ISAÍAS, EL PROFETA MESIÁNICO
CAPÍTULO 24
(SEGUNDA PARTE)
LA HORA DE LA PRUEBA
© Pastor Iván Tapia
“17
Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. / 18 Y acontecerá que el
que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio
del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y
temblarán los cimientos de la tierra.” (Isaías 24:17,18)
En el tiempo de la gran tribulación, tres
peligros habrá para los moradores de la Tierra: el terror, el foso y la red.
Cada uno de ellos es una forma de cacería que se daba en el tiempo de Isaías y
corresponden a lo que se experimentará como amenaza en la gran tribulación:
El miedo o “terror” se multiplicará en todo lugar; miedo a
los desastres naturales, al ataque enemigo, al gobierno y a eventos
sobrenaturales.
La muerte que acechará en todas partes como juicio de Dios,
como efecto de la persecución o la acción del gobierno, la maldad de otros
hombres, la guerra o eventos naturales. La profecía la simboliza como “foso”.
Como ya se ha señalado, aquél será un tiempo de mucho dolor y muerte “porque habrá entonces gran tribulación,
cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.”
(San Mateo 24:21)
El engaño o “red” será el tercer peligro. Por las bondades
que inicialmente traerá el gobierno del Anticristo, muchos serán engañados
pensando que ya ha llegado aquel tiempo del Reino de Dios, la paz y seguridad
de un gobierno Milenial. Valen aquí las palabras del Maestro advirtiendo: “…Mirad que nadie os engañe.” (San Mateo 24:4)
La mayoría de las personas será atrapada por
alguno de estos tres enemigos: el miedo, la muerte o el engaño. Se escapará de
uno pero caerá en otro; no se puede huir del juicio de Dios, sólo la cruz le
satisface.
Esta parte de la profecía habla a los
moradores del planeta: “Terror, foso y
red sobre ti, oh morador de la tierra.” Es una palabra a los “moradores de
la tierra” y no a los moradores del Cielo, como cuando blasfema el Anticristo. “Y abrió su boca en blasfemias contra Dios,
para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.”
(Apocalipsis 13:6)
En varios pasajes de Apocalipsis se muestra a los moradores de la Tierra en el
tiempo de la gran tribulación:
·
“Por
cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la
hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los
que moran sobre la tierra.” (Apocalipsis 3:10)
·
“9
Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido
muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. / 10 Y
clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no
juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis 6:9,10)
·
“Y
los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y
se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado
a los moradores de la tierra.” (Apocalipsis 11:10)
·
“12
Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace
que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya
herida mortal fue sanada. / 13 También hace grandes señales, de tal manera que
aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. / 14 Y
engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha
permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la
tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y
vivió.” (Apocalipsis
13:12-14)
“Morador de la Tierra” es todo aquel que no
ha entregado su vida a Jesucristo, el cual mora en los cielos. Los primeros
serán castigados y luego de ese castigo vendrá el verdadero Reino, justo y
santo; entonces alumbrará el Sol de Justicia: “1 Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los
soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los
abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. /
2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus
alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.” (Malaquías 4:1,2)
Para los pecadores no arrepentidos “temblarán los cimientos de la tierra” en
cambio para los hijos de Dios “de lo alto
se abrirán ventanas” de eterna bendición.
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