MENSAJE 8
Pastor Iván Tapia Contardo
Lectura bíblica: “16 Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y
dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído
hasta este lugar? / 17 Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has
hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a
un hombre excelente, oh Jehová Dios. / 18 ¿Qué más puede añadir David pidiendo
de ti para glorificar a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo.” (1 Crónicas
17:16-18)
Idea central: La Casa de Dios.
Objetivos: a) Comprender que Dios no habita en templos hechos por manos humanas
sino en Su creación, sobre todo en el corazón de Sus hijos; b) Comprender y
valorar que Dios mismo se edificó una Casa;
c) Comprender y experimentar que Cristo y Su Iglesia son la Casa de
Dios, pues habita en cada creyente; d) Agradecer al Señor por escoger por
morada nuestro corazón; e) Alabar a Dios por Su grandeza; f) Reconocer la Iglesia
entera como pueblo de Dios; g) Pedir al Señor que se haga Su voluntad en
nuestra vida, casa e Iglesia; y h) Engrandecer el nombre de Dios.
Resumen:
La Casa de Dios no es un lugar como un templo, catedral o capilla, sino el
corazón del cristiano, donde ha venido a morar el Espíritu Santo. Dios, que no
habita en obras de hombres, decidió hacer nacer al Mesías en la Casa de David
para ser morada de Dios en Él. Cristo es la Casa de Dios.
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a
casa es el lugar donde habitamos, espacio donde se cobija la familia y que, con
el tiempo, constituye para sus miembros un punto de encuentro de los hermanos,
los hijos, los nietos, etc. Más propiamente se le denomina hogar a ese reducto
de amor donde se teje la vida familiar. La casa puede ser de diversos
materiales, tamaño y forma, según la cultura. En el caso de los hebreos no era
destinada a vivir en ella sino para ofrecer refugio contra las inclemencias del
tiempo y como lugar de dormir, cuando no se dormía al raso en la azotea.
Constaba de un solo espacio amplio, construido con piedras y adobes. El revoque
y el suelo eran ordinariamente de barro; en vez de ventanas había unos calados
sin cristal. En la era helenístico-romana se construyó un tipo de casa que
podía tener una sala en el piso superior, el aposento alto.
Pero
cuando la Biblia habla de “la casa de David”, en hebreo Malkhut Beit David o
Reino de la Casa de David, no se refiere a una construcción sino al linaje del
rey David, a la dinastía que comenzaría con él y continuaría con su hijo
Salomón. La casa de David es la familia que él constituyó y de cuya simiente
vendría Jesucristo.
Siempre
los seres humanos hemos querido construir una casa para Dios. Así levantamos
capillas, templos, catedrales, basílicas, etc. Pero el pensamiento de Dios es
muy distinto al nuestro en este aspecto. El Dueño y Creador del universo tiene
un pensamiento muy claro al respecto. En este capítulo del primer libro de
Crónicas queda muy claro el concepto que Dios tiene de una casa para Él. Cuenta
el capítulo 17 que:
“1
Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo
habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas. / 2
Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está
contigo.”
(1 Crónicas 17:1,2)
David se preocupó porque el arca del
pacto, el objeto más sagrado de Israel, estaba apenas protegido por unas
cortinas, en cambio él habitaba en casa de cedro, una madera finísima y firme
que traían del Líbano. El cedro era un árbol grande e impresionante que daba
una madera muy apreciada para la construcción de palacios y de templos. Con él
se tallaban columnas, vigas, tablones; los paganos hacían ídolos y los marinos
mástiles para sus navíos. Su madera desprende un perfume exquisito que se
empleaba en el ceremonial de la purificación.
El rey comunicó esta preocupación al
profeta Natán y éste le dijo que hiciera lo que sentía que fuese lo mejor para
Dios. Aquí se muestra cómo estaba el corazón de David comprometido con el Señor
y cuánto le amaba. ¿Tiene usted en su corazón entregar lo mejor para Dios?
¿Qué
piensa Dios de una casa para Él?
1.
Dios no habita en templos hechos por manos humanas.
“3
En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo: / 4 Ve y di a
David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite. /
5 Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de
Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en
tabernáculo. / 6 Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra
a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo,
para decirles: ¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?” (1 Crónicas 17:3-6)
Dios le habló a Natán esa noche, para
que le dijese a David que él no edificaría un templo para Él: Dios no necesita casa ni templo para
habitar. En verdad toda Su creación puede ser Su casa, aunque Él “habita en luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16) “No habita en templos hechos por manos humanas” (Hechos 17:24) Sin embargo puede habitar
en el ser humano y, de hecho, el creyente es templo del Espíritu Santo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (San Juan 14:23) y “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19)
Dios le daría a David fama de príncipe: “7 Por tanto, ahora dirás a mi siervo David:
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las
ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel; / 8 y he estado
contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante
de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra.” (1 Crónicas 17:7,8)
Dios escogió al más humilde y menor de
los hijos de Isaí, para hacerlo grande ante los hombres. Siempre Dios ha hecho
cosas como ésta, humillar al orgulloso y vanidoso, y exaltar al humilde: “5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los
ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios
resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. / 6 Humillaos, pues, bajo
la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (1 Pedro 5:5,6)
También le comunicó a Natán que humillaría
a los enemigos de David: “9 Asimismo he
dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y
no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes, /
10 y desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré
a todos tus enemigos...” (1 Crónicas
17:9,10a)
Dios dispone que nuestros enemigos, es
decir el diablo y las tinieblas, sean repelidos de nuestro lado y nos da la
victoria en Cristo.
Dios no habita en templos hechos por
manos humanas; aunque para nuestra satisfacción o como una manera de rendirle
culto lo hagamos y construyamos templos y edificios para Él, Dios es más grande
que todo eso. Él ya ha provisto una forma de habitar.
2.
Dios mismo se edificó una Casa.
“...Te
hago saber, además, que Jehová te edificará casa. / 11 Y cuando tus días sean
cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno
de entre tus hijos, y afirmaré su reino.” (1 Crónicas 17:10b,11)
Dios le habló a Natán esa noche, para
que le dijese a David que Dios mismo se edificaría casa: “Jehová te edificará casa.” La casa que Dios se edificaría no sería
de cedro ni de oro ni de piedras preciosas, sino una casa espiritual en el
corazón de los que creerían en Su Hijo, la “principal piedra del ángulo”: “4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada
ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, / 5 vosotros
también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo.” (1 Pedro 2:4,5)
Dios daría descendencia real a David: “Cuando tus días sean cumplidos para irte
con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos,
y afirmaré su reino.” El rey David tuvo de sus esposas 19 hijos varones: 1)
Amnón, 2) Daniel, 3) Absalón, 4) Adonías, 5) Sefatías, 6) Itream, 7) Simea, 8)
Sobab, 9) Natán, 10) Salomón, 11) Ibhar, 12) Elisama, 13) Elifelet, 14) Noga,
15) Nefeg, 16) Jafía, 17) Elisama, 18) Eliada y 19) Elifelet, además de Tamar y
los hijos de las concubinas. Así lo regista la Biblia: “1 Estos son los hijos de David que le nacieron en Hebrón: Amnón el
primogénito, de Ahinoam jezreelita; el segundo, Daniel, de Abigail la de
Carmel; / 2 el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur; el
cuarto, Adonías hijo de Haguit; / 3 el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto,
Itream, de Egla su mujer. / 4 Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó
siete años y seis meses; y en Jerusalén reinó treinta y tres años. / 5 Estos
cuatro le nacieron en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán, y Salomón hijo de Bet-súa
hija de Amiel. / 6 Y otros nueve: Ibhar,
Elisama, Elifelet, / 7 Noga, Nefeg, Jafía, 8 Elisama, Eliada y Elifelet. / 9
Todos éstos fueron los hijos de David, sin los hijos de las concubinas. Y Tamar
fue hermana de ellos.” (1 Crónicas
3:1-9) La descendencia real vino por su hijo Salomón.
El texto nombra algunas de sus esposas:
Ahinoam, Abigail, Maaca, Haguit, Abital, Egla y Bet-súa o Betsabé. Pero también
sabemos de Mical, su primera esposa que no estuvo dispuesta a salir de palacio
y acompañar a su esposo en la huida. Ella fue estéril.
Dios levantó un trono eterno de su
descendencia:
“12
El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. / 13 Yo le seré por
padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité
de aquel que fue antes de ti; / 14 sino que lo confirmaré en mi casa y en mi
reino eternamente, y su trono será firme para siempre. / 15 Conforme a todas
estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.” (1 Crónicas 17:12-15)
Es indudable que este texto no habla de
alguno de los hijos de David sino de su descendiente Jesús de Nazaret, quien
edificaría la Iglesia y Su Reino sería confirmado para siempre. Dios es el
Padre de ese Rey – Hijo. La misericordia sería el ánimo del Hijo, no como el
rey Saúl, anterior a David. El trono de la casa de David es eterno y en él se
sienta el Señor Jesucristo. Natán transmitió estas palabras proféticas al rey
David.
Jesús, por línea paterna desciende del
rey David, como lo escribe Mateo: “6 Isaí
engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de
Urías. / ... / 16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació
Jesús, llamado el Cristo.” (San
Mateo 1:6,16)
Lucas señala la genealogía por línea
materna: “23 Jesús mismo al comenzar su
ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de
Elí, /... / 32 hijo de David, hijo de Isaí, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de
Salmón, hijo de Naasón,” (San Lucas
3:23,32) Al comparar ambas genealogías se observan marcadas diferencias
porque son dos líneas distintas, pero las dos nombran al rey David. Tanto María
como José eran descendientes del rey David.
Dios mismo se edificó una Casa,
escogiendo la casa de David para sacar de su descendencia a Jesucristo, el
Mesías, Salvador del mundo. Dios decidió habitar entre nosotros como el Hijo.
3.
Cristo y Su Iglesia son la Casa de Dios.
El rey David oró a Dios, expresando:
a)
Agradecimiento:
“16
Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién
soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar? / 17 Y
aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu
siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh
Jehová Dios. / 18 ¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar a
tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo.” (1
Crónicas 17:16-18)
David da gracias porque Dios ha escogido
su casa para un propósito mayor: de ella vendría el Mesías. Cuando conocemos la
voluntad de Dios para nuestras vidas, por revelación del Espíritu Santo,
nuestro corazón se derrama en agradecimiento delante de Dios.
b)
Alabanza a Dios
por Su grandeza:
“19
Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta
grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas. / 20 Jehová, no hay
semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con
nuestros oídos.” (1 Crónicas 17:19,20)
Lo que hemos vivido con el Señor, desde
el día que le conocimos y aún antes de conocerle; los testimonios que hemos
escuchado de labios de nuestros hermanos en la fe; lo que leemos en Su Palabra,
nos motiva sólo a alabarle reconociendo Su gran amor y Su grandeza.
c)
Reconocimiento
de Israel como pueblo de Dios:
“21
¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se
redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a
las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto? / 22 Tú has
constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has
venido a ser su Dios.” (1 Crónicas
17:21,22)
Reconocer al pueblo de Dios, tanto el
pueblo escogido de Israel como el pueblo gentil que ha creído en Él; discernir
la presencia del Espíritu Santo en Su Iglesia extendida por toda la Tierra, en
diversidad de idiomas, liturgias, expresiones y hasta doctrinas, es algo que a
Dios agrada y que debemos hacer cada día. Así conocemos mejor y reconocemos a
nuestros hermanos en la Familia de Dios.
d)
Petición que se
haga la voluntad de Dios en Su siervo y en su casa:
“23
Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su
casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.” (1 Crónicas 17:23)
El Señor habló no sólo acerca de David
sino de toda su casa o familia, los descendientes del rey. Nosotros, los
cristianos, decimos “hágase Tu voluntad,
como es hecha en los cielos, también en la Tierra”
e)
Engrandecimiento
del nombre de Dios:
“24
Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se
diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la
casa de tu siervo David firme delante de ti. / 25 Porque tú, Dios mío,
revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado
tu siervo motivo para orar delante de ti.” (1 Crónicas 17:24,25)
David ruega que su casa permanezca firme
delante de Dios. Está maravillado porque el Señor ha prometido edificarle una
casa. Engrandecemos Su nombre cuando Él habla y toma dominio sobre nosotros.
f)
Afirmación de fe
en Dios:
“26
Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien; /
27 y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca
perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será
bendita para siempre.” (1 Crónicas
17:26,27)
Y nosotros afirmamos también: “Tú,
Jesucristo, eres Dios que has hablado de Tus hijos todo el bien; has bendecido
nuestras familias para que permanezcan eternamente en Tu presencia y sea
bendita para siempre.”
David habló a Jehová Dios en oración,
después de haber recibido la profecía y la visión de Natán profeta. David
responde agradecido y emocionado a Jehová Dios. Esta oración de David es de gratitud
por la respuesta de Dios: haber escogido su casa, la Casa de David, para ser
levantada como Su propia Casa. Permanecería perpetuamente delante de Dios.
Cristo y Su Iglesia son la Casa de Dios.
Dios habita en Cristo y Su Espíritu Santo en Su Iglesia. Somos el Cuerpo de
Cristo en la Tierra.
ENSEÑANZAS DE VIDA:
1) Agradezcamos al
Señor por escoger por morada nuestro corazón.
2) Alabemos a Dios
por Su grandeza.
3) Reconozcamos la
Iglesia entera como pueblo de Dios.
4) Pidamos al Señor
que se haga Su voluntad en nuestra vida, casa e Iglesia.
5) Engrandezcamos
el nombre de Dios.
CONCLUSIÓN.
Cuando nos preguntamos qué piensa Dios
de una casa para Él, la respuesta es que: 1) Dios no habita en templos hechos
por manos humanas sino en Su creación, sobre todo en el corazón de Sus hijos;
2) Dios mismo se edificó una Casa, Jesucristo, el Hijo nacido de la casa de
David; y 3) Cristo y Su Iglesia son la Casa de Dios, pues habita en cada
creyente.
PARA TRABAJAR
EN EL CENÁCULO:
1)
¿Qué enseñanzas
de vida le deja este sermón?
2) ¿Cree firmemente
que Dios vive en su corazón y en qué basa esa convicción?
3) ¿Alaba usted a
Dios y por qué motivos?
4) Para su modo de
entender la fe, ¿Quiénes pertenecen a la Iglesia y son el pueblo de Dios?
5) ¿Ora usted por
esta Iglesia y en qué aspectos?
6) ¿De qué modo
podemos engrandecer el nombre de Dios?
7) ¿Es
imprescindible que una Iglesia tenga templo?
8) ¿Dónde habita
Dios?
9) ¿Conoce usted la
voluntad de Dios para su vida?
10) ¿Qué motiva a
las personas a alabar a Dios?
11) ¿Cree usted que
Israel sigue siendo el pueblo escogido de Dios o ahora lo es la Iglesia?
12) ¿Está
permitiendo que en su vida se haga la voluntad de Dios “como es hecha en los
cielos, también en la Tierra”?
13) ¿Qué gran honra
de parte de Dios recibió David y su familia?
14) ¿Cómo le ha
honrado Dios a usted?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
·
Reina, Casiodoro de (1960). “La
Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman
& Holman Publishers.
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“Concordancia
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Rizo Martínes,
José L. “Diccionario Bíblico”
Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
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(1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios
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https://es.wikipedia.org/wiki/Casa_de_David
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http://biblicomentarios.com/las-escrituras/antiguo-testamento/libros-historicos/1-reyes/lo-que-sabemos-de-las-esposas-e-hijos-de-el-rey-david/
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http://www.gotquestions.org/Espanol/genealogias-Jesus.html
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