TEMA III
SOLO ESCRITURA.
Pastor Iván Tapia
Lectura bíblica: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Salmo 119:18)
“Me postraré hacia tu santo
templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; Porque has
engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas” (Salmo 138:2)
“14 Pero persiste tú en lo que
has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; / y que desde
la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio
para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. / 16 Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, / 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:14-17)
Objetivos: a) Conocer, comprender y
practicar el postulado de la Reforma de “sólo Escritura”; b) Comprender
y defender la idea de que la Escritura es la única fuente de autoridad doctrinal del creyente; c) Comprender
que la ignorancia de la Escritura conduce al error; d) Comprender y aplicar
cómo la Escritura se interpreta por la misma Escritura; e) comprender y valorar
el concepto de que la Escritura debe ser primero entendida
gramatical y lingüísticamente; f) Comprender que la Escritura
tiene un solo sentido simple y cierto; y 6) Comprender que el sentido de las Escrituras es Cristo y el
plan de salvación.
Resumen:
El tercer postulado de la Reforma protestante del siglo XVI y que sigue vigente
es el de “sólo escritura”, el cual sitúa la autoridad doctrinal de la Biblia
por sobre cualquier otra autoridad humana, ya que ésta es la Palabra revelada
de Dios. Esta enseñanza desglosa el postulado en algunos principios básicos
para la interpretación bíblica.
A
|
ntes de Lutero, tanto en el período de los Padres de la Iglesia (siglos
III al V DC) como en el período llamado
Edad Media, la interpretación de las Escrituras era más bien alegórica y
filosófica. Al comienzo del siglo III, la interpretación de los textos
sagrados estaba especialmente bajo la influencia de la llamada escuela
catequística de Alejandría. Como gran centro cultural de la Antigüedad,
Alejandría fue la confluencia de un rico encuentro entre la cultura griega y
las tradiciones religiosas judías, las influencias fueron mutuas.
El
neoplatonismo, el gnosticismo y la filosofía griega hicieron que esta escuela
ajustara su interpretación de la Biblia al método alegórico que armonizaba filosofía y religión. Clemente de Alejandría y su
discípulo Orígenes consideraron que la interpretación alegórica era la más
apropiada para descubrir el verdadero sentido de la Palabra de Dios. Clemente
aseguraba: "Toda Escritura debe ser
entendida alegóricamente". Según él, la interpretación literal podía
proporcionar sólo una fe elemental, mientras que lo alegórico conducía al
sentido profundo y verdadero. Orígenes tendió a menospreciar el sentido
literal, a veces se refirió al sentido moralizante, pero constantemente empleó
el método alegórico, creyendo que lo conducía al verdadero conocimiento del
texto bíblico.
Otro tipo de
interpretación surgió en las iglesias de Occidente, cuyo rasgo distintivo será
el principio de autoridad de la tradición y de la Iglesia en la interpretación
de la Biblia. Así se atribuyó un valor de regla y norma a la exégesis de la
Iglesia. Se desarrolló particularmente con Jerónimo y Agustín de Hipona.
Jerónimo
consideraba que el intérprete debe estar equipado con la filología[1], la
historia y la crítica (opiniones y juicios producto de un análisis del texto),
pero más importante debía ser el amor hacia Dios, Autor de la Biblia. Defiende
la necesidad de respetar el sentido literal, pero más de una vez se dejó llevar
por la interpretación libre alegórica.
Agustín propuso
la "regula fidei" o regla de fe, es decir la autoridad de la fe de la
Iglesia. En la práctica adoptó una exégesis basada en
cuatro enfoques: histórico (historia del Texto), etiológico (origen y causa del
Texto), analógico (analogías del Texto) y alegórico (alegorías o símbolos del
Texto). Será esta cuádruple forma de interpretación la
que se desarrollará profundamente en toda la Edad Media.
Durante esta
época, la mayoría de los cristianos, incluido el clero, vivía en completa
ignorancia bíblica. La conocían sólo a través de la traducción latina de la
Vulgata y las citas contenidas en los escritos de los Padres. Era considerada
como un libro lleno de misterios, que sólo podía ser entendido de un modo
místico. En un sentido muy general, la interpretación bíblica se guiaba por
cuatro principios: el sentido literal (exacto), el tropológico (moral dirigido a
reformar o corregir las costumbres), el alegórico (simbólico) y el
analógico (uso de analogías, semejanza entre cosas distintas). Durante esta
época se estableció definitivamente el falso principio
de que la interpretación bíblica debía someterse a la tradición y a la doctrina
establecida por la Iglesia.
Los reformadores
creyeron firmemente que la Biblia era la Palabra de Dios inspirada y autorizada.
Por un lado, la
levantaron como suprema autoridad por encima y en contra de la autoridad de la
Iglesia; la Biblia y no la Iglesia, es el juez supremo de apelación para
cualquier disputa doctrinal. Por encima de la pretendida infalibilidad de la
Iglesia, los reformadores insistieron en la superior autoridad de la Biblia.
De esta postura
surgen los principios de la reforma sobre la Escritura.
¿Cuáles
son los principios de la Reforma sobre la Escritura?
1. La Escritura es la única fuente de autoridad
del creyente.
“15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús. / 16 Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, / 17 a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:15-17)
La Biblia para nosotros, los cristianos
evangélicos, es la única fuente de autoridad del creyente, tanto para la
doctrina como para la práctica. Las Escrituras tienen la
capacidad de: a) Enseñarnos el camino de la salvación por fe en Cristo; b)
Enseñar al ser humano aspectos espirituales y morales; c) Redargüir, argüir en
contra de argumentos humanos y carnales; d) Corregir al equivocado; e) Instruir
en la justicia de Dios. La Escritura es la revelación de Dios para que el ser
humano pueda ser santificado, preparado para el buen actuar.
La aplicación de este principio da por tierra con el método alegórico, que supeditaba el texto bíblico al sistema
eclesiástico o doctrinal. Lutero invierte esta relación: Dios se revela en la
Escritura, y no en la estructura eclesiástica. Así derriba muchas falsas
doctrinas. La Escritura, que antes estaba sometida al sistema doctrinal, pasa
ahora a socavar sus fundamentos. La Reforma cambia la posición de la Escritura
en relación a la Iglesia; la autoridad preponderante está en la Palabra y la
Iglesia se somete a ella.
Antes, en los tiempos patrísticos y medievales, el método de los cuatro
sentidos permitía al intérprete leer en el texto cualquier idea preconcebida.
El principio hermenéutico de Lutero en cambio confiere a la Escritura una
autoridad incontestable. De mero objeto, el texto bíblico se transforma en
sujeto. Quien se aproxima a él con este entendimiento, ya no lo hace para
juzgarlo; antes bien, es juzgado por él.
El principio de “sólo
Escritura” enseña que la Escritura es la única fuente de autoridad del
creyente.
2.
La ignorancia de la Escritura conduce al
error.
“29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo:
Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.” (San Mateo 22:29)
El
desconocimiento de las Escrituras sumió en el error a generaciones antes de los
reformadores. No leer la Biblia, no comprenderla, no estudiarla, no
considerarla, desconocer su autoridad, desconocerla como revelación de Dios,
pensar que no fueron inspirados por Dios sus escritores, es un gran error y
pecado, que nos lleva a la destrucción espiritual. Dice el salmista acerca de
la Palabra de Dios: “Lámpara
es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105)
El gran poder de
Dios se revela en las Escrituras. Es una estupidez desconocerlas.
El principio de “sólo
Escritura” enseña que la ignorancia de la Escritura conduce al
error.
3.
La Escritura se interpreta por la Escritura
misma.
“12
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que
proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, / 13 lo cual
también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las
que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” (1 Corintios 2:12,13)
Los cristianos
recibimos el Espíritu de Dios, el que ilumina nuestro entendimiento para la
comprensión de la Escritura y así podamos conocer las promesas de Dios y cómo
disfrutarlas. Esta comprensión no es humana ni por un intelecto privilegiado ni
por muchos estudios filosóficos, sino que es el trato directo del Espíritu
Santo que explica lo espiritual por lo espiritual.
Las cartas de
los apóstoles explican el Evangelio y el Evangelio da cumplimiento y explica el
Antiguo Testamento. Los textos, palabras e ideas paralelas dentro de la Biblia
explican su contenido. Aquí tenemos dos ejemplos de textos neotestamentarios
explicando pasajes veterotestamentarios:
“14
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo
del Hombre sea levantado, / 15 para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna.” (San Juan 3:14,15)
“Y la escritura,
previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de
antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las
naciones.” (Gálatas 3:8)
Toda
interpretación de la Escritura debe estar en conformidad con la analogía de la
fe o concordancia con la fe. Ésta debe corresponder absolutamente a la
enseñanza uniforme de la Escritura. La fe considerada como medida no es una norma externa y doctrinal, sino la fuerza misma de
la fe, la cual se da junto con los dones a cada uno de los portadores del
Espíritu: “3 Digo, pues, por la gracia
que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto
concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” (Romanos 12:3)
Lutero defendió el
derecho de estudiar la Biblia en privado, pero sin descuidar la necesidad de
tomar en cuenta el contexto y las circunstancias históricas en que fue escrita
la Palabra de Dios. Exigió del intérprete poseer una fuerte convicción de fe en
Jesucristo y visión espiritual para interpretar la Biblia.
El principio de “sólo
Escritura” enseña que la Escritura se interpreta por la
Escritura misma.
4.
La Escritura debe ser primero entendida
gramatical y lingüísticamente.
“10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas
hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
/ 11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron
la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las escrituras para ver si estas cosas
eran así.” (Hechos 17:10,11)
Los judíos de
Berea eran más humildes y dispuestos espiritualmente que los de Tesalónica, en
cuanto a recepción del mensaje del Evangelio. Cada día estudiaban las escrituras, buscando de corazón la
Verdad. No aceptaban las palabras si primero no las comprobaban en la
Escritura.
Es probable que
los primeros cristianos no tuvieran grandes problemas para comprender el idioma
en que estaban escritos las cartas apostólicas y los evangelios, generalmente
en griego y partes en hebreo. Debe haber sido más difícil comprender las
Escrituras antiguas y nuevas para los gentiles convertidos, aunque todo el
imperio comprendía el griego culto. Más difícil fue para generaciones
posteriores de otros idiomas europeos, cuando surgieron las traducciones
comenzando con la latina de Jerónimo. A la altura del siglo XVI ya éste era un
gran problema; de allí este principio: Antes que teológicamente debemos
comprender el Texto gramatical y lingüísticamente.
El Renacimiento
del siglo XVI impuso como norma de investigación crítica-literaria la necesidad
de trabajar con las lenguas originales; este principio fue adoptado muy
especialmente por Erasmo de Roterdam, quien preparó la primera edición crítica
del Nuevo Testamento en griego. Al mismo tiempo se publicó una Gramática y
Diccionario del Hebreo.[2] Con
estas herramientas se impulsó el estudio de la Biblia y gradualmente se fue
abandonando la metodología basada en los cuatro principios del sentido,
estableciéndose que la Biblia tiene un solo sentido.
El principio de “sólo
Escritura” enseña que la Escritura debe ser primero entendida
gramatical y lingüísticamente.
5.
La Escritura tiene un solo sentido simple y
cierto.
“15 Y tened entendido que la paciencia de
nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo,
según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, / 16 casi en todas sus
epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas
difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como
también las otras Escrituras, para su propia perdición.” (2 Pedro 3:15,16)
La paciencia del
Señor es para que la mayor cantidad de personas sean salvas. Así lo enseña el
apóstol Pablo, explica Pedro; dice que el Señor le ha otorgado sabiduría para
darlo a conocer en sus cartas, algunas difíciles de entender. Los ignorantes e
inconstantes en la fe, las tergiversan, cosa que también hacen con el resto de
las Escrituras, cosa que los llevará a la perdición eterna. No se trata de
interpretar a nuestro propio antojo la Palabra, sino de discernir el verdadero
sentido de ella.
El exégeta de la
Reforma, Juan Calvino, abarcó casi todos los libros de la Biblia, utilizando los
principios de Lutero y Melanchton de manera rigurosa. Rechazó por completo la
alegorización. Su principio fundamental se resume en su comentario: "el principal deber de un intérprete es
permitir al autor que comenta decir lo que realmente dice, en vez de atribuirle
lo que nosotros pensamos que debió decir".
El principio de “sólo
Escritura” enseña que la Escritura tiene un solo sentido simple
y cierto.
- El sentido de las Escrituras es Cristo y el plan de salvación.
“Escudriñad las escrituras;
porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las
que dan testimonio de mí” (San Juan
5:39)
Jesús nos ordena “escudriñar” las
Escrituras. Escudriñar es examinar algo con mucha atención,
tratando de averiguar las interioridades o los detalles menos manifiestos. Esto
implica un trabajo investigativo, ocupar tiempo en ello. Si a los cristianos
nos parece que en las Escrituras
se esconde la clave de la vida eterna debemos dedicar parte de nuestro tiempo devocional a “escudriñarlas”.
Al hacerlo encontraremos en ellas a Jesucristo, puesto que dan
testimonio de Él.
Lutero se afanó para encontrar a
Jesucristo en todas las partes de la Biblia, constituyendo éste un nuevo método de interpretación bíblica.
Reflexionando sobre el mensaje de la Carta
a los Romanos se convenció de que el sentido de las Escrituras es Cristo y el
plan de salvación. Esta convicción llegó a ser su principio hermenéutico. La Hermenéutica es el conjunto de técnicas
o método de interpretación de textos. Dios
se revela en Cristo y la Escritura es el libro que proclama esta revelación.
Quien no descubre en las Escrituras a Cristo, carece de la clave que las hace
inteligibles.
Pero no fue sólo Lutero quien
fijó los principios hermenéuticos de la Reforma. También lo hizo su mano derecha,
Felipe Melanchton, un humanista clásico. Sus grandes conocimientos del griego y
del hebreo hicieron de él un extraordinario exégeta. Exégesis es la explicación o interpretación de
algo, generalmente de la obra de un autor o de un texto concreto, especialmente
bíblico.
El principio de “sólo Escritura” enseña que el sentido de las Escrituras es Cristo y el
plan de salvación.
CONCLUSIÓN.
El postulado de
Lutero de “sólo Escritura” enseña que: 1) La Escritura es la única fuente de autoridad
del creyente; 2) La ignorancia de la Escritura conduce al error; 3) La
Escritura se interpreta por la Escritura misma; 4) La Escritura debe ser
primero entendida gramatical y lingüísticamente; 5) La Escritura tiene un
solo sentido simple y cierto; y 6) El sentido
de las Escrituras es Cristo y el plan de salvación.
PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Cree usted que la Biblia
es la única autoridad que debemos seguir en cuanto a doctrina y vida cristiana?
2)
¿Qué importancia han tenido en su vida las Escrituras?
3)
¿Qué consecuencias tiene el desconocimiento bíblico?
4)
¿Qué está haciendo usted para dar a conocer las
Escrituras?
5)
¿Recuerda algún texto que hable de las Escrituras?
6)
¿Qué pasaje de la Biblia le ha impresionado
más en su vida?
7)
¿Cómo opera el Espíritu de Dios en
nosotros para la comprensión de la Escritura?
8)
¿Qué libro de la Biblia se propone
estudiar pronto, para ampliar su conocimiento bíblico?
9)
¿Ha conocido personas de corazón humilde, dispuestas a
escuchar y obedecer la Palabra de Dios?
10) ¿Cree
que sea necesario comprobar en la Biblia toda enseñanza?
11) ¿Recuerda
algún texto que no comprende hasta ahora?
12) ¿Usa
otras versiones de la Biblia para comprenderla mejor?
13) ¿Por
qué a algunos cristianos les era difícil comprender las cartas de San Pablo?
¿Sucede lo mismo en la actualidad? ¿Cómo podemos resolver este problema?
14) ¿Qué
tergiversaciones de la Escritura ha oído usted? ¿Considera que sea conveniente
precaver de esto a los que desconocen la Biblia o la han estudiado poco?
15) ¿Qué
método utiliza para interpretar la Palabra de Dios?
16) ¿Será
necesario para los que estamos en la Gracia “escudriñar” las Escrituras?
BIBLIOLINKOGRAFÍA.
- Reina, Casiodoro de (1960). “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
- MacArthur, John. (2011). “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc.
- (1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
- (1960). “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
- "Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
- "Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
- Rizo Martínes, José L. “Diccionario Bíblico” Recuperado de: http://es.scribd.com/doc/50636670/Diccionario-Biblico-Jose-L-Rizo-Martinez#scribd
- (1966, 1970, 1979, 1983, 1996) “Dios habla hoy” ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, Disponible en: https://www.biblegateway.com/versions/Dios-Habla-Hoy-DHH-Biblia/
- "Breve historia de la hermenéutica bíblica”, disponible en http://www.centraldesermones.com/estudios-biblicos/1640-breve-historia-de-la-hermeneutica-biblica
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