía cuando empezó a seguirlo. Amenaza con quitarle el candelero que
simboliza su calidad de Iglesia; significa que dejará de alumbrar al
mundo si no se arrepiente, si no cambia. “Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si
no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” (Apocalipsis
2:5)
d)
Una pecadora metida por Satanás en la Iglesia de Tiatira hace conductas
escandalosas. El Señor le ha esperado para que se arrepienta, pero ella se
niega a hacerlo. En la Iglesia suele haber hermanos que pecan grave e
insistentemente, que no pueden dejar de hacerlo, por alguna razón. En el Texto
el Señor advierte que castigará a la mujer que está corrompiendo la fe de los
discípulos de Tiatira, si ella no se arrepiente. El cristiano tiene el deber de
arrepentirse de sus pecados. “20 Pero tengo unas pocas cosas contra
ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca
a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. / Y le he
dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. / 22 He aquí, yo la arrojo en
cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten
de las obras de ella. ” (Apocalipsis 2:20-22)
e)
Quien una vez se arrepintió de sus pecados y fue salvado por Jesús, no
podrá volver al mundo para otra vez arrepentirse, pues no se puede crucificar
al Señor una y otra vez. “y recayeron,
sean otra vez renovados para arrepentimiento,
crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a
vituperio.” (Hebreos
6:6)
9) El arrepentimiento es parte del
mensaje de la Iglesia.
a)
La predicación del Evangelio por los apóstoles se inició en la ciudad de
Jerusalén, fue y es en el nombre de Jesucristo y su contenido es el
arrepentimiento de los pecadores y el perdón de los pecados por Dios: “y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de
pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” (San Lucas
24:47)
b)
Estas son enseñanzas básicas del cristianismo: el arrepentimiento, la fe
en Dios y otras, no se pueden olvidar o menospreciar, pues sobre ellas se
sostiene el resto de las enseñanzas o doctrinas. El arrepentimiento es de
“obras muertas”, es decir de acciones que llevan a la muerte, de hechos que son
propios de un alma muerta, un incrédulo, y no de un resucitado, vivo, por
Cristo. “Por tanto,
dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la
perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios” (Hebreos 6:1)
Los
textos anteriores nos hablan de la importancia que tiene el arrepentimiento en
la conversión de una persona. No podemos pasar de las tinieblas a la luz, sin
arrepentirnos de toda una vida anterior de pecado, rebelión y desobediencia.
En
el Nuevo Testamento el Espíritu Santo se introduce en el espíritu de aquellos que
se han arrepentido y creído en Jesucristo como Señor y Salvador. Para poder
arrepentirse es necesario que Dios mismo, por medio de Su Espíritu Santo, nos
hable y conduzca a la vergüenza y el dolor ante Dios por haber pecado contra
Él.
- El Espíritu
Santo nos convence
de pecado.
“7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene
que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas
si me fuere, os lo enviaré. / 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de
pecado, de justicia y de juicio.” (San Juan 16:7,8)
La bondad de Dios debiera conmover mi conciencia y
motivarme al arrepentimiento, mas el corazón del ser humano está tan envilecido
y duro que se justifica a sí mismo, no reconoce su pecado ante Dios ni se
arrepiente. “¿O
menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando
que su benignidad te guía al arrepentimiento?”
(Romanos
2:4)
Dios contrista, entristece o aflige nuestra alma
cuando pecamos. Ese tipo de tristeza produce arrepentimiento. “Ahora me gozo, no porque hayáis sido
contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios,
para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.” (2 Corintios 7:9)
El propósito del arrepentimiento es el perdón de
pecados. Arrepentirse es reconocer que soy pecador, algo así como un
diagnóstico espiritual, una radiografía que el Espíritu Santo me da de mí
mismo. Convertirse es volverse a Dios. Al arrepentirnos y convertirnos Dios
borra nuestros pecados y comenzamos a experimentar la presencia del Señor en
nuestras vidas. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que
sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor
tiempos de refrigerio” (Hechos
3:19)
Es el mismo Espíritu de Dios que nos
enfrenta con nuestra pobre condición de pecadores y nos convence de ello. Es
una obra que nadie más que el Espíritu Santo puede hacer.
El Espíritu nos convence también de la
necesidad de la justicia de Dios en nuestra vida, que Dios no nos puede aceptar
así como somos de sucios y pecadores, por tanto estamos condenados a la
perdición eterna. Si Dios es Justo, Él debe condenarnos. Sin embargo, tan
grande es Su amor por la Humanidad, que se ha entregado Él mismo por nosotros,
como víctima en la cruz, para pagar el precio de nuestro pecado.
El Espíritu Santo cumple una
labor fundamental en nuestra vida espiritual. Es Él quien nos convence de pecado y nos conduce hacia la salvación en
Cristo, transformándonos en cristianos.
CONCLUSIÓN.
El arrepentimiento no es
posible sin la acción del Espíritu Santo. La Biblia plantea que el Espíritu
Santo nos guía al arrepentimiento:
- El arrepentimiento en el Antiguo Testamento está
la mayoría de las veces referido a Dios, a pesar que Primera de Samuel precisa
que Dios “no es hombre para que se arrepienta”. El arrepentimiento es propio de hombres y no de Dios. En el Antiguo
Testamento se llama al arrepentimiento “volverse del mal camino”. El
Espíritu Santo habló a través de determinados individuos, como los
patriarcas y profetas. También anunció que un día les daría un nuevo
espíritu y cambiaría los corazones de Su pueblo, promulgando un Nuevo
Pacto.
- El arrepentimiento en el Nuevo Testamento se
refiere al arrepentimiento humano excepto una vez en que se refiere un hipotético
“arrepentimiento” de Dios. En el Nuevo Pacto, el arrepentimiento:
a) Es condición para la
salvación.
b)
Es para todo ser humano.
c)
Es para los
pecadores.
d)
Se demuestra en
obras.
e) Es predicado por Juan el Bautista.
f)
A veces es falso.
g) No puede ser reemplazado por alguna condición
personal.
h) Es una obligación seria en
esta vida.
i)
Es parte del mensaje de la Iglesia.
Finalmente,
la Biblia plantea que el Espíritu Santo nos convence de pecado, cumpliendo la función importantísima de convencernos que somos pecadores y hemos pecado, por
tanto debemos arrepentirnos. Nos conduce a la salvación en Cristo.
ENSEÑANZAS DE VIDA.
1)
Arrepentirnos
cada día de nuestros pecados frente al Señor Jesucristo.
2)
Dar gracias al Espíritu Santo por
habernos conducido al arrepentimiento.
3)
Dar gracias a
Dios por el Nuevo Pacto en la sangre de Jesús.
4)
Hacer obras fruto
del arrepentimiento.
5)
Desechar cualquiera auto justificación ante Dios para nuestra salvación.
PARA TRABAJAR
EN EL CENÁCULO:
1) ¿De qué y quién nos habla el Espíritu Santo?
2) ¿Por qué es tan importante el Espíritu Santo para el
cristiano?
3) ¿Qué experiencias y
obras en su vida personal han sido posibles por la intervención del Espíritu
Santo?
4)
¿Cuándo comenzó a
manifestarse el Espíritu Santo?
5) ¿Por qué el
arrepentimiento no es posible sin el Espíritu Santo?
6)
¿Qué dice el
Antiguo Testamento acerca del arrepentimiento?
7)
¿Qué diferencia
hay entre cómo experimentaban el Espíritu Santo los hombres del Antiguo
Testamento con los del Nuevo?
8)
¿En qué consiste
el Nuevo Pacto?
9)
¿En qué sentido el arrepentimiento es condición para la
salvación?
10)
¿Es el arrepentimiento una emoción, un pensamiento, una actitud o una
acción?
11) ¿Es el arrepentimiento es
para todo ser humano o sólo para algunos?
12) ¿Qué diferencia hay entre
arrepentirse y sentirse culpable?
13) ¿Debemos creer al mensaje de
Dios, a pesar de los mensajeros?
14)
Piense de qué pecados tiene usted que arrepentirse y luego confiéselos a
Dios en privado.
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina, Casiodoro de (1960). “La
Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman
& Holman Publishers.
·
MacArthur, John.
(2011). “Biblia de Estudio MacArthur” Estados
Unidos: Thomas Nelson Inc.
·
(1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular”
Sociedades Bíblicas Unidas.
·
(1960).
“La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas
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“Nuevo
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“Diccionario de
la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
·
“Concordancia
electrónica de la Biblia” Disponible
en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
·
Rizo Martínes,
José L. “Diccionario Bíblico”
Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
·
(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
·
Apuntes de clases de Neumatología del profesor Rvdo.
David King, Seminario Teológico De La Gracia, Chile, noviembre de 2008.
·
Pneumatologia,
la Doctrina del Espíritu Santo,
http://knowingjesuschrist.com/languages/spanish-espanol/biblia-estudia-bible-studies/164-doctrinas-biblicas/317-pneumatologia-la-doctrina-del-espiritu-santo
1 comentario:
Excelente estudio, como todo aquel que utilice la Revelación escrita para fundamentarlo.
Que el Señor le siga usando para Su reino!
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